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Capítulo 2 "Robaste mi proyecto"

No había nadie en este mundo al que odiara más que a él, su porte arrogante, su sonrisa llena de sarcasmo, su actitud prepotente. Maxwell Jenkins me las pagaría, por hacer de mi vida un infierno en cada oportunidad, no le dejaría salirse con la suya.

Había robado un proyecto en el que había trabajado por meses, siempre fui una mujer dispuesta a hacer mis mayores esfuerzos como CEO, tenía suficiente con la presión de ser una mujer en la industria a la cual siempre le dijeron que no podía hacerlo bien.

Ahora tras perder ese cliente, mi padre amenaza con quitarme de la empresa, dice que no estoy capacitada para lidiar con la competencia, lo que me hace sentir como una inútil y todo es su culpa.

Luego de haber tenido un día de m****a en la empresa, no podía sacarme el recuerdo de su sonrisa sarcástica de mi mente, siempre que lo veía era recordar un montón de sucesos que me han llevado a odiarle, siempre como todo hombre queriendo quedar por encima, pero ahora le tocaba conocer un poco más de mí.

Me aventuré a ir hasta su apartamento, sabía que hoy tendría día libre, lo sabía todo de él y estaba bien informada, necesitaba después de todo tener a alguien dentro de su empresa, no porque quisiera robar sus proyectos de m****a, al final siempre me valía por mí misma. Si no porque quería asegurarme que no se quedara con nada, que no fuera suyo y aunque en esta ocasión no me salió como esperaba, siempre lo llevaba un poco controlado.

La persona que me informa me avisó que iba a salir de la empresa temprano, así que aproveché la oportunidad para ir a desquitar mi rabia de alguna manera, pero ni siquiera eso en el día de hoy me había salido como esperaba que fuera.

Al llegar al apartamento, ver su rostro, el cómo no se esperaba que estuviera allí, pensé que tenía todas las de ganar, que podría humillarlo un poco e irme a casa con esa satisfacción sabiendo que él había perdido ante mí.

Él nunca ha sido de los hombres que te devoran con una mirada, nunca se ha fijado en ninguna mujer, creo en el fondo que su maldito ego no se lo permite, pero hoy había algo diferente en él, cuando lo empujé pude ver en su mirada que ni siquiera se sentía amenazado y aquello me desconcertó un poco, pero no quise darle la satisfacción de notar el mínimo flaqueo.

Al menos fue de ese modo hasta que después de ese movimiento estúpido en el que acerqué mis labios a su oreja y le hablé de ese modo, me tomó por la cintura. En ese momento sentí un calor invadir mi cuerpo, por supuesto, no seré hipócrita conmigo misma, fue un calor que reconocía, pero uno que no quería sentir por un hombre como Maxwell Jenkins.

Lo miré directamente a los ojos, esos jodidos ojos grises como el acero, que siempre eran frialdad, una frialdad que te perforaba el alma. No vi eso, era como si de alguna manera la coraza que siempre llevaba dentro hubiera desaparecido y estuviera entero a disposición.

Pensé en alejarme de él, era lo más peligroso a lo que me había expuesto en mi vida, sin embargo, él estampó sus labios sobre los míos en un movimiento tan repentino que no me lo esperaba.

La calidez de sus labios me envolvió, sus brazos fuertes alrededor de mi dorso eran un arma mortal, no me permitía moverme, ni apartarme, pero se sentía tan bien, sus labios se movían expertos. Apoyé mis manos en su pecho y me dejé llevar por la intensidad de ese beso, por un jodido momento se me olvidó por completo todo lo que él era, todo lo que significaba, así de fuertes eran sus bezos.

Era como tener amnesia, como querer permanecer en ese estado de constante placer, como acariciar las nubes suaves, era todo lo que cualquier mujer quisiera sentir.

Pero mi mente me dio una bofetada de realidad al preguntarme que era lo que estaba haciendo, besando a un hombre que acababa de arruinar mi vida completa, que no había dudado en robar un proyecto.

Lo aparté de repente y estampé mi mano en su rostro, quería dejarle en claro que no podría conmigo, que no soy una mujer fácil y que además no puede faltarme de ese modo al respeto.

Me quedó un mal sabor en el alma, porque al final tengo a mi pareja, soy consciente de que él también tiene a su novia, lo que me lleva a pensar que solamente es un hombre más del montón, el típico hombre rico que cree que por tener dinero puede tenerlo todo.

—¿Por qué hiciste eso? —me pregunta tomando su mejilla.

—¿Qué crees que estás haciendo? ¿Me ves como el tipo de mujer que va besando a cualquier hombre? Soy una mujer comprometida —me crucé de brazos.

—No pienso de ese modo de ti, jamás lo he hecho —niega con la mirada puesta en el suelo— Realmente lo siento, no sé qué me pasó, no se volverá a repetir.

—Estoy aquí porque me robaste uno de los proyectos más importantes de mi vida, sé perfectamente lo bajo que puedes llegar a caer por conseguir tus objetivos, pero nunca pensé que podrías hacerme eso —hago una mueca.

—No sé de qué estás hablando —vuelve a sonreír.

No iba a conseguir nada hablando con él, seguía siendo un verdadero caso perdido y en definitiva, no quería continuar en esa conversación sin sentido.

—Me las pagarás, te lo prometo —terminé por decir llena de odio.

Él ni siquiera se molestó en darme respuesta al respecto, cuando iba de salida, vi a una pequeña niña, estaba escondida en el umbral de la puerta del apartamento pegado, al parecer espiando la situación.

Me regaló una sonrisa que me hizo sentir un tanto extraña, pero no pude evitar sonreírle de regreso y ella entró a su apartamento.

Cuando llegué a mi apartamento me di una ducha para quitarme la mala sensación del cuerpo, pero no dejaba de volver a pensar en aquel beso, aún tenía la sensación de que el sabor de sus labios, un poco dulce, permanecía en mi boca.

Me salí de la ducha cuando no quedaba agua caliente, me lancé sobre la cama y me quedé de ese modo, no tenía humor de hacer absolutamente nada.

Fue entonces cuando mi celular empezó a sonar, me quedé mirando en la pantalla el nombre de Torin, mi novio y en realidad no quería responderle, pero no podía evitar hablar con él para siempre.

—Cariño, lo siento si estabas ocupada, es que supe lo que ocurrió y quería saber como te encuentras —escuché en su tono de voz la preocupación.

—Me encuentro bien —mentí descaradamente— Solamente un poco cansada, no puedo creer que mi padre haya decidido sacarme del puesto por algo que no fue mi responsabilidad, siempre se deja influenciar por lo que dicen los socios.

—¿Quieres que vaya a verte? Puedo hacer lo que sea necesario para hacerte sentir mejor —hace una breve pausa que reconozco, estaba pensando en una propuesta irresistible— Helado, películas de comedia y… ¿Unos masajes?

Aunque la propuesta en otro momento de mi vida me hubiera sido imposible de rechazar, no podía, mucho menos luego de lo que había sucedido, no sabía como le vería a la cara.

—No, perdón, prefiero estar sola hoy, necesito aclarar la mente, pensar en posibles soluciones para que mi padre revierta la decisión que tomó —mentí nuevamente.

—¿Entonces nos vemos mañana para almorzar como habíamos quedado? Pasaré por ti a la empresa.

Aquella fue una pregunta de la cual no había esperado una respuesta, quizá por el miedo de que rechazara el almuerzo de mañana, así que me había dejado sin ninguna alternativa, nos veríamos mañana.

Terminé por quedarme dormida luego de sobre pensarlo demasiado, llegué a la conclusión de que me olvidaría de lo sucedido y que me mantendría lejos de Maxwell para evitar más incidentes, aunque lo que había hecho no iba a olvidarlo, pagaría por robar mi proyecto.

Tuve una mañana bastante tranquila, por no decir desocupada, al mi padre haber tomado la decisión de relevarme del puesto, en realidad no hay demasiado que hacer dentro de la empresa, me dediqué a revisar el proyecto, repasarlo para encontrar una fisura, algo que me pudiera ayudar, pero no había nada.

Cuando llegó la hora recibí un mensaje de parte de Torin, me avisaba que me estaba esperando abajo, respiré profundo e iba de salida cuando vi a mi padre en su oficina que me hizo una señal.

—¿Ya te vas? —preguntó mientras yo estaba apoyada en el umbral.

—Sí, saldré a comer con Torin —respondí cruzada de brazos.

—Me gustaría que nos acompañen esta noche a cenar, hablaremos del compromiso, ya es hora ¿No crees? —pregunta mientras baja la vista y continua revisando sus documentos.

—De acuerdo —me limito a responder.

Me fui de allí, porque la furia me recorría por las venas, después de lo que había hecho no tenía derecho de decirme nada, de exigir absolutamente nada. 

Es cierto que a pesar de que Torin es heredero de una gran cadena de empresas populares del país y nos conocimos gracias a que mi padre nos presentó con la esperanza de que nuestra relación fuera a más, nosotros nos enamoramos, no por la conveniencia.

Salí desprendiendo furia, vi el coche de Torin no estaba dentro, había tardado tanto, que normalmente cuando eso pasa suele ir por café o algún refrigerio a la cafetería que queda en frente. Me quedé allí parada, dejando que me diera el aire para calmarme mientras lo esperaba, vi caminar hacia mí a Maxwell.

Llevaba entre sus manos un enorme ramo de rosas rojas, muy básico a mi parecer, me clavó la mirada y una sonrisa apareció sobre sus labios, en ese silencio de que ninguno de los dos decía ni una palabra, sus ojos no dejaban de estar sobre mí.

Me besó, fue como revivir el momento del día anterior, mi respiración se congeló y fue en ese momento cuando escuché mi nombre.

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