—Seung-Yi, ¿Qué haces aquí? ¿No deberías estar disfrutando de tu noche de bodas?—Preguntó Soo-Min cuando entró por la puerta de mi despacho.
—Tú sabes que esa boda no significa nada para mí, fue solo un contrato de negocios— Le contesté a mi mejor amigo, al tiempo que le servía una copa de soju (bebida alcoholica corena parecida al vodka)
—Lo sé, pero aún así, es tu deber procrear descendencia para tu linaje— lo miré y puse los ojos en blanco. Estaba cansado de escuchar a todas horas lo que era mi deber.
Casarme con esa mujer que me fue destinada desde el día en que nació ya era demasiado, como para que pretendieran que sin haberla visto nunca la embarazara en la noche de bodas.
—Por favor Soo-Min estoy cansado de escuchar la letanía de todo lo que debo hacer por el honor de la familia y para asegurar la descendencia y toda esa cantaleta sobre el linaje y las buenas costumbres. ¡Tú no por favor! — Le reproché.
Soo-Min no solo era mi mejor amigo, también era el vicepresidente de la compañía pero su familia no era tan tradicionalista, él podía elegir a su esposa, enamorarse y casarse si así lo deseaba. Su padre era coreano, pero cuando su madre murió se casó con una mujer Italiana y debido a ello su mentalidad era mucho más abierta.
—¿Y tu viaje de bodas? ¿Tampoco irás a tu viaje de bodas?— Preguntó porque fue él quien me ayudó a elegir lo que pensamos que podía gustarle a la que sería mi esposa.
—Sí, iré de viaje de bodas, pero tú vendrás conmigo— Me miró extrañado y tuvo que limpiar su barbilla porque casi se ahoga con el último trago de soju por la impresión de lo que escuchó.
—¿Estás loco? ¿Acaso necesitas un chaperón para estar con tu esposa?— preguntó en tono de burla.
—Estoy seguro de que ella va a disfrutar más de su viaje yendo sola. Tú y yo iremos a cerrar un negocio a Shanghái — dije seriamente.
Ya tenía todo listo, nunca fue mi intención ir en ese viaje de bodas con Hana-Rhee o mejor dicho Hana-Yi ese era su nombre ahora aun cuando en el país las mujeres casadas conservan su apellido, ella sería llamada señora Yi, de ahora en adelante.
Bebimos un poco más de soju brindando por la “felicidad de mi matrimonio” con sarcasmo por supuesto.
A la mañana siguiente salimos en un vuelo directo hacia Shanghái, cerraríamos un negocio y luego pasaríamos unas vacaciones antes de volver, después de todo, estaba arreglado mi viaje de bodas y no tenía pendientes urgentes en la compañía.
Recoger nuestro equipaje en el aeropuerto fue una pesadilla, tuvimos que esperar horas en medio de la multitud para conseguir hacernos de nuestras maletas. Estuve a punto de dejarla perder y comprar ropa nueva, pero había metido dentro un obsequio que mi futuro socio me había pedido que le comprara para su esposa y no podía quedar mal con el encargo, era fundamental que viera que yo era hombre al que se le podían confiar pequeños detalles.
Respiré profundo cuando al fin pude ver mi maleta en medio de otras tantas. Las personas a mi alrededor estaban impacientes al igual que nosotros, así que la tomé y salimos de prisa porque habíamos perdido demasiado tiempo y queríamos instalarnos en el hotel y comer antes de ir a nuestra cita.
Nos registramos en el hotel y pedimos que llevaran el equipaje, no queríamos perder más tiempo así que fuimos directo al restaurante. No era habitual en nosotros comer tan deprisa, pero era mejor eso que llegar tarde a una cita de negocios tan importante.
Subimos a la habitación a refrescarnos y cambiarnos de ropa, teníamos escasos minutos ya que un auto de la compañía de nuestro futuro socio nos recogería en la entrada del hotel.
Tomé mi maleta para sacar un cambio de ropa pero no pude abrirla.
—¡Tchona!— exclamé cuando vi la etiqueta de la maleta y me di cuenta de que no era la mía “Eun-Ji” y un número telefónico.
Entre la multitud y con la prisa por salir del aeropuerto tomé una maleta equivocada y ya era muy tarde para salir corriendo a buscar al propietario.
Me miré al espejo y el traje que llevaba puesto no era lo más formal para una cita de negocios, así que fui a la habitación de Soo-Min para pedirle que me prestara uno, pues no tenía tiempo de ir de compras.
Estaba molesto conmigo mismo, quizá mis ancestros me estaban castigando por haber huido así de mi noche de bodas y por no haber enfrentado mi compromiso matrimonial, solo esperaba que el negocio no se viniera abajo por haber extraviado el obsequio de la esposa del posible socio. Tendría que dar explicaciones para no entregarlo y eso me haría ver como un hombre sin palabra y que buscaba excusas para no cumplir.
