Hola holaaaa!!! cariñitos las cosas se están revelando para nuestros protagonistas, ya estamos casi en la recta final, espero que la novela la estén disfrutando. Muchas gracias por el apoyo, significa mucho para mí. Besooooos
Amir Ha llegado el momento de volvernos a reunir todos y debo admitir que esperaba en estos momentos tener algo de información sobre Aysha, pero lo cierto es que es un maldito fantasma, lo cuál viéndolo de alguna manera, también es una respuesta por si sola. La identidad existe, hay algunos registros de vivienda y empleo, pero todo desde hace unos 3 años, más allá no hay nada sustancial, solo información de relleno, lo cuál no puede ser una coincidencia, pues es ese el tiempo que lleva Samira desaparecida. Estoy más ansioso que nunca mientras camino por los pasillos del hotel y cuándo veo el salón en el que vamos a reunirnos no dudo en acercarme, sin embargo, antes de abrir la puerta llega hasta mí la voz de Isaias y, aunque no alcanzo a escuchar sino el final de lo que creo es una discusión, puedo decir que él no parece nada feliz. —...A menos que quieras perder toda nuestra ayuda. No sé a quién le está diciendo aquello, pero lo único que se escucha después de sus palabras es el
Samira NO PUEDE SER. En el instante en que veo a Amir meterse conmigo en el ascensor siento como mi pulso se acelera y hace que todos los malditos recuerdos se aglomeren en mi mente hasta el punto de que ya ni siquiera me entiendo, pues lejos de odiarlo como creía, lo único que quiero es lanzarme a sus brazos. —¡¿Pero qué estás haciendo!? ¡El ascensor pudo haberte apresado!—le digo, pues no puedo creer que sea tan irresponsable. A mi lado escucho la risa divertida de mis dos milagros, pues para ellos todo debe parecer un chiste, en especial teniendo en cuenta que por alguna razón Amir no ha dejado de sonreír desde que entró, lo que hace que tenga los nervios de punta. Sin embargo, nada me prepara para lo que dice entonces: —No te preocupes, princesa, aún no vas a quedarte viuda, sin embargo creo que es momento de que me des muchas explicaciones, Samira. El jadeo que sale de mi es totalmente involuntario y siento como el aire se queda atascado en mis pulmones al tiempo que inten
Amir La estoy besando. luego de tanto tiempo, de años de insomnio, de noches enteras sin dormir y pesadillas sin fin. Hoy nuevamente puedo sentir sus labios contra los míos y ya no necesito ninguna m*****a investigación. Yo podría reconocer sus labios hasta en el mismo infierno de ser necesario, así como la curva de su silueta, la cercanía de su cuerpo. Todo lo que despierta en mí no puede tratarse de nadie más que de Samira, pues en estos tres años sin ella no he vuelto a estar con ninguna otra mujer. Me había convertido en un muerto en vida, pero ahora… Ahora sé que tengo una segunda oportunidad. Necesito que ella me escuche y también quiero que ella me diga la verdad, no quiero presionarla, quiero que ella lo haga voluntariamente, porque confía en mí. Necesito hacer las cosas bien está vez. Lentamente me aparto de ella, sintiendo un nudo en la garganta al ver las lágrimas que inundan su rostro. ¿Por qué llora? ¿Es acaso por mi presencia? ¿Me odia tanto como para reaccionar así?
