Capítulo 3

—Seung-Yi, ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar disfrutando de tu noche de bodas?—Preguntó Soo-Min cuando entró por la puerta de mi despacho.

—Tú sabes que esa boda no significa nada para mí, fue solo un contrato de negocios— Le contesté a mi mejor amigo, al tiempo que le servía una copa de soju (bebida alcoholica corena parecida al vodka)

—Lo sé, pero aún así, es tu deber procrear descendencia para tu linaje— lo miré y puse los ojos en blanco. Estaba cansado de escuchar a todas horas lo que era mi deber.

Casarme con esa mujer que me fue destinada desde el día en que nació ya era demasiado, como para que pretendieran que sin haberla visto nunca la embarazara en la noche de bodas.

—Por favor Soo-Min estoy cansado de escuchar la letanía de todo lo que debo hacer por el honor de la familia y para asegurar la descendencia y toda esa cantaleta sobre el linaje y las buenas costumbres. ¡Tú no por favor! — Le reproché.

Soo-Min no solo era mi mejor amigo, también era el vicepresidente de la compañía pero su familia no era tan tradicionalista, él podía elegir a su esposa, enamorarse y casarse si así lo deseaba. Su padre era coreano, pero cuando su madre murió se casó con una mujer Italiana y debido a ello su mentalidad era mucho más abierta.

—¿Y tu viaje de bodas? ¿Tampoco irás a tu viaje de bodas?— Preguntó porque fue él quien me ayudó a elegir lo que pensamos que podía gustarle a la que sería mi esposa.

—Sí, iré de viaje de bodas, pero tú vendrás conmigo— Me miró extrañado y tuvo que limpiar su barbilla porque casi se ahoga con el último trago de soju por la impresión de lo que escuchó.

—¿Estás loco? ¿Acaso necesitas un chaperón para estar con tu esposa?— preguntó en tono de burla.

—Estoy seguro de que ella va a disfrutar más de su viaje yendo sola. Tú y yo iremos a cerrar un negocio a Shanghái — dije seriamente.

Ya tenía todo listo, nunca fue mi intención ir en ese viaje de bodas con Hana-Rhee o mejor dicho Hana-Yi ese era su nombre ahora aun cuando en el país las mujeres casadas conservan su apellido, ella sería llamada señora Yi, de ahora en adelante.

Bebimos un poco más de soju brindando por la “felicidad de mi matrimonio” con sarcasmo por supuesto.

A la mañana siguiente salimos en un vuelo directo hacia Shanghái, cerraríamos un negocio y luego pasaríamos unas vacaciones antes de volver, después de todo, estaba arreglado mi viaje de bodas y no tenía pendientes urgentes en la compañía.

Recoger nuestro equipaje en el aeropuerto fue una pesadilla, tuvimos que esperar horas en medio de la multitud para conseguir hacernos de nuestras maletas. Estuve a punto de dejarla perder y comprar ropa nueva, pero había metido dentro un obsequio que mi futuro socio me había pedido que le comprara para su esposa y no podía quedar mal con el encargo, era fundamental que viera que yo era hombre al que se le podían confiar pequeños detalles.

Respiré profundo cuando al fin pude ver mi maleta en medio de otras tantas. Las personas a mi alrededor estaban impacientes al igual que nosotros, así que la tomé y salimos de prisa porque habíamos perdido demasiado tiempo y queríamos instalarnos en el hotel y comer antes de ir a nuestra cita.

Nos registramos en el hotel y pedimos que llevaran el equipaje, no queríamos perder más tiempo así que fuimos directo al restaurante. No era habitual en nosotros comer tan deprisa, pero era mejor eso que llegar tarde a una cita de negocios tan importante.

Subimos a la habitación a refrescarnos y cambiarnos de ropa, teníamos escasos minutos ya que un auto de la compañía de nuestro futuro socio nos recogería en la entrada del hotel.

Tomé mi maleta para sacar un cambio de ropa pero no pude abrirla.

—¡Tchona!— exclamé cuando vi la etiqueta de la maleta y me di cuenta de que no era la mía “Eun-Ji” y un número telefónico.

Entre la multitud y con la prisa por salir del aeropuerto tomé una maleta equivocada y ya era muy tarde para salir corriendo a buscar al propietario.

Me miré al espejo y el traje que llevaba puesto no era lo más formal para una cita de negocios, así que fui a la habitación de Soo-Min para pedirle que me prestara uno, pues no tenía tiempo de ir de compras.

Estaba molesto conmigo mismo, quizá mis ancestros me estaban castigando por haber huido así de mi noche de bodas y por no haber enfrentado mi compromiso matrimonial, solo esperaba que el negocio no se viniera abajo por haber extraviado el obsequio de la esposa del posible socio. Tendría que dar explicaciones para no entregarlo y eso me haría ver como un hombre sin palabra y que buscaba excusas para no cumplir.

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Apenas me aseguré de que Eun-Ji cumplía con su palabra de casarse, salí corriendo de ese lugar, sabía que ella no iba a ser capaz de traicionarme. Ella no tenía nada qué perder y sí mucho que ganar. En todo ese plan era ella quien salía ganando al dejar de ser una empleada doméstica para convertirse en una gran señora al ocupar mi lugar.

Comencé a caminar por la calle respirando el aire de libertad. Había usado las cuentas de mi padre para transferirme una buena cantidad de dinero y así poder vivir cómodamente hasta que consiguiera un empleo. Cualquier persona en su sano juicio diría que estaba loca, pero no había nada en el mundo que yo no quisiera más que ser una mujer libre, independiente y capaz de hacerse de su propio futuro, estudiando y trabajando.

Utilicé los documentos de Eun-Ji para inscribirme un una universidad, quería estudiar administración de empresas. Siempre pensé que si hubiera sido varón con esa carrera podía hacerme cargo de los negocios familiares y así mi padre no me obligaría a casarme para que mi esposo se encargara de todo.

Caminando por la calle vi un anuncio espectacular, antes de entrar a la universidad me merecía unas vacaciones y yo siempre, quise conocer Shanghái.

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