Capitulo 76

—¿A dónde vas?—Me preguntaron con prepotencia.—Tú no puedes estar aquí, eres una prisionera.

Me sujetaron muy fuerte y me llevaron de nuevo a mi habitación.

Ahí estuve por varios minutos, caminando como león enjaulado, queriendo salir de ahí.

Abrieron la puerta de mi habitación, Esteban entró con una expresión en su rostro que no era nada esperanzadora.

Me miró a los ojos con muchas ganas de llorar y me dijo.

—Tenias razón, ella se fué...

—¿Por qué estás tan calmado?—Le dije a manera de reproche.—¿Qué sucedió realmente?

La astuta mujer fingió ir de parte del gobierno aprovechando que los guardias la conocían. Entró dónde la mujer estaba siendo atendida y ella le reveló toda la información.

Dejó pasar unos minutos y decidió salir de aquel lugar sin que nadie la viera.

Se subió a su automóvil y se fue de ahí.

Esteban pudo reclutar esa información con el testimonio de los guardias y a las cámaras de seguridad que la vieron ir con la espía y luego salir sospechosamente
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