Siempre soñé con el día en que pudiera escapar a mi destino y dejar de ser una sirvienta, mis sueños se vieron truncados cuando recibí el resultado del Suneung y supe que no podría ir a la universidad. Resignarme no era una opción, al contrario, prefería cualquier cosa, incluso morir antes que conformarme con dedicar mi vida al servicio doméstico.
Mi madre solía decir que debía aceptar mi destino; pero, yo sabía que la vida no me podía condenar a la esclavitud.
Siempre adopté una actitud sumisa porque así fui educada, obligada a inclinar la cabeza frente a los señores, aún cuando en realidad mis sueños eran salir de ahí y convertirme en una gran señora.
La idea de la señorita Hana-Rhee parecía descabellada; no obstante, yo en ese punto de mi vida estaba dispuesta a lo que fuera, con tal de salir de ese lugar. Estaba cansada de servir, de lavar platos y de recibir humillaciones que ni siquiera venían de los amos de la casa, sino de los sirvientes de alto rango y mayor edad en la propiedad.
Fue como un sueño hecho realidad cuando llegó a la mansión Rhee el Ham(caja de regalos que el novio envía para la novia). Los ricos acostumbraban realizar las bodas tradicionales con todos los lujos que ya muy pocas personas podían pagar y por eso optaban por cambiar a una boda estilo occidental.
—Con este Honseo (papeles oficiales de la boda envueltos en seda negra) te entrego el honor de mi familia, confío en ti— fueron las palabras de la señorita Hana-Rhee —A partir de este momento yo soy Eun-Ji y tú serás Hana-Rhee, honraremos este pacto, hasta la muerte de ser necesario.
Me despedí de ella haciendo una última reverencia, luego subí al auto que me llevaría a la casa de la familia Yi. Lo único que sabía de mi futuro esposo era su nombre: Seung-Yi.
Suspiré cuando el automóvil arrancó y dejé atrás la residencia de la familia Rhee que había sido el hogar de mi familia desde tiempos ancestrales. Solo esperaba que mi esposo fuera un hombre agradable y me tratara con respeto y decencia.
Me instalaron en un Hanok en la entrada de la propiedad, habitualmente destinado para invitados distinguidos. La desafortunada enfermedad del señor Rhee había puesto a Hana en una posición vulnerable frente a su nueva familia, ella dependía ahora en su totalidad de la condescendencia de su esposo porque toda la fortuna y negocios se unirían a los de la familia Yi, con ese matrimonio.
De inmediato dos sirvientas se pusieron a mi disposición. Me lavaron el cuerpo y el cabello con agua de pétalos de flores y aceites esenciales. ¡Qué bien se sentía ser atendida y no tener que servir! Esa noche di gracias por haber tenido la suerte de cambiar mi destino.
El gran día llegó, mis piernas temblaban y sentía que mi garganta se negaba a emitir sonido alguno. Las palabras no salían de mi boca y solo podía asentir cada que alguna de las sirvientas me preguntaba alguna cosa.
Me vistieron y maquillaron para la boda, con un Hwarot. Las mangas a rayas azules amarillas y rojas cubrían mis brazos mientras el wonsam en fina tela color marfil, bordada con hilos de plata, indicaba el linaje de mi familia; sí mi familia, ahora yo era Hana-Rhee y debía hacerme a la idea si no quería cometer algún error que podía incluso llevarme a la cárcel por suplantación de personalidad.
Levanté mi rostro con altivez cuando me colocaron el Jokduri (corona tradicional coreana) y maquillaron mi rostro con el yonji y el gonji (círculos rojos en la frente y las mejillas) para alejar a los espíritus malignos y darle pureza y amor a la novia.
Ya en el salón de la boda la música indicó que el novio estaba llegando. Montado en un majestuoso caballo blanco
Era la primera vez que los novios estaban frente a frente; aunque no tuve valor de levantar la mirada para verlo. La ceremonia se llevó a cabo con todas las tradiciones, exceptuando la parte donde debía intervenir la familia de la novia por obvias razones.
Gracias a los ancestros la ceremonia no tardó más de una hora, yo mantuve la cabeza con los ojos mirando al piso en señal de sumisión a mi nueva familia, no me atrevía ni siquiera a mirar a mi esposo que para ese momento ya lo era, como si temiera que pudiera ver en mis ojos que yo era una impostora usurpando un lugar que no me correspondía.
Apenas terminó la ceremonia nos llevaron a la casa matrimonial. No era una residencia ¡Era un palacio!
Rodeada de sirvientas me instalaron en mis habitaciones, un Hanok tan grande como la residencia de la familia Rhee para mi sola. No volví a ver a Seung-Yi, pero mis sirvientas me ayudaron a prepararme para la noche de bodas.
No sé cuanto tiempo estuve sentada de rodillas esperando por mi esposo, hasta que una sirvienta de alto rango entró en la habitación.
—Señora Yi, el amo Seung-Yi ha dejado una carta para usted y una lista de las actividades que debe realizar como señora de esta casa.
—¿Dónde está él?—Pregunté porque lo lógico era que pasara la noche conmigo para consumar el matrimonio.
