Amaranta llevaba tacones de aguja, lo que hacía se le dificultara caminar y más aún estando ebria.
Damián la detuvo y se arrodilló frente a ella para quitarle con cuidado los tacones y cargarla en brazos hasta la limosina de él. Él le indica al chófer que los lleve al hotel más grande y costoso de la ciudad. Amaranta observa por la ventana intentando no arrepentirse de su decisión. —¿Pasa algo? — cuestionó Damián, algo preocupado. —No, nada— vuelve a sonreírle.— ¿A dónde me llevas? —A un lugar que me gustaba mucho cuando era niño— confiesa. —Oh, ¿Vamos a un parque de diversiones? Ambos soltaron una carcajada. —¿Siempre eres así de graciosa? —Solo cuando estoy ebria— lo toma de la corbata y vuelven a besarse, tan apasionadamente que cayeron al suelo de la limosina, Damián la rodeo con sus brazos y Amaranta deslizaba su mano por su abdomen, queriendo desabrochar el pantalón. Damián la detuvo. —Ya llegamos. Volvió a tomar a Amaranta cargada en sus brazos y entraron al hotel. —¿Un hotel?— preguntó. —No es cualquier hotel— afirma Damián. La llevó hasta la habitación presidencial. Una maravilla de habitación, con jacuzzi, y vista al mar. Amaranta se despojó de su vestido con una lentitud deliberada, después de apreciar la habitación hermosamente decorada. Quedó embelesada con la vista al mar que se extendía ante ella. Al caer su vestido, Damián descubrió, con una mezcla de sorpresa y admiración, que no llevaba nada más puesto. Quedó paralizado al contemplar su silueta desnuda, que parecía tallada en la misma esencia de la belleza. Su cuerpo era irreal, mágico y hermoso, como si fuera el de una diosa antigua. Damián tartamudeó un poco, pero Amaranta lo calló con un gesto y lo invitó a unirse a ella. Amaranta se sumergió lentamente en el jacuzzi, dejando que el agua caliente cubriera su piel suavemente. Damián hizo lo mismo, se quitó el traje y se unió a ella, permitiendo que Amaranta lo viera desnudo. Ambos se miraron fijamente, sus ojos ardían de deseo, antes de sucumbir a sus pasiones. Esa noche apenas había comenzado, pero su pequeña aventura apenas estaba en sus inicios. Amaranta se lanzó encima de Damián sin prejuicios, sin miedo, sin pena, sin tabúes. Su unión fue apasionada, intensa y liberadora, como si hubieran roto todas las barreras que los separaban. Esa noche Damián se olvidó de sus responsabilidades del día siguiente y Amaranta se olvidó de quien es ella realmente. Hicieron el amor como dos amantes fugitivos, como dos novios recién casados, se sincronizaron con todos los movimientos, con todas las posiciones y como si fuese planeado por actrices, llegaron al climax juntos. —Eres mi salvador, Damián. —Tu eres mi princesa en apuros. En medio de besos. La noche se marchó, dejando que el sol iluminará toda la habitación recordándoles que ya había amanecido. Damián, que aún dormía como un bebé, olvidó que tenía una alarma que sonaría justo a las siete de la mañana. Esa alarma interrumpió el sueño de ambos. Amaranta yacia desnuda en el pecho de Damián, y este a penas la cubría con un poco de cobija. —Dios— exclamo por el fuerte dolor de cabeza que era estremecido por el sonido aturdidor de la alarma. Amaranta se levantó de prisa, observando el desastre de su alrededor y su desnudez. —Oh no— susurró. Damián con algo de vergüenza y aún emocionado por todo lo que pasó anoche se acerca a darle un beso de buenos días. Amaranta se aleja un poco, aún está tratando de asimilar en dónde está y con quién. —Lo siento ...— confundido se vuelve a alejar. Amaranta se cubre su cuerpo con la sábana. —¿Dónde estoy? —Estas en el hotel Wings Deluxe. —Ay no, mierda— se levanta de prisa en búsqueda de su vestido. —¿Qué sucede? — cuestiona asombrado por su reacción inesperada. —No puedo estar aquí— mientras buscaba con desespero su vestido. —¿De qué hablas? ¿A qué te refieres?— la detiene un momento. —No puedo estar en estos hoteles, mi padre me va a matar si se entera. —¿Qué tiene que estés en mi hotel?— aún más desconcertado. Amaranta lo miró confundida, y algo desconsolada. —¿Tú hotel? —Si, mi familia es la dueña de estos hoteles, y yo soy el nuevo heredero... Es decir, hoy me nombrarán el nuevo dueño oficial. Amaranta dejó salir un suspiro desesperanzador. Se quedó inmóvil por un momento. «¡¿Qué puta probabilidad había de que entre tantos hombres que hay en el mundo me vengo a escapar y a follar al enemigo número uno de mi padre?!» pensó una tensa Amaranta. Damián se iba a acercar a ella preocupado por su actitud. —¡No me toques!