Ada miró al hombre en la cama por un momento, permaneciendo a su lado, lo que hizo que su loba comenzara a recuperar fuerzas poco a poco. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, cuando su compañero despertara, lo poco que había encontrado de fruta no sería suficiente para ayudarlo a recuperar fuerzas. Así que Ada se levantó, tomó su viejo y desgastado abrigo y se preparó para ir a cazar en el bosque en secreto.
El Alpha siempre le había prohibido hacer esto, pues creía que Ada no tenía la capacidad de protegerse en el bosque, pero hoy la diosa de la suerte parecía estar de su lado. No le costó mucho esfuerzo atrapar un pequeño conejo. Emocionada, lo mordió por la pata y abrió la puerta de su casa, pero al hacerlo, chocó de frente con una figura alta. Él era, de hecho, bastante grande, y sus ojos azul oscuro la observaban fijamente. Mientras ella ponía al "conejito" sobre la mesa, se quitaba el abrigo y sacudía la nieve de su cabello, su mirada nunca se apartaba de ella, y de vez en cuando olía el aire, como si estuviera captando algún olor en particular. —Eres mi pareja. Dijo en voz baja, con un tono firme y decidido. —Sí, me llamo Ada. Respondió casi en un susurro, sin atreverse a mirarlo a los ojos. Su expresión parecía algo decepcionada, después de todo, nadie querría una pareja tan delgada y pequeña, y de aspecto común. Pero luego pensó que él tampoco era tan impresionante; solo era un vagabundo. —Está bien, Ada. Suspiró, su voz revelaba una especie de autoridad y arrogancia que parecía pertenecer a alguien de rango superior. —Te agradezco por salvarme. Si no hubieras estado, probablemente ya estaría muerto de frío en la nieve. Tal vez no me conozcas, pero soy Lukyan, el rey de las manadas del norte. Estoy comprometido con una mujer hermosa, su padre me hizo muchos favores, no puedo fallarle, así que lamentablemente tendré que rechazarte. Pero recibirás una recompensa por tu bondad. Cuando mis subordinados me encuentren, te daré una caja de oro y podrás pedir cualquier cosa, excepto convertirme en tu esposo. Cualquier otra cosa te la concederé. No solo era un vagabundo, sino que además parecía estar algo desequilibrado. Pensó con algo de lástima que tal vez aún no había expelido toda la plata de su sangre, lo que le había provocado esta ilusión. —No te preocupes, no quiero nada de ti. Te salvé porque nadie dejaría a su pareja en el campo sin más. Planeaba tranquilizarlo, siguiendo su conversación. —Y en cuanto a rechazarme, mejor lo hablamos cuando tu cuerpo se haya recuperado. Sé lo que se siente al ser rechazado. Eso solo te debilita más. —¿Quién te ha rechazado? Lukyan frunció el ceño, visiblemente molesto. Su mirada brillaba, como si estuviera tanto enfadado como apenado. ¿Por qué se estaba enojando? Fue él quien propuso rechazarla. ¿Acaso le importaba que ella lo aceptara tan fácilmente? Ada tuvo que contarle sobre Jhon. El primer día en que descubrió que Ada era su compañera, él la rechazó aterrorizado y, en cambio, se dio la vuelta para confesar su amor a su hermanastra. Tal vez por una lastimosa necesidad de mantener la apariencia de dignidad frente a su pareja, no quería admitir que era la esclava de su madrastra y hermanastra. Sin embargo, no importaba, porque en cuanto él se recuperara, probablemente la rechazaría y se iría. Así que no importaba si lo sabía o no. Unos minutos después, arrojó algunos troncos al fuego y comenzó a preparar la carne del conejo. La puso a asar a fuego lento, y pronto el aroma de la carne cocinándose llenó la habitación. Hacía mucho tiempo que no comía carne, y estaba tan hambrienta que se le hacía la boca agua. Solo tenía un conjunto de utensilios y una silla en casa, después de todo, nadie quería venir a visitarla. Así que tomó la mitad de la carne asada y se la ofreció en el único conjunto de utensilios que tenía. Ella se sentó en el suelo y comenzo a comer con las manos el resto de la carne, preparándose para disfrutar de una comida que hacía mucho que no tenía. El olor de la