Un plan macabro..

El corazón de Ana parece detenerse mientras oye la conversación entre su esposo y Sofía. La mujer en la que tanto confió. No podía creer que fueran capaces de semejante atrocidad. Hasta ese instante estaba segura del amor de Pablo, aunque su situación los había distanciado el último año. Fue desesperante oler como el aroma a whisky teñido de deseo y traición impregnaba el ambiente, pero peor aún fue enterarse de un acto tan abominable como lo era el que su esposo y su mucama estuvieran planeando deshacerse de ella sin remordimientos ni miramientos. Quiso girar la silla e irse pero algo le decía que siguiera escuchando.

—Tenias que oírla mi vida, es tan estúpida: “gracias Sofía, no sé que haría sin ti” —ambos sueltan a reír y chocan sus vasos con actitud burlona y descarada. Ana lucha por no dejar salir las lágrimas.

—Ahora, retomemos nuestra conversación. ¿Estás segura de que el veneno para los nervios es suficiente? Tengo que asegurarme de que mi estúpida esposa al menos no pueda escapar. Tengo que ganar algo de tiempo antes de dar la estocada final.

La mucama le respondió con una sonrisa maliciosa. —No te preocupes, mi señor. Si voy añadiendo pequeñas dosis a sus comidas, incluso si el médico la examina, no encontrará nada inusual, cada día despertará sin fuerzas y podremos llevar a cabo nuestros planes— Hay un silencio. Entonces Ana observa como con lascivia se besan. Ana siente un nudo en su garganta. Su corazón se llena de dolor pero la ira puede más y domina su ser. Quiere entrar y enfrentarlos. Aún le cuesta creerlo. Enseguida siente ganas de gritar de impotencia. Debe pensar rápido en como escapar de las garras de su esposo y su amante. Miles de pensamientos se cruzan por su cabeza. La matarán si no escapa antes. Entonces como si fuera poco su decepción, coraje y desesperación, de pronto oye gemidos que la hacen volver a la cruel realidad. Al fijar su vista por la fina abertura mira cómo Pablo la ha puesto contra la pared y con movimientos feroces le hace el amor. Ana no puede evitar llorar. Las lágrimas recorren sus mejillas. Su corazón parece que va a estallar igual que su cabeza.

—Me gustas Sofía. No eres como la imbécil de Ana. Desde ese maldito accidente me echó de la habitación y nunca más quiso que la tocara.

—Yo sabré compensar ese abandono mi amor, estoy loca por ti , te daré todo lo que tu esposa no podrá darte nunca. Seré tuya cuando y como quieras, sabes que ha sido así desde siempre, por eso estás conmigo y no con ella— Las palabras de Sofía parecen volver aún más loco de deseo y excitación a Pablo quien toma a la mucama con mucha pasión y esta grita de la afectación. Ana gira rápidamente la silla y se conduce a su habitación esperando que solo sea una pesadilla. Pero el fuerte dolor en su corazón y el temblor en sus manos, les dejan claro que todo eso fue tan real como el insoportable aire que con dificultad se cuela en sus pulmones. Enseguida pasa el seguro a la puerta y mira perpleja a la nada asimilando lo que acaba de ver y escuchar. Con dificultad intenta meter aire a sus pulmones, su respiración es entrecortada y el fuerte temblor de sus manos ahora ocupa todo su ser. Desde hace un tiempo que su amor por Pablo se ha enfriado. Eso no quiere decir que no le duela saber que no solo le es infiel sino que además desea asesinarla.

Las horas pasan y Ana no logra dormir. Siente que todo ese mundo de estabilidad y seguridad acaba de hundirse. Aunque está invalida se sentía protegida. Estaba convencida de que Pablo era un hombre honorable que cumpliría la promesa echa al padre de ella antes de morir, protegerla de todo y de todos. Entonces se encierra en el baño y llora impotente. De pronto el coraje de ser una mujer valiente la invade, trata de pensar con claridad mientras limpia sus lágrimas con aspereza y sale del baño.

“ Ahora no Ana, no llores, lo que tienes que hacer es pensar como escapar de aquí “ se dice tratando de Llenarse de valor. “No puedo tomar los medicamentos ni siquiera podré comer la comida que me traiga esa mujer.” Se repite. Entonces apaga la luz y finge dormir. Necesita estar bien alerta por si debe huir. Aunque no sabe cómo lo hará. Entonces se acuerda de Magda, su mejor amiga. Aunque no ha vuelto a saber de ella, los primeros meses desde el accidente se volvió una amargada y no quería saber de nadie luego cuando quiso salir o ansiaba ver a las personas que algún día formaron parte de sus amistades, Pablo le prohibió hacerlo. No la dejaba hablar con nadie y poco a poco Ana empezó a acostumbrarse a su nueva situación. Decidida toma su móvil y busca con desesperación el contacto.