— exclamó. Damián quedó aún más confundido y preocupado, no quiere pensar que abuso de esta chica hermosa o que le arruinó la vida. —Esto fue un error, un tonto error,— repetía mientras se ponía el vestido dando tras pies— por favor, olvida que esto pasó. Damián quedó perplejo. —Espera— le gritó para detenerla. Pero fue ignorado, esa mujer se fue corriendo desesperada del hotel, Damián ni siquiera pudo vestirse para seguirla. Su padre comenzó a llamarlo al teléfono, ya que debían reunirse un par de horas antes de la conferencia para organizar todo. Damián tomo el teléfono y respondió. —Hijo, ¿Dónde estás? —Ya voy para allá, dame un par de minutos, padre. Colgó y se dió un baño rápido, se vistió y se marchó a la oficina de su padre. En todo momento pensando en Amaranta y en el motivo de su huida tan inesperada. «¿Qué hice mal? Yo solo no puedo comprender porque se fué así tan rápido y asustada de mí, como su yo fuese un monstruo. ¿Debería buscarla para resolver esto? Necesito una explicación lógica» El dolor de cabeza seguía retumbandole en el cerebro, bebió demasiado anoche y es de lo que menos se arrepiente cuando piensa en Amaranta. Llegó a la oficina y tratando de disimular su dolor de cabeza y resaca pide una taza de café extra negro sin azúcar. —¿Estás bien hijo? Te ves de la patada— afirma su padre el señor Santos. —Estoy bien.— la mente de Damián seguía en esa chica, en como pasaron una noche increíble, sintiéndose el mejor hombre del universo y luego se espumo de la nada al sentir que hizo algo mal, porque Amaranta se marchó despavorida.Luego de la conferencia, todos aplaudieron el nuevo ascenso de Damián, todos le dieron la mano estrechando así los nuevos planes y direcciones que tomaría la mente fresca de Damián.Sin embargo, detrás de ese éxito, detrás de esos cumplidos y buenas palabras de los socios, la mente de Damián aún pensaba en Amaranta.—Señor Santos— se acercó uno de los socios— ¿No lo volveremos a ver por aquí? —Ppr supuesto que sí, mi muchacho está listo para esto, pero aún hay cosas que pulir— afirma el señor Santos, mientras que toma el hombro de su hijo el cual se encontraba pensativo.El socio se marcha y el señor Santos aprovecha para enfrentar a su distraído hijo.—Tu no estás bien, ¿Qué ocurre?Damián se vió acorralado por su padre, lo conocía muy bien. No tuvo más opción que contarle lo que estaba pasando.—Es que anoche tuve un encuentro...—¿Usaste protección?— interrumpe el señor Santos —No se trata de eso, padre —¿Entonces?—Es que la chica despertó y se marchó casi que corriendo, como s
Amaranta despertó ese día siendo una chica de veintidós años forzada por sus amigas a ir a un club prestigioso a pasarla bien por su cumpleaños.—¡Por Dios, nunca sales de esas cuatro paredes lujosa!— gritaba una de sus amigas en una nota de voz por teléfono.Siempre le recriminaban que, aunque era mayor de edad, la trataban como adolescente de catorce años.Amaranta estaba muy cansada de tener esas conversaciones incómodas con su padre. Donde ella suplicaba por salir un rato de fiesta y él le respondía un tajante "NO".El día de su cumpleaños ella decidió escaparse, huir como quinceañera que estaba presa por la ventana cuando su padre no estuviese en casa.Sería difícil porque hay guardaespaldas por cada esquina en toda la mansión, cámaras de vigilancia y demás.Se encerró en su habitación, se puso la pijama encima del vestido rojo, se puso una mascarilla encima de su maquillaje y se acostó.Su padre entró a la habitación.—¿Vas a dormir tan temprano?—Estoy algo enferma.— preocupada
Damián seguía con la búsqueda incansable de Amaranta. Solo conocía de ella su nombre y llevaba consigo la foto que se robó de las cámaras de seguridad del club. Con esas dos cosas contrato a un detective privado para que le ayudase a encontrarla.Se reunieron en un café en el centro de la ciudad para hablar del contrato y todo lo que lleva pagar su servicio.Damián con cuidado deslizó la carpeta con la foto impresa del video de las cámaras de seguridad donde ambos salían bailando. El detective la tomó y observo, de inmediato reconoció el rostro de Amaranta.—¿Qué quieres saber de esa chica?— cuestiona el detective cambiando su semblante amigable a serio.—Bueno, quiero contactarla, ella y yo estuvimos juntos anoche y en la mañana se fue casi que corriendo.—Tiene buenos motivos— mantiene la seriedad —¿De que va todo esto? ¿Cuál es el misterio con ella?—Esa chica de ahí es Amaranta Valcoba, hija del mafioso más peligroso del país. Nadie se le acerca a más de un metro sin antes recib
