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Capitulo 5. irresistible error.

Damián seguía con la búsqueda incansable de Amaranta. Solo conocía de ella su nombre y llevaba consigo la foto que se robó de las cámaras de seguridad del club.

Con esas dos cosas contrato a un detective privado para que le ayudase a encontrarla.

Se reunieron en un café en el centro de la ciudad para hablar del contrato y todo lo que lleva pagar su servicio.

Damián con cuidado deslizó la carpeta con la foto impresa del video de las cámaras de seguridad donde ambos salían bailando. El detective la tomó y observo, de inmediato reconoció el rostro de Amaranta.

—¿Qué quieres saber de esa chica?— cuestiona el detective cambiando su semblante amigable a serio.

—Bueno, quiero contