— Theo, deja de molestar a tu hermana por favor
El niño me mira haciendo un mohín, cruza sus brazos a modo de protesta y se va hacia su cuarto.
Federico no para de reirse a carcajadas
—No te rías, siempre termino yo siendo la mala con él porque tú nunca lo querés regañar, el niño no puede hacer siempre lo que quiera Fede, eso no es bueno
—Está bien señora Lombardi, discúlpeme por mis malas acciones, no lo hago a propósito, es solo que mi bien corazón no me permite regañarlo
—Tú sabes mucho. Estoy cansada de decirte que no me digas Lombardi, por algo decidí mantener mi apellido de soltera, no quiero que todos piensen que he logrado mis éxitos profesionales por estar casada con Federico Lombardi
—¿Tú crees que es tan fácil crear una empresa propia solo porque esté
Este último año ha sido realmente estresante. Todo lo que he hecho prácticamente ha sido solo trabajo y, a pesar de que me encanta observar como mis esfuerzos van dando frutos, estoy extenuada. Necesito tiempo para dedicarle a mi familia, a mi bebé que no para de crecer y a Fede que hace todo lo posible día a día para hacerme feliz. No tengo nada de lo que quejarme. Contrario a todo pronóstico, la decisión de quedarme a su lado fue la mejor que pude haber tomado. Él ha hecho todo lo que ha estado a su alcance para mejorar, para ser un buen padre y un excelente compañero.Nuestras discusiones han quedado en el pasado. Me di cuenta por mí misma que todos fueron malentendidos entre los dos. Él nunca quiso hacerme daño, incluso después de todos mis esfuerzos por hacérselo a él en un inicio.La relación entre Fede y Theo marcha mucho mejor de lo que me gustara. Es él quien le lee cuentos por las noches antes de dormir, quien lo lleva a jugar todas las tardes, quien lo cuida cuando yo est
Un calor abrazador hace que mis ojos se abran. Miro hacia las ventanas y ya está el sol fuera, pero esa no es la razón por la cual siento tanto vapor.Federico está sobre mí, su piel desnuda acaricia la mía y sus labios juguetean en mi cuello. El movimiento de sus caderas hace que sienta su pene chocando contra mi pelvis.Él está ansioso, lo conozco ya. Probablemente llevara un rato intentando despertarme. Sonrío porque de todas las maneras que tiene de darme los buenos días, esta, sin dudas, es mi favorita. Mi interior comienza a humedecerse de inmediato, como respuesta a sus estímulos, así que, para complacerlo y hacerle saber que ya estoy despierta, comienzo a acompasar mis caderas con sus movimientos.Es tanta la complicidad que tenemos entre nosotros que pareciera que hemos coreografiado cada uno de nuestros movimientos, son tan armoniosos, tan emplazados como los engranajes de un reloj funcionando a la perfección.Su respiración comienza a acelerarse cada vez más, soltando aire
No tengo la menor idea de a dónde nos está llevando Federico, solo sé que llevamos horas en este avión y que ya tengo deseos de llegar. La ansiedad y la emoción están haciendo de las suyas, necesito saber a dónde vamos.Cuando por fin aterrizamos pude notar que todas las señales y carteles del aeropuerto estaban en italiano ¡No puede ser, no puede ser! – ¿Estamos en Italia? Me giro hacia él para plantearle la pregunta y es evidente como estaba esperando que esta fuera mi reacción, sus labios se elevaron formando una sonrisa perfecta, es tan guapo que no me acostumbro todavía. – Pues sí, estamos en Italia y estaremos por quince días, son las vacaciones que te mereces, bueno, nos merecemos. Has trabajado muy duro cielo, jamás había visto a la empresa como ahora. Estoy muy orgulloso de ti, eso tienes que saberlo y merece un premio también, por eso estamos aquí – No me lo puedo creer ¿es en serio? Pellízcame por favor – Pues créetelo ¿todavía no tienes idea de lo mucho que has hecho
Despierto a la mañana con el peor dolor de cabeza de la vida y muerta desueño,pero el sonido de mi móvil me impidió continuar durmiendo– ¿Sí?– Pitufina, ¿dónde estás?– ¿Lis?– Sí, soy yo, estoy en el hotel, ¿cuál es tu número de habitación?– Emmmm –miré hacia todos lados tratando de buscar algo que me lo indicara hasta darme cuenta que justo en la mesa de noche había una tarjeta que decía “Habitación 27”- en la veintisiete, creo– ¿Cómo que crees?– Sí, no estoy segura– Espera, estoy cerca, voy a tocarPasaron un par de minutos y la puerta estaba sonando. Abrí y efectivamente era Lis– ¿Cómo no vas a saber el número de tu habitación?– No lo sabía Lis, no fue como que anoche le presté mucha atención a esos detalles– ¿Y Federico? –dijo
Lo miré asustada, después de que había escapado de él lo menos que quería era que me encontrara y menos en este estado de embriaguez extrema que tengo. Él, por su parte, no deja de mírame, me tiene los ojos puesto encima y creo que cada vez se acerca más a mí. – Pero si mira a quién tenemos aquí, la chica fugitiva – ¿Cómo? Yo no soy ninguna fugitiva – ¿Qué no? Si en cuanto fui a tu encuentro hace unas horas saliste literalmente corriendo con tu amiga – ¿Amiga? ¿Dónde está esa traidora? –ya me iba sintiendo un poco rara, además del mareo tenía una sensación rara en mi estómago – ¿Cuántas copas te has tomado? –me preguntó sin dejar de mostrarme su dentadura perfecta con una sonrisa – No han sido copas, han sido shots –dije sintiéndome orgullosa de mí – Ok fiera, ¿Cuántos shots han sido? – No lo sé, probablemente demasiados –sentía que la lengua se me enredaba de una forma mu
Los siguientes meses pasaron como agua, es increíble lo rápido que se va el tiempo cuando uno se divierte, salía casi todas las noches con Lis, a discos, a bares, a cenas. Mi círculo de conocidos aumentó considerablemente, ya no era Cristel, la desconocida, la solitaria, ahora las personas me buscaban porque afirman que soy divertida y que la pasan bien conmigo. Eso sí, me juré que todas las noches no iba a estar con un chico diferente, no me sentí muy bien después de esa noche con Federico, incluso ahora, cuatro meses después todavía me continuaba sintiendo mal. Mi objetivo era disfrutar, pasármelo bien, hacer mi vida más entretenida, no cambiar de chico como cambiar de cama. Suena mi teléfono, es Lis – Dime preciosa – Pitufina, ¿qué te falta? –estaba en el trabajo y ella ya ansiosa esperando mi salida, habíamos quedado en ir a cenar juntas – Lis, llevo to
¿Embarazada? Yo no puedo estar embarazada, no es posible. Estoy en shock, es como si mi cerebro se hubiese desconectado del resto de mi cuerpo. No tiendo a hacer nada, a decir algo mucho menos, solo estoy mirando fijamente los resultados que la doctora me entregó donde pone con letras rojas y mayúsculas “EMBARAZO”.No doy crédito, mientras más lo pienso, menos creíble lo siento. Hace cuatro meses que no tengo relaciones con ningún chico, me lo prometí seriamente y hasta ahora lo he cumplido al pie de la letra, después de mi noche con el tal Lombardi me juré que no iba a hacer esas cosas jamás y es imposible que esté embarazada de él. Han pasado cuatro meses en los que no he tenido síntomas de nada y mi período no ha faltado.Definitivamente tienen que repetirme los análisis una vez más, estoy segura de que se equivocaron en el laboratorio. Que me realicen más pruebas, que me den una prueba de embarazo, lo que sea, no estoy embarazada, no puedo estarlo.
Traté de dormir un poco, pero me fue imposible, la ansiedad me estaba consumiendo rápidamente. Fui a la cocina incontables veces, picoteé toda la comida que me encontré. Revisaba mi móvil, lo volvía a revisar. Puse la tele, cambié para cientos de canales. Intenté leer. Nada me calmó, solo podía pensar en marcar el número que Lis había dejado a mi lado.Sería muy egoísta de mi parte no contarle esto a Federico, tiene el derecho de saberlo, es su hijo, de la forma en que se lo tome ya es decisión de él, además, no quiero que este niño me reproche el día de mañana que no le di la oportunidad de tener un padre, una figura paterna que esté a su lado.Estos pensamientos hicieron que me decidiera de una vez por todas, tomé el móvil en mi mano y marqué su número. Dio tono varias veces y justo cuando pensé que no iba a responder escuché su voz–¿Hola? –el corazón comenzó a latirme a millón, su voz quebradiza me hizo volver a recordar todos los detalles de aquella noc