Llegué a mi casa un poco confundido, me abordaba la satisfacción, como si haber hecho lo que hice no estuviera mal, como cuando lograba concretar un proyecto importante, era exactamente la misma sensación en una situación inusual.
Me tiré en el sofá con la única intención de descansar, quizá quedarme imaginando miles de escenarios mientras veía el techo, delirando con cosas que ni siquiera deseaba de verdad, como el estar con Marcelene, recostado con ella mirando las estrellas.Nunca había sido del tipo de hombre romántico empedernido que va preparando cenas a la luz de las velas o del tipo de hombre que va gritando por el mundo que está enamorado, lo que nuevamente me llevaba a sentirme jodidamente extraño, porque yo no quería sentir esto por esa mujer.No estaba listo para esto, no estaba listo para ser el hombre que cualquier mujer necesitaría, estaba bien con mi relación en la que Cecily se ocupaba la mayor parte del tiempo de salir con sus amigas, de estar ocupada en eventos y que aunque ella quisiera estar más tiempo conmigo terminaba por conformarse.Al final es cierto que Marcelene se parece más a mí, tal vez eso era lo realmente aterrador, una mujer que es una verdadera competencia, decidida, capaz, que tiene claro en todo momento lo que verdaderamente desea, eso es lo que en ocasiones me impresionaba de ella cuando la veía a las distancias, pero era también eso lo que me acojonaba.En una pareja hay siempre un individuo que destaca sobre el otro, que logra mejores metas sin sentir que está al lado de una persona que todo el tiempo intenta sobresalir por encima, las parejas competitivas entre sí no funcionan, ese es mi pensar.Por eso ella y yo nunca seríamos compatibles, no existe posibilidad de que haya algún tipo de química, de que pudiera existir un nosotros.Estaba distraído en todos esos pensamientos cuando el timbre sonó y lo que deseaba era que no fuera Cecily, gracias al cielo cuando abrí aquella puerta no me encontré con ella, sino con una persona agradable de ver.—Me cansé de esperar a que me llames, no sé cuando será el día que te vea si no aparezco por aquí ¿El día de tu boda? —preguntó con ironía.Nunca había sido de grandes amigos, ni tampoco últimamente tenía tiempo de desperdiciarlo conociendo personas, tampoco saliendo con las que llevaban toda una vida conmigo.—Tengo negocios que dirigir, no todos podemos tener la vida que tú llevas —comento encogiéndome de hombros.Por supuesto que no se quedó ahí parado esperando a que yo le diera paso, simplemente entró y lo primero que hizo fue lanzarse sobre el sofá, como cuando trabajas un día entero.—Algo me dice que no estás aquí solamente porque querías verme —me siento a su lado pasando las manos por mi cabello.—En realidad, vine hasta aquí porque quiero que me acompañes esta noche, tengo pases para una fiesta, va a estar fabulosa, mucha gente vip, alcohol, música a alto volumen y una noche loca —canturrea como si fuera la máxima gloria.—No estoy de humor Thom, tengo muchas cosas en las que pensar, decidí darme un tiempo con Cecily, estoy sintiendo que soy de lo peor —suelto un enorme suspiro.—Es otra razón para que me acompañes Max, no puedes quedarte aquí contando las líneas del techo mientras te torturas, no me asombra que te hayas tomado un tiempo de Cecily, al final siempre te lo dije, que es una mujer muy diferente a ti —me recuerda haciendo una mueca.—¿Qué tiene de malo que sea tan diferente a mí? —clavé la mirada sobre Thom.—En realidad no es que tenga algo de malo, excepto que no comparten los mismos valores y puntos de vista, ella es una mujer que espera que tú hagas el papel que su padre cumplió en su vida, hay que saber diferenciar las cosas.Me quedé en silencio pensando un momento en lo que me acababa de decir, creo que nunca me había detenido a mirarlo de esa forma.