La protegida del CEO
La protegida del CEO
Por: Justa Margarita
PRÓLOGO

―¿Ya le había hablado de mi hija? ―Preguntaba Peter Hale a su CEO, al cual tenía altísima consideración. Como presidente de la compañía, había decidido visitarla y de paso hablar con él.

―No, señor.

―Es muy inteligente. La envié a estudiar al extranjero, en unos meses estará de vuelta.

―Me alegro por usted―dijo ocultando su incomodidad al hablar de aquel tema. Sí había escuchado que tenía una hija, pero nunca la había conocido. Llevaba trabajando en la empresa unos ocho años y en ningún momento la había llevado. O tal ves sí, hacía unos años había escuchado por allí decir que ella estaba visitando las instalaciones, pero él nunca la conoció. No encontraba relevancia alguna en conocer a la hija del dueño de la compañía que dirigía.

―Gracias. Lo que quiero es pedirle que me ayude con ella. 

―Disculpe.

―Como sabrá, ella es mi hija única. Habría preferido tener más hijos, pero no fue posible. En cualquier momento tendré que jubilarme y ella se quedará con todo esto. Los dos dirigiréis la compañía y no hay nadie mejor que usted para enseñarle todo lo que necesitará saber del negocio.

Henry lo miró absorto, ¿de verdad pensaba confiarle a su hija? Él no podría con tanta responsabilidad.

―Aprecio mucho su confianza, pero a mí no me gusta tratar con...

―Mujeres, lo sé―le sonrió el hombre en modo paternal y Henry se preguntaba del por qué le pedía dicha responsabilidad si sabía cómo era. ―Por eso mismo os resultará sencillo. Ella solo lo escuchará, es muy sencilla, ten por seguro que no le complicará la vida. Ella es muy distinta a todas las chicas que ha conocido hasta ahora. ― Henry sonrió con ironía, dudaba de ello― y como sabrá, mi socio George no es muy de fiar que digamos, quiero asegurarme de que ella tenga a un aliado en esta empresa y no conozco a nadie mejor que usted. ―eran palabras halagadoras, y entendía a la perfección a qué se refería. Le complacía saber que se diera cuenta de la clase de persona que era su socio.

―Haré lo que pueda, pero mi avance con ella dependerá solamente de ella.

Peter Hale sonrió satisfecho, con eso le bastaba. Tenía plena confianza en él, sabía que sabría tratar a su hija, era lo único que lo consolaba.

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