Me quedé un momento, parada, en frente al espejo, no me encontraba muy convencida, un vestido en un tono plateado, con una abertura que iba hasta el ombligo prácticamente, tacones altos, que debo de admitir que eso sí que iba bien, pero era demasiado… ¿provocador? ¿Sexy? Daba igual, no era mi estilo.
Era el estilo de Jess, a mí me iban más los vestidos largos, pero no podía negarme ante tanta insistencia y sus palabras de aliento. Ella creía que debía verme hermosa, ir a comerme el mundo para tragarme las penas, aunque yo me sentía sumergida en mi miseria.
No puedo decir que mi relación con Torin era lo mejor del mundo, pero había risas, había complicidad, incluso en muchas ocasiones llegué a sentir que nos entendíamos, que vivíamos en las mismas sintonías.
Ahora me sentía como si no solamente me hubiera engañado con otra mujer, sino que sentía un extraño presentimiento de que todo lo que habíamos pasado juntos no era real y deseaba que no fuera cierto, que al menos todo lo demás de verdad nos hubiera conectado.
De repente noté que Jess entró en la habitación, me apresuré a seguir acomodando mi maquillaje, pero ella me conocía incluso mejor de lo que yo misma lo hacía.
—Es duro, te juro que lo entiendo —dijo dejándose caer sobre la cama— Pero ahora mismo si sigues pensando en ello solamente conseguirás sentirte peor por algo que no controlas.
Tenía razón, no podía controlar lo que había sucedido, ni lo que estaba sintiendo, pero al menos tenía la opción de beber unas copas y aventurarme a la locura.
—Vamos a beber algo, eso va a mejorar las cosas —alcé ambas cejas y una sonrisa apareció sobre mis labios cuando me di cuenta de que le gustaba la idea.
Bajamos las escaleras, agradecía que mi padre a último momento hubiera cancelado, le había salido una reunión con sus socios, ya me encargaría mañana de buscarle una explicación a lo ocurrido con Torin.
Al menos solamente estaba mi madre, que ya se había ido a la cama, lo que significaba que no habría nadie que me dijera como debía de actuar, que debía de controlarme, sino que sería yo siendo libre.
Tomamos unos vasos de la cristalería y una de esas botellas importadas que no puede faltar una en el despacho de mi padre, subimos las escaleras aguantando las carcajadas, como si solamente fuéramos niñas pequeñas, como si el tiempo se hubiera paralizado en aquellos tiempos que solíamos actuar de esa manera.
Nos sentamos sobre la cama le serví un vaso a ella y luego el mío lo llené un poco más, entonces levanté el vaso en su dirección.
—Un brindis por nosotras, por ser libres y nunca más permitir que nos vean la cara de idiota —dije entre risas.
—Yo brindo por ti, porque de ahora en más te permitas ser feliz a tu modo, sin importar lo que haya detrás —chocó su vaso contra el mío.
Asentí antes de beber el contenido, entonces su móvil empezó a vibrar y se puso de pie rápido como si estuviera entrando en estado de pánico.
—¿Qué sucede? —pregunté intrigada.
—Es que me está llamando el chico con el que estoy saliendo —dice caminando de un lado al otro— Él fue el que nos invitó a ese sitio, seguro que está esperando por nosotras y nosotras aquí joder.
—¿Por qué nos invitó él? —pregunté arrugando el ceño y abultando los labios— Pensé que sería una noche de chicas.
—La verdad es que ya tenía planes con él, pero no quería dejarte en un momento como estos, así que le pedí que por favor permitiera que fuéramos juntas —colocó un gesto de pena.
Era fabuloso, ahora pasaba a ser la chica que daba lastima a todo el mundo, una m****a, pero ya que, después de todo estaba hecho y tampoco en esos momentos me quería quedar sola, así que me encogí de hombros.
—Responde, dile que vamos de salida —me apresuro a decir.
Lo dejé todo al lado de mi cama, me importaba una m****a, lo que sí, no logré entrar en calor al menos, quería sentirme un poco más suelta para cuando llegara con el chico que estaba mi prima, así al menos no sentiría tanta pena de la situación.