—Siempre que estoy cerca de ustedes lo veo, que ella espera que le des cosas que simplemente no tienes la obligación de dárselas, en realidad, te lo exige —comenta Thom interrumpiendo en mis pensamientos.Sabía de lo que hablaba, que la vaya a buscar a sitios cuando tiene su chofer, que cargue sus bolsos, que le compre su café como le gusta, que le dé mi tarjeta para sus compras. Es decir, nada de eso me molesta, por el contrario, ser un hombre servicial me agrada, me gusta que mi pareja sienta mi compañerismo, pero quizá el punto de Thom iba un poco más allá de eso.—No lo sé, no me desagrada el consentir a Cecily —comento haciendo una mueca.—Lo sé, de todos modos Max, es un cúmulo de cosas, ella no es comprensiva, habla sobre la empatía cada vez que le conviene, en mi opinión no solamente es caprichosa, sino que también es manipuladora.En otros momentos si me hubiera dicho esas cosas me hubiera molestado mucho, no me gustaba que nadie dijera algo malo de la mujer con la que pretendía vivir mi vida, pero al verlo desde otra perspectiva, podría llegar a estar en lo correcto.—Ánimo campeón —me golpea la espalda— No te voy a dejar hundido en un bucle esta noche.Sonreí de lado, al parecer no era como si fuera a rendirse ante mis negativas, así que terminé por ceder yo, quién sabe, en una de esas el salir de fiesta me podría servir para quitarme de la cabeza a Marcelene.Thom estaba parado revisando mi armario, me dijo que llevaba demasiado tiempo sin salir como para saber que iba de moda y al parecer yo se la puse bastante difícil, no era un gran comprador de ropa, mucho menos al ser un empresario, vivo más en traje que cualquier otra cosa.Estaba parado mirando el gesto de disgusto en el rostro de Thom cuando el timbre sonó, quizá esta sería la oportunidad de zafarme de sus planes o eso fue lo que me pasó por la mente mientras caminaba a abrir la puerta.De repente me encontré con un pequeño rostro, una sonrisa ancha y unos ojos verdes encantadores, de nuevo era ella, no sabía por qué se había obsesionado en arruinar mi vida. —¿Qué haces a estas horas en la casa de un desconocido? —pregunté parpadeando incrédulo.Extiende sus manos con un platillo que tenía un pastel, yo hice una mueca, más allá de que no creía en lo que me estuviera diciendo, realmente no pensaba volver a comer uno de esos deliciosos pasteles malditos.—No probaré nada que me traigas, aún no sé qué fue lo que contenía ese pastel, pero por tu culpa mi vida está de cabeza —le reclamo a lo que ella suelta una pequeña risa divertida.—Le pregunté a mis padres si había un antídoto para el pastel, me estuve sintiendo muy arrepentida y culpable por haber llegado tan lejos con mi broma —se quedó con la mirada fija en el pastel— Este no lo hice yo, fue hecho por mi madre.Tuve dudas de si debía de comerlo, no confiaba mucho en ella, pero en su rostro se veía realmente el arrepentimiento, así que lo tomé y sin dudarlo le di un bocado, si lo pensaba demasiado probablemente no lo haría.No estaba en condiciones de herir los sentimientos de esa mocosa, en el caso de un simple balón me había hecho un pastel para el amor y ahora si no comía su pastel quién sabe qué haría.—Leni, cielo —vi a una mujer salir con preocupación del apartamento de al lado cuando nos vio parados en la puerta y vi confusión en su rostro— ¿Por qué estás molestando al vecino?Fue entonces que con el último pedazo de pastel en la boca comprendí que ese pastel no lo había enviado su madre, que era otra de sus creaciones malévolas, pero esto no iba a quedarse así.—¿Qué era este pastel? —le pregunté a la niña en un tono lleno de furia.—¿Qué fue lo que le diste Leni? —preguntó la mujer mirando aproximándose a mirar los restos de pastel.—Su hija me ha estado envenenando, desde que la vi la primera vez no deja de traer pasteles extraños y de hablar de pociones de amor, señora, no quiero ser grosero, pero no creo en esas cosas —le entregué el plato— Me siguen pasando cosas extrañas y ya no sé si es psicología, pero terminaré por enloquecer.—Leni —murmuró la mujer con decepción en el rostro— Te he explicado lo importante que es tener en cuenta las reglas, sabes perfectamente que no debes darle un pastel a alguien sin hacer el test del amor que ambas personas deben de rellenar.—Él rompió mi balón, no me importa si rompí las reglas —dice la niña con los ojos llenos de lágrimas— Ahora tendrá que lidiar con una dosis doble de amor.