Me quedé un momento, paralizada, no podía creer que después de la conversación que había tenido me debía de encontrar en una situación tan incómoda viendo al padre de Maxwell. No era que me lo topara tan seguido en mi vida, pero cada vez que tenía la desgracia de estar cerca, siempre me veía con ese desprecio, con ese gesto de superioridad, como si fuera una especie de abominación, eran un conjunto de emociones que iban pasando por su rostro. La realidad es que no siempre fue de este modo, de hecho mi padre y el suyo alguna vez en la vida fueron muy cercanos, pero eso cambió por una razón, por el dinero, el maldito dinero que termina pudriendo a la gente. En mi opinión personal el padre de Maxwell es de los seres más rastreros, siempre fue lo que pensé por el comportamiento de su hijo, aunque ahora mismo tengamos una cercanía porque hay sentimientos aflorando, no quiere decir que me haya olvidado de sus actitudes, que me olvide de todos los contratos que me arruinó o hasta donde fue
Me quedé en un silencio absoluto, la simple presencia de mi padre siempre me había provocado aquello, ese sentimiento de que debo guardarle ese respeto, incluso en las ocasiones que considero que no debería de hacerlo. Él sin ni siquiera dirigirme la palabra luego de lo que había dicho delante de Marcelene, tomó asiento, se acomodó en el sofá y miró la revista que estaba a su lado, con ese mismo gesto de decepción. —No puedo creerlo Maxwell, nunca he sido el tipo de padre que te ha prohibido algo, porque creo que prohibir es algo que incita a querer hacerlo mucho más, pero en mi mente eras un hombre mucho más inteligente —comenta negando con su cabeza— Al menos si querías sacarte las ganas de estar con esa mujer, la hubieras traído a tu apartamento. —La traje a mi apartamento, pero, lo lamento padre, creo que no te debo dar una explicación con lo que hago con mi vida o como manejo esto —comenté mientras me dejaba caer sobre el sofá de un cuerpo que estaba en frente. —Me debes expli
Vine a la casa de mi tío, aunque no sabía si me iban a permitir quedarme allí de momento, mientras solucionaba las cosas con mi padre, era el único sitio en el que podía sentirme un poco acogida.Mi tío a diferencia de mi padre sí que ha sido más comprensivo con mi prima Jess, sinceramente tampoco era como si esperara de su parte que fuera conmigo demasiado comprensivo, solamente esperaba que me permitiera pasar unos días allí para reflexionar.La manera en la que habían terminado las cosas entre Maxwell y yo no me hacía sentir orgullosa, al contrario, sentía que de alguna manera le había hecho daño, que quizá esperaba más de lo que yo podía darle.Me armé de valor para entrar a la mansión de mi tío, Jess me estaba esperando en la sala, tenía un gesto de horror dibujado en el rostro y me dio un fuerte abrazo en cuanto me tuvo en frente.—Dios mío Marcelene, no puedo creer que todo esto esté ocurriendo, me imagino como debe haberse puesto tu padre —dijo con la voz quebrada separándose
Me sentía destrozado por la conversación con Marcelene, entendía que en lo que cabía tenía aún muchas dudas, que existía la desconfianza, pero había cosas que ni siquiera por sus inseguridades podía llegar a justificar. Es decir, no podía estar constantemente cambiando de parecer, es cierto que yo había sido el que había tomado la decisión de hablarle a mi padre de nuestra relación, que no podía culparla de que él estuviera en el hospital, pero si me hubiera planteado sus dudas antes de marcharse, podría haber evitado que las cosas llegaran tan lejos. Me había quedado sentado en el sofá recordando las palabras de mi madre, era duro saber que incluso ella sentía que todo esto era mi responsabilidad, porque no lograba encontrar la paz en mi corazón. De repente el timbre sonó, en el fondo de mi corazón, como normalmente ocurría, quería pensar que sería Marcelene, pero algo me decía que eso no era del todo posible. Cuando abrí la puerta con tan pocas ganas me encontré con que estaba L
