No había nadie en este mundo al que odiara más que a él, su porte arrogante, su sonrisa llena de sarcasmo, su actitud prepotente. Maxwell Jenkins me las pagaría, por hacer de mi vida un infierno en cada oportunidad, no le dejaría salirse con la suya.
Había robado un proyecto en el que había trabajado por meses, siempre fui una mujer dispuesta a hacer mis mayores esfuerzos como CEO, tenía suficiente con la presión de ser una mujer en la industria a la cual siempre le dijeron que no podía hacerlo bien.
Ahora tras perder ese cliente, mi padre amenaza con quitarme de la empresa, dice que no estoy capacitada para lidiar con la competencia, lo que me hace sentir como una inútil y todo es su culpa.
Luego de haber tenido un día de m****a en la empresa, no podía sacarme el recuerdo de su sonrisa sarcástica de mi mente, siempre que lo veía era recordar un montón de sucesos que me han llevado a odiarle, siempre como todo hombre queriendo quedar por encima, pero ahora le tocaba conocer un poco más de mí.
Me aventuré a ir hasta su apartamento, sabía que hoy tendría día libre, lo sabía todo de él y estaba bien informada, necesitaba después de todo tener a alguien dentro de su empresa, no porque quisiera robar sus proyectos de m****a, al final siempre me valía por mí misma. Si no porque quería asegurarme que no se quedara con nada, que no fuera suyo y aunque en esta ocasión no me salió como esperaba, siempre lo llevaba un poco controlado.
La persona que me informa me avisó que iba a salir de la empresa temprano, así que aproveché la oportunidad para ir a desquitar mi rabia de alguna manera, pero ni siquiera eso en el día de hoy me había salido como esperaba que fuera.
Al llegar al apartamento, ver su rostro, el cómo no se esperaba que estuviera allí, pensé que tenía todas las de ganar, que podría humillarlo un poco e irme a casa con esa satisfacción sabiendo que él había perdido ante mí.
Él nunca ha sido de los hombres que te devoran con una mirada, nunca se ha fijado en ninguna mujer, creo en el fondo que su maldito ego no se lo permite, pero hoy había algo diferente en él, cuando lo empujé pude ver en su mirada que ni siquiera se sentía amenazado y aquello me desconcertó un poco, pero no quise darle la satisfacción de notar el mínimo flaqueo.
Al menos fue de ese modo hasta que después de ese movimiento estúpido en el que acerqué mis labios a su oreja y le hablé de ese modo, me tomó por la cintura. En ese momento sentí un calor invadir mi cuerpo, por supuesto, no seré hipócrita conmigo misma, fue un calor que reconocía, pero uno que no quería sentir por un hombre como Maxwell Jenkins.
Lo miré directamente a los ojos, esos jodidos ojos grises como el acero, que siempre eran frialdad, una frialdad que te perforaba el alma. No vi eso, era como si de alguna manera la coraza que siempre llevaba dentro hubiera desaparecido y estuviera entero a disposición.
Pensé en alejarme de él, era lo más peligroso a lo que me había expuesto en mi vida, sin embargo, él estampó sus labios sobre los míos en un movimiento tan repentino que no me lo esperaba.
La calidez de sus labios me envolvió, sus brazos fuertes alrededor de mi dorso eran un arma mortal, no me permitía moverme, ni apartarme, pero se sentía tan bien, sus labios se movían expertos. Apoyé mis manos en su pecho y me dejé llevar por la intensidad de ese beso, por un jodido momento se me olvidó por completo todo lo que él era, todo lo que significaba, así de fuertes eran sus bezos.
Era como tener amnesia, como querer permanecer en ese estado de constante placer, como acariciar las nubes suaves, era todo lo que cualquier mujer quisiera sentir.
Pero mi mente me dio una bofetada de realidad al preguntarme que era lo que estaba haciendo, besando a un hombre que acababa de arruinar mi vida completa, que no había dudado en robar un proyecto.
Lo aparté de repente y estampé mi mano en su rostro, quería dejarle en claro que no podría conmigo, que no soy una mujer fácil y que además no puede faltarme de ese modo al respeto.
Me quedó un mal sabor en el alma, porque al final tengo a mi pareja, soy consciente de que él también tiene a su novia, lo que me lleva a pensar que solamente es un hombre más del montón, el típico hombre rico que cree que por tener dinero puede tenerlo todo.
—¿Por qué hiciste eso? —me pregunta tomando su mejilla.