carne asada era suficiente para hacerle olvidar el entorno hostil en el que vivía, y le dejaba escapar de la amarga realidad en la que nadie la amaba ni la respetaba. Pero justo cuando estaba por retirar su mano, que aún sostenía los utensilios para entregárselos, Lukyan la agarró firmemente, su mano fuerte presionó directamente sobre la herida en su brazo. Señaló las cicatrices viejas y curadas en su muñeca. —¿Qué hiciste para tener una herida tan grave? Preguntó, mirando su brazo, mientras le apretaba la muñeca con fuerza. Miró distraídamente la cicatriz. Era la herida que le causó Andrea el año pasado cuando rompió uno de sus zapatos favoritos mientras ordenaba su habitación. Ella le pisó la mano con su zapato de tacón hasta que su grito llamó la atención de su padre. La herida ya estaba curada, aunque aún le dolía de vez en cuando, cuando llovía o el tiempo iba a cambiar. Le explico brevemente a Lukyan cómo se formó la herida, esperando que dejara de presionar su brazo para que pudiera disfrutar de su tan esperada comida. Sin embargo, su rostro se oscureció conforme le explicaba, y apretó su brazo con más fuerza, haciendo que la otra herida comenzara a sangrar nuevamente. Soltó un pequeño gemido de dolor, y fue entonces cuando finalmente se dio cuenta de lo que estaba haciendo. —¿Y esta herida, cómo se hizo? Su voz sonaba llena de ira y dolor, como si la herida fuera suya. Suspiró y comprendió que si no le contaba la verdad sobre todas las marcas de su cuerpo, no comería esa comida. Así que decidió ser honesta con él. —Esta es de cuando fui a buscar medicina para ti hoy. Uno de los guardias me empujó y no pude mantenerme en pie, me caí. No es una herida grave. Tengo muchas otras heridas más graves en mi cuerpo porque soy esclava de la familia Alpha, así que disfrutan lastimándome para desquitarse. Pero mi cuerpo está bien. Las heridas solo cicatrizan lentamente por los rechazos que he recibido. Eso es todo. ¿Estás satisfecho? ¿Puedo comer ahora? Tengo mucha hambre. Finalmente, Lukyan le soltó el brazo, y ella tomó rápidamente la carne, disfrutando de su sabor antes de que se enfriara. Pero Lukyan no comió. En lugar de eso, se levantó, sus ojos se abrieron de par en par, sus puños se apretaron con fuerza, y las venas en su piel expuesta se marcaron. Parecía estar a punto de estallar de ira y sorpresa. —Mi pareja es una esclava... ¿cómo se atreven a hacerte esto? ¿Por qué te hicieron esto? Caminaba de un lado a otro en la pequeña habitación. —No, no lo permitiré, harán que paguen por esto. Se asustó por la intensidad de su mirada, temerosa de que fuera a hacer algo impulsivo. Aunque realmente odiaba a Ursula y Andrea, ella solo imaginaba que algún día su padre descubriera su verdadera naturaleza y las echara. Pero Lukyan parecía tan furioso que sentía como si quisiera matarlas. —Lukyan, no soy tu pareja. ¿No lo recuerdas? Tienes una prometida. El silencio se hizo, a ella nunca le han gustado ese tipo de silencios llenos de dudas. Lukyan parecía ir calmándose poco a poco. —Sí, tengo una prometida. Cuando regrese, nos casaremos. —Dijo en voz baja, como para sí mismo. Desvío la mirada, sintiendo una punzada amarga. Ya no podía saborear la carne que tenía en sus manos. Después de haber sido rechazada por sus dos parejas, ya estaba insensibilizada al dolor. Solo sentía culpa hacia la diosa lunar, que le había dado una segunda oportunidad, pero ella no era suficiente. Nadie quería amarla. —¡No! Te llevaré conmigo. Lukyan la miró con firmeza. —Quedarte aquí solo te llevará a la muerte lentamente. Ven conmigo, te daré un trabajo como asistente en el castillo, podrás ayudarme a organizar los documentos. Te pagaré un salario, y tendrás un techo por el que no se filtrará el aire. Era una oferta tentadora, lo admitía. Si realmente fuera el rey de algún lugar, podría considerarlo. Pero su vida nunca había sido tan afortunada. Tal vez Lukyan tuviera una prometida, pero no importa qué tan grande fuera su título, nunca sería un rey. La sabia diosa