—El amo Seung-Yi prefiere vivir en su Apatu (apartamento) en la ciudad, para estar cerca de sus negocios, él no vivirá en esta casa, solo vendrá cuando lo crea conveniente.
Recordé que Hana-Rhee me advirtió que no debía enamorarme de él y pensé que el hecho de que estuviera lejos y que prácticamente no nos hubiéramos visto a la cara, lo haría mucho más fácil.
Tomé la carta y esperé a que la sirvienta saliera para leerla en privado. Esperaba que al menos se disculpara por haber dejado sola a su esposa en su noche de bodas pero solo eran tres lineas sin ninguna intención de ser amable.
«La señora Suni-Kim es la encargada del orden en la casa, si necesitas algo se lo pides a ella y me lo hará saber. Como nueva señora Yi, es tu deber salvaguardar el honor de la familia. Dejé indicaciones para un viaje de bodas. Firma Seung-Yi»
La frialdad en su nota y en sus palabras me habló de su arrogancia y de su costumbre de solo dar órdenes, suspiré porque eso haría más fácil nuestra convivencia.
Después de cenar me quedé dormida, temía que al despertar estuviera en mi habitación en el área de la servidumbre de la residencia Rhee, pero cuando abrí los ojos, me di cuenta de que no había sido un sueño. Yo, era ahora la señora Yi, esposa de uno de los hombres más ricos y poderosos de Corea, me bastaba con dar una orden para que se hiciera todo lo que yo quería, mis sirvientas me concedían hasta el más mínimo de mis caprichos, así que pedí mi desayuno en la habitación y me dispuse a disfrutar de mi nueva vida.
Miré por la ventana y pensé en Hana, la mujer que prefirió dejarme su lugar.
—Seung-Yi, ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar disfrutando de tu noche de bodas?—Preguntó Soo-Min cuando entró por la puerta de mi despacho.—Tú sabes que esa boda no significa nada para mí, fue solo un contrato de negocios— Le contesté a mi mejor amigo, al tiempo que le servía una copa de soju (bebida alcoholica corena parecida al vodka)—Lo sé, pero aún así, es tu deber procrear descendencia para tu linaje— lo miré y puse los ojos en blanco. Estaba cansado de escuchar a todas horas lo que era mi deber.Casarme con esa mujer que me fue destinada desde el día en que nació ya era demasiado, como para que pretendieran que sin haberla visto nunca la embarazara en la noche de bodas.—Por favor Soo-Min estoy cansado de escuchar la letanía de todo lo que debo hacer por el honor de la familia y para asegurar la descendencia y toda esa cantaleta sobre el linaje y las buenas costumbres. ¡Tú no por favor! — Le reproché.Soo-Min no solo era mi mejor amigo, también era el vicepresidente de la com
Abrirme paso entre la multitud fue toda una odisea, era temporada vacacional y cientos de estudiantes querían aprovechar el tiempo antes de sumergirse entre libros y obligaciones estudiantiles. Tuve suerte en conseguir un vuelo de último momento.Nunca antes había sido tan complicado recoger el equipaje, la gente tenía prisa y se empujaban unos a otros tratando de alcanzar sus maletas sobre la cinta corrediza. Vi mi maleta y me abrí paso casi atropellando a una mujer que solo estorbaba y parecía perdida; pero, un hombre tomó la maleta y se la llevó. Supuse que esa no era la mía y tuve que seguir esperando.Después de una larga espera mi maleta salió entre el último equipaje sobre el riel. Respiré profundo aliviada porque pensé que lo había extraviado.Había tomado un vuelo de último minuto y no tenía un plan de viaje. Por un momento me sentí asustada, en un lugar que no conocía y sin una reservación de hotel, pero al mismo tiempo ese miedo se convirtió en una emoción indescriptible. E
Supuse que conocería a mi esposo en en el viaje de bodas, aunque me pareció muy extraño que entre la lista de mis actividades para el viaje incluían la compañía de una sirvienta.Muy temprano me indicaron que ya estaba listo el chofer para llevarme al aeropuerto. Estaba emocionada y al mismo tiempo muy nerviosa porque era la primera vez que viajaría en un avión y por supuesto, la primera vez que salía de viaje.Nunca antes pude tomar vacaciones porque cuando no estaba en el bachillerato estudiando, estaba ayudando a mi madre con las actividades domésticas en la mansión Rhee. Uno de mis grandes sueños era conocer el mar y cuando leí que el viaje de bodas sería en una playa comencé a pensar que mis ancestros me bendijeron al tomar el lugar que Hana-Rhee había despreciado.Tomé el telefono móvil y leí su nombre, era el único contacto que tenía registrado, ella me compró el teléfono para estar en comunicación conmigo por si en algún momento nos descubrían o si debíamos cambiar de lugar. E