Amaranta se había bebido la pastilla del día siguiente con muchos nervios. Tania la observaba un poco más relajada por haberse "encargado" de la situación.—No puedo creer que hicieras algo así con un esconocido— susurra— no te creí capaz de hacer nada.—Yo no sé que pasó— se acaricia la cien— fueron demasiados shots y cerveza.—¿Llevas escondiendo esa parte de tu todo el tiempo o qué?—Nunca me había completado así, Tania. —¡Lo sé!— exclamó— solo quiero entender.Amaranta comenzó a recordar a Damián, como se acercó a ella con su traje elegante, con su sonrisa pícara y su mirada intimidante.Dejó salir una sonrisa inevitable.—¡No puede ser! ¿Te gustó?— exaltada.—Si— confiesa Amaranta enrojecida— es que no pude evitarlo, él me trató tan diferente. No sé si fue la química del momento, o si fue atracción a primera vista.—¿Lo verás de nuevo?Amaranta cambio su expresión de emoción a miedo.—No, eso jamás...—Estoy confundida, dices que fue la mejor noche que te pudo pasar, que fue per
Luego de la discusión con su padre se marcha a su habitación con los nervios a millón. Por fortuna su padre solo la regaño y no hizo preguntas al respecto de su escapada. Amaranta no se podía imaginar tener que explicarle a su padre que se fue al club más prestigioso de la ciudad; una zona claramente prohibida para ella desde que tiene uso de razón.Amaranta tomó asiento en su cama, intentando bajar los nervios terribles que tenía encima. «No puedo decirle nada de lo que pasó a mi padre, lo mejor será que a partir de ahora yo empiece a fingir que nada de eso pasó; que nunca conocí a Damián, que nunca me escapé con él, que nunca amanecí en el hotel con él, y que nunca estuvimos juntos. Hacer como si nada de eso nunca pasó y quizás solo así este a salvo» pensaba Amaranta mientras miraba por la ventana sentada desde su cama.En eso suena su teléfono, es un mensaje de texto de un número desconocido, Amaranta procede a abrir el mensaje y queda perpleja, sorprendida al ver lo que decía el
Al día siguiente amaranta se levantó muchísimo antes que sonara su alarma de las 7 de la mañana, estaba ansiosa no pudo dormir casi la noche anterior Por estar pensando en su encuentro con Damián en qué le diría Y cómo actuaría frente a él. Se bañó se acomodó desayunó y luego empezó a hacer vigilancia en la oficina de su padre que estaba ahí mismo en la casa. Su padre notó que su hija estaba algo extraña pasando de un lado a otro enfrente de la oficina de él, así que decidió llamarla. —¿Tienes algo que decirme?Amaranta tenso todo su cuerpo pensó que la había descubierto.—¿A qué te refieres papi? —Pareces un tiburón nadando de un lado a otro enfrente de mi oficina. ¿Tienes algo que decirme? Amaranta se calmó un poco ya que simplemente su actitud la que la está delatando. —Ah, no, no nada de eso— tartamudeando— no hay nada que tenga que decirte, simplemente estoy muy aburrida de estar aquí encerrada. —¿Por qué no le dices a Tania que te venga a ver?— manteniendo sus ojos en los
Amaranta desconcertada de que se hayan metido en un baño un poco pequeño, viéndose forzados de estar un poco más cerca de lo normal. Damián la miro fijamente. —¿Qué pasa entre tu familia y la mía? ¿ Por qué no podemos estar juntos? —Ese es el problema, yo no sé qué pasa pero no puedo estar contigo— intenta no hacer contacto visual con Damián.—¿Cómo que no sabes?— insistiendo.El baño es individual, por ende el poco espacio que hay entre ellos cada vez se hace más estrecho.—Mi padre siempre me ha recalcado que no puedo estar en tus hoteles, ni mucho menos cruzarme con la familia Treviño, más nunca me ha dicho el porqué. —Pues que yo sepa yo no conozco ni el apellido de tu familia ni la historia que tenga que ver con tu familia— la tensión comienza a subir.—Damián no hagas esto por favor...—Y si me estás confundiendo a lo mejor no soy ese enemigo de tu padre— le coloco los dedos en la barbilla para que lo viera fijamente. —Es imposible confundirme.— mirándolo fijamente— Si dice
Damián llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Su padre, quien llegó a visitarlo algo molesto por su poca participación en la empresa desde que tomo el puesto de CEO, lo miró con decepción sentado en el sofá.—¿Padre?— extrañado de verlo sentado ahí.—Al menos uno de los dos está feliz— con un tono profundo y serio.—¿A qué te refieres?— confundido.—¿Todavía tienesa osadía de preguntar? — se levanta furioso del sofa.— ¡No has asistido a ninguna conferencia pautada con tus socios, llevas dos días como CEO y pareciera que no te importara nada!Damián comprendió de inmediato a lo que su padre se refería. Había estado tan obsesionado con encontrar a amaranta que se le olvidó por completo su responsabilidades en la empresa. Muy apenado y avergonzado baja la cara y le responde a su padre. —Tienes razón padre, lo lamento, es que he estado haciendo algunas cosas importantes.El señor Santos lo miró con desagrado.—¿Qué puede ser más importante que el legado que te acabo de dejar?