lunar nunca permitiría que un rey tuviera como pareja a una esclava.Cuando el sol volvió a salir, Ada se preparó para salir a trabajar. Anoche, ella respondió de manera superficial a su propuesta y le rogó que durante su estadía no saliera de aquí. Si ya se había enojado por las cicatrices en las manos, no se atrevó a imaginar qué pasaría si llegara a ver cómo es un día normal en su vida.Aunque Lukyan aceptó con buenas palabras, no tenía intención de seguir sus instrucciones.Necesitaba ir al bosque para investigar la verdad sobre los atacantes que lo habían agredido, y también para ver si podía encontrar rastros de su Beta. Justo antes del ataque, había estado con su Beta y algunos de sus soldados en una reunión entre manadas de lobos, y si seguían con vida, necesitaba contactarlos lo antes posible. Ada estaba en la sala de la casa de los Alpha, sosteniendo un trapeador lista para comenzar a limpiar, cuando de repente la puerta se abrió y Jhon entró. Se acercó a ella y le saludó amistosamente, pero luego frunció el ceño y preguntó qué era ese olor
Todos los que vivían en la casa de los Alfa y los vecinos cercanos se reunieron rápidamente para ver qué estaba pasando. Cuando vieron a Andrea sujetando a Ada, con la cara llena de tristeza mientras la acusaba de robar, el murmullo de desprecio comenzó a llenar la multitud. “Sabía que ella no era buena, como su madre.” “Sí, si no fuera porque nuestro Alfa aún recuerda que es su hija, ya la habrían echado. ¿Cómo puede ser tan desagradecida?” Al escuchar los murmullos, Andrea miró a Ada con una sonrisa de triunfo, luego adoptó una expresión de decepción y dolor en su rostro y dijo: —Cuando Ada robó por primera vez mi collar y lo vendió, padre pidió que la echáramos, pero mamá y yo pensamos que solo había sido un error y que bastaba con que ayudara un poco en las tareas del hogar como castigo. Sin embargo, Ada nunca mostró arrepentimiento, y yo y mamá seguimos intercediendo por ella, pero ella seguía robando. Mamá ya está tan enferma de coraje que no puede levantarse de la cama hoy…—
Ada despertó nuevamente, ya había regresado a su pequeña cabaña desvencijada, que estaba llena de corrientes de aire. Se esforzó en mirar a su alrededor y vio a Lukyan, que estaba de espaldas a ella, torpemente ocupado frente a la estufa. Su ropa estaba llena de agujeros y manchas de sangre. Ada finalmente recordó lo que había sucedido antes de perder el conocimiento. Ayer, él había tenido que usar su espalda para protegerla de los latigazos y ataques. En ese momento, ella saltó de la cama.—¿No te dije que te quedaras aquí y no salieras? —gritó ella—. Ahora, el Alpha y la Luna Ursula te habrán descubierto, seguro que te echarán.—No tienes que agradecerme —respondió Lukyan, levantando una ceja—. No fue porque quisiera salvarte, aún somos pareja, y salvarte es solo una reacción instintiva.—Gracias por lo de ayer —Ada, ante las palabras burlonas de Lukyan, lo miró sinceramente—. Nunca nadie se había puesto de mi lado, nunca nadie había defendido mi inocencia sin dudar. Gracias, de ver
Capítulo 7 Lukyan logró quedarse en el clan de las Montañas Negras como había deseado. Le asignaron un trabajo de limpieza en el establo de caballos, pero el orgulloso rey del norte nunca había hecho este tipo de trabajo servil. Trabajó todo el día, pero no consiguió limpiar nada. —Déjame que te ayude. No es difícil si sabes cómo hacerlo. Dijo Ada cogiendo el rastrillo de las manos de Lukyan. —No necesito tu ayuda, acaso no tienes ya suficiente trabajo. Las palabras de Lukyan aunque duras no molestaron a Ada. — Son hermosos, ¿verdad? Lo único que les falta es ser libres. Susurró Ada con la mirada fija en aquellos hermosos animales. Lukyan vio cómo ella no podía apartar la vista de los caballos, mostrando mucho cariño por ellos, y se mostró desdeñoso hacia ella. En su castillo, ¿qué tipo de caballos no había? —Cuando regrese contigo, te regalaré un caballo mucho mejor. Lukyan dijo de manera arrogante. Ada sonrió y no le dio mucha importancia a sus palabras. En ese momento, Urs
Capítulo 8 Andrea observaba a Ada, que estaba limpiando en la sala, mientras la ira crecía en su interior. Ayer, Jhon se atrevió a declararle su amor públicamente.¿Cómo se atrevía?¿Por qué todos los hombres se preocupaban por Ada? Ella no era más que una pequeña y fea esclava. Jhon, Lukyan… aunque no quería admitirlo, Lukyan realmente era guapo y fuerte. Desde el día que apareció de la nada y defendió a Ada, ella había grabado en su memoria cada parte de su cuerpo, no podía sacarse esa mirada tan poderosa y penetrante. Andrea había enviado a alguien a informarle a Lukyan que Ada estaba en peligro, para que este fuera a un lugar alejado. Mientras arrastraba a Ada a su habitación. La ató a una silla y la amordazó para que nadie en toda la casa pudiera escuchar sus gritos de dolor, y menos el Alfa, aunque él lo negara sentía cierta debilidad por su hija y por nada del mundo quería ser interrumpida. Cerro la puerta con llave y camino hacia Ada con la actitud de un cazador cuando acech
Capítulo 9 Lukyan llevó a Ada de regreso a casa como le había prometido, sintiendo que Ada era tonta por haber sido tan fácilmente herida, no entendía porqué no había luchado con Andrea. Su lobo Sacha a menudo le recordaba que aceptará a Ada y completarse el vínculo. Pero Lukyan no lo escuchaba. Sacha había amenazado a Lukyan con dejarle de hablar si se atrevía a irse de allí sin su compañera, pero Lukyan no creía que Sacha fuese capaz de hacerlo y si dejaba de hablarle en cuanto volvieran a la normalidad del palacio seguro que olvidaría a Ada. O esas eran al menos las excusas que Lukyan se decía a sí mismo para no sentir remordimiento por sus decisiones. Ada pasó al interior de la casa y se dispuso a encender la pequeña estufa, Lukyan mientras tanto salió a cazar algo para la cena. Necesitaba dejar libre a Sacha y que este cazara algo para la cena. No tardó mucho en volver con un par de conejos entre sus manos. Los dejó en la mesa y observó como Ada se miraba en un trozo de esp
Capítulo 10 Al día siguiente, cuando el sol acaba de aparecer en el firmamento Lukyan ya se había levantado, echaba de menos el café en el desayuno. Pero Ada no tenía nada más que agua, la fruta se había acabado y su estómago rugía desesperado. Odiaba a Henry con todas sus fuerzas, Ada se mataba a trabajar todos los días y para que? Para recibir las sobras y no todos los días. No esperó a Ada y se adentró solo en el bosque en busca de pistas sobre sus subordinados. Por suerte no había encontrado ningún cuerpo por lo que suponía que debían de haber huido en busca de ayuda o por el contrario estarían presos en la cárcel de la Manada. No podía concebir una traición en sus hombres, estaba seguro de que lo habían buscado y al no encontrarlo habían vuelto a las montañas del norte en buca de ayuda. Cuando volvía a casa de Ada pudo ver un pedazo de tela enganchado en una de las ramas, lo cogió con cuidado y se lo acerco a la nariz. Estaba claro, el aroma de ese trozo de tela perte
Los primeros rayos del sol acababan de aparecer en el firmamento con mucho esfuerzo se levantó. Ada se fijó en lo vieja y deteriorada que se encontraba su pequeña cabaña. Pero se recordó a sí misma que al menos tenía un techo sobre la cabeza. El viento se filtraba por las pequeñas grietas de las paredes, la pequeña brisa que se filtraba era fría, esa era la primera señal de que la nieve no tardaría en llegar. Miró con preocupación la fina manta que cubría la cama y suspiró, preguntándose si su padre estaría de buen humor hoy y tendría la bondad de darle alguna de las prendas de ropa vieja de las que ya se quisieran deshacer. Necesitaba abrigarse más si no lo más probable es que enfermará. No tardó demasiado en encontrarse parada justo enfrente de la lujosa residencia del Alfa de la Manada Black Mountain, lista para comenzar con las tareas de limpieza del día. En esta casa vive su padre, Henry el Alfa de la manada; su madrastra, Luna Ursula; y su hermanastra Andrea, la princes