Capitulo 113. Helena se encontraba sola y llena de amargura había pasado los últimos meses buscando un nuevo lugar para empezar y no había encontrado nada que se adaptará a ella, a sus expectativas. Ella no había sido educada para aspirar a algo menos de un Alfa. Apenas si le quedaba dinero, cuando fue echada del castillo por Sergey y ese par de soldados no llevaba nada consigo, aunque con algo de astucia había logrado engañar a un par de mal nacidos y quitarles hasta el aire para respirar. Estaba cansada, llevaba el mismo vestido ya varios días, caminó unos pasos más y se detuvo a las puertas de una taberna. Sopesó sus posibilidades, aún era bonita sí que era verdad que había perdido algo de peso en las últimas semanas y no tenía el mismo brillo pero aún así todavía podía despertar el deseo de más de uno. Se adentro la taberna con paso firme y la cabeza bien alta, busco con la mirada algún malnacido al que pudiera engañar. Y allí lo vio, la víctima perfecta para llevar a cabo s
Capítulo 114. Helena había aprendido a base de golpes que el dolor podía enseñarte cosas que la felicidad no. Y ella había encontrado un propósito: vengarse. No solo de Lukyan, sino de todos los que la dejaron atrás sin mirar atrás. Las veces anteriores no lo había conseguido pero estaba segura de que está vez si lograría llevar a cabo su venganza y acabar con Ada de una vez por todas. Al principio, pensó que en Iván encontraría consuelo. Y, de alguna forma retorcida, lo encontró. No había amor, y mucho menos ternura, pero sí una especie de conexión. Él también lo había perdido todo, él también ardía por dentro. Una noche mientras Iván y Helena estaban en la cama, está comenzó a hablar: —Nos parecemos más de lo que crees, le susurró, con la voz ronca por el whisky. Iván no dijo nada. Solo la miró. Como si no supiera que esa mujer que lo besaba con rabia no buscaba amor, sino armas. Y Helena lo sabía. Sabía que ese vínculo no era real, pero era útil. Y por eso se aferró a él. P
Capítulo 115. Habían pasado ya varios meses desde que Ada y Lukyan había logrado establecerse en su nuevo hogar. Después de tanto caos, de tantas heridas y traiciones, al fin habían encontrado un rincón de tierra neutral donde construir algo nuevo. Aquel lugar, rodeado de bosques, se había convertido en su refugio… aunque la palabra “paz” todavía resonaba en sus mentes de manera lejana. Ada y Lukyan se preparaban para una reunión que llevaba semanas gestándose: la última, la definitiva. Iban a firmar el tratado de paz con los dos consejos. Uno venía del Norte, liderado por antiguos aliados de Lukyan; el otro del Sur. —No va a ser fácil —murmuró Ada mientras se ajustaba la capa—. Todavía hay muchos que no nos perdonan. Lukyan la miró por el reflejo del espejo. Se acercó y le tomó la mano con calma, como solía hacer cuando ella estaba preocupada. —Lo sé, no tienes que preocuparte por nada, yo estoy contigo en esto, todo va a salir bien. Ada asintió, no dijo nada, se mantuvo en s
Los primeros rayos del sol acababan de aparecer en el firmamento con mucho esfuerzo se levantó. Ada se fijó en lo vieja y deteriorada que se encontraba su pequeña cabaña. Pero se recordó a sí misma que al menos tenía un techo sobre la cabeza. El viento se filtraba por las pequeñas grietas de las paredes, la pequeña brisa que se filtraba era fría, esa era la primera señal de que la nieve no tardaría en llegar. Miró con preocupación la fina manta que cubría la cama y suspiró, preguntándose si su padre estaría de buen humor hoy y tendría la bondad de darle alguna de las prendas de ropa vieja de las que ya se quisieran deshacer. Necesitaba abrigarse más si no lo más probable es que enfermará. No tardó demasiado en encontrarse parada justo enfrente de la lujosa residencia del Alfa de la Manada Black Mountain, lista para comenzar con las tareas de limpieza del día. En esta casa vive su padre, Henry el Alfa de la manada; su madrastra, Luna Ursula; y su hermanastra Andrea, la princes
