Cariñitos, no he tenido buenos días, estoy mal con una migraña hace dos días, por eso ayer no pude escribir nada, espero que mañana amanezca mejor para compensar todo. Lo lamento y gracias por leer!
Amir Ese niño… Alá, no sé si es que estoy enloqueciendo, pero no puedo sacarme de la mente los ojos de ese pequeño, porque eran exactos a los míos, iguales a los de mi madre y eso hace que mi mente empiece a martirizarme porque no sé si me estoy inventando todo esto o realmente está pasando. Y mejor ni hablar de Malek, pues su mirada es el vivo retrato de los ojos de Samira. Mi Samira… Han pasado ya tres días desde que llevé a Aysha al hospital, Isaias me dijo que mañana debíamos volver a reunirnos, pero sinceramente mi mente no está concentrada en Karim, lo único en lo que puedo pensar en si Samira estaba o no embarazada y en si Aysha es Samira. Dios mio, creo que ya ni siquiera yo mismo entiendo el enredo que se ha convertido mi mente, y es justo por eso que he pedido ayuda, porque mi objetividad en este caso no es la mejor. La puerta de mi oficina se abre y veo Said entrando junto a un hombre que conozco bien, pues es el mejor investigador privado de todo el maldito continente.
Samira Finalmente Isaias ha regresado con Aida y yo no podría estar más ansiosa por varias razones. La primera es que nuevamente vamos a reunirnos con Amir para empezar a planear toda la trampa que le pondremos a Karim. Ese es un plan que me tiene con los nervios de punta, pues yo más que nadie sé que Karim sueña con el día que pueda sacarlo del camino y me aterra pensar que las cosas no salgan como estamos esperando. No podría soportar si algo le pasara a Amir y yo nunca le hablara de los bebés… Nunca dí la cara como Samira. Y la segunda es que necesito saber la verdad. He estado esperando estos tres días como loca a que ellos regresaran, pues no es una conversación que quiera tener por teléfono, pero necesito enfrentarlos. Todo este tiempo he vivido con la idea de que Amir me dejó a mi suerte y nunca nadie me ha desmentido o me ha sacado del error, sin embargo, si lo que dijo mi esposo en la primera reunión es cierto y él pidió ayuda, si me buscó, entonces no entiendo porqué no m
Amir Ha llegado el momento de volvernos a reunir todos y debo admitir que esperaba en estos momentos tener algo de información sobre Aysha, pero lo cierto es que es un maldito fantasma, lo cuál viéndolo de alguna manera, también es una respuesta por si sola. La identidad existe, hay algunos registros de vivienda y empleo, pero todo desde hace unos 3 años, más allá no hay nada sustancial, solo información de relleno, lo cuál no puede ser una coincidencia, pues es ese el tiempo que lleva Samira desaparecida. Estoy más ansioso que nunca mientras camino por los pasillos del hotel y cuándo veo el salón en el que vamos a reunirnos no dudo en acercarme, sin embargo, antes de abrir la puerta llega hasta mí la voz de Isaias y, aunque no alcanzo a escuchar sino el final de lo que creo es una discusión, puedo decir que él no parece nada feliz. —...A menos que quieras perder toda nuestra ayuda. No sé a quién le está diciendo aquello, pero lo único que se escucha después de sus palabras es el
Samira NO PUEDE SER. En el instante en que veo a Amir meterse conmigo en el ascensor siento como mi pulso se acelera y hace que todos los malditos recuerdos se aglomeren en mi mente hasta el punto de que ya ni siquiera me entiendo, pues lejos de odiarlo como creía, lo único que quiero es lanzarme a sus brazos. —¡¿Pero qué estás haciendo!? ¡El ascensor pudo haberte apresado!—le digo, pues no puedo creer que sea tan irresponsable. A mi lado escucho la risa divertida de mis dos milagros, pues para ellos todo debe parecer un chiste, en especial teniendo en cuenta que por alguna razón Amir no ha dejado de sonreír desde que entró, lo que hace que tenga los nervios de punta. Sin embargo, nada me prepara para lo que dice entonces: —No te preocupes, princesa, aún no vas a quedarte viuda, sin embargo creo que es momento de que me des muchas explicaciones, Samira. El jadeo que sale de mi es totalmente involuntario y siento como el aire se queda atascado en mis pulmones al tiempo que inten
Amir La estoy besando. luego de tanto tiempo, de años de insomnio, de noches enteras sin dormir y pesadillas sin fin. Hoy nuevamente puedo sentir sus labios contra los míos y ya no necesito ninguna m*****a investigación. Yo podría reconocer sus labios hasta en el mismo infierno de ser necesario, así como la curva de su silueta, la cercanía de su cuerpo. Todo lo que despierta en mí no puede tratarse de nadie más que de Samira, pues en estos tres años sin ella no he vuelto a estar con ninguna otra mujer. Me había convertido en un muerto en vida, pero ahora… Ahora sé que tengo una segunda oportunidad. Necesito que ella me escuche y también quiero que ella me diga la verdad, no quiero presionarla, quiero que ella lo haga voluntariamente, porque confía en mí. Necesito hacer las cosas bien está vez. Lentamente me aparto de ella, sintiendo un nudo en la garganta al ver las lágrimas que inundan su rostro. ¿Por qué llora? ¿Es acaso por mi presencia? ¿Me odia tanto como para reaccionar así?
