Isadora no pudo explicar correctamente sus sentimientos. Siempre estuvo a la sombra de los demás, fue enseñada desde pequeña a no llamar la atención. En su niñez aún recuerda como su padre la llevaba a realizar sus negociaciones y como era tratada como esclava. Para aquellos hombres ella nunca fue considerada realmente una persona. Por lo cual, no importa si está delante de ellos o no, pues solo es un florero a quien pisar.

Era ligeramente diferente allí.. O ¿No es así?

Isadora volteó a ver a Loan y a los guardaespaldas. Sí, aquí ella también es una herramienta.

Pensándolo bien, ahora podía decir que nunca fue libre, nunca fue una persona con voluntad. Ni por un momento tuvo libertad de decisión, y aunque estaba allí por sus elecciones, fue porque realmente no tuvo otra salida.

Sé sentía como si alguien estuviera controlando cada rumbo de su vida

Suspiro. Ahora no es el momento.

— Buenos días, señor.

Pronto el salón se comenzó a llenar. Mientras los plebeyos saludaban de forma tímida,