Samira Fingir. Eso es lo que he estado haciendo en la última semana, pero no se trata del mismo tipo de fingimiento que he ensayado en los últimos tres años, no. Esta vez me encuentro interpretando el papel que el Mossad me dio, como Aysha, solamente para luego verme con Amir y ser yo misma. Porque si, en esta última pasada me he visto dos veces ha escondidas con Amir y aunque las emociones me llenan en cuerpo, lo cierto es que cada uno de los encuentros no ha tenido nada de románticos, pues lo que hemos estado haciendo es pensar en qué vamos a hacer para librarnos del programa de protección a testigos y al mismo tiempo no perder el apoyo del Mossad. Pues, aunque sé que Amir puede cuidarme, y que de hecho si no me hubiese ido de su lado ninguna de las desgracias que padecí en manos de ese monstruo hubiese pasado, no podemos arriesgarnos a que el Mossad nos de la espalda. Al menos no hasta que veamos a Karim Sleit bajo tierra. Siento como el auto va aminorando la velocidad y en el
Amir Decir que estoy nervioso sería quedarme corto, pero mientras más tiempo paso con los pequeños diablillos más feliz me siento y aunque trato de evitarlo, también estoy molesto. Molesto porque me he perdido todos los primeros momentos importantes: su nacimiento, sus primeras palabras, sus primeros pasos y todo debido a mi maldito ego, mis mentiras y la desconfianza que puse en Samira. Porque si, sé que podría simplemente culparla a ella por haberse ido sin hablar, pero yo la empuje a eso. Yo fui quién le mintió, que nunca le dijo con todas sus letras que la amaba y debí hacerlo, joder, lo debí hacer porque lo hacía. Lo hago con todas las fuerzas de mi corazón y ese es un error que pienso remendar cada día que me queda de vida. Empezando justo ahora. Veo como Samira toma uno de los monitores que compré para los bebés y evitando mis ojos sale de la habitación y entonces hago mi primer movimiento. Mis manos la toman de la cintura y tomándola por sorpresa la pego a la pared ant
Samira Había pensado que después de todo lo que me había pasado y las secuelas que eso ha tenido en mí en los últimos años, no podría volver a tener intimidad nunca más, es que el simple hecho de pensar en el contacto me hacía sentir ansiosa. Sin embargo, aquí estoy. Acostada en esta cama que tanto he extrañado, dejando que este hombre sexy y maravilloso me hiciera suya, me mimara y me amara de formas que solo él sabe hacer. Los labios de Amir se mueven por cada una de mis cicatrices, por cada una de mis imperfecciones y con cada beso que me da, con caricia que deja en mi piel, es como su parte de mi alma se sanara. Como si sus manos, su amor y su protección fueran todo lo que necesito para levantarme otra vez. —Te necesito…—digo en un jadeo urgido, porque estoy lista. Todo mi cuerpo lo está y la necesidad de sentirlo por completo, de tenerlo dentro mi me está enloqueciendo. —Oh, vaya princesa, recuerdo que amabas los preliminares ¿Por qué estás tan ansiosa?—me dice y no es difí
Amir Mi mente no ha dejado de dar vueltas desde el instante en que la princesa salió de la mansión con los diablillos hacia el hotel. No puedo ni siquiera describir cómo me sentí al verla marchar. Estoy harto de esta situación, y me he dado cuenta que Mossad o no, protección a testigos o no, voy a llevar a mi mujer y mis hijos conmigo. Más le vale al maldito agente no intervenir en mi camino, porque ahora que sé que Karim viene en camino, nada me va a impedir ser yo quien cuide de Samira y los niños. Ellos no fueron capaces de hacerlo antes, que no piensen que voy a confiarles lo más valioso que tengo a ellos otra vez. Parqueo enfrente del hotel que se ha convertido prácticamente en nuestra sede y le lanzo las llaves a uno de los chicos del valet que las agarra a vuelo antes de adentrarme en el lobby y caminar directo a la sala de juntas dónde deben estar todos. A diferencia de la última vez, hoy no escucho absolutamente nada desde afuera de la puerta, casi me espero encontrar con
Samira Puedo ver cómo las cosas están muy cerca de salirse de control, pero no podía quedarme callada. No iba a permitir que Amir pusiera su vida en riesgo sin tener un respaldo, algo que nos asegurara que si las cosas se ponen feas van a estar ahí para ayudar. Sin embargo, había olvidado lo perspicaz que puede ser mi esposo, por algo es el abogado más temido de todo medio oriente y puedo ver como la furia se ha encendido en su mirada. Si no hago algo para detener esto ahora, todo puede terminar muy mal. Pues al final del día, ellos siguen siendo los agentes especiales del Mossad y frente a aquello, nosotros no somos nada. —Muy bien, vamos a calmarnos—digo poniéndome en pie e interponiéndome entre ambos hombres. Mis palabras solo hacen que me gane una mirada iracunda de parte de Isaias y me duele, porque a pesar de todo desde hace tres años que él se ha encargado de darme seguridad y en ese tiempo nunca me vio de la forma en que lo está haciendo ahora. Además, se que él esperaba