— Lo siento, fue un accidente. Estaba tan cansada que me desmayé.—
Esas son las únicas palabras que se atrevió a decir, llevaba tanto tiempo pidiendo perdón que esas se habían convertido en las únicas palabras que pronunciaba al cabo del día. La mirada de su padre pareció suavizarse, mostrando una expresión de preocupación, pero en cambio la de Luna Úrsula seguía llena de ira. La interrumpió: —¿De verdad es así? ¿O planeas hacer lo mismo que la última vez y robar las joyas de tu hermana? —¡Yo nunca le he robado nada! —le respondió inmediatamente, furiosa. Ella y su Andrea siempre se aliaban para acusarla de robar dinero de la casa, e incluso escondían dinero en su habitación como "prueba". —No te molestes en negarlo. Encontramos en tu habitación el dinero que obtuviste vendiendo esas joyas —dijo con desprecio—. Con una madre como la tuya, no es sorprendente que seas capaz de cualquier cosa. — Qué haces ahí parada, no tienes suficiente trabajo por hacer o quizás debería darte más tareas.— Sus insultos hacia su madre hicieron que le invadiera la rabia, pero al pensar en la fina manta de su cuarto y en el frío viento exterior, toda su resistencia se desvaneció. A regañadientes, le pidió disculpas. — Lo siento Luna Úrsula, yo me preguntaba si me podrían dar algo de ropa de abrigo, el invierno....— Ella la interrumpió y no le dejó hablar, le pidió que la siguiera hasta la zona de la basura. Una vez estaban allí ella cogió varias mantas y comenzó a hacerlas girones, una vez terminó se dirigió hasta su posición y le dijo que allí tenía su ropa de abrigo. Salió del cuarto dejándola sola e impotente. Se prometió no volver a llorar y hasta hacía unos segundos lo había conseguido. Al menos ella no la había visto hacerlo. Cogió una bolsa de basura y metió todo en el interior. Igual conseguía coserlos y podían hacer su servicio. ................................................. Ese día, todo estaba muy extraño, la mansión estaba vacía. Ni el padre, ni Luna Ursula, ni siquiera Andrea y Jhon estaban presentes, pero para Ada, esto no era más que una buena noticia. Sin las críticas de Andrea ni las miradas de lástima de Jhon, Ada terminó su trabajo con una sonrisa y se dirigió a casa temprano. Cerca de su casa, junto a un contenedor de basura, Ada se sorprendió al encontrar una bolsa de frutas. Eso era bastante raro en el frío invierno, y lo mejor era que las frutas solo tenían una pequeña parte podrida, por lo que solo necesitaba cortar lo malo para poder comerlas. Con gran alegría, las recogió y las llevó a su casa, luego salió nuevamente para recoger leña para su pequeño fogón. En el borde del bosque, encontró a un extraño tirado en el suelo, cubierto de hojas caídas y barro, de modo que no pudo ver su rostro. Un vagabundo, pensó Ada. Algunos que habían cometido errores y habían sido expulsados de sus grupos solían deambular entre el bosque y el pueblo, siendo considerados vagabundos. Ada pensó en su madre, no sabía cómo estaría ahora. Cuando su madre se fue, ella aún era una niña, y ahora casi no podía recordar su rostro. Ada se agachó para revisar la respiración del vagabundo, pero al oler el aroma que emanaba de él, no pudo evitar estremecerse. Su corazón latió con fuerza y rapidez, y su loba, despertando de su largo sueño, saltó de emoción y le gritó a Ada: "¡Es él! ¡Nuestro nuevo compañero!" Ada reconoció esa sensación, la misma que tuvo cuando vio a Jhon por primera vez al alcanzar la adultez, pero ahora era mucho más intensa, casi sintió que su corazón iba a explotar. Era la segunda oportunidad que la diosa lunar le daba. Un vagabundo... Ada se rió irónicamente. Un esclavo y un vagabundo, ¿qué mejor combinación podría haber? Sopesó sus ideas durante varios minutos y al final decidió