—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Me ves como el tipo de mujer que va besando a cualquier hombre? Soy una mujer comprometida —me crucé de brazos.
—No pienso de ese modo de ti, jamás lo he hecho —niega con la mirada puesta en el suelo— Realmente lo siento, no sé qué me pasó, no se volverá a repetir.
—Estoy aquí porque me robaste uno de los proyectos más importantes de mi vida, sé perfectamente lo bajo que puedes llegar a caer por conseguir tus objetivos, pero nunca pensé que podrías hacerme eso —hago una mueca.
—No sé de qué estás hablando —vuelve a sonreír.
No iba a conseguir nada hablando con él, seguía siendo un verdadero caso perdido y en definitiva, no quería continuar en esa conversación sin sentido.
—Me las pagarás, te lo prometo —terminé por decir llena de odio.
Él ni siquiera se molestó en darme respuesta al respecto, cuando iba de salida, vi a una pequeña niña, estaba escondida en el umbral de la puerta del apartamento pegado, al parecer espiando la situación.
Me regaló una sonrisa que me hizo sentir un tanto extraña, pero no pude evitar sonreírle de regreso y ella entró a su apartamento.
…
Cuando llegué a mi apartamento me di una ducha para quitarme la mala sensación del cuerpo, pero no dejaba de volver a pensar en aquel beso, aún tenía la sensación de que el sabor de sus labios, un poco dulce, permanecía en mi boca.
Me salí de la ducha cuando no quedaba agua caliente, me lancé sobre la cama y me quedé de ese modo, no tenía humor de hacer absolutamente nada.
Fue entonces cuando mi celular empezó a sonar, me quedé mirando en la pantalla el nombre de Torin, mi novio y en realidad no quería responderle, pero no podía evitar hablar con él para siempre.
—Cariño, lo siento si estabas ocupada, es que supe lo que ocurrió y quería saber como te encuentras —escuché en su tono de voz la preocupación.
—Me encuentro bien —mentí descaradamente— Solamente un poco cansada, no puedo creer que mi padre haya decidido sacarme del puesto por algo que no fue mi responsabilidad, siempre se deja influenciar por lo que dicen los socios.
—¿Quieres que vaya a verte? Puedo hacer lo que sea necesario para hacerte sentir mejor —hace una breve pausa que reconozco, estaba pensando en una propuesta irresistible— Helado, películas de comedia y… ¿Unos masajes?
Aunque la propuesta en otro momento de mi vida me hubiera sido imposible de rechazar, no podía, mucho menos luego de lo que había sucedido, no sabía como le vería a la cara.
—No, perdón, prefiero estar sola hoy, necesito aclarar la mente, pensar en posibles soluciones para que mi padre revierta la decisión que tomó —mentí nuevamente.
—¿Entonces nos vemos mañana para almorzar como habíamos quedado? Pasaré por ti a la empresa.
Aquella fue una pregunta de la cual no había esperado una respuesta, quizá por el miedo de que rechazara el almuerzo de mañana, así que me había dejado sin ninguna alternativa, nos veríamos mañana.
…
Terminé por quedarme dormida luego de sobre pensarlo demasiado, llegué a la conclusión de que me olvidaría de lo sucedido y que me mantendría lejos de Maxwell para evitar más incidentes, aunque lo que había hecho no iba a olvidarlo, pagaría por robar mi proyecto.
Tuve una mañana bastante tranquila, por no decir desocupada, al mi padre haber tomado la decisión de relevarme del puesto, en realidad no hay demasiado que hacer dentro de la empresa, me dediqué a revisar el proyecto, repasarlo para encontrar una fisura, algo que me pudiera ayudar, pero no había nada.
Cuando llegó la hora recibí un mensaje de parte de Torin, me avisaba que me estaba esperando abajo, respiré profundo e iba de salida cuando vi a mi padre en su oficina que me hizo una señal.
—¿Ya te vas? —preguntó mientras yo estaba apoyada en el umbral.
—Sí, saldré a comer con Torin —respondí cruzada de brazos.
—Me gustaría que nos acompañen esta noche a cenar, hablaremos del compromiso, ya es hora ¿No crees? —pregunta mientras baja la vista y continua revisando sus documentos.
—De acuerdo —me limito a responder.
Me fui de allí, porque la furia me recorría por las venas, después de lo que había hecho no tenía derecho de decirme nada, de exigir absolutamente nada.
Es cierto que a pesar de que Torin es heredero de una gran cadena de empresas populares del país y nos conocimos gracias a que mi padre nos presentó con la esperanza de que nuestra relación fuera a más, nosotros nos enamoramos, no por la conveniencia.
