Respiré tan profundo como mis pulmones me lo permitieron, traté de mantener la calma, todo era abrumador y absurdo. Vi en su mirada por primera vez la honestidad y el golpe de la realidad fue tan grande que pude comenzar a comprender por qué todo esto estuvo oculto durante estos últimos años.Recordé las palabras de mi padre como si todo fuera una secuencia lenta y el dolor en mi pecho se volvió intenso.—Tu madre nunca murió —dijo de la nada con la vista puesta en un punto fijo—. Ella se marchó y nos dejó. Pensé que esa realidad te dolería más que a nada y es por eso que te mentí, preferí que vivieras engañada toda tu vida.Pensé en que todo eso era una mentira, una maldita excusa ante lo que había descubierto. Pero sacó su móvil y me enseñó una fotografía que desmoronó mi mundo. Mi madre estaba caminando en dirección a una tienda, supe que mi padre le había enviado a algún detective a buscar sus pasos, pero eso traía consigo incluso más preguntas.—¿Por qué se marchó? ¿Por qué nos d
No me moví, me quedé paralizado con aquellas palabras que seguían repitiéndose en mi mente como una secuencia y no podía dejar de mirar sus ojos. No lo comprendía, como era posible que me hubiera traicionado de aquella manera y que peor aún, no sintiera ni una pisca de remordimiento.—No es tu hijo —había dicho de repente sin dejar de mirar mis ojos—. En ese viaje, cuando tú estabas tan ocupado como de costumbre y solamente llevaste a Cecily para ser tu accesorio, bebimos de más. Ella estaba destrozada, se sentía agotada de solamente seguir siendo invisible para ti y yo no pude hacer más que consolarla.No sabía que decir ante su confesión, no sabía como seguir mirando su cara cuando le había confiado todo y me había traicionado por tanto tiempo. Reaccioné, me mantuve en silencio demasiado tiempo y tuve suficiente para pensar en todo lo ocurrido. Ahora que podía ver su verdadera cara, sabía que en realidad nunca fuimos verdaderos amigos y no tenía nada que hacer con ello.Hacía tiemp
La tormenta había acabado para nosotros, no podía decir que la vida nos sonreía, pero había cierta calma en el aire. Los últimos meses habían servido para calmar las cosas, todo se iba acomodando justo a la medida poco a poco y las heridas dejadas por el destino caprichoso comenzaban a sanar poco a poco.La empresa al fin comenzaba a situarse en el marcado, no atrevería a sacar conclusiones apresuradas, pero al ritmo que venía creciendo, pronto seríamos exitosos y unidos. Quizá aquel había sido el mayor miedo de nuestros padres cuando nos unimos, que juntos pudiéramos ser mucho más exitosos de lo que ellos fueron en sus vidas.Aunque a decir verdad, poco a poco empezaron a aceptarlo o quizá simplemente era la resignación de saber que nada podría separarnos. Fue hermoso ver sus rostros cuando les dijimos del embarazo, la verdad nos esperamos un poco, no queríamos que nuestra alegría se viera desvanecida por otro suceso imprevisto.Formamos una cena con ambas familias, yo no esperaba qu
La vida, castigo divino, como quieran llamarle, pero no me merecía esto, al final mi día no había comenzado como lo esperaba y probablemente tampoco terminaría de una muy buena manera. No había bastado con el hecho de que tuviera que estar soportando los enojos de Cecily, siempre que se molesta opta por hacer un poco más de lo mismo, sentarse en el coche todo el camino de brazos cruzados mirando a la ventanilla y sabe perfectamente que eso me fastidia.Puedo comprender su enojo, pero realmente la vida no me había colaborado en nada, ¿de qué tenía la culpa yo? No había elegido que una de mis empleadas creara una extraña obsesión conmigo, de hecho ni siquiera me había dado cuenta de ese hecho hasta esta mañana cuando toda mi vida comenzó a fluir de mal en peor.Ella lo había planeado todo y yo iba por la vida, incrédulo, creyendo que a cualquier empleada se le podría torcer un tobillo, estaba tan eufórico por un contrato que conseguí para la empresa, que se lo logré robar a la empresa