De camino me comían los nervios, pero traté de centrarme en las canciones que sonaban de fondo y que mi prima cantaba a todo pulmón.
Al llegar me sorprendió que por primera vez en la vida el chico con el que estaba Jess no fuera un ser horripilante, normalmente tiene un muy mal gusto. No solamente es que tenga un pésimo gusto para escoger a los chicos, sino que también suele salir con personas que no son muy agradables, tienen todas las banderas rojas grabadas en la cara, pero las vemos todos menos ella.
—Cielo —dice ella con una enorme sonrisa y se cuelga de su cuello— Ella es mi prima, Marcelene, te he hablado mucho de ella.
—Es cierto, no deja de mencionarte —dice el chico entre risas y me extiende la mano— Thom, mi nombre es Thom.
—Un placer, espero que solamente haya dicho cosas bonitas sobre mí —dije con la mirada clavada en la de mi prima.
—Por supuesto, algunas cuantas anécdotas de las que no te vas a salvar que las cuente siempre —dice ella entre risas.
—Bueno, entremos por favor, que tengo a mi amigo esperando en la barra, lo mandé a por un par de tragos, no sabía que era lo que te gustaba Marcelene, así que pedí un coctel —dijo el chico rascando su cabeza, apenado.
Era la primera vez que con amabilidad uno de los novios de mi prima pedía algo para mí, así que aunque no fuera fan de los cocteles tampoco me pareció mal. Solamente esperaba que su amigo fuera tan agradable, porque es probable que la situación para ambos si fuera un poco más incómoda.
Caminamos, esperaba que fuéramos a bajar a la pista de baile, donde había visto que estaba el resto de la multitud, pero al contrario, me encontré con la sorpresa de que subimos a la zona Vip, toda la discoteca se veía explotando de personas, excepto la vip, que tenía seleccionadas personas, que por la manera que iban, se veía que eran de dinero.
—Max —escuché decir al chico.
Mientras el hombre de espaldas se daba vuelta, pareció en mi mente que todo ocurría en cámara lenta, aquellos ojos penetrantes, nuestras miradas encontrándose, su sonrisa perversa, la vida debía de odiarme demasiado.
La sonrisa que llevaba sobre los labios se desvaneció, como una secuencia volvieron a mi mente los recuerdos, sus labios sobre los míos, la traición de Torin, como todo se había derrumbado.
—Me marcho —le dije secamente a mi prima que se apresuró a tomarme del brazo.
—¿Por qué Marcelene? ¿Ocurre algo malo? —pregunta con confusión.
—Ocurre que todo el problema con Torin es culpa de ese hombre —lo apunté con la barbilla y él negó entre risas.
—No puedes culparme por todo lo que te ocurre, solamente por besarte y decirle que eras mía antes de tiempo —sentenció con sus ojos brillosos.
—No soy ni seré tuya, tampoco soy un objeto, tengo una vida que por tu culpa se está cayendo a pedazos, desde que apareciste no deja de irme mal —gruñí entre dientes.
—Me disculparás, pero tú apareciste en la mía —se encogió de hombros— ¿No es hermosa cuando se molesta así? —pregunta mirando a mi prima y el chico.
—¿Max quieres explicarme que está sucediendo? —dice el chico que está a su lado.
—Te lo explicaré en otro momento, ahora mismo nosotros tenemos un asunto que resolver —dice Maxwell que avanza en mi dirección.
Siento un escalofrío recorrer por todo mi cuerpo, apoyo mis manos sobre su pecho para detenerlo y que se quede a esa distancia. Mi respiración se corta cuando siento sus manos encima de mi cadera, tengo que tensar mi mandíbula para contenerme, algo bastante difícil de hacer ¿Qué diablos le está ocurriendo?
—No te atrevas a tocarme —sentencié con la voz quebradiza.
—Ya te estoy tocando —reafirmó sus manos en mis caderas— ¿Qué vas a hacer al respecto Marcelene?
Un vestido plateado que le realzaba su figura, la hacían ver mucho más apetecible, daban ganas de desvestirla en la primera oportunidad a solas que tuviera… ¿Qué diablos estaba pensando? No, esos pensamientos, el dejarme llevar por impulsos, definitivamente ese no era yo.—Maxwell —colocó sus manos encima de las mías— Quítate.Quería obedecerla, porque tampoco me gustaba el estar encima de ella, o la menos eso de lo que me quería convencer a mí mismo. Aparté brevemente mis manos de ella, pero fue lo suficiente para que se diera la vuelta para marcharse, solamente que fui tras ella, la vi apresurarse entre la multitud y la alcancé a ver ir en dirección a la barra.Se apoyó y esperó a que la atendieran, yo solamente me quedé parado observando, el chico que la atendió la observó con especial interés, aquello encendió algo en mi alma, no sabría describir que era, nunca me había sentido de ese modo antes.Ella le sonrió y empezaron a hablar, un gruñido se ahogó en mis labios, estaba a punt
No tenía la menor idea de lo que me estaba tratando de decir la vida, si era una prueba, pero, joder, Maxwell es jodidamente tentador.Nunca lo había mirado con ojos de mujer, sino con los ojos de una mujer ambiciosa que quería superarlo, mostrarme mejor que él, demostrarle a mi padre que podría incluso si mi competencia era un hombre.Ahora mismo estoy contra el coche del hombre que más he odiado en mi vida, luego de haberlo visto tratando de darme celos con otra mujer y viendo como él se moría al ver la posibilidad de que estuviera con otro.No sé si aquello es suficiente para demostrar que tiene un interés genuino, pero admito que me pareció una situación excitante o tal vez es el efecto del alcohol, que no me deja pensar con completa claridad.El calor de su cuerpo apoderándose del mío, sus manos firmes tocando mi cuerpo, su mirada gritando que quiere tenerme, todo eso me llevó a cometer una locura, la locura que en otro momento me hubiera burlado y hubiera dicho que era imposible
Fue una noche que no podría quitarme de la mente nunca, era mejor de lo que alguna vez podría haber imaginado, tener a Marcelene, que se quedara dormida a mi lado y amanecer teniéndola en mi pecho, sin duda era algo que quería volver a repetir.Me levanté de su lado con cuidado, no quería despertarla, necesitaba de una ducha para poder despejarme un poco y si tenía la oportunidad de pasar aunque fuese unos minutos más a su lado los pensaba utilizar para demostrarle de lo que estoy hecho.Sé al final que ella no tiene buenos recuerdos de nosotros, siempre le he hecho la vida un poco más difícil, de hecho no hace más que unos días le quité un cliente importante y ni siquiera me paré a pensar en lo que acababa de hacer.Me metí bajo el agua caliente, todo mi cuerpo se empezó a relajar, puse un poco de música para que fuera un baño incluso más relajante. Una de las mejores maneras de empezar el día luego de una noche inolvidable o incluso en los días malos es darse un baño de agua calient
Me desperté por el sonido del celular sonando, no podía despegar mis ojos, tenía aún bastante sueño, pero no el suficiente para ignorar el sonido. Tanteé la mesa de noches, tomé el celular y respondí a duras penas.—¿Hola? —dije con mi voz somnolienta.Un silencio abrumador al otro lado, estaba a punto de dejar el jodido celular y seguir durmiendo, no sé a quién se le ocurría llamar a esas horas de la mañana, pero sin duda quería que se fuera a la mierda.—¿Quién eres? —escuché la voz al otro lado.No me pareció nada familiar, fue entonces cuando la razón se apoderó de mi mente, presté un poco más de atención, el sonido del agua corriendo en la ducha, la música suave y todo regresó a mi cabeza como si volviera a ocurrir en una secuencia rápida.—¿Quién eres tú? —pregunté sentándome de repente en la cama y mirando a mis alrededores.Quería creer que todo había sido un sueño erótico sin sentido, que me reiría de esto, pero estaba ocurriendo y entonces me di cuenta de que ni siquiera est