Sabía que había una razón por la cual estaba allí, no me parecía ninguna coincidencia que Maxwell estuviera en la pastelería. No me había percatado que esto había sido un plan de Jess y Thom hasta que habíamos estado allí. Lo más irritante no era que Maxwell estuviera en el mismo sitio, ni el imaginar que todo esto fuera parte de su plan para que estuviera más cerca de él, sino el que se creyera en derecho de darme órdenes. Una prenda roja, un ritual, ¿qué más pensaba hacer para aproximarse a mí? ¿Por qué esa actitud cambiante? Había cosas que no terminaba de comprender de su parte. De todos modos, con la molestia latente en mí, me dispuse a marcharme. Haría exactamente lo que Maxwell quería, le ayudaría con esa estupidez del ritual y luego tendría que cumplir con su parte, ya no volver a molestarme. Jess me tomó del brazo, me impidió avanzar y comenzó a decir cosas que para mí no tenían nada de sentido, no iba a arrepentirme si Maxwell perdía los sentimientos por mí. Tampoco cre
Una fuerza en mi interior me gritaba que no debería de estar allí, que no quería hacer esto, que estaba junto a la persona correcta y que debía de continuar luchando, incluso aunque ella dijera que quería esto. Luego de que Marcelene me dijera que estaba enamorada de mí, toda aquella frialdad que quería comenzar a aflorar en mí desapareció, en ese momento vi en sus ojos una mujer llena de miedos, una mujer que había recibido demasiado daño con el paso de los años y que no quería volver a pasar por lo mismo. Me sentí culpable, porque en el fondo parte de la culpa de que ella hubiera pasado malos ratos era mía, pero también sentía que todo el esfuerzo que estaba haciendo para cambiar su percepción de mí no estaba surtiendo efecto. Ahora nos encontrábamos allí, parados en un círculo de velas, en frente a una niña pequeña, haciendo un ritual que ni siquiera teníamos por sentado, que daría un resultado y sentía un profundo miedo. No era miedo de que nos fuéramos a transformar en rana,
No logré dormir en toda la noche, mis pensamientos estaban en las palabras que había dicho aquella mujer, almas destinadas a ser, un hechizo que no podía romperse y un destino que estaba marcado desde antes de nacer.Me parecían irreales, pero igual me había parecido irreal ver a una niña atravesar el fuego y que nada le hubiera ocurrido tras hacerlo. Podría creer que eran llamas falsas, pero el calor que desprendían, yo había estado allí y eso era real, como era de real saber que a pesar de haberlas atravesado no tenía ni un rasguño.Sin embargo, a pesar de que dijeran que estaba destinado y que teníamos un futuro en común marcado, yo nunca fui creyente en eso del destino. En mi mente siempre creí que eso era una tontería, que era uno el que decidía que era lo que quería para sí mismo y ahora no empezaría por esto a creer en fantasías, así que tomé la decisión de seguir adelante.Como había sido acordado al llegar de regreso al edificio de Maxwell tuvimos una conversación, pero lo vi
No pude dormir bien en toda la noche por estar pensando en Marcelene, ella seguía diciendo que debíamos de estar lejos, pero ahora más que nunca quería quedarme con ella, tenía planes para nuestra vida.Estaba recostado mirando el techo, me costaba incluso la idea de levantarme de la cama para volver a mis obligaciones habituales solamente de pensar que no volvería a estar con ella. Entonces me llegó un mensaje y dejé a un lado los pensamientos para ver de quién se trataba.Era un mensaje de Thom, algo que para mí ya no era una sorpresa, toda esta situación nos había vuelto más cercanos. “Jess está un poco preocupada por Marcelene, así que me pidió que hablara contigo, yo sinceramente no sé si te estoy ayudando o perjudicando a estas alturas, pero esto se salió de mis manos. Marcelene