Bueno mis amores aquí les dejo el segundo capítulo!! Díganme que tambipen amaron a Malek!!!! Besooos y gracias por leer y comentar :)
Amir No he dormido absolutamente nada. Mi mente no ha dejado de atormentarme con el recuerdo de Samira y el parecido que aquella extraña mujer tenía con ella. Y entonces el tormento empeora cuándo pienso que ella puede estar viva y yo simplemente no he hecho nada en todo este tiempo, pues aunque después de enterarme de su muerte intenté desmentir esa información y encontrarla, todo apuntaba a que se había ido. La ansiedad me va a consumir, por eso decido salir unas horas antes de lo planeado para el hotel en el que Isaias me ha dicho que nos veamos, pues me gusta hacer un reconocimiento de las zonas y no estar a ciegas, además que eso me ayudará a tener la mente distraída. Mando un mensaje a Said para avisarle que me voy a adelantar, pues mi amigo estará presente en todo el proceso, si esa gente piensa que va a joderme en algún momento o que no pienso tener respaldos está muy equivocada. Tomando mi chaqueta salgo de la casa sin siquiera darme una mirada pues verme en el espejo es
Samira No debe haber peor sentimiento para una madre, que saber que algo ha pasado con su hijo mientras que ella no está con él. Es justo así como me siento cuando recibo la llamada de María, la nana que cuida a los niños y esta me dice que ha perdido a Malek y no lo encuentra por ninguna parte. Yo simplemente enloquezco y dejo a Isaias y Aida hablando solos para correr directo a dónde la mujer , que según ha sido entrenada por la mejor entidad de seguridad del continente, se encuentra. Con cada paso que doy mi corazón late más fuerte y mi mente comienza a crear cientos de escenarios horrendos en dónde a mi hijo puede pasarle de todo. Siento las lágrimas nublar mi mirada mientras atravieso el comedor, pero justo en ese momento mis pies se frenan en seco cuando una voz que conozco demasiado bien, llega hasta mis oídos. —Llevamos al menos cuarenta minutos caminando por todo el lugar, cualquier persona se lo oído haber llevado—Dice y ya no tengo duda que se trata de Amir, mi cuerpo se
Amir Entro en la sala de conferencias con paso firme, llevando conmigo las carpetas llenas de información detallada sobre Karim y sus actividades ilícitas. Isaias y Aida ya están esperando, listos para discutir los próximos pasos en nuestra búsqueda. —Bueno, ya estamos aquí, podemos dejar los formalismos a un lado y empezar —Digo, una vez me presentan a Aida, la tercera del equipo de agentes. Isaias asiente en respuesta, mientras que Aida me mira con una expresión expectante. Es hora de poner todas las cartas sobre la mesa. —He estado siguiendo la pista de Karim durante más de seis años —comienzo, abriendo una de las carpetas y pasando las páginas con determinación—. Pero fue hace unos tres años cuando la investigación tomó un giro más serio. Noto cómo Aysha, la mujer que se parece tanto a Samira, se tensa ligeramente al escuchar mis palabras. Es curioso, su reacción me llama la atención, como si no estuviera al tanto de algo que los demás ya conocen. Isaias interviene antes de q
Samira La reunión se terminó hace ya varias horas y yo no puedo dejar de pensar en nada de lo que Amir dijo. Y siendo honesta me siento totalmente confundida y desconfiada, porque, si sus palabras son ciertas, y creo que lo son, pues nadie lo desmintió, entonces él no solo si me buscó, sino que además pidió ayuda a la organización de inteligencia más grande del país. Ayuda a la que nunca respondieron. Y hay una cosa de las que dijo, o bueno varias cosas, que no puedo sacarme de la cabeza, y una de ellas es la certeza de que, si le hubiesen contestado, yo no habría padecido ni la mitad de lo que viví bajo el yugo de ese monstruo. No tengo duda qué, mentiroso o no, me haya usado o no, me quisiera o no, Amir Rahal me habría sacado de ahí como fuera. Y son esas mismas certezas las que ahora mismo tienen a mi corazón latiendo como loco y a mi mente vuelta un desastre. Y es justo ahí cuándo entra la segunda cosa que me tiene tan confundida, y es el hecho de que él pudo verme a los ojos
Amir Me encuentro en el casino del hotel, rodeado de luces brillantes y el constante zumbido de las máquinas tragamonedas. No tengo idea de por qué estoy aquí, pero sé que no quiero volver a esa mansión vacía que me recuerda a Samira en cada rincón. Mis pensamientos están enredados en un torbellino de recuerdos y emociones cuando el grito de un niño me hace girarme y de repente la veo. Samira, o más bien Aysha, está sola con los niños, uno de ellos el diablillo. Un sentimiento protector se apodera de mí al instante cuando noto su rostro alterado y sin dudarlo me acerco a ellos. No puedo permitir que esa mujer y sus pequeños estén solos en medio de la noche. Me acerco a ella con paso decidido, sin importar las miradas curiosas de los demás presentes en el lobby. La veo intentar alejarse, pero soy más rápido que ella. —Aysha —llamo suavemente, deteniéndola antes de que pueda escapar—. ¿Ocurre algo? ¿Necesitas ayuda? Mi voz suena más suave de lo que pretendía, pero no puedo evitar s
Amir Incapaz de poder seguir sentado y con mis pensamientos atormentandome, me pongo en pie antes de decir: —Iré a la cafetería por un poco de café, te va a ayudar.—ni siquiera espero una respuesta, simplemente me alejo lo más rápido que puedo, sintiendo que puedo volver a respirar. El camino hasta allí es breve, pero mis pensamientos están ocupados con los recuerdos que el hospital despierta en mí. No puedo evitar revivir momentos pasados, especialmente aquellos relacionados con Samira y su tratamiento. Sin embargo, mi ensoñación se interrumpe abruptamente cuando una figura conocida se cruza en mi camino. Es el doctor Yácaman, el médico que trató la ceguera de Samira hace años. Su presencia inesperada me sorprende, y al reconocerlo, sus palabras reavivan viejos resentimientos. —Señor Rahal, esto sí que es una sorpresa—, comenta el doctor Yácaman, acercándose a mí con una expresión de asombro genuino. —Hace mucho que intenté hablar con usted para seguir el tratamiento de la seño
Samira Las emociones me están sobrepasando en estos momentos y decir que puedo manejarlo sería toda una mentira. Mis manos tiemblan mientras abrazo al pequeño Malek que finalmente después de mucho batallar se ha quedado dormido en mi regazo y mis ojos sin poder evitarlo van desde la sala dónde llevaron a mi hijo, hacia el lugar por dónde desapareció Amir hace ya varios minutos. No entiendo porque le he permitido que esté aquí, debí haberle dicho que podía irse, pero lo cierto es que tenerlo cerca crea una sensación de seguridad en mí que hace mucho tiempo no sentía. Ni siquiera con Isaias. El sonido de los pasos me hace girar de inmediato el rostro y entonces ahí está él y santo alá, yo no puedo dejar de verlo. Hace más de tres años, cuando vivíamos juntos lo único que yo deseaba era poder recuperar mi vista y detallarlo de pies a cabeza, cuándo todo se destruyó no pensé que tendría la oportunidad de hacerlo, ni siquiera que quisiera, pero ahora todo es confuso y estoy por pensar qu
Amir Ese niño… Alá, no sé si es que estoy enloqueciendo, pero no puedo sacarme de la mente los ojos de ese pequeño, porque eran exactos a los míos, iguales a los de mi madre y eso hace que mi mente empiece a martirizarme porque no sé si me estoy inventando todo esto o realmente está pasando. Y mejor ni hablar de Malek, pues su mirada es el vivo retrato de los ojos de Samira. Mi Samira… Han pasado ya tres días desde que llevé a Aysha al hospital, Isaias me dijo que mañana debíamos volver a reunirnos, pero sinceramente mi mente no está concentrada en Karim, lo único en lo que puedo pensar en si Samira estaba o no embarazada y en si Aysha es Samira. Dios mio, creo que ya ni siquiera yo mismo entiendo el enredo que se ha convertido mi mente, y es justo por eso que he pedido ayuda, porque mi objetividad en este caso no es la mejor. La puerta de mi oficina se abre y veo Said entrando junto a un hombre que conozco bien, pues es el mejor investigador privado de todo el maldito continente.