que aquel hombre no iba a morir allí, si la diosa Luna le había concedido una segunda oportunidad ella no la iba a desaprovechar solo porque su compañero fuese un vagabundo. Mover el peso muerto de un hombre que doblaba dos veces su tamaño no fue para nada fácil. Y menos lo sería cargar con él hasta llegar a su pequeña cabaña. Después de lo que le pareció una eternidad consiguió llevarlo hasta su casa. Lo tumbó en la cama y comenzó a limpiar la sangre seca de su rostro. Sin la sangre seca y la capa de mugre se podía vislumbrar que era un hombre bastante atractivo. La barba incipiente de su rostro lo hacía ver muy sexy a sus ojos. Ella retiró con cuidado su ropa, notando que en su pecho estaba clavado algo brillante. Extendió la mano para intentar sacarlo y así poder limpiar la herida, pero en cuanto tocó la punta de la flecha, un dolor ardiente la hizo gritar. La flecha estaba hecha de plata. Sumergió las manos en agua fría para aliviar el dolor, y entendió que esa era la razón por la que el hombre llevaba tanto tiempo inconsciente. Ada dudó por un momento, luego agarró con fuerza la pequeña parte del asta de la flecha que sobresalía y, con determinación, la arrancó. La lanzó lejos y rápidamente sumergió las manos en el agua fría, frunciendo el ceño de dolor. Sentía que la piel de sus manos estaba a punto de despegarse por el dolor. Lavó sus heridas lo mejor que pudo, sabía que necesitaba medicación pero a ella nunca se la darían. Por lo que no le quedó de otra. Aún no había anochecido y su padre y esas dos brujas no habían aparecido en la casa. Se excusó con uno de los guardias alegando que había olvidado limpiar uno de los baños de la planta baja. Este la dejó entrar no sin antes propinarle un empujón haciéndole caer de bruces contra el suelo. Al ver lo ridícula que se veía al caer, se echó a reír a carcajadas. Se levantó lo más rápido que pudo, su nariz sangraba lo más probable es que estuviera rota. Pero ahora mismo no se podía preocupar por eso había venido a la casa a otra cosa y tenía que conseguirlo a toda costa. Paso hasta el baño de abajo y busco en el botiquín las pastillas de antibiótico y los analgésicos. Los lobos sanan rápido pero eso no significa que no puedan ponerse enfermos y menos necesitar medicamentos. Por suerte Ada no lo hacía a menudo y la responsable de tirar las medicinas caducadas era ella. Así que si algo se complicaba diría que las había tirado a la basura porque su fecha de caducidad había vencido. Esperó un rato para poder volver a salir, en el bolsillo de su vestido llevaba una caja de antibióticos y otra de analgésicos. Tenía miedo de que la pillaran pero de nuevo la suerte estuvo de su lado. Salió de la casa y corrió hasta la suya. Abrió la puerta con desesperación y se acercó hasta su compañero. Seguía respirando! Eso era bueno, machaco las pastillas y las mezcló con agua. Le costó mucho que se bebiera el contenido pero hasta en su inconsciencia él puso de su parte. Lo arropó con sus mantas recién arregladas y se sentó al borde de la cama para contemplar su rostro. A la tenue luz de las velas, su cara, antes llena de agresividad, parecía más suave. Aunque decir esto pueda parecer envidia, realmente creyó que era incluso más apuesto y alto que Jhon, a pesar de que no era más que un vagabundo.Ada miró al hombre en la cama por un momento, permaneciendo a su lado, lo que hizo que su loba comenzara a recuperar fuerzas poco a poco. Sin embargo, pronto se dio cuenta de que, cuando su compañero despertara, lo poco que había encontrado de fruta no sería suficiente para ayudarlo a recuperar fuerzas. Así que Ada se levantó, tomó su viejo y desgastado abrigo y se preparó para ir a cazar en el bosque en secreto. El Alpha siempre le había prohibido hacer esto, pues creía que Ada no tenía la capacidad de protegerse en el bosque, pero hoy la diosa de la suerte parecía estar de su lado. No le costó mucho esfuerzo atrapar un pequeño conejo. Emocionada, lo mordió por la pata y abrió la puerta de su casa, pero al hacerlo, chocó de frente con una figura alta.Él era, de hecho, bastante grande, y sus ojos azul oscuro la observaban fijamente. Mientras ella ponía al "conejito" sobre la mesa, se quitaba el abrigo y sacudía la nieve de su cabello, su mirada nunca se apartaba de ella, y de vez en
Cuando el sol volvió a salir, Ada se preparó para salir a trabajar. Anoche, ella respondió de manera superficial a su propuesta y le rogó que durante su estadía no saliera de aquí. Si ya se había enojado por las cicatrices en las manos, no se atrevó a imaginar qué pasaría si llegara a ver cómo es un día normal en su vida.Aunque Lukyan aceptó con buenas palabras, no tenía intención de seguir sus instrucciones.Necesitaba ir al bosque para investigar la verdad sobre los atacantes que lo habían agredido, y también para ver si podía encontrar rastros de su Beta. Justo antes del ataque, había estado con su Beta y algunos de sus soldados en una reunión entre manadas de lobos, y si seguían con vida, necesitaba contactarlos lo antes posible. Ada estaba en la sala de la casa de los Alpha, sosteniendo un trapeador lista para comenzar a limpiar, cuando de repente la puerta se abrió y Jhon entró. Se acercó a ella y le saludó amistosamente, pero luego frunció el ceño y preguntó qué era ese olor
Todos los que vivían en la casa de los Alfa y los vecinos cercanos se reunieron rápidamente para ver qué estaba pasando. Cuando vieron a Andrea sujetando a Ada, con la cara llena de tristeza mientras la acusaba de robar, el murmullo de desprecio comenzó a llenar la multitud. “Sabía que ella no era buena, como su madre.” “Sí, si no fuera porque nuestro Alfa aún recuerda que es su hija, ya la habrían echado. ¿Cómo puede ser tan desagradecida?” Al escuchar los murmullos, Andrea miró a Ada con una sonrisa de triunfo, luego adoptó una expresión de decepción y dolor en su rostro y dijo: —Cuando Ada robó por primera vez mi collar y lo vendió, padre pidió que la echáramos, pero mamá y yo pensamos que solo había sido un error y que bastaba con que ayudara un poco en las tareas del hogar como castigo. Sin embargo, Ada nunca mostró arrepentimiento, y yo y mamá seguimos intercediendo por ella, pero ella seguía robando. Mamá ya está tan enferma de coraje que no puede levantarse de la cama hoy…—
Ada despertó nuevamente, ya había regresado a su pequeña cabaña desvencijada, que estaba llena de corrientes de aire. Se esforzó en mirar a su alrededor y vio a Lukyan, que estaba de espaldas a ella, torpemente ocupado frente a la estufa. Su ropa estaba llena de agujeros y manchas de sangre. Ada finalmente recordó lo que había sucedido antes de perder el conocimiento. Ayer, él había tenido que usar su espalda para protegerla de los latigazos y ataques. En ese momento, ella saltó de la cama.—¿No te dije que te quedaras aquí y no salieras? —gritó ella—. Ahora, el Alpha y la Luna Ursula te habrán descubierto, seguro que te echarán.—No tienes que agradecerme —respondió Lukyan, levantando una ceja—. No fue porque quisiera salvarte, aún somos pareja, y salvarte es solo una reacción instintiva.—Gracias por lo de ayer —Ada, ante las palabras burlonas de Lukyan, lo miró sinceramente—. Nunca nadie se había puesto de mi lado, nunca nadie había defendido mi inocencia sin dudar. Gracias, de ver