—¿Le diste el multiplicador? —preguntó en un hilo de voz e intercambió miradas conmigo.No sabía de lo que estaban hablando, pero algo me quedaba completamente claro, no se veía como algo bueno.Me quedé un momento, parada, en frente al espejo, no me encontraba muy convencida, un vestido en un tono plateado, con una abertura que iba hasta el ombligo prácticamente, tacones altos, que debo de admitir que eso sí que iba bien, pero era demasiado… ¿provocador? ¿Sexy? Daba igual, no era mi estilo.Era el estilo de Jess, a mí me iban más los vestidos largos, pero no podía negarme ante tanta insistencia y sus palabras de aliento. Ella creía que debía verme hermosa, ir a comerme el mundo para tragarme las penas, aunque yo me sentía sumergida en mi miseria.No puedo decir que mi relación con Torin era lo mejor del mundo, pero había risas, había complicidad, incluso en muchas ocasiones llegué a sentir que nos entendíamos, que vivíamos en las mismas sintonías.Ahora me sentía como si no solamente me hubiera engañado con otra mujer, sino que sentía un extraño presentimiento de que todo lo que habíamos pasado juntos no era real y deseaba que no fuera cierto, que al menos todo lo demás de v
Un vestido plateado que le realzaba su figura, la hacían ver mucho más apetecible, daban ganas de desvestirla en la primera oportunidad a solas que tuviera… ¿Qué diablos estaba pensando? No, esos pensamientos, el dejarme llevar por impulsos, definitivamente ese no era yo.—Maxwell —colocó sus manos encima de las mías— Quítate.Quería obedecerla, porque tampoco me gustaba el estar encima de ella, o la menos eso de lo que me quería convencer a mí mismo. Aparté brevemente mis manos de ella, pero fue lo suficiente para que se diera la vuelta para marcharse, solamente que fui tras ella, la vi apresurarse entre la multitud y la alcancé a ver ir en dirección a la barra.Se apoyó y esperó a que la atendieran, yo solamente me quedé parado observando, el chico que la atendió la observó con especial interés, aquello encendió algo en mi alma, no sabría describir que era, nunca me había sentido de ese modo antes.Ella le sonrió y empezaron a hablar, un gruñido se ahogó en mis labios, estaba a punt
No tenía la menor idea de lo que me estaba tratando de decir la vida, si era una prueba, pero, joder, Maxwell es jodidamente tentador.Nunca lo había mirado con ojos de mujer, sino con los ojos de una mujer ambiciosa que quería superarlo, mostrarme mejor que él, demostrarle a mi padre que podría incluso si mi competencia era un hombre.Ahora mismo estoy contra el coche del hombre que más he odiado en mi vida, luego de haberlo visto tratando de darme celos con otra mujer y viendo como él se moría al ver la posibilidad de que estuviera con otro.No sé si aquello es suficiente para demostrar que tiene un interés genuino, pero admito que me pareció una situación excitante o tal vez es el efecto del alcohol, que no me deja pensar con completa claridad.El calor de su cuerpo apoderándose del mío, sus manos firmes tocando mi cuerpo, su mirada gritando que quiere tenerme, todo eso me llevó a cometer una locura, la locura que en otro momento me hubiera burlado y hubiera dicho que era imposible
Fue una noche que no podría quitarme de la mente nunca, era mejor de lo que alguna vez podría haber imaginado, tener a Marcelene, que se quedara dormida a mi lado y amanecer teniéndola en mi pecho, sin duda era algo que quería volver a repetir.Me levanté de su lado con cuidado, no quería despertarla, necesitaba de una ducha para poder despejarme un poco y si tenía la oportunidad de pasar aunque fuese unos minutos más a su lado los pensaba utilizar para demostrarle de lo que estoy hecho.Sé al final que ella no tiene buenos recuerdos de nosotros, siempre le he hecho la vida un poco más difícil, de hecho no hace más que unos días le quité un cliente importante y ni siquiera me paré a pensar en lo que acababa de hacer.Me metí bajo el agua caliente, todo mi cuerpo se empezó a relajar, puse un poco de música para que fuera un baño incluso más relajante. Una de las mejores maneras de empezar el día luego de una noche inolvidable o incluso en los días malos es darse un baño de agua calient