Los últimos días me había tratado de concentrar en la empresa, tratar de evitar que ella volviera a apoderarse de mis pensamientos, pero aquello había sido imposible, en cada situación me venía ella a la mente.Podía estar en medio de la reunión, explicando sobre un proyecto y de repente la imaginaba sentada encima de la mesa, con esa sonrisa traviesa, perdía toda la concentración, mi mente me quedaba en blanco, quería salir corriendo a buscarla.Han sido días difíciles tratando de evitar volver a buscarla, porque aquello fue lo que ella me pidió, pero hoy me desperté sintiendo que el aire me faltaba, que si no podía verla me moriría, no sé esto, parecía una especie de brujería.Le marqué a Thom y le pedí que me consiguiera el número de Marcelene, lo necesitaba de verdad que lo necesitaba, aunque me dijo que me estaba volviendo loco, que no parecía su amigo el de siempre, terminó por acceder a conseguirlo.No pasó mucho tiempo que mientras estaba en la ducha me llegó un mensaje, era d
No fue fácil escuchar a mi padre decir aquellas barbaridades, pensaba en mandar a la mierda todo el esfuerzo que había hecho solamente por una cosa, porque no me casaría con el hombre que él esperaba que me casara.Tenía una invitación ahí en pie, para una fiesta icónica, sabía que sería tema del cual hablar y tal vez la decisión que estaba a punto de tomar no sería la mejor de todas, pero era lo que me apetecía.Desde que había recibido la llamada de Maxwell, sabía que mi respuesta sería una pista de en donde podría encontrarme, no parece el hombre que se da por vencido ante nada.Tenía pensado el atuendo que iba a colocarme, no era lo que quizá el promedio esperaba, pero había elegido el personaje de una serie, que justamente cuando iba a una fiesta usaba ese atuendo, la protagonista tenía un parecido conmigo, así que me gustó en el momento que lo vi.Mi padre me vio cuando estaba a punto de irme, aún tenía el antifaz en la mano y se detuvo justo delante de mí, con la mirada inyecta
Por alguna extraña razón Marcelene estaba actuando raro, ese jugueteo que habíamos tenido en una primera instancia es lo más normal que había ocurrido entre ambos en la noche. Ella me había dejado en claro que no quería involucrarse en lo que estaba ocurriendo con Cecily, que no quería que sufriera por mi culpa, pero ahora lo había dado vuelta todo, ¿qué la había hecho cambiar de opinión de esa manera tan repentina? Vi esa secuencia, Cecily tomando su brazo, ella dejando caer el contenido del trago encima de su vestido, no parecía algo que había ocurrido por un accidente, de todos modos, si nos hubiera dejado en paz no tendría que haber pasado. No entendía por qué, ella me había tenido, habíamos podido tener la vida perfecta juntos, habernos comprometido, pero ella misma poco a poco lo había destruido. A veces me llevaba a preguntarme si realmente creía que lo nuestro no iba a terminar nunca, que siempre iba a tolerar sus tratos solamente porque habíamos iniciado algo. —Te vas a a
Me llevé de la mano a Maxwell por el pasillo, en busca de un sitio en el que pudiéramos estar a solas un buen rato, al final del pasillo había una escalera que daba a otro piso, no tenía la menor idea de que era lo que nos íbamos a encontrar al llegar, pero tampoco estaba pensando demasiado en ello.Traía ya varias copas encima, pero tampoco era ninguna excusa, quería estar con Maxwell, quería volver a experimentar aquella sensación tan diferente a todo lo que había vivido antes.Quizá era malo comparar una relación con la anterior, pero era inevitable ver que con Maxwell todo fluía de una manera tan diferente, sin sentir que las cosas eran forzadas, sin sentir roces desagradables ni incomodidades de por medio.Entramos en una habitación que parecía una sala vip, con un gran sofá de cuerpo, lo lancé encima de él, una sonrisa traviesa se dibujó sobre mis labios y el calor en mis mejillas me hizo saber que incluso con varias copas encima me sentía avergonzada.No iba a dejar que el mied