Estaba tan nerviosa con el intercambio del equipaje que no pude dormir, recordaba el momento de la boda y por más que trataba de dibujar en mi mente el rostro de Seung-Yi no podía imaginarme como era en realidad.Solo su mejilla y lo terso de su blanca piel, pero no sabía como eran sus ojos, su boca, ni mucho menos su voz. Esperaba que no se tratara de la misma persona sería demasiada coincidencia.Me miré al espejo y arreglé mi cabello lo mejor que pude, lo había cortado en estilo “bob”, así que lo metí detras de mis orejas ya que que mi secador de pelo estaba en mi maleta y no tenía manera de darle forma. Tampoco tenía maquillaje porque no solía utilizarlo y tampoco tenía ropa para cambiarme así que alisé mi camiseta y mis pantalones con las mano. Lamenté no haber elegido mejor mi ropa para el viaje, quería estar cómoda en el avión y más que una señorita parecía un niño en plena pubertad. Respiré profundo antes de salir a mi encuentro con aquél desconocido.Miré la hora en el móvil,
—¿¡Qué hiciste qué!? ¿Cómo que invitaste a una mujer a cenar? Seung-Yi ¿Acaso olvidaste que ya estás casado?— Me cuestionó Soo-Min cuando le dije que iba a cenar con la mujer que se había llevado mi equipaje por error.—¡Tranquilo! Solo se trata de una cena de agradecimiento por haber devuelto mi maleta, de haberse extraviado habríamos perdido un negocio muy importante— Traté de tranquilizarlo porque me miraba como si me hubiera encontrado con mi amante.—¿No has pensado que esa mujer tal vez sabe quién eres tú? ¿Quizá se llevó tu equipaje a propósito para acercarse a ti y tratar de seducirte— dijo muy serio, Soo-Min era muy desconfiado, él ya había tenido que pagar algunos chantajes a mujeres que querían aprovecharse de su posición para obtener ventajas económicas.—Eun-Ji no es el tipo de mujer como las que tú acostumbras tratar, es casi una chiquilla o mejor dicho, un chico. No se trata de una súper modelo o de una gran actriz de moda. Es una joven común y corriente, no creo que te
Pasé el día en la piscina del hotel y luego me metí en el SPA, quería verme muy bonita para la cita. No quería que se quedara con la impresión de verme como un chico, así que me ocupé de que me arreglaran las uñas, me hicieran una limpieza facial y me peinaran el cabello.Revisé mi maleta y no llevaba nada adecuado para una cena formal, así que fui a la boutique del hotel para elegir un vestido. Casi me desmayo al ver lo costosos que eran y la empleada vio la preocupación en mi rostro. Yo estaba acostumbrada a comprar sin mirar el costo de las cosas, pero ya no podía darme ese lujo si quería que el dinero me durara al menos hasta que terminara la universidad y conseguía un empleo y ya me había dado el lujo de pagar otra noche en ese hotel tan caso.—¡Ah, señorita! ¿Me permite darle un consejo? — dijo la empleada en voz bajita para que nadie la escuchara — A doscientos metros del hotel sobre esta misma calle, hay una tienda de una marca reconocida, tiene anuncios de grandes descuentos
—¿Señor Seung-Yi?—Pregunté mirando al piso, no era correcto mirar a un hombre a la cara aunque quería hacerlo, porque mis ojos querían encontrarse de nuevo con los suyos.—Lo siento señora...¿Nos conocemos?— Preguntó y giró su cuerpo para quedar de frente al mío.Levanté la mirada despacito como prolongando el tiempo para disfrutar al máximo ver mi imagen reflejada en esos hermosos ojos del color del plomo.—Soy Eun-Ji y teníamos una cita para cenar esta noche— Quise mantener la boca cerrada al encontrarme con sus ojos, pero mis labios se entreabrieron y mi mirada recorrió su rostro hasta posarse sobre la suya.Sus labios abiertos me indicaron lo sorprendido que estaba al darse cuenta de que tenía enfrente a una mujer y no al chico desaliñado que había visto esa mañana.—Se-señorita Eun-Ji—Balbuceó recorriendo mi cuerpo y mi rostro con la mirada como si no pudiera creer lo que estaba mirando — Me disculpo por no haber llegado a nuestra cita, un contratiempo de negocios me lo impidió.
—N-no creo que sea correcto que entre en mi habitación señor Seung-Yi. Le agradezco la cena y lo disculpo por haberme dejado esperando, pero será mejor que hablemos en otra ocasión— dije al fin aunque por dentro me moría de ganas de decirle que sí, que entrara porque quería seguir mirándome en sus ojos y escuchando su voz.Sabía que si lo dejaba entrar no podría contenerme y podría pasar cualquier cosa. Me ruboricé solo de pensarlo. Sabía que a mi edad muchas chicas ya habían perdido su virginidad, pero yo siempre quise que ese día fuera por amor. Ese fue uno de los motivos que me orillaron a escapar de mi destino, no me resignaba a cumplir con mis deberes de esposa en el ámbito sexual con un hombre que no había visto nunca y que no sabía si iba a gustarme siquiera.—Entiendo señorita Eun-Ji, discúlpe otra vez por mi atrevimiento, es solo que...me gustaría conocerla mejor. ¿Estará todavía más tiempo en Shanghái? ¿Seguirá hospedada en este hotel?— Sus preguntas me hicieron replantearme