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Apenas me aseguré de que Eun-Ji cumplía con su palabra de casarse, salí corriendo de ese lugar, sabía que ella no iba a ser capaz de traicionarme. Ella no tenía nada qué perder y sí mucho que ganar. En todo ese plan era ella quien salía ganando al dejar de ser una empleada doméstica para convertirse en una gran señora al ocupar mi lugar.
Comencé a caminar por la calle respirando el aire de libertad. Había usado las cuentas de mi padre para transferirme una buena cantidad de dinero y así poder vivir cómodamente hasta que consiguiera un empleo. Cualquier persona en su sano juicio diría que estaba loca, pero no había nada en el mundo que yo no quisiera más que ser una mujer libre, independiente y capaz de hacerse de su propio futuro, estudiando y trabajando.
Utilicé los documentos de Eun-Ji para inscribirme un una universidad, quería estudiar administración de empresas. Siempre pensé que si hubiera sido varón con esa carrera podía hacerme cargo de los negocios familiares y así mi padre no me obligaría a casarme para que mi esposo se encargara de todo.
Caminando por la calle vi un anuncio espectacular, antes de entrar a la universidad me merecía unas vacaciones y yo siempre, quise conocer Shanghái.
Abrirme paso entre la multitud fue toda una odisea, era temporada vacacional y cientos de estudiantes querían aprovechar el tiempo antes de sumergirse entre libros y obligaciones estudiantiles. Tuve suerte en conseguir un vuelo de último momento.Nunca antes había sido tan complicado recoger el equipaje, la gente tenía prisa y se empujaban unos a otros tratando de alcanzar sus maletas sobre la cinta corrediza. Vi mi maleta y me abrí paso casi atropellando a una mujer que solo estorbaba y parecía perdida; pero, un hombre tomó la maleta y se la llevó. Supuse que esa no era la mía y tuve que seguir esperando.Después de una larga espera mi maleta salió entre el último equipaje sobre el riel. Respiré profundo aliviada porque pensé que lo había extraviado.Había tomado un vuelo de último minuto y no tenía un plan de viaje. Por un momento me sentí asustada, en un lugar que no conocía y sin una reservación de hotel, pero al mismo tiempo ese miedo se convirtió en una emoción indescriptible. E
Supuse que conocería a mi esposo en en el viaje de bodas, aunque me pareció muy extraño que entre la lista de mis actividades para el viaje incluían la compañía de una sirvienta.Muy temprano me indicaron que ya estaba listo el chofer para llevarme al aeropuerto. Estaba emocionada y al mismo tiempo muy nerviosa porque era la primera vez que viajaría en un avión y por supuesto, la primera vez que salía de viaje.Nunca antes pude tomar vacaciones porque cuando no estaba en el bachillerato estudiando, estaba ayudando a mi madre con las actividades domésticas en la mansión Rhee. Uno de mis grandes sueños era conocer el mar y cuando leí que el viaje de bodas sería en una playa comencé a pensar que mis ancestros me bendijeron al tomar el lugar que Hana-Rhee había despreciado.Tomé el telefono móvil y leí su nombre, era el único contacto que tenía registrado, ella me compró el teléfono para estar en comunicación conmigo por si en algún momento nos descubrían o si debíamos cambiar de lugar. E
Estaba tan nerviosa con el intercambio del equipaje que no pude dormir, recordaba el momento de la boda y por más que trataba de dibujar en mi mente el rostro de Seung-Yi no podía imaginarme como era en realidad.Solo su mejilla y lo terso de su blanca piel, pero no sabía como eran sus ojos, su boca, ni mucho menos su voz. Esperaba que no se tratara de la misma persona sería demasiada coincidencia.Me miré al espejo y arreglé mi cabello lo mejor que pude, lo había cortado en estilo “bob”, así que lo metí detras de mis orejas ya que que mi secador de pelo estaba en mi maleta y no tenía manera de darle forma. Tampoco tenía maquillaje porque no solía utilizarlo y tampoco tenía ropa para cambiarme así que alisé mi camiseta y mis pantalones con las mano. Lamenté no haber elegido mejor mi ropa para el viaje, quería estar cómoda en el avión y más que una señorita parecía un niño en plena pubertad. Respiré profundo antes de salir a mi encuentro con aquél desconocido.Miré la hora en el móvil,
