Me desperté por el sonido del celular sonando, no podía despegar mis ojos, tenía aún bastante sueño, pero no el suficiente para ignorar el sonido. Tanteé la mesa de noches, tomé el celular y respondí a duras penas.—¿Hola? —dije con mi voz somnolienta.Un silencio abrumador al otro lado, estaba a punto de dejar el jodido celular y seguir durmiendo, no sé a quién se le ocurría llamar a esas horas de la mañana, pero sin duda quería que se fuera a la mierda.—¿Quién eres? —escuché la voz al otro lado.No me pareció nada familiar, fue entonces cuando la razón se apoderó de mi mente, presté un poco más de atención, el sonido del agua corriendo en la ducha, la música suave y todo regresó a mi cabeza como si volviera a ocurrir en una secuencia rápida.—¿Quién eres tú? —pregunté sentándome de repente en la cama y mirando a mis alrededores.Quería creer que todo había sido un sueño erótico sin sentido, que me reiría de esto, pero estaba ocurriendo y entonces me di cuenta de que ni siquiera est
Los últimos días me había tratado de concentrar en la empresa, tratar de evitar que ella volviera a apoderarse de mis pensamientos, pero aquello había sido imposible, en cada situación me venía ella a la mente.Podía estar en medio de la reunión, explicando sobre un proyecto y de repente la imaginaba sentada encima de la mesa, con esa sonrisa traviesa, perdía toda la concentración, mi mente me quedaba en blanco, quería salir corriendo a buscarla.Han sido días difíciles tratando de evitar volver a buscarla, porque aquello fue lo que ella me pidió, pero hoy me desperté sintiendo que el aire me faltaba, que si no podía verla me moriría, no sé esto, parecía una especie de brujería.Le marqué a Thom y le pedí que me consiguiera el número de Marcelene, lo necesitaba de verdad que lo necesitaba, aunque me dijo que me estaba volviendo loco, que no parecía su amigo el de siempre, terminó por acceder a conseguirlo.No pasó mucho tiempo que mientras estaba en la ducha me llegó un mensaje, era d
No fue fácil escuchar a mi padre decir aquellas barbaridades, pensaba en mandar a la mierda todo el esfuerzo que había hecho solamente por una cosa, porque no me casaría con el hombre que él esperaba que me casara.Tenía una invitación ahí en pie, para una fiesta icónica, sabía que sería tema del cual hablar y tal vez la decisión que estaba a punto de tomar no sería la mejor de todas, pero era lo que me apetecía.Desde que había recibido la llamada de Maxwell, sabía que mi respuesta sería una pista de en donde podría encontrarme, no parece el hombre que se da por vencido ante nada.Tenía pensado el atuendo que iba a colocarme, no era lo que quizá el promedio esperaba, pero había elegido el personaje de una serie, que justamente cuando iba a una fiesta usaba ese atuendo, la protagonista tenía un parecido conmigo, así que me gustó en el momento que lo vi.Mi padre me vio cuando estaba a punto de irme, aún tenía el antifaz en la mano y se detuvo justo delante de mí, con la mirada inyecta
Por alguna extraña razón Marcelene estaba actuando raro, ese jugueteo que habíamos tenido en una primera instancia es lo más normal que había ocurrido entre ambos en la noche. Ella me había dejado en claro que no quería involucrarse en lo que estaba ocurriendo con Cecily, que no quería que sufriera por mi culpa, pero ahora lo había dado vuelta todo, ¿qué la había hecho cambiar de opinión de esa manera tan repentina? Vi esa secuencia, Cecily tomando su brazo, ella dejando caer el contenido del trago encima de su vestido, no parecía algo que había ocurrido por un accidente, de todos modos, si nos hubiera dejado en paz no tendría que haber pasado. No entendía por qué, ella me había tenido, habíamos podido tener la vida perfecta juntos, habernos comprometido, pero ella misma poco a poco lo había destruido. A veces me llevaba a preguntarme si realmente creía que lo nuestro no iba a terminar nunca, que siempre iba a tolerar sus tratos solamente porque habíamos iniciado algo. —Te vas a a