— Lo siento, fue un accidente. Estaba tan cansada que me desmayé.—Esas son las únicas palabras que se atrevió a decir, llevaba tanto tiempo pidiendo perdón que esas se habían convertido en las únicas palabras que pronunciaba al cabo del día.La mirada de su padre pareció suavizarse, mostrando una expresión de preocupación, pero en cambio la de Luna Úrsula seguía llena de ira. La interrumpió:—¿De verdad es así? ¿O planeas hacer lo mismo que la última vez y robar las joyas de tu hermana?—¡Yo nunca le he robado nada! —le respondió inmediatamente, furiosa. Ella y su Andrea siempre se aliaban para acusarla de robar dinero de la casa, e incluso escondían dinero en su habitación como "prueba".—No te molestes en negarlo. Encontramos en tu habitación el dinero que obtuviste vendiendo esas joyas —dijo con desprecio—. Con una madre como la tuya, no es sorprendente que seas capaz de cualquier cosa.— Qué haces ahí parada, no tienes suficiente trabajo por hacer o quizás debería darte más tarea
Ada miró al hombre en la cama por un momento, permaneciendo a su lado, lo que hizo que su loba comenzara a recuperar fuerzas poco a poco. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, cuando su compañero despertara, lo poco que había encontrado de fruta no sería suficiente para ayudarlo a recuperar fuerzas. Así que Ada se levantó, tomó su viejo y desgastado abrigo y se preparó para ir a cazar en el bosque en secreto. El Alpha siempre le había prohibido hacer esto, pues creía que Ada no tenía la capacidad de protegerse en el bosque, pero hoy la diosa de la suerte parecía estar de su lado. No le costó mucho esfuerzo atrapar un pequeño conejo. Emocionada, lo mordió por la pata y abrió la puerta de su casa, pero al hacerlo, chocó de frente con una figura alta. Él era, de hecho, bastante grande, y sus ojos azul oscuro la observaban fijamente. Mientras ella ponía al "conejito" sobre la mesa, se quitaba el abrigo y sacudía la nieve de su cabello, su mirada nunca se apartaba de ella, y de vez
Cuando el sol volvió a salir, Ada se preparó para salir a trabajar. Anoche, ella respondió de manera superficial a su propuesta y le rogó que durante su estadía no saliera de aquí. Si ya se había enojado por las cicatrices en las manos, no se atrevó a imaginar qué pasaría si llegara a ver cómo es un día normal en su vida.Aunque Lukyan aceptó con buenas palabras, no tenía intención de seguir sus instrucciones.Necesitaba ir al bosque para investigar la verdad sobre los atacantes que lo habían agredido, y también para ver si podía encontrar rastros de su Beta. Justo antes del ataque, había estado con su Beta y algunos de sus soldados en una reunión entre manadas de lobos, y si seguían con vida, necesitaba contactarlos lo antes posible. Ada estaba en la sala de la casa de los Alpha, sosteniendo un trapeador lista para comenzar a limpiar, cuando de repente la puerta se abrió y Jhon entró. Se acercó a ella y le saludó amistosamente, pero luego frunció el ceño y preguntó qué era ese olor
Todos los que vivían en la casa de los Alfa y los vecinos cercanos se reunieron rápidamente para ver qué estaba pasando. Cuando vieron a Andrea sujetando a Ada, con la cara llena de tristeza mientras la acusaba de robar, el murmullo de desprecio comenzó a llenar la multitud. “Sabía que ella no era buena, como su madre.” “Sí, si no fuera porque nuestro Alfa aún recuerda que es su hija, ya la habrían echado. ¿Cómo puede ser tan desagradecida?” Al escuchar los murmullos, Andrea miró a Ada con una sonrisa de triunfo, luego adoptó una expresión de decepción y dolor en su rostro y dijo: —Cuando Ada robó por primera vez mi collar y lo vendió, padre pidió que la echáramos, pero mamá y yo pensamos que solo había sido un error y que bastaba con que ayudara un poco en las tareas del hogar como castigo. Sin embargo, Ada nunca mostró arrepentimiento, y yo y mamá seguimos intercediendo por ella, pero ella seguía robando. Mamá ya está tan enferma de coraje que no puede levantarse de la cama hoy…—