Amaranta desconcertada de que se hayan metido en un baño un poco pequeño, viéndose forzados de estar un poco más cerca de lo normal. Damián la miro fijamente. —¿Qué pasa entre tu familia y la mía? ¿ Por qué no podemos estar juntos? —Ese es el problema, yo no sé qué pasa pero no puedo estar contigo— intenta no hacer contacto visual con Damián.—¿Cómo que no sabes?— insistiendo.El baño es individual, por ende el poco espacio que hay entre ellos cada vez se hace más estrecho.—Mi padre siempre me ha recalcado que no puedo estar en tus hoteles, ni mucho menos cruzarme con la familia Treviño, más nunca me ha dicho el porqué. —Pues que yo sepa yo no conozco ni el apellido de tu familia ni la historia que tenga que ver con tu familia— la tensión comienza a subir.—Damián no hagas esto por favor...—Y si me estás confundiendo a lo mejor no soy ese enemigo de tu padre— le coloco los dedos en la barbilla para que lo viera fijamente. —Es imposible confundirme.— mirándolo fijamente— Si dice
Damián llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Su padre, quien llegó a visitarlo algo molesto por su poca participación en la empresa desde que tomo el puesto de CEO, lo miró con decepción sentado en el sofá.—¿Padre?— extrañado de verlo sentado ahí.—Al menos uno de los dos está feliz— con un tono profundo y serio.—¿A qué te refieres?— confundido.—¿Todavía tienesa osadía de preguntar? — se levanta furioso del sofa.— ¡No has asistido a ninguna conferencia pautada con tus socios, llevas dos días como CEO y pareciera que no te importara nada!Damián comprendió de inmediato a lo que su padre se refería. Había estado tan obsesionado con encontrar a amaranta que se le olvidó por completo su responsabilidades en la empresa. Muy apenado y avergonzado baja la cara y le responde a su padre. —Tienes razón padre, lo lamento, es que he estado haciendo algunas cosas importantes.El señor Santos lo miró con desagrado.—¿Qué puede ser más importante que el legado que te acabo de dejar?
Tania observaba con orgullo y algo de ternura como Amaranta se expresaba de Damián.—En todos los años que te conozco jamás te había escuchado tan enamorada y menos de alguien que conociste solo una noche— admite Tania.—Si, hasta yo me desconozco. ¿Te ha pasado?— le pregunta a Tania, colocando sus manos en su barbilla prestando atención.Tania le iba a comentar pero se quedó pensando en Axel y lo bien que la pasaron esa noche que se conocieron y el día de ayer. Amaranta al ver el rostro iluminado de Tania comenzó a reírse.—¿Estás enamorada ahora? No puede ser.—¡No sé si enamorada sea la palabra correcta!— exclamó.—¿A qué te refieres? Mira como se te iluminan los ojos.—Es que Axel y yo somos tan diferentes que no creo que nos lleguemos a enamorar, solo estoy disfrutando el momento.—¿Cómo que diferentes?—Bueno, él es muy descomplicado, extrovertido y bastante libre... Y yo quiero una relación.Amaranta abrió su boca del asombro.—Tania ¿Ya estás lista para pensar en una relación
Damián Treviño había salido con una gran sonrisa en su rostro de la oficina de su padre. Por fin había recibido la gran noticia de que la cadena de hoteles sería heredada hacia su único primogénito; Damián.El anuncio oficial saldrá mañana a todos los socios y empleados de la cadena de hoteles, para que así, el padre de Damián, el señor Santos Treviño con sus casi setenta y dos años pueda jubilarse en paz y hacer lo que siempre quiso; navegar en barcos por todo el continente. Afuera del edificio se encuentra su mejor amigo Axel, lo esperaba recostado de su auto último modelo, con los brazos cruzados y mirada intimidante. —Hermano— advierte Damián con sus brazos extendidos.—Hermano— responde Axel, extendiendo sus manos.Ambos se abrazan y se dan palmadas en la espalda.—¿Ya eres el nuevo dueño?— pregunta Axel.—Ya soy el nuevo dueño, hermano.Ambos chocan las manos y hacen su saludo habitual de cuando eran niños, darse las palmas, chocar puños y luego chasquear sus dedos.—Esto hay
Amaranta llevaba tacones de aguja, lo que hacía se le dificultara caminar y más aún estando ebria.Damián la detuvo y se arrodilló frente a ella para quitarle con cuidado los tacones y cargarla en brazos hasta la limosina de él.Él le indica al chófer que los lleve al hotel más grande y costoso de la ciudad.Amaranta observa por la ventana intentando no arrepentirse de su decisión.—¿Pasa algo? — cuestionó Damián, algo preocupado.—No, nada— vuelve a sonreírle.— ¿A dónde me llevas?—A un lugar que me gustaba mucho cuando era niño— confiesa.—Oh, ¿Vamos a un parque de diversiones? Ambos soltaron una carcajada.—¿Siempre eres así de graciosa?—Solo cuando estoy ebria— lo toma de la corbata y vuelven a besarse, tan apasionadamente que cayeron al suelo de la limosina, Damián la rodeo con sus brazos y Amaranta deslizaba su mano por su abdomen, queriendo desabrochar el pantalón.Damián la detuvo.—Ya llegamos.Volvió a tomar a Amaranta cargada en sus brazos y entraron al hotel.—¿Un hotel?