Capítulo 7 Lukyan logró quedarse en el clan de las Montañas Negras como había deseado. Le asignaron un trabajo de limpieza en el establo de caballos, pero el orgulloso rey del norte nunca había hecho este tipo de trabajo servil. Trabajó todo el día, pero no consiguió limpiar nada. —Déjame que te ayude. No es difícil si sabes cómo hacerlo. Dijo Ada cogiendo el rastrillo de las manos de Lukyan. —No necesito tu ayuda, acaso no tienes ya suficiente trabajo. Las palabras de Lukyan aunque duras no molestaron a Ada. — Son hermosos, ¿verdad? Lo único que les falta es ser libres. Susurró Ada con la mirada fija en aquellos hermosos animales. Lukyan vio cómo ella no podía apartar la vista de los caballos, mostrando mucho cariño por ellos, y se mostró desdeñoso hacia ella. En su castillo, ¿qué tipo de caballos no había? —Cuando regrese contigo, te regalaré un caballo mucho mejor. Lukyan dijo de manera arrogante. Ada sonrió y no le dio mucha importancia a sus palabras. En ese momento, Urs
Capítulo 8 Andrea observaba a Ada, que estaba limpiando en la sala, mientras la ira crecía en su interior. Ayer, Jhon se atrevió a declararle su amor públicamente.¿Cómo se atrevía?¿Por qué todos los hombres se preocupaban por Ada? Ella no era más que una pequeña y fea esclava. Jhon, Lukyan… aunque no quería admitirlo, Lukyan realmente era guapo y fuerte. Desde el día que apareció de la nada y defendió a Ada, ella había grabado en su memoria cada parte de su cuerpo, no podía sacarse esa mirada tan poderosa y penetrante. Andrea había enviado a alguien a informarle a Lukyan que Ada estaba en peligro, para que este fuera a un lugar alejado. Mientras arrastraba a Ada a su habitación. La ató a una silla y la amordazó para que nadie en toda la casa pudiera escuchar sus gritos de dolor, y menos el Alfa, aunque él lo negara sentía cierta debilidad por su hija y por nada del mundo quería ser interrumpida. Cerro la puerta con llave y camino hacia Ada con la actitud de un cazador cuando acech
Capítulo 9 Lukyan llevó a Ada de regreso a casa como le había prometido, sintiendo que Ada era tonta por haber sido tan fácilmente herida, no entendía porqué no había luchado con Andrea. Su lobo Sacha a menudo le recordaba que aceptará a Ada y completarse el vínculo. Pero Lukyan no lo escuchaba. Sacha había amenazado a Lukyan con dejarle de hablar si se atrevía a irse de allí sin su compañera, pero Lukyan no creía que Sacha fuese capaz de hacerlo y si dejaba de hablarle en cuanto volvieran a la normalidad del palacio seguro que olvidaría a Ada. O esas eran al menos las excusas que Lukyan se decía a sí mismo para no sentir remordimiento por sus decisiones. Ada pasó al interior de la casa y se dispuso a encender la pequeña estufa, Lukyan mientras tanto salió a cazar algo para la cena. Necesitaba dejar libre a Sacha y que este cazara algo para la cena. No tardó mucho en volver con un par de conejos entre sus manos. Los dejó en la mesa y observó como Ada se miraba en un trozo de esp
Capítulo 10 Al día siguiente, cuando el sol acaba de aparecer en el firmamento Lukyan ya se había levantado, echaba de menos el café en el desayuno. Pero Ada no tenía nada más que agua, la fruta se había acabado y su estómago rugía desesperado. Odiaba a Henry con todas sus fuerzas, Ada se mataba a trabajar todos los días y para que? Para recibir las sobras y no todos los días. No esperó a Ada y se adentró solo en el bosque en busca de pistas sobre sus subordinados. Por suerte no había encontrado ningún cuerpo por lo que suponía que debían de haber huido en busca de ayuda o por el contrario estarían presos en la cárcel de la Manada. No podía concebir una traición en sus hombres, estaba seguro de que lo habían buscado y al no encontrarlo habían vuelto a las montañas del norte en buca de ayuda. Cuando volvía a casa de Ada pudo ver un pedazo de tela enganchado en una de las ramas, lo cogió con cuidado y se lo acerco a la nariz. Estaba claro, el aroma de ese trozo de tela perte