Cariñitos, apenas me pude poner a escribir, harélo posible por dejarles un capítulo más, sino será mañana temprano! Besoooooos
Amir Entro en la sala de conferencias con paso firme, llevando conmigo las carpetas llenas de información detallada sobre Karim y sus actividades ilícitas. Isaias y Aida ya están esperando, listos para discutir los próximos pasos en nuestra búsqueda. —Bueno, ya estamos aquí, podemos dejar los formalismos a un lado y empezar —Digo, una vez me presentan a Aida, la tercera del equipo de agentes. Isaias asiente en respuesta, mientras que Aida me mira con una expresión expectante. Es hora de poner todas las cartas sobre la mesa. —He estado siguiendo la pista de Karim durante más de seis años —comienzo, abriendo una de las carpetas y pasando las páginas con determinación—. Pero fue hace unos tres años cuando la investigación tomó un giro más serio. Noto cómo Aysha, la mujer que se parece tanto a Samira, se tensa ligeramente al escuchar mis palabras. Es curioso, su reacción me llama la atención, como si no estuviera al tanto de algo que los demás ya conocen. Isaias interviene antes de q
Samira La reunión se terminó hace ya varias horas y yo no puedo dejar de pensar en nada de lo que Amir dijo. Y siendo honesta me siento totalmente confundida y desconfiada, porque, si sus palabras son ciertas, y creo que lo son, pues nadie lo desmintió, entonces él no solo si me buscó, sino que además pidió ayuda a la organización de inteligencia más grande del país. Ayuda a la que nunca respondieron. Y hay una cosa de las que dijo, o bueno varias cosas, que no puedo sacarme de la cabeza, y una de ellas es la certeza de que, si le hubiesen contestado, yo no habría padecido ni la mitad de lo que viví bajo el yugo de ese monstruo. No tengo duda qué, mentiroso o no, me haya usado o no, me quisiera o no, Amir Rahal me habría sacado de ahí como fuera. Y son esas mismas certezas las que ahora mismo tienen a mi corazón latiendo como loco y a mi mente vuelta un desastre. Y es justo ahí cuándo entra la segunda cosa que me tiene tan confundida, y es el hecho de que él pudo verme a los ojos
Amir Me encuentro en el casino del hotel, rodeado de luces brillantes y el constante zumbido de las máquinas tragamonedas. No tengo idea de por qué estoy aquí, pero sé que no quiero volver a esa mansión vacía que me recuerda a Samira en cada rincón. Mis pensamientos están enredados en un torbellino de recuerdos y emociones cuando el grito de un niño me hace girarme y de repente la veo. Samira, o más bien Aysha, está sola con los niños, uno de ellos el diablillo. Un sentimiento protector se apodera de mí al instante cuando noto su rostro alterado y sin dudarlo me acerco a ellos. No puedo permitir que esa mujer y sus pequeños estén solos en medio de la noche. Me acerco a ella con paso decidido, sin importar las miradas curiosas de los demás presentes en el lobby. La veo intentar alejarse, pero soy más rápido que ella. —Aysha —llamo suavemente, deteniéndola antes de que pueda escapar—. ¿Ocurre algo? ¿Necesitas ayuda? Mi voz suena más suave de lo que pretendía, pero no puedo evitar s
Amir Incapaz de poder seguir sentado y con mis pensamientos atormentandome, me pongo en pie antes de decir: —Iré a la cafetería por un poco de café, te va a ayudar.—ni siquiera espero una respuesta, simplemente me alejo lo más rápido que puedo, sintiendo que puedo volver a respirar. El camino hasta allí es breve, pero mis pensamientos están ocupados con los recuerdos que el hospital despierta en mí. No puedo evitar revivir momentos pasados, especialmente aquellos relacionados con Samira y su tratamiento. Sin embargo, mi ensoñación se interrumpe abruptamente cuando una figura conocida se cruza en mi camino. Es el doctor Yácaman, el médico que trató la ceguera de Samira hace años. Su presencia inesperada me sorprende, y al reconocerlo, sus palabras reavivan viejos resentimientos. —Señor Rahal, esto sí que es una sorpresa—, comenta el doctor Yácaman, acercándose a mí con una expresión de asombro genuino. —Hace mucho que intenté hablar con usted para seguir el tratamiento de la seño
Samira Las emociones me están sobrepasando en estos momentos y decir que puedo manejarlo sería toda una mentira. Mis manos tiemblan mientras abrazo al pequeño Malek que finalmente después de mucho batallar se ha quedado dormido en mi regazo y mis ojos sin poder evitarlo van desde la sala dónde llevaron a mi hijo, hacia el lugar por dónde desapareció Amir hace ya varios minutos. No entiendo porque le he permitido que esté aquí, debí haberle dicho que podía irse, pero lo cierto es que tenerlo cerca crea una sensación de seguridad en mí que hace mucho tiempo no sentía. Ni siquiera con Isaias. El sonido de los pasos me hace girar de inmediato el rostro y entonces ahí está él y santo alá, yo no puedo dejar de verlo. Hace más de tres años, cuando vivíamos juntos lo único que yo deseaba era poder recuperar mi vista y detallarlo de pies a cabeza, cuándo todo se destruyó no pensé que tendría la oportunidad de hacerlo, ni siquiera que quisiera, pero ahora todo es confuso y estoy por pensar qu
Amir Ese niño… Alá, no sé si es que estoy enloqueciendo, pero no puedo sacarme de la mente los ojos de ese pequeño, porque eran exactos a los míos, iguales a los de mi madre y eso hace que mi mente empiece a martirizarme porque no sé si me estoy inventando todo esto o realmente está pasando. Y mejor ni hablar de Malek, pues su mirada es el vivo retrato de los ojos de Samira. Mi Samira… Han pasado ya tres días desde que llevé a Aysha al hospital, Isaias me dijo que mañana debíamos volver a reunirnos, pero sinceramente mi mente no está concentrada en Karim, lo único en lo que puedo pensar en si Samira estaba o no embarazada y en si Aysha es Samira. Dios mio, creo que ya ni siquiera yo mismo entiendo el enredo que se ha convertido mi mente, y es justo por eso que he pedido ayuda, porque mi objetividad en este caso no es la mejor. La puerta de mi oficina se abre y veo Said entrando junto a un hombre que conozco bien, pues es el mejor investigador privado de todo el maldito continente.
Samira Finalmente Isaias ha regresado con Aida y yo no podría estar más ansiosa por varias razones. La primera es que nuevamente vamos a reunirnos con Amir para empezar a planear toda la trampa que le pondremos a Karim. Ese es un plan que me tiene con los nervios de punta, pues yo más que nadie sé que Karim sueña con el día que pueda sacarlo del camino y me aterra pensar que las cosas no salgan como estamos esperando. No podría soportar si algo le pasara a Amir y yo nunca le hablara de los bebés… Nunca dí la cara como Samira. Y la segunda es que necesito saber la verdad. He estado esperando estos tres días como loca a que ellos regresaran, pues no es una conversación que quiera tener por teléfono, pero necesito enfrentarlos. Todo este tiempo he vivido con la idea de que Amir me dejó a mi suerte y nunca nadie me ha desmentido o me ha sacado del error, sin embargo, si lo que dijo mi esposo en la primera reunión es cierto y él pidió ayuda, si me buscó, entonces no entiendo porqué no m
Amir Ha llegado el momento de volvernos a reunir todos y debo admitir que esperaba en estos momentos tener algo de información sobre Aysha, pero lo cierto es que es un maldito fantasma, lo cuál viéndolo de alguna manera, también es una respuesta por si sola. La identidad existe, hay algunos registros de vivienda y empleo, pero todo desde hace unos 3 años, más allá no hay nada sustancial, solo información de relleno, lo cuál no puede ser una coincidencia, pues es ese el tiempo que lleva Samira desaparecida. Estoy más ansioso que nunca mientras camino por los pasillos del hotel y cuándo veo el salón en el que vamos a reunirnos no dudo en acercarme, sin embargo, antes de abrir la puerta llega hasta mí la voz de Isaias y, aunque no alcanzo a escuchar sino el final de lo que creo es una discusión, puedo decir que él no parece nada feliz. —...A menos que quieras perder toda nuestra ayuda. No sé a quién le está diciendo aquello, pero lo único que se escucha después de sus palabras es el