Holaaaa holaaaa, que cada vez se acercan maaaaas!!! La verdad tarde o temprano sale a la luz, ya veremos como les va estos dos. Besoooos
Amir Me encuentro en el casino del hotel, rodeado de luces brillantes y el constante zumbido de las máquinas tragamonedas. No tengo idea de por qué estoy aquí, pero sé que no quiero volver a esa mansión vacía que me recuerda a Samira en cada rincón. Mis pensamientos están enredados en un torbellino de recuerdos y emociones cuando el grito de un niño me hace girarme y de repente la veo. Samira, o más bien Aysha, está sola con los niños, uno de ellos el diablillo. Un sentimiento protector se apodera de mí al instante cuando noto su rostro alterado y sin dudarlo me acerco a ellos. No puedo permitir que esa mujer y sus pequeños estén solos en medio de la noche. Me acerco a ella con paso decidido, sin importar las miradas curiosas de los demás presentes en el lobby. La veo intentar alejarse, pero soy más rápido que ella. —Aysha —llamo suavemente, deteniéndola antes de que pueda escapar—. ¿Ocurre algo? ¿Necesitas ayuda? Mi voz suena más suave de lo que pretendía, pero no puedo evitar s
Amir Incapaz de poder seguir sentado y con mis pensamientos atormentandome, me pongo en pie antes de decir: —Iré a la cafetería por un poco de café, te va a ayudar.—ni siquiera espero una respuesta, simplemente me alejo lo más rápido que puedo, sintiendo que puedo volver a respirar. El camino hasta allí es breve, pero mis pensamientos están ocupados con los recuerdos que el hospital despierta en mí. No puedo evitar revivir momentos pasados, especialmente aquellos relacionados con Samira y su tratamiento. Sin embargo, mi ensoñación se interrumpe abruptamente cuando una figura conocida se cruza en mi camino. Es el doctor Yácaman, el médico que trató la ceguera de Samira hace años. Su presencia inesperada me sorprende, y al reconocerlo, sus palabras reavivan viejos resentimientos. —Señor Rahal, esto sí que es una sorpresa—, comenta el doctor Yácaman, acercándose a mí con una expresión de asombro genuino. —Hace mucho que intenté hablar con usted para seguir el tratamiento de la seño
Samira Las emociones me están sobrepasando en estos momentos y decir que puedo manejarlo sería toda una mentira. Mis manos tiemblan mientras abrazo al pequeño Malek que finalmente después de mucho batallar se ha quedado dormido en mi regazo y mis ojos sin poder evitarlo van desde la sala dónde llevaron a mi hijo, hacia el lugar por dónde desapareció Amir hace ya varios minutos. No entiendo porque le he permitido que esté aquí, debí haberle dicho que podía irse, pero lo cierto es que tenerlo cerca crea una sensación de seguridad en mí que hace mucho tiempo no sentía. Ni siquiera con Isaias. El sonido de los pasos me hace girar de inmediato el rostro y entonces ahí está él y santo alá, yo no puedo dejar de verlo. Hace más de tres años, cuando vivíamos juntos lo único que yo deseaba era poder recuperar mi vista y detallarlo de pies a cabeza, cuándo todo se destruyó no pensé que tendría la oportunidad de hacerlo, ni siquiera que quisiera, pero ahora todo es confuso y estoy por pensar qu
Amir Ese niño… Alá, no sé si es que estoy enloqueciendo, pero no puedo sacarme de la mente los ojos de ese pequeño, porque eran exactos a los míos, iguales a los de mi madre y eso hace que mi mente empiece a martirizarme porque no sé si me estoy inventando todo esto o realmente está pasando. Y mejor ni hablar de Malek, pues su mirada es el vivo retrato de los ojos de Samira. Mi Samira… Han pasado ya tres días desde que llevé a Aysha al hospital, Isaias me dijo que mañana debíamos volver a reunirnos, pero sinceramente mi mente no está concentrada en Karim, lo único en lo que puedo pensar en si Samira estaba o no embarazada y en si Aysha es Samira. Dios mio, creo que ya ni siquiera yo mismo entiendo el enredo que se ha convertido mi mente, y es justo por eso que he pedido ayuda, porque mi objetividad en este caso no es la mejor. La puerta de mi oficina se abre y veo Said entrando junto a un hombre que conozco bien, pues es el mejor investigador privado de todo el maldito continente.
Samira Finalmente Isaias ha regresado con Aida y yo no podría estar más ansiosa por varias razones. La primera es que nuevamente vamos a reunirnos con Amir para empezar a planear toda la trampa que le pondremos a Karim. Ese es un plan que me tiene con los nervios de punta, pues yo más que nadie sé que Karim sueña con el día que pueda sacarlo del camino y me aterra pensar que las cosas no salgan como estamos esperando. No podría soportar si algo le pasara a Amir y yo nunca le hablara de los bebés… Nunca dí la cara como Samira. Y la segunda es que necesito saber la verdad. He estado esperando estos tres días como loca a que ellos regresaran, pues no es una conversación que quiera tener por teléfono, pero necesito enfrentarlos. Todo este tiempo he vivido con la idea de que Amir me dejó a mi suerte y nunca nadie me ha desmentido o me ha sacado del error, sin embargo, si lo que dijo mi esposo en la primera reunión es cierto y él pidió ayuda, si me buscó, entonces no entiendo porqué no m
Amir Ha llegado el momento de volvernos a reunir todos y debo admitir que esperaba en estos momentos tener algo de información sobre Aysha, pero lo cierto es que es un maldito fantasma, lo cuál viéndolo de alguna manera, también es una respuesta por si sola. La identidad existe, hay algunos registros de vivienda y empleo, pero todo desde hace unos 3 años, más allá no hay nada sustancial, solo información de relleno, lo cuál no puede ser una coincidencia, pues es ese el tiempo que lleva Samira desaparecida. Estoy más ansioso que nunca mientras camino por los pasillos del hotel y cuándo veo el salón en el que vamos a reunirnos no dudo en acercarme, sin embargo, antes de abrir la puerta llega hasta mí la voz de Isaias y, aunque no alcanzo a escuchar sino el final de lo que creo es una discusión, puedo decir que él no parece nada feliz. —...A menos que quieras perder toda nuestra ayuda. No sé a quién le está diciendo aquello, pero lo único que se escucha después de sus palabras es el
Samira NO PUEDE SER. En el instante en que veo a Amir meterse conmigo en el ascensor siento como mi pulso se acelera y hace que todos los malditos recuerdos se aglomeren en mi mente hasta el punto de que ya ni siquiera me entiendo, pues lejos de odiarlo como creía, lo único que quiero es lanzarme a sus brazos. —¡¿Pero qué estás haciendo!? ¡El ascensor pudo haberte apresado!—le digo, pues no puedo creer que sea tan irresponsable. A mi lado escucho la risa divertida de mis dos milagros, pues para ellos todo debe parecer un chiste, en especial teniendo en cuenta que por alguna razón Amir no ha dejado de sonreír desde que entró, lo que hace que tenga los nervios de punta. Sin embargo, nada me prepara para lo que dice entonces: —No te preocupes, princesa, aún no vas a quedarte viuda, sin embargo creo que es momento de que me des muchas explicaciones, Samira. El jadeo que sale de mi es totalmente involuntario y siento como el aire se queda atascado en mis pulmones al tiempo que inten
Amir La estoy besando. luego de tanto tiempo, de años de insomnio, de noches enteras sin dormir y pesadillas sin fin. Hoy nuevamente puedo sentir sus labios contra los míos y ya no necesito ninguna m*****a investigación. Yo podría reconocer sus labios hasta en el mismo infierno de ser necesario, así como la curva de su silueta, la cercanía de su cuerpo. Todo lo que despierta en mí no puede tratarse de nadie más que de Samira, pues en estos tres años sin ella no he vuelto a estar con ninguna otra mujer. Me había convertido en un muerto en vida, pero ahora… Ahora sé que tengo una segunda oportunidad. Necesito que ella me escuche y también quiero que ella me diga la verdad, no quiero presionarla, quiero que ella lo haga voluntariamente, porque confía en mí. Necesito hacer las cosas bien está vez. Lentamente me aparto de ella, sintiendo un nudo en la garganta al ver las lágrimas que inundan su rostro. ¿Por qué llora? ¿Es acaso por mi presencia? ¿Me odia tanto como para reaccionar así?