Me desperté por el sonido del celular sonando, no podía despegar mis ojos, tenía aún bastante sueño, pero no el suficiente para ignorar el sonido. Tanteé la mesa de noches, tomé el celular y respondí a duras penas.—¿Hola? —dije con mi voz somnolienta.Un silencio abrumador al otro lado, estaba a punto de dejar el jodido celular y seguir durmiendo, no sé a quién se le ocurría llamar a esas horas de la mañana, pero sin duda quería que se fuera a la mierda.—¿Quién eres? —escuché la voz al otro lado.No me pareció nada familiar, fue entonces cuando la razón se apoderó de mi mente, presté un poco más de atención, el sonido del agua corriendo en la ducha, la música suave y todo regresó a mi cabeza como si volviera a ocurrir en una secuencia rápida.—¿Quién eres tú? —pregunté sentándome de repente en la cama y mirando a mis alrededores.Quería creer que todo había sido un sueño erótico sin sentido, que me reiría de esto, pero estaba ocurriendo y entonces me di cuenta de que ni siquiera est
Los últimos días me había tratado de concentrar en la empresa, tratar de evitar que ella volviera a apoderarse de mis pensamientos, pero aquello había sido imposible, en cada situación me venía ella a la mente.Podía estar en medio de la reunión, explicando sobre un proyecto y de repente la imaginaba sentada encima de la mesa, con esa sonrisa traviesa, perdía toda la concentración, mi mente me quedaba en blanco, quería salir corriendo a buscarla.Han sido días difíciles tratando de evitar volver a buscarla, porque aquello fue lo que ella me pidió, pero hoy me desperté sintiendo que el aire me faltaba, que si no podía verla me moriría, no sé esto, parecía una especie de brujería.Le marqué a Thom y le pedí que me consiguiera el número de Marcelene, lo necesitaba de verdad que lo necesitaba, aunque me dijo que me estaba volviendo loco, que no parecía su amigo el de siempre, terminó por acceder a conseguirlo.No pasó mucho tiempo que mientras estaba en la ducha me llegó un mensaje, era d
No fue fácil escuchar a mi padre decir aquellas barbaridades, pensaba en mandar a la mierda todo el esfuerzo que había hecho solamente por una cosa, porque no me casaría con el hombre que él esperaba que me casara.Tenía una invitación ahí en pie, para una fiesta icónica, sabía que sería tema del cual hablar y tal vez la decisión que estaba a punto de tomar no sería la mejor de todas, pero era lo que me apetecía.Desde que había recibido la llamada de Maxwell, sabía que mi respuesta sería una pista de en donde podría encontrarme, no parece el hombre que se da por vencido ante nada.Tenía pensado el atuendo que iba a colocarme, no era lo que quizá el promedio esperaba, pero había elegido el personaje de una serie, que justamente cuando iba a una fiesta usaba ese atuendo, la protagonista tenía un parecido conmigo, así que me gustó en el momento que lo vi.Mi padre me vio cuando estaba a punto de irme, aún tenía el antifaz en la mano y se detuvo justo delante de mí, con la mirada inyecta
Por alguna extraña razón Marcelene estaba actuando raro, ese jugueteo que habíamos tenido en una primera instancia es lo más normal que había ocurrido entre ambos en la noche. Ella me había dejado en claro que no quería involucrarse en lo que estaba ocurriendo con Cecily, que no quería que sufriera por mi culpa, pero ahora lo había dado vuelta todo, ¿qué la había hecho cambiar de opinión de esa manera tan repentina? Vi esa secuencia, Cecily tomando su brazo, ella dejando caer el contenido del trago encima de su vestido, no parecía algo que había ocurrido por un accidente, de todos modos, si nos hubiera dejado en paz no tendría que haber pasado. No entendía por qué, ella me había tenido, habíamos podido tener la vida perfecta juntos, habernos comprometido, pero ella misma poco a poco lo había destruido. A veces me llevaba a preguntarme si realmente creía que lo nuestro no iba a terminar nunca, que siempre iba a tolerar sus tratos solamente porque habíamos iniciado algo. —Te vas a a