Samira Fingir. Eso es lo que he estado haciendo en la última semana, pero no se trata del mismo tipo de fingimiento que he ensayado en los últimos tres años, no. Esta vez me encuentro interpretando el papel que el Mossad me dio, como Aysha, solamente para luego verme con Amir y ser yo misma. Porque si, en esta última pasada me he visto dos veces ha escondidas con Amir y aunque las emociones me llenan en cuerpo, lo cierto es que cada uno de los encuentros no ha tenido nada de románticos, pues lo que hemos estado haciendo es pensar en qué vamos a hacer para librarnos del programa de protección a testigos y al mismo tiempo no perder el apoyo del Mossad. Pues, aunque sé que Amir puede cuidarme, y que de hecho si no me hubiese ido de su lado ninguna de las desgracias que padecí en manos de ese monstruo hubiese pasado, no podemos arriesgarnos a que el Mossad nos de la espalda. Al menos no hasta que veamos a Karim Sleit bajo tierra. Siento como el auto va aminorando la velocidad y en el
Amir Decir que estoy nervioso sería quedarme corto, pero mientras más tiempo paso con los pequeños diablillos más feliz me siento y aunque trato de evitarlo, también estoy molesto. Molesto porque me he perdido todos los primeros momentos importantes: su nacimiento, sus primeras palabras, sus primeros pasos y todo debido a mi maldito ego, mis mentiras y la desconfianza que puse en Samira. Porque si, sé que podría simplemente culparla a ella por haberse ido sin hablar, pero yo la empuje a eso. Yo fui quién le mintió, que nunca le dijo con todas sus letras que la amaba y debí hacerlo, joder, lo debí hacer porque lo hacía. Lo hago con todas las fuerzas de mi corazón y ese es un error que pienso remendar cada día que me queda de vida. Empezando justo ahora. Veo como Samira toma uno de los monitores que compré para los bebés y evitando mis ojos sale de la habitación y entonces hago mi primer movimiento. Mis manos la toman de la cintura y tomándola por sorpresa la pego a la pared ant
Samira Había pensado que después de todo lo que me había pasado y las secuelas que eso ha tenido en mí en los últimos años, no podría volver a tener intimidad nunca más, es que el simple hecho de pensar en el contacto me hacía sentir ansiosa. Sin embargo, aquí estoy. Acostada en esta cama que tanto he extrañado, dejando que este hombre sexy y maravilloso me hiciera suya, me mimara y me amara de formas que solo él sabe hacer. Los labios de Amir se mueven por cada una de mis cicatrices, por cada una de mis imperfecciones y con cada beso que me da, con caricia que deja en mi piel, es como su parte de mi alma se sanara. Como si sus manos, su amor y su protección fueran todo lo que necesito para levantarme otra vez. —Te necesito…—digo en un jadeo urgido, porque estoy lista. Todo mi cuerpo lo está y la necesidad de sentirlo por completo, de tenerlo dentro mi me está enloqueciendo. —Oh, vaya princesa, recuerdo que amabas los preliminares ¿Por qué estás tan ansiosa?—me dice y no es difí