Capítulo 5

Supuse que conocería a mi esposo en en el viaje de bodas, aunque me pareció muy extraño que entre la lista de mis actividades para el viaje incluían la compañía de una sirvienta.

Muy temprano me indicaron que ya estaba listo el chofer para llevarme al aeropuerto. Estaba emocionada y al mismo tiempo muy nerviosa porque era la primera vez que viajaría en un avión y por supuesto, la primera vez que salía de viaje.

Nunca antes pude tomar vacaciones porque cuando no estaba en el bachillerato estudiando, estaba ayudando a mi madre con las actividades domésticas en la mansión Rhee. Uno de mis grandes sueños era conocer el mar y cuando leí que el viaje de bodas sería en una playa comencé a pensar que mis ancestros me bendijeron al tomar el lugar que Hana-Rhee había despreciado.

Tomé el telefono móvil y leí su nombre, era el único contacto que tenía registrado, ella me compró el teléfono para estar en comunicación conmigo por si en algún momento nos descubrían o si debíamos cambiar de lugar. En caso de que eso sucediera, Hana prometió asumir las consecuencias y ayudarme a escapar, pero nada podía salir mal.

Apagué el teléfono y lo guardé en mi bolsa, al menos en mi viaje de bodas no quería que nada me interrumpiera. Respiré profundo y me aferré al asiento cuando el avión levantó el vuelo, apreté los dientes para evitar que algún grito saliera de mi boca, no quería que nadie notara que era mi primera vez viajando en avión. Me sentía como una reina viajando en primera clase, mi sirvienta viajaba en clase turista, no la iba a necesitar durante el vuelo y quien quiera que hubiera tenido la tarea de comprar los boletos de avión, así lo dispuso.

Tuve que cerrar los ojos y pegar mi cabeza al respaldo del asiento cuando el avión aterrizó. Debía acostumbrarme porque a partir de ese día, los viajes en avión iban a ser constantes en mi nueva vida.

Un lujoso automóvil ya me esperaba a la salida del aeropuerto.

—Bienvenida señora Yi— Me dijo una mujer que esperaba de pie junto al auto con una pancarta con mi nombre en las manos. Me hizo una reverencia y yo correspondí con un leve movimiento de cabeza, mi nuevo estatus social me ponía por encima de cualquier empleado, aún cuando éste fuera mayor que yo — mi nombre es Sook-Choi, seré la encargada de guiarla en su itinerario. Tengo órdenes de procurar que su viaje sea de lo más placentero.

—¿Mi esposo ya llegó?—Pregunté, estaba nerviosa por la incertidumbre de enfrentarme a Seung-Yi, pero al mismo tiempo ansiosa porque ese paso tenebroso que debía enfrentar pasara lo más pronto posible y así terminar de una vez con la ansiedad que me estaba matando.

—Siento no poder ayudarla señora Yi, no cuento con esa información, mis órdenes son servirle como guía y como compañía. No estoy enterada si el señor Seung-Yi se unirá a usted en algún momento del viaje—Contestó ruborizada.

Sentí un poco de vergüenza, no era normal que dos esposos recién casados hicieran su viaje de bodas por separado. Debía suponer que los negocios le habían impedido viajar, pero yo no iba a permitir que esa situación me arruinara mi primer viaje a la playa.

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Por fortuna un imprevisto hizo que mi socio de negocios cancelara nuestra cita y la pospusiera para el siguiente día. Para disculparse nos envió su auto y un guía para que nos llevara a recorrer la ciudad. Ese pequeño contratiempo jugaba en mi favor, me daba el tiempo suficiente para recuperar mi maleta y así poder entregar el obsequio para su esposa.

Registré el número del móvil que aparecía en la etiqueta de la maleta y llamé varias veces pero no obtuve respuesta. Solo esperaba que la persona que la tuviera fuera alguien decente que no pretendiera quedarse con algo que no le pertenecía.

Soo-Min estaba encantado de no tener que trabajar esa tarde, así que aprovechamos y fuimos a un bar muy reconocido de la ciudad, ambos habíamos estado en Shanghái en diferentes ocasiones y conocíamos muy bien la diversidad de lugares que había para divertirnos.

El ruido de la música en el bar no me permitió escuchar el timbre del teléfono, así que fue hasta que regresamos al hotel cuando me percaté de que tenía varias llamadas perdidas Eun-Jin, la persona que tenía mi equipaje había devuelto las llamadas.

Era muy tarde como para volver a llamar, era una falta de respeto y de educación llamar tan tarde, sobre todo a un desconocido, así que pensé que debía esperar hasta la mañana siguiente, no había prisa puesto que la cita con mi socio estaba programada por la tarde.

Me quité la ropa y me dejé caer sobre la cama, había bebido demasiado. La hospitalidad de los chinos se demostraba sirviendo Baijiu y su graduación en alcohol era tan alta que con solo unas copas había excedido todos mis límites.

Estaba por quedarme dormido cuando escuché el timbre de un mensaje de texto, no tenía intención de contestar, pero sentí curiosidad por saber quién se atrevía a escribirme a esa hora de la noche.

Eun-Ji «Señor, tengo su maleta, puede recogerla en el Bulgari hotel Shanghái mañana a las nueve de la mañana en el recibidor»

Solo contesté con un informal gamsahaneun bangbeop.

Al menos solo tendría que salir de mi habitación y bajar el ascensor, por azares del destino y la buena fortuna, estaba hospedado en el mismo hotel. Podría dormir tranquilo, no habría problema con recuperar mi maleta y no quedaría mal con mi socio, así que ese hombre Eun-Ji , al parecer era una persona honorable.

Me preguntaba qué clase de persona sería, un estudiante o un hombre de negocios. Por alguna razón me causaba mucha curiosidad, no solo porque su maleta era igua a la mía y por eso la confusión, sino que la marca era muy reconocida y costosa, así que no podía pertencer a una persona de bajos recursos. No es que a mí me importara la clase social, estaba en contra de todas las exclusiones pero siempre me había gustado conocer personas nuevas e interesantes que pudieran aportar algún conocimiento a mi vida.

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