—¿¡Qué hiciste qué!? ¿Cómo que invitaste a una mujer a cenar? Seung-Yi ¿Acaso olvidaste que ya estás casado?— Me cuestionó Soo-Min cuando le dije que iba a cenar con la mujer que se había llevado mi equipaje por error.—¡Tranquilo! Solo se trata de una cena de agradecimiento por haber devuelto mi maleta, de haberse extraviado habríamos perdido un negocio muy importante— Traté de tranquilizarlo porque me miraba como si me hubiera encontrado con mi amante.—¿No has pensado que esa mujer tal vez sabe quién eres tú? ¿Quizá se llevó tu equipaje a propósito para acercarse a ti y tratar de seducirte— dijo muy serio, Soo-Min era muy desconfiado, él ya había tenido que pagar algunos chantajes a mujeres que querían aprovecharse de su posición para obtener ventajas económicas.—Eun-Ji no es el tipo de mujer como las que tú acostumbras tratar, es casi una chiquilla o mejor dicho, un chico. No se trata de una súper modelo o de una gran actriz de moda. Es una joven común y corriente, no creo que te
Pasé el día en la piscina del hotel y luego me metí en el SPA, quería verme muy bonita para la cita. No quería que se quedara con la impresión de verme como un chico, así que me ocupé de que me arreglaran las uñas, me hicieran una limpieza facial y me peinaran el cabello.Revisé mi maleta y no llevaba nada adecuado para una cena formal, así que fui a la boutique del hotel para elegir un vestido. Casi me desmayo al ver lo costosos que eran y la empleada vio la preocupación en mi rostro. Yo estaba acostumbrada a comprar sin mirar el costo de las cosas, pero ya no podía darme ese lujo si quería que el dinero me durara al menos hasta que terminara la universidad y conseguía un empleo y ya me había dado el lujo de pagar otra noche en ese hotel tan caso.—¡Ah, señorita! ¿Me permite darle un consejo? — dijo la empleada en voz bajita para que nadie la escuchara — A doscientos metros del hotel sobre esta misma calle, hay una tienda de una marca reconocida, tiene anuncios de grandes descuentos
—¿Señor Seung-Yi?—Pregunté mirando al piso, no era correcto mirar a un hombre a la cara aunque quería hacerlo, porque mis ojos querían encontrarse de nuevo con los suyos.—Lo siento señora...¿Nos conocemos?— Preguntó y giró su cuerpo para quedar de frente al mío.Levanté la mirada despacito como prolongando el tiempo para disfrutar al máximo ver mi imagen reflejada en esos hermosos ojos del color del plomo.—Soy Eun-Ji y teníamos una cita para cenar esta noche— Quise mantener la boca cerrada al encontrarme con sus ojos, pero mis labios se entreabrieron y mi mirada recorrió su rostro hasta posarse sobre la suya.Sus labios abiertos me indicaron lo sorprendido que estaba al darse cuenta de que tenía enfrente a una mujer y no al chico desaliñado que había visto esa mañana.—Se-señorita Eun-Ji—Balbuceó recorriendo mi cuerpo y mi rostro con la mirada como si no pudiera creer lo que estaba mirando — Me disculpo por no haber llegado a nuestra cita, un contratiempo de negocios me lo impidió.
—N-no creo que sea correcto que entre en mi habitación señor Seung-Yi. Le agradezco la cena y lo disculpo por haberme dejado esperando, pero será mejor que hablemos en otra ocasión— dije al fin aunque por dentro me moría de ganas de decirle que sí, que entrara porque quería seguir mirándome en sus ojos y escuchando su voz.Sabía que si lo dejaba entrar no podría contenerme y podría pasar cualquier cosa. Me ruboricé solo de pensarlo. Sabía que a mi edad muchas chicas ya habían perdido su virginidad, pero yo siempre quise que ese día fuera por amor. Ese fue uno de los motivos que me orillaron a escapar de mi destino, no me resignaba a cumplir con mis deberes de esposa en el ámbito sexual con un hombre que no había visto nunca y que no sabía si iba a gustarme siquiera.—Entiendo señorita Eun-Ji, discúlpe otra vez por mi atrevimiento, es solo que...me gustaría conocerla mejor. ¿Estará todavía más tiempo en Shanghái? ¿Seguirá hospedada en este hotel?— Sus preguntas me hicieron replantearme
—Seun-Yi es mi deber como amigo decirte que estás jugando con fuego y te vas a quemar— fueron las palabras Soo-Min cuando le dije que me había comprometido a ser el guía de Eun-Ji en su recorrido por Shanghái.Miré por la ventana, las luces de la ciudad me invitaban a la libertad. Respiré profundamente, estaba casado, sí, debía cumplir con mi honor y engendrar un heredero para mi familia, sí, pero, ¿acaso no merecía un poco de felicidad antes de condenar mi vida al infierno marital?No me habían dado opción para elegir a mi esposa, a la mujer con la que iba a compartir el resto de mi vida. Me había casado con la mujer que eligieron mis padres y a cambio yo solo pedía una semana, una semana para sentirme libre.—Será como una despedida de soltero, solo una semana de diversión y nunca más volveré a verla— dije y cerré los ojos para recordar el rostro de esa mujer que me había impresionado solo con verla, incluso cuando pensé que era un muchacho.—Solo espero que no te arrepientas de lo