Salí desprendiendo furia, vi el coche de Torin no estaba dentro, había tardado tanto, que normalmente cuando eso pasa suele ir por café o algún refrigerio a la cafetería que queda en frente. Me quedé allí parada, dejando que me diera el aire para calmarme mientras lo esperaba, vi caminar hacia mí a Maxwell.
Llevaba entre sus manos un enorme ramo de rosas rojas, muy básico a mi parecer, me clavó la mirada y una sonrisa apareció sobre sus labios, en ese silencio de que ninguno de los dos decía ni una palabra, sus ojos no dejaban de estar sobre mí.
Me besó, fue como revivir el momento del día anterior, mi respiración se congeló y fue en ese momento cuando escuché mi nombre.
No había podido dormir en toda la noche, me sentía como tal vez nunca en mi vida me había sentido y no lograba entender cuál era la verdadera razón. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ese beso? Era algo que no debía de haber sucedido, sin embargo, a pesar de saber que estoy con Cecily no dejaba de pensar en ella.Mi pecho se sentía aplastado, quería verla. Ella siempre había estado en mi entorno, en el mismo instituto en el que estudié, en las reuniones de familia, ella siempre había estado, pero jamás había puesto mi mirada en ella.No puedo decir que era entendible que no lo haya hecho, tiene un cabello rubio rizado precioso, unos ojos verdes hipnóticos, la mayoría de hombres cuando la ven pasar se quedan viéndola, todos menos yo, que siempre estuve ciego.Lancé un cojín al suelo furioso, no lo comprendía, ¿qué era este sentimiento alojado en mi pecho?Me quedé en la misma posición, ni siquiera me quería levantar de la cama, pero no tenía demasiadas alternativas, tenía que ir al t
Mi vida se había visto arruinada en un segundo, mientras tenía en frente a un hombre que no terminaba por entender, terminaban por ser piezas que no encajan.Esto me llevaba a preguntarme si era una simple diversión o si quería ver mi vida hecha añicos, si pretendía arruinar mi matrimonio para que no pudiera quedarme con la empresa y así librar su camino.—¡Tienes que arreglar esto! —digo furiosa tomándolo por su camisa.Él se queda mirando mi rostro, sus ojos fijos en mi rostro y me quedo paralizada, sin siquiera poder pasar saliva.—No puedo hacer eso, no voy a arreglarlo Marcelene, no quiero verte con otro hombre —sentencia con firmeza.Veo en su rostro la sinceridad, ¿acaso perdió la cordura? Nada de lo que estaba sucediendo tenía sentido.—No entiendo que es lo que me pasa cada vez que te tengo cerca de mí, pero tampoco puedo comprender que es lo que me pasa cuando estás lejos, no dejo de tenerte en mi cabeza todo el tiempo y eso me resulta tan molesto —confiesa con la confusión
Llegué a mi casa un poco confundido, me abordaba la satisfacción, como si haber hecho lo que hice no estuviera mal, como cuando lograba concretar un proyecto importante, era exactamente la misma sensación en una situación inusual.Me tiré en el sofá con la única intención de descansar, quizá quedarme imaginando miles de escenarios mientras veía el techo, delirando con cosas que ni siquiera deseaba de verdad, como el estar con Marcelene, recostado con ella mirando las estrellas.Nunca había sido del tipo de hombre romántico empedernido que va preparando cenas a la luz de las velas o del tipo de hombre que va gritando por el mundo que está enamorado, lo que nuevamente me llevaba a sentirme jodidamente extraño, porque yo no quería sentir esto por esa mujer.No estaba listo para esto, no estaba listo para ser el hombre que cualquier mujer necesitaría, estaba bien con mi relación en la que Cecily se ocupaba la mayor parte del tiempo de salir con sus amigas, de estar ocupada en eventos y qu
Me quedé un momento, parada, en frente al espejo, no me encontraba muy convencida, un vestido en un tono plateado, con una abertura que iba hasta el ombligo prácticamente, tacones altos, que debo de admitir que eso sí que iba bien, pero era demasiado… ¿provocador? ¿Sexy? Daba igual, no era mi estilo.Era el estilo de Jess, a mí me iban más los vestidos largos, pero no podía negarme ante tanta insistencia y sus palabras de aliento. Ella creía que debía verme hermosa, ir a comerme el mundo para tragarme las penas, aunque yo me sentía sumergida en mi miseria.No puedo decir que mi relación con Torin era lo mejor del mundo, pero había risas, había complicidad, incluso en muchas ocasiones llegué a sentir que nos entendíamos, que vivíamos en las mismas sintonías.Ahora me sentía como si no solamente me hubiera engañado con otra mujer, sino que sentía un extraño presentimiento de que todo lo que habíamos pasado juntos no era real y deseaba que no fuera cierto, que al menos todo lo demás de v
Un vestido plateado que le realzaba su figura, la hacían ver mucho más apetecible, daban ganas de desvestirla en la primera oportunidad a solas que tuviera… ¿Qué diablos estaba pensando? No, esos pensamientos, el dejarme llevar por impulsos, definitivamente ese no era yo.—Maxwell —colocó sus manos encima de las mías— Quítate.Quería obedecerla, porque tampoco me gustaba el estar encima de ella, o la menos eso de lo que me quería convencer a mí mismo. Aparté brevemente mis manos de ella, pero fue lo suficiente para que se diera la vuelta para marcharse, solamente que fui tras ella, la vi apresurarse entre la multitud y la alcancé a ver ir en dirección a la barra.Se apoyó y esperó a que la atendieran, yo solamente me quedé parado observando, el chico que la atendió la observó con especial interés, aquello encendió algo en mi alma, no sabría describir que era, nunca me había sentido de ese modo antes.Ella le sonrió y empezaron a hablar, un gruñido se ahogó en mis labios, estaba a punt
No tenía la menor idea de lo que me estaba tratando de decir la vida, si era una prueba, pero, joder, Maxwell es jodidamente tentador.Nunca lo había mirado con ojos de mujer, sino con los ojos de una mujer ambiciosa que quería superarlo, mostrarme mejor que él, demostrarle a mi padre que podría incluso si mi competencia era un hombre.Ahora mismo estoy contra el coche del hombre que más he odiado en mi vida, luego de haberlo visto tratando de darme celos con otra mujer y viendo como él se moría al ver la posibilidad de que estuviera con otro.No sé si aquello es suficiente para demostrar que tiene un interés genuino, pero admito que me pareció una situación excitante o tal vez es el efecto del alcohol, que no me deja pensar con completa claridad.El calor de su cuerpo apoderándose del mío, sus manos firmes tocando mi cuerpo, su mirada gritando que quiere tenerme, todo eso me llevó a cometer una locura, la locura que en otro momento me hubiera burlado y hubiera dicho que era imposible
Fue una noche que no podría quitarme de la mente nunca, era mejor de lo que alguna vez podría haber imaginado, tener a Marcelene, que se quedara dormida a mi lado y amanecer teniéndola en mi pecho, sin duda era algo que quería volver a repetir.Me levanté de su lado con cuidado, no quería despertarla, necesitaba de una ducha para poder despejarme un poco y si tenía la oportunidad de pasar aunque fuese unos minutos más a su lado los pensaba utilizar para demostrarle de lo que estoy hecho.Sé al final que ella no tiene buenos recuerdos de nosotros, siempre le he hecho la vida un poco más difícil, de hecho no hace más que unos días le quité un cliente importante y ni siquiera me paré a pensar en lo que acababa de hacer.Me metí bajo el agua caliente, todo mi cuerpo se empezó a relajar, puse un poco de música para que fuera un baño incluso más relajante. Una de las mejores maneras de empezar el día luego de una noche inolvidable o incluso en los días malos es darse un baño de agua calient
Me desperté por el sonido del celular sonando, no podía despegar mis ojos, tenía aún bastante sueño, pero no el suficiente para ignorar el sonido. Tanteé la mesa de noches, tomé el celular y respondí a duras penas.—¿Hola? —dije con mi voz somnolienta.Un silencio abrumador al otro lado, estaba a punto de dejar el jodido celular y seguir durmiendo, no sé a quién se le ocurría llamar a esas horas de la mañana, pero sin duda quería que se fuera a la mierda.—¿Quién eres? —escuché la voz al otro lado.No me pareció nada familiar, fue entonces cuando la razón se apoderó de mi mente, presté un poco más de atención, el sonido del agua corriendo en la ducha, la música suave y todo regresó a mi cabeza como si volviera a ocurrir en una secuencia rápida.—¿Quién eres tú? —pregunté sentándome de repente en la cama y mirando a mis alrededores.Quería creer que todo había sido un sueño erótico sin sentido, que me reiría de esto, pero estaba ocurriendo y entonces me di cuenta de que ni siquiera est