¡Qué día! ¿Qué posibilidad hay de que un ex admirador tuyo se convierta en el presidente de tu país? Además no sé si es la ropa o el puesto pero se veía tan atractivo. Es como vivir un sueño de niña.
Después que se fue tan a prisa acompañado de la mayoría de los hombres que ahí estaban, el hombre calvo y el hombre serio me dieron la mano y me acompañaron afuera de la gran casa ubicada en medio de la nada. Me costaba trabajo creer que un lugar así estuviera en la ciudad. Al salir me dí cuenta que la otra limusina ya no estaba, el presidente era trasladado en ella. Así es, por más que trataba en automático le decía "el presidente" y no Esteban como se podría esperar. Eso me dió a entender que si había quedado apantallada por lo que él había logrado ser. Ni siquiera iba tan arreglada como para impresionar. Había elegido ropa tan casual y un peinado nada grato para lo que me ocurrió ese día. ¡Que vergüenza que él y toda la guardia presidencial me vieran así! Mi vanidad era lo menos importante en ese momento. Al subir al automóvil lujoso, abandonado aquella casa y aquellos sofás, comencé un análisis sobre mi vida. Yo era una persona de clase media alta pero jamás había tenido lo que él logró. Me gradué y ejercía mi profesión pero nunca pensé ser tan grande como para llegar tan alto socialmente hablando. Fue una fortuna que él, a pesar de todo lo que logró siguiera siendo tan humilde y por supuesto conservara sus buenos gustos. Claro que yo no era fea, que ese día no me arreglara no significa que cambié a nivel físico desde la prepa. Me consideraba incluso más atractiva, mi cuerpo se mantuvo bien con el ejercicio y por supuesto mi rostro bello y conservado. Tampoco me consideraba una modelo famosa pero me defendía. —Suba por favor.—Interrumpió mis pensamientos el hombre calvo. Esta vez usó una voz más seria que al inicio.—La dejaremos aproximadamente en el lugar donde la recogimos. —¿Aproximadamente?—Pregunté muy seria con aquel aviso.—Ya perdí todo el día, ¿Por qué no en mi casa? —Por su seguridad.—Dijo con voz firme como ya era característico en él.—Créame, no querrá que sus vecinos la vean llegar en este auto. Más allá de presumir podrán pensar que usted tiene demasiado dinero y los delincuentes podrán ir tras usted. Además no debemos generar lazos hacia el presidente, así que le pediremos que en caso de no aceptar la cena con él, no diga nada de esto o nos veremos en la necesidad de intervenir. —Ok... Solo pude responder eso y de una manera muy asustada. Prácticamente fue como una amenaza aunque entendía sus protocolos de seguridad. —No se preocupe. No siempre será así.—Continúo diciendo para relajarme.—Las próximas ocasiones se le asignará un chófer y un auto personal. Con eso podrá pasar más desapercibida aunque con ciertos lineamientos. Me estaba intentando comprar seguramente, y por supuesto caí en la dulce tentación que eso ofrecía. No había nada de malo en aceptarlo, al final me podría convertir en la novia del presidente porque tuve la suerte de gustarle desde que íbamos en la prepa. ¿Qué culpa tengo yo de eso? —Esta es mi tarjeta. Estará en contacto directo conmigo mientras resuelve la situación. —¿Qué situación debo resolver?—Pregunté mientras aceptaba su tarjeta.—Acaso ¿Hice algo mal? —Me refiero a que si acepta salir con el jefe.—Volvió a su tono de burla. Me hizo sentir mal el pensar que mis comentarios servían para divertirlo como si yo estuviera diciendo estupideces.—No puede enviarle una respuesta directa a él ni mucho menos ir a donde se encuentra. Como ya se le dijo, tendrá que ser muy privado. Solo asentí con la cabeza, no quise decir nada más para no divertir a ese hombre más de la cuenta. En esta ocasión el tráfico ya había desaparecido lo que permitió que viajaramos más rápido. En cuestión de unos 15 minutos ya estábamos más cerca de aquel parque donde me recogieron. Supuse que esperarían a qué las personas se fueran de ahí pues entendí que una limusina podría llamar la atención demasiado y peor aún, verme a mi bajar de ahí. El susto por el supuesto secuestro ya se me había bajado. Ahora venía hasta cierto modo relajada y feliz. No podía creer lo que me acababa de pasar así que venía analizando eso en mi mente. —Listo señorita aquí se debe bajar.