Entonces respira aliviada aunque aún temblorosa al conseguirlo.

“¿ Quien habla?” Ana se siente mal de que ni siquiera haya sido capaz antes de escribirle , temía que esta la juzgara severamente por dejar que Pablo la controlara de ese modo.

“Soy Ana”

“ Ana , ¿ Ana Bennet ? Ana, amiga, que bueno que me llamas, he estado muy preocupada por ti , ¿Estás bien” Ana solloza y pronto intenta retomar la compostura.

“ Magda, amiga…”

“¿ Que sucede? Intenté mucho contactarte pero tú esposo te negaba …. Tiene que ser algo muy malo para que hayas sollozado, eres muy fuerte , dime qué pasa por favor” Ana le cuenta. Está angustiada y no sabe cómo escapar en su situación. Magda no puede creer lo que Ana le está contando.

“ Deberías llamar a la policía “ sugiere preocupada.

“ No , la policía y Pablo están del mismo lado, tiene muchísimas influencias y no se en quien confiar, es peligroso , no debo alertarlo, no se que hacer Magda, soy fuerte pero tengo mucho miedo “

“Ya se que haremos Ana, mira, compraré de inmediato un pasaje y viajaré a Francia, estoy de vacaciones así que ya mismo preparo mi maleta , no voy a dejarte un día más con ese hombre… Pero Pablo… ¿ Cómo es posible?” susurra esto último.

“¿ Harías eso por mí Magda?” Pregunta Ana limpiando una lágrima. Magda le sugiere colgar la llamada y estar preparada. No va a dejarla sola. Irá a francia, hace mucho que buscaba una excusa para regresar, se fue huyendo de un amor tortuoso pero regresar para ayudar a su amiga es algo que no dejará pasar. Llena de ansiedad y angustia prepara su maleta, teme llegar a la mansión Worthington y que sea muy tarde.

.

A la mañana siguiente Ana abre los ojos. Entonces mira sobre la mesa auxiliar la bandeja que la mucama había puesto allí con el desayuno. Aunque su estómago rugía por el hambre sabía que no debía comer eso. Entonces al mirar al otro lado de la cama mira a Sofía. Su corazón parecía inundarse cada vez más de decepción, tristeza e impotencia. Quería gritarle que era una hipócrita y una cualquiera pero no era el momento de hacerlo.

—Por fin despierta señora— Le muestra una falsa sonrisa.

— Buenos días Sofía.

—Le he traído su desayuno. Aproveche de comerlo aún caliente. Sé cuanto le gustan los croissant, y el café cargado. Que tenga buen apetito —Pero Ana la sorprende.

—No Sofía. Por favor, lléveselo. Mi estómago se ha descompuesto y no tengo deseos de comer nada— Ana observa como el semblante de la mucama se endurece. Parece enojarse. Tanto que su puño se aprieta.

—¿ Acaso no pudo descansar bien anoche señora? Tiene mala cara. No es normal que se enferme, siempre es usted una mujer muy sana.

—No. Dormí muy bien. Tal vez algún virus. Seguramente y ..

—Pues no aceptaré un no por respuesta señora. Es mi deber ver qué usted se alimente bien— Ana suspira. No desea levantar sospechas. Sofía la mira fijamente. Es verdad, Ana no suele ser enfermiza y la mucama podría sospechar que sabe algo. Entonces toma la bandeja con cuidado y sonríe fingido.

—Pero , se ve delicioso y sería un desperdicio no comerme toda esta delicia — dice y toma un bocado del croissant. Sofía sonríe satisfecha.

— Vendré a buscar la bandeja más tarde. Ahora tengo algunas cosas que hacer— dice. Ana asiente. Sofía sale de la habitación y Ana no puede perder más tiempo. Escupe el bocado y se pasa rápidamente a la silla. Lleva la bandeja hasta el baño y bota todo en la papelera. Entonces se provoca el vómito.

Ana vomita y durante bastante tiempo permanece en el baño. Ha vomitado mucho y ahora se siente bastante débil. Entonces oye a una mucama tocar la puerta con insistencia.