Luego de la conferencia, todos aplaudieron el nuevo ascenso de Damián, todos le dieron la mano estrechando así los nuevos planes y direcciones que tomaría la mente fresca de Damián.Sin embargo, detrás de ese éxito, detrás de esos cumplidos y buenas palabras de los socios, la mente de Damián aún pensaba en Amaranta.—Señor Santos— se acercó uno de los socios— ¿No lo volveremos a ver por aquí? —Ppr supuesto que sí, mi muchacho está listo para esto, pero aún hay cosas que pulir— afirma el señor Santos, mientras que toma el hombro de su hijo el cual se encontraba pensativo.El socio se marcha y el señor Santos aprovecha para enfrentar a su distraído hijo.—Tu no estás bien, ¿Qué ocurre?Damián se vió acorralado por su padre, lo conocía muy bien. No tuvo más opción que contarle lo que estaba pasando.—Es que anoche tuve un encuentro...—¿Usaste protección?— interrumpe el señor Santos —No se trata de eso, padre —¿Entonces?—Es que la chica despertó y se marchó casi que corriendo, como s
Amaranta despertó ese día siendo una chica de veintidós años forzada por sus amigas a ir a un club prestigioso a pasarla bien por su cumpleaños.—¡Por Dios, nunca sales de esas cuatro paredes lujosa!— gritaba una de sus amigas en una nota de voz por teléfono.Siempre le recriminaban que, aunque era mayor de edad, la trataban como adolescente de catorce años.Amaranta estaba muy cansada de tener esas conversaciones incómodas con su padre. Donde ella suplicaba por salir un rato de fiesta y él le respondía un tajante "NO".El día de su cumpleaños ella decidió escaparse, huir como quinceañera que estaba presa por la ventana cuando su padre no estuviese en casa.Sería difícil porque hay guardaespaldas por cada esquina en toda la mansión, cámaras de vigilancia y demás.Se encerró en su habitación, se puso la pijama encima del vestido rojo, se puso una mascarilla encima de su maquillaje y se acostó.Su padre entró a la habitación.—¿Vas a dormir tan temprano?—Estoy algo enferma.— preocupada
Damián seguía con la búsqueda incansable de Amaranta. Solo conocía de ella su nombre y llevaba consigo la foto que se robó de las cámaras de seguridad del club. Con esas dos cosas contrato a un detective privado para que le ayudase a encontrarla.Se reunieron en un café en el centro de la ciudad para hablar del contrato y todo lo que lleva pagar su servicio.Damián con cuidado deslizó la carpeta con la foto impresa del video de las cámaras de seguridad donde ambos salían bailando. El detective la tomó y observo, de inmediato reconoció el rostro de Amaranta.—¿Qué quieres saber de esa chica?— cuestiona el detective cambiando su semblante amigable a serio.—Bueno, quiero contactarla, ella y yo estuvimos juntos anoche y en la mañana se fue casi que corriendo.—Tiene buenos motivos— mantiene la seriedad —¿De que va todo esto? ¿Cuál es el misterio con ella?—Esa chica de ahí es Amaranta Valcoba, hija del mafioso más peligroso del país. Nadie se le acerca a más de un metro sin antes recib