Me llevé de la mano a Maxwell por el pasillo, en busca de un sitio en el que pudiéramos estar a solas un buen rato, al final del pasillo había una escalera que daba a otro piso, no tenía la menor idea de que era lo que nos íbamos a encontrar al llegar, pero tampoco estaba pensando demasiado en ello.Traía ya varias copas encima, pero tampoco era ninguna excusa, quería estar con Maxwell, quería volver a experimentar aquella sensación tan diferente a todo lo que había vivido antes.Quizá era malo comparar una relación con la anterior, pero era inevitable ver que con Maxwell todo fluía de una manera tan diferente, sin sentir que las cosas eran forzadas, sin sentir roces desagradables ni incomodidades de por medio.Entramos en una habitación que parecía una sala vip, con un gran sofá de cuerpo, lo lancé encima de él, una sonrisa traviesa se dibujó sobre mis labios y el calor en mis mejillas me hizo saber que incluso con varias copas encima me sentía avergonzada.No iba a dejar que el mied
Amanecí con Marcelene entre mis brazos, podía jurar que luego de días durmiendo tan mal era la primera vez que al menos podía decir que dormí cómodo aunque no lo haya hecho por tantas horas.El timbre había sonado a primera hora y aunque es cierto que para ella no había hecho la mínima diferencia, yo no pude evitar despertar. Me demoré un par de segundos en despabilar lo suficiente como para levantarme de la cama, pero el timbre había sonado tantas veces que tuve que apresurarme para abrir antes de que ella terminara por despertarse.Al abrir la puerta me topé con el rostro de Thom, que parecía un poco espantado, quizá no había tenido una buena noche o había peleado con Jess, la prima de Marcelene.—¿Por qué estás en la puerta de mi casa tan temprano? —pregunté entre gruñidos— Quería aprovechar a dormir un poco más, llevaba noches sin sentirme tan bien.—¿Tú tienes la menor idea la que te está a punto de caer Maxwell? —preguntó pasando sus manos por la cabeza.Ni siquiera se quedó esp
Me quedé un momento, paralizada, no podía creer que después de la conversación que había tenido me debía de encontrar en una situación tan incómoda viendo al padre de Maxwell. No era que me lo topara tan seguido en mi vida, pero cada vez que tenía la desgracia de estar cerca, siempre me veía con ese desprecio, con ese gesto de superioridad, como si fuera una especie de abominación, eran un conjunto de emociones que iban pasando por su rostro. La realidad es que no siempre fue de este modo, de hecho mi padre y el suyo alguna vez en la vida fueron muy cercanos, pero eso cambió por una razón, por el dinero, el maldito dinero que termina pudriendo a la gente. En mi opinión personal el padre de Maxwell es de los seres más rastreros, siempre fue lo que pensé por el comportamiento de su hijo, aunque ahora mismo tengamos una cercanía porque hay sentimientos aflorando, no quiere decir que me haya olvidado de sus actitudes, que me olvide de todos los contratos que me arruinó o hasta donde fue
Me quedé en un silencio absoluto, la simple presencia de mi padre siempre me había provocado aquello, ese sentimiento de que debo guardarle ese respeto, incluso en las ocasiones que considero que no debería de hacerlo. Él sin ni siquiera dirigirme la palabra luego de lo que había dicho delante de Marcelene, tomó asiento, se acomodó en el sofá y miró la revista que estaba a su lado, con ese mismo gesto de decepción. —No puedo creerlo Maxwell, nunca he sido el tipo de padre que te ha prohibido algo, porque creo que prohibir es algo que incita a querer hacerlo mucho más, pero en mi mente eras un hombre mucho más inteligente —comenta negando con su cabeza— Al menos si querías sacarte las ganas de estar con esa mujer, la hubieras traído a tu apartamento. —La traje a mi apartamento, pero, lo lamento padre, creo que no te debo dar una explicación con lo que hago con mi vida o como manejo esto —comenté mientras me dejaba caer sobre el sofá de un cuerpo que estaba en frente. —Me debes expli