—¡ Señora! ¿ Necesita ayuda? — Ana respira agitada. Siente su cabeza dando vueltas y además se siente mal por tener que fingir. No sabe cuánto tiempo pueda ocultar lo que ha descubierto y sus emociones ante Pablo y Sofía.

—¡ No! ¡ Gracias Jolie! ¡ Puede retirarse!— grita muy afectada.

—¿ Está segura?— Ana le ordena que se vaya.

Jolie se reúne con las demás mucamas y comenta la situación.

—No necesitó mi ayuda, es extraño. Normalmente debo entrar y ayudarla a subir al inodoro. Es muy extraño. Solo me gritó que me fuera— Comenta. Entonces Sofía que estaba cerca escucha con atención. El corazón de la mucama se acelera. Entonces corre al jardín y llama a Pablo.

“Tenemos que actuar pronto” dice y le comenta lo que oyó decir a Jolie.

Ana está sobre su cama y solo aceptó tomar un té que le preparó el ama de llaves , una mujer madura en quien cree que podría confiarse. Le rogó encarecidamente que nadie supiera de su petición y le prometió considerarla muy bien si le ayudaba. Entonces pensativa considera cuáles serán sus próximos pasos para escapar lo antes posible. De pronto la puerta se abre sobresaltándola. Es Pablo. El corazón de Ana se arruga al verlo. Le duele que el hombre al que Tanto amó sea capaz de actuar en su contra del modo que lo está haciendo.

—Pablo— susurra cubriéndose con la cobija. Fue una acción no premeditada. Se siente ahora como si él fuera un completo desconocido.

—¿ Cómo estás?

—Estoy bien. Gracias— dice sin mirarlo.

— No lo parece. Luces muy mal. Dicen las criadas que estás enferma. ¿ Es cierto?

— Y que si lo estuviera , Pablo. Soy humana. Es de humanos enfermar en ocasiones ¿No?— Por más que quiso no pudo responderle de otro modo más amable. Recuerda como planeaba su muerte y como le hacia el amor a la mucama y le duele cada fibra de su ser.

—Necesito pedirte algo Ana— dice y se acerca más sentándose a un lado de la cama.

—¿ Que quieres? Dímelo.

— Sabes que intentamos tanto concebir. Ese accidente te dejó estéril y creo que si ..

—¿ Que intentas decirme?— pregunta mirándolo con intermitencia. Mientras lo mira aprieta la sabana con su puño. Quiere golpearlo, odia que sea tan descarado.

—Verás Ana. Tal vez podamos salvar lo nuestro. Quiero que adoptemos. ¿ No te emociona?— Ana abre su boca muy confundida. ¿ Qué rayos se trae este hombre? ¿ Cómo es que quiere acabar con ella , asesinarla y a la vez le pide que adopten un hijo? Ella lo mira muy confundida.

—Pero…

—Ya va, no respondas aún. Hazlo después que lo veas— Ana mira perpleja como se levanta y camina hasta la puerta. La abre y hace un gesto. Entonces un pequeño niño de unos cinco años entra seguido de Sofía. Ana mira a Pablo.

—¿ Que significa esto Pablo?— Él sonríe con amplitud.

— Es nuestro hijo Ana. Solo hace falta que firmes— Entonces saca una hoja de su chaqueta para que la firme. Ana hace una negación.

—¿ Adoptarlo? ¿ Que locura es esta, Pablo?— Ana se da cuenta de algo muy perturbador. Es muy parecido a su esposo. Tiene sus mismos ojos, verdes como aceitunas. Y el mismo tono de cabello. “ No puede ser “ se dice.

— Acércate Tom, quiero que conozcas a Ana. Ella será tu mamá , ¿ Te gustaría? — El pequeño se esconde detrás de Sofía con timidez mientras Ana sospecha que estos dos son mucho peores de lo que sospechaba.

— Bien. Arréglate cariño, Sofía por favor ayude a mi esposa a vestirse, cenaremos los tres para conocernos , ¿ Te parece campeón?— dice revolviendo el cabello del pequeño mientras lo saca de la habitación y Ana se queda a solas con Sofía. Esta la mira con gesto sonriente y caminando hasta el armario toma un vestido para Ana quien accede a cenar con Pablo y el pequeño sin saber que oscuras intenciones tendrán Pablo y Sofia al meter a ese pequeño en sus planes. Ella suspira. Entonces asiente y finge delante de su mucama. Solo espera poder escapar cuánto antes.

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