No había nadie en este mundo al que odiara más que a él, su porte arrogante, su sonrisa llena de sarcasmo, su actitud prepotente. Maxwell Jenkins me las pagaría, por hacer de mi vida un infierno en cada oportunidad, no le dejaría salirse con la suya.Había robado un proyecto en el que había trabajado por meses, siempre fui una mujer dispuesta a hacer mis mayores esfuerzos como CEO, tenía suficiente con la presión de ser una mujer en la industria a la cual siempre le dijeron que no podía hacerlo bien.Ahora tras perder ese cliente, mi padre amenaza con quitarme de la empresa, dice que no estoy capacitada para lidiar con la competencia, lo que me hace sentir como una inútil y todo es su culpa.Luego de haber tenido un día de mierda en la empresa, no podía sacarme el recuerdo de su sonrisa sarcástica de mi mente, siempre que lo veía era recordar un montón de sucesos que me han llevado a odiarle, siempre como todo hombre queriendo quedar por encima, pero ahora le tocaba conocer un poco má
No había podido dormir en toda la noche, me sentía como tal vez nunca en mi vida me había sentido y no lograba entender cuál era la verdadera razón. ¿Por qué no podía dejar de pensar en ese beso? Era algo que no debía de haber sucedido, sin embargo, a pesar de saber que estoy con Cecily no dejaba de pensar en ella.Mi pecho se sentía aplastado, quería verla. Ella siempre había estado en mi entorno, en el mismo instituto en el que estudié, en las reuniones de familia, ella siempre había estado, pero jamás había puesto mi mirada en ella.No puedo decir que era entendible que no lo haya hecho, tiene un cabello rubio rizado precioso, unos ojos verdes hipnóticos, la mayoría de hombres cuando la ven pasar se quedan viéndola, todos menos yo, que siempre estuve ciego.Lancé un cojín al suelo furioso, no lo comprendía, ¿qué era este sentimiento alojado en mi pecho?Me quedé en la misma posición, ni siquiera me quería levantar de la cama, pero no tenía demasiadas alternativas, tenía que ir al t
Mi vida se había visto arruinada en un segundo, mientras tenía en frente a un hombre que no terminaba por entender, terminaban por ser piezas que no encajan.Esto me llevaba a preguntarme si era una simple diversión o si quería ver mi vida hecha añicos, si pretendía arruinar mi matrimonio para que no pudiera quedarme con la empresa y así librar su camino.—¡Tienes que arreglar esto! —digo furiosa tomándolo por su camisa.Él se queda mirando mi rostro, sus ojos fijos en mi rostro y me quedo paralizada, sin siquiera poder pasar saliva.—No puedo hacer eso, no voy a arreglarlo Marcelene, no quiero verte con otro hombre —sentencia con firmeza.Veo en su rostro la sinceridad, ¿acaso perdió la cordura? Nada de lo que estaba sucediendo tenía sentido.—No entiendo que es lo que me pasa cada vez que te tengo cerca de mí, pero tampoco puedo comprender que es lo que me pasa cuando estás lejos, no dejo de tenerte en mi cabeza todo el tiempo y eso me resulta tan molesto —confiesa con la confusión
Llegué a mi casa un poco confundido, me abordaba la satisfacción, como si haber hecho lo que hice no estuviera mal, como cuando lograba concretar un proyecto importante, era exactamente la misma sensación en una situación inusual.Me tiré en el sofá con la única intención de descansar, quizá quedarme imaginando miles de escenarios mientras veía el techo, delirando con cosas que ni siquiera deseaba de verdad, como el estar con Marcelene, recostado con ella mirando las estrellas.Nunca había sido del tipo de hombre romántico empedernido que va preparando cenas a la luz de las velas o del tipo de hombre que va gritando por el mundo que está enamorado, lo que nuevamente me llevaba a sentirme jodidamente extraño, porque yo no quería sentir esto por esa mujer.No estaba listo para esto, no estaba listo para ser el hombre que cualquier mujer necesitaría, estaba bien con mi relación en la que Cecily se ocupaba la mayor parte del tiempo de salir con sus amigas, de estar ocupada en eventos y qu