Capitulo 3

Una gota de lluvia cae sobre el rostro inmaculado de la muchacha que se encuentra durmiendo, sus labios gordos y desafiantes se arrugan cuando lo siente deslizarse hasta recorrer su cuello.

Sus ojos de inmediato se abren, el azul de sus pupilas podrían mezclarse con las aguas más profunda del mar; los cuales ahora están llenos de confusión.

¿Qué acaba de suceder?

La muchacha al momento intenta tocarse la garganta, pues la siente vacía y seca, tal vez porque desde el día anterior no probo una gota de agua.

¿Fue una pesadilla? En sus sueños, ella pudo verse arrodillada frente a un ser con mucha luz, su mirada era arrogante y sinceramente asquerosa, aun así aquel ser era hermoso, tanto que podría ser un dios griego recién coronado. Ella en el sueño sostenía una caja en sus manos; sin embargo, ella estaba llena de rechazo, mientras sus manos temblaban, como si una parte de ella ni siquiera quisiera estar allí... ¿Por miedo?

¿Qué era?

Ella con el corazón acelerado se levanta rápidamente mientras poco a poco recupera la respiración.

Sus pensamientos entonces fueron interrumpidos—¿Dónde está esa pequeña cosa?

Todos los eventos del día anterior recorren su memoria como torbellino sin control, y de inmediato siente dolor de cabeza. Solo recuerda levemente aquel joven con expresión pomposa; el cual la recogió cuando estaba a punto de desmayarse.

Ahora el como se encontrara sana y salva en el establo, no lo sabía.

Pero más sorprendente , es como la buscaron directamente cuando podrían haberla mandado a llamar.

—¡Sal!

La voz de Luciana, su tía sanguínea y madre adoptiva se escuchó a lo lejos. La niña sonríe con gracia; el hecho de que la dignidad de su tía le permitiera llegar hasta el establo abandonado para regañarla la hizo sonreír. La mujer era de una familia adinerada, que aunque haya caído en la desgracia, su pensamiento todavía pertenece a una mujer de clase alta, es una sorpresa que se atreva a caminar a un lugar tan sucio.

Siquiera soporta la pequeña casa en ese pueblo es una sorpresa.

Isadora observó atreves de un hueco de madera del destartalado corral. Su cara estaba deformada y su cutis parecía agria y seca. El huir de escondite a escondite no está mejorando en nada su piel, y cada día que pasa su personalidad sale a la luz, al igual que su paciencia.

Debe ser algo importante para que la busque personalmente. No obstante, Isa no se siente bien para entretenerlas. La noche anterior estaba borrosa en su mente, incluso es un milagro que no este enferma ahora, ya que sin nadie ayudándola y con el frío pudo caer enferma.

Tal vez la única fortuna de su vida es tener una buena constitución física.

Quizá es por esa razón que duro tanto tiempo.

Relincho...

El caballo a su espalda hizo su presencia al escuchar lo que para el animal podría asemejarse es un chillido ¿La habrá confundido con una cabra o algún animal peligroso? La idea mejoró su humor.

—¡Sal de ahí ahora mismo!—Exige la mujer con ira una vez más.

Isadora no tenía demasiadas ganas de escuchar a su madre, ni como volvería a ser usada como una herramienta en sus manos. El esperar amor de ese dúo es como caer directamente al infierno y francamente ahora el caballo a su espalda es más familia para ella que esas personas, y el animal lo acaba de conocer hace unos días.

Pero ella tuvo que soportarlo, ya ni siquiera se trata de aceptación o amor, sino sobrevivir. Su cuerpo no sería capaz de soportar otro castigo físico que se le va a dar si tan solo no hace lo que ellas quieren.

—Señora..—Su voz estaba ronca por no probar una sola gota de agua la noche anterior.

Plap

—Lo hiciste bien ayer—Dijo Luciana, su madre mientras cae al piso por la cachetada que le hace voltear la cara y le deja sonando un ruido sordo en el oído izquierdo "¿Entonces porque me castigas?" Isa quería preguntar, pero no se atrevió a contestar—Pero te has vuelto arrogante si aun asi te atreves de hacerme venir aquí.

—...—Silencio.

Luciana no estaba sola, detrás de ella se encuentra su hermana, la hermana que el pasado día tenía unos ojos preocupados y un rostro ansioso por ella y por su seguridad, pero que ahora tiene una sonrisa provocadora que no intenta ocultar.

Y el odio... Isadora no se atreve a verla.

Ariana enterró las uñas en sus manos. Esa estúpida cosa intentó arruinar sus planes, es tan repugnante como siquiera se atreve a pisar las pisadas que deja atrás y aun así eso es soportable, pero intentar robar el hombre rico en el que fijo la mirada.

Debe ser una mala broma.

Justo cuando iba a humillar a la mujer en el suelo como lo hacía en privado se contuvo.

Luciana tenía una mirada fija en la niña, tal vez los recuerdos o algo peor ¿Compasión? Imposible, ahora que el barco zarpo no hay posibilidad de navegar por caminos separados.

La joven Ariana comenzó a mover el brazo de su madre una y otra vez, poniendo una expresión linda en su hermoso rostro que brillaba bajo el sol—Mama, tengo hambre.

La voz llena de agravios despierto los pensamientos de Luciana como si de un cubo de agua fría se tratara. Eso es, Luciana no puede perdonar a la hija de la mujer por la que ahora están en esta posición. Es justo que pague por todo lo que ha dado.

Dulce como la miel—Vete hija, ya la señora Banks te hará la comida

Entonces una mujer y la única sirviente aparte de Isadora hizo presencia.

Ariana no se negó esta vez—Pero mamá, la hermana mayor...

Sin mucha resistencia, la joven con cabellos dorados y presencia de ángel desapareció.

Luciana se arremangó y con voz muy suave, pero llena de advertencia, y pronuncio—Escucha atentamente, niña tonta—Agarra la melena de la joven y tira hacia arriba. Isadora no se resiste, y, en cambio, al menos suspira de alivio porque estar arrodillada tanto tiempo es molesto. Solo lo hizo porque sabía como es su madre y como prefiere tenerla de rodillas ante ella—En unos días iras con tu hermana a la universidad, pero no te confundas. No iras como estudiante sino como una criada ¿Nos entendemos?

Isadora no dijo una sola palabra—Y será mejor que nunca te cruces con Ariana, y si la ves no la conoces ¿Comprendes?

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