—Gritó el chófer al detenerse rápidamente. Los guardias que me acompañaban me jalaron de una manera muy brusca y me dejaron ahí. No me dieron tiempo de reaccionar o de hacer algo más. La caballerosidad no era lo suyo evidentemente. Al bajarme de ahí, el auto avanzó muy rápido sin dejar evidencia que yo iba en él. Conforme se alejaba entraba más en mi realidad y pensaba que había sido un sueño o parte de mi imaginación. Por eso apretaba la tarjeta que me habían dado para decirme a mi misma."Miriam, esto es real, tenemos una cita con el presidente" Con esa mentalidad continúe hacia mi casa. Sin analizar ya había dado por hecho que iría a esa cita con él. Traté de recordar mi situación con Esteban en la prepa. Me trataba de convencer a mi misma que no había sido tan mala con él, simplemente no había funcionado. Al menos esa era una mejor idea a la que él tenía pues por la conversación que tuvimos prácticamente parecían dos mundos diferentes. El recuerdo que me llegó fue cuando lo conocí. Primer semestre, segundo día de clases. Se acercó a mí en el cambio, yo estaba distraída buscando mi salón, al parecer él sabía perfectamente a donde ir y al verme desorientada aprovechó para hablarme con su tierna y temerosa voz. —Hola, te toca en el salón de historia ¿Verdad? Lo miré con un poco de irritabilidad pero le contesté bien. —Así es, lo estoy buscando. —Yo te puedo acompañar, voy para allá también. Bajé mis hojas y me dejé llevar por su amabilidad. Le dejé que me acompañara al salón donde curiosamente también le había tocado. Analizando esto puedo decir que el destino hace juegos muy extraños para unir a las personas. Yo era tan joven y me dejé llevar por lo que ameritaba ese momento así que solo le dí las gracias, me metí al salón y me senté lejos de él. No por grosería sino porque los asientos estaban ocupados. Sentí como me miraba mientras nos alejabamos y esa fue nuestra despedida. En algunas ocasiones noté que él era inteligente y destacaba en algunas materias pero por mi mente nunca pasó que se convertiría en presidente. Nuevamente el destino y sus juegos. Yendo más lejos a un futuro el cual no esperaba fuera lejano, podría decir que me convertiría en una mujer muy importante. En la primera dama… sonaba muy bien.Esteban llevaba un año y medio en la presidencia, restaban más de cuatro años para mantenerse ahí. Si yo lograba ser su novia y después su esposa, aún tendría mucho tiempo para disfrutar todos los placeres que conlleva...¿Incluirá responsabilidades? Me imaginé que si y muchas. Como todo es política y viendo a las anteriores primeras damas, tendría que hacer una cara para ser aceptada socialmente. Si, mi mente estaba divagando mucho en aquellos momentos pero ¿Quién podría culparme? Él me buscó a mi así que tenía todo el derecho de estar pensando en esa situación y los beneficios. Me quedé parada en aquella calle como niña mirando al cielo, me dí cuenta hasta que varias personas me observaron pensando que algo me pasaba así que tuve que reaccionar al sentirlos e irme de ahí. Olvidé toda la rutina de mi día. Me fuí directo a mi casa para prepararme. La cita sería al otro día por la noche pero esta vez quería ir bien preparada. Obviamente no le conté a nadie sobre lo que pasó, no pens
Me salió mi parte crítica de belleza, opiné sobre su look el cual para mi se veía un poco anticuado aunque muy formal. La luz y los efectos de televisión le sentaban muy bien aunque en persona no se veía nada mal.Luego imaginé el estrés que debería sentir en su puesto político y me visualicé a su lado, dándole apoyo emocional por ello.Me fuí aún más a lo que la imaginación seduce cuando hay una idea con varias puntas por explorar. Me ví a mi misma saliendo en la televisión como la primera dama, aunque también con mis propias actividades. Quizá no políticas si no humanitarias. Algún papel necesitaría jugar pues no me la iba pasar de mantenida permitiendo que la gente hablara mal de mi.Desperté de mi fumada historia cuando el programa de concursos regresó a la acción. Sin quererlo me estaba pegando demasiado esa situación. Apenas lo podía creer, tendría una cena con el presidente quien resultaba ser algo así como un ex que no me había superado.Con todo eso en mi mente reaccioné para
La intención es lo que cuenta o al menos eso dicen por ahí cuando se agradece el esfuerzo por algo y no se consigue. Yo le agradecí a mi mente el haber trabajado en cómo sería mi cita y el lugar a donde me llevaría Esteban. Todo eso quedó en suposiciones. Realmente el lugar jamás lo hubiera imaginado, y ¿Quién me culparía? Alguien instaló una casa a las afueras de la ciudad, muy cerca de la carretera. Un lugar que nadie pensaría en visitar al menos que estuviera loco. Los guardias me recogieron en la zona que se me indicó. No llegó ninguna limusina esta vez. Llegó un carro común por así decirle al hermoso Jetta plateado. Lo digo de este modo porque no se comparaba con el primer auto pero sin duda era hermoso. Se bajaron dos hombres, entre ellos el calvo que me dió su tarjeta y cuyo nombre era confidencial. Me pidió referirme a él como "R2" A mí gusto era difícil e incluso irrespetuoso hacerlo, así que mejor me dirija a él como "tú", fue más práctico para mí. Al bajar del auto se
Me quedé sola en la mesa algunos minutos. Tiempo que me sirvió para reflexionar sobre lo que hacía ahí. Miraba por todos lados contemplando el lugar. Me sorprendió que no hiciera tanto frío, estando en el bosque sería lo normal. Pero al analizar de manera visual pude ver que había calefacción por todos lados. Sin duda pensaron en todo para instalarse ahí. Después de ver ese detalle, giré a mi cabeza hacia la izquierda porque los guardias se movieron hacia esa dirección. Intuí que el presidente estaba por llegar y esa era la dirección en la que le vería llegar. A los pocos segundos corroboré que era él, venía llegando de la misma dirección por la que yo llegué minutos antes. Se bajó de su carro y camino hacia mi. —¡Hola hermosa Miriam, qué bueno que veniste!—Me saludó muy cordialmente en cuanto llegó.—Gracias por estar aquí el día de hoy. Tomó mi mano dándole un beso como todo un caballero. Algo que sin duda hablaba bien de él. Se sentó en la otra silla quedando justo enfrente de
Al llegar a casa creí que nada podía ser más raro. Eran las 23:00 y mi madre estaba despierta esperándome.—Hola hija ¿Cómo estás?—Desde que la ví supe que algo había pasado. Ese tono que usó, me lo corroboró.—Bien má, salí con unas amigas.—Le dije ya un poco preocupada.Mi madre tenía una mirada que le delató el llanto reciente. Estaba en su pijama y con pantuflas. Algo muy inusual en ella pues dormía casi siempre sin ropa y desde temprano.—¿Qué pasó mamá?—Pregunté ya muy preocupada.—Es tu padre.—Me dijo rompiendo en llanto nuevamente.—Se comunicó conmigo.—Bueno pues ya era hora que ese señor diera la cara.—A mi no me pareció tan grave el hecho de recibir una llamada de mi padre. Llevaba tiempo sin saber nada de él y no me importaba ya, pero a mi madre por alguna razón le había afectado.—No se por qué aún te pones mal por él.—No seas dura hija.—Ella siempre lo defendía.—Sabes que el trabajo de tu padre siempre ha sido demandante.Mi padre, Martin Lírica. Un hombre que según tení
Con su silencio me puse ansiosa, tal vez la cosa importante que tenía por decir se le dificultaba tanto que no podía conectar ideas. Aunque yo ya sabía lo que me diría, traté de saber más con una simple pregunta.—¿Qué es esa cosa tan importante?—Dije con un tono desesperado por saber.—Escucha Míriam. Mi vida no ha sido facil y quizá nunca lo vas a entender.—En ese momento desapareció el sentimiento en su voz y lo cambió por un tono más serio.—Mi error fue dejarme llevar por mi profesión, era joven y tenía una familia que mantener...—Y una familia que abandonar.—Interrumpí bruscamente su conversación.—Hija por favor, solo escúchame.—Ahora el desesperado era él.—No tengo mucho tiempo para hablar.—Nunca lo has tenido, eso ya es costumbre en tí.Mi soberbia estaba siendo demasiada, no le permitía hablar y mi madre se percató de eso. Se acercó a mi para tomarme del brazo y suplicarme que dejara los reclamos y pudiera hablar con él en paz.Hice muecas de insatisfacción pero le hice cas
"Roberto, ¿Qué haces aquí?Le pregunté tres veces pero no me respondió. Él solo entró para besarme contra mi voluntad. No me pude resistir, caí ante sus besos como cuando fuimos novios."Espera, yo no puedo hacer esto. Tengo novio y no le puedo fallar"Le dije mientras recordaba lo mío con Esteban. Lo lancé fuerte contra la puerta pues él seguía de impertinente tratando de agarrarme. "Por favor suéltame, él no tarda en llegar"En ese escenario yo estaba esperando en mi casa muy tranquila al que era mi novio. Nunca conté con que un ex amor llegaría a la casa y me besaría. No tenía el control de mis cinco sentidos, era un sueño que me tenía sumido en él.Como si yo misma hubiera invocado su aparición, llegó Esteban rodeado por su escolta pero solo él pasó. Entró para hacerme un escena de celos mirando como otro hombre estaba en mi casa y me besaba.Yo no pude decir nada, al poco rato Roberto estaba muy cómodo en mi casa, si, él estaba mirando la tele como si viviera ahí.El aclamado pre
Pasamos los siguientes minutos de una manera increíble. Conversamos de mi trabajo, de algunos chismes y todo muy normal. Después de eso no pude evitar ver en sus ojos que no estaba tan bien como intentaba disimular. No quería preguntarle pues sabía que al hacerlo ella rompería en llanto y toda nuestra tranquila mañana iba a terminar.Me aguanté lo más que pude pero al final supe que debíamos hablar de eso por mucho que lo quisiéramos evitar.—Mamá, ¿Está todo bien?—Bajé un poco de voz para hacerlo con tacto.—Si hija ¿Por qué no lo estaría?—Me preguntó como si de alguna forma no conociera sus sentimientos.Tomé su mano para seguir la conversación.—Está bien si hablamos de lo ocurrido. ¿Cómo te sientes?Me volteó a ver muy fijamente, por más que quería resistir ya no pudo y se soltó en llanto. Traté de tranquilizarla pero no pude, en ese momento caí en realidad de lo que pasaba y me sentí mal.Mi madre hizo lo que no quería ver pero que era inevitable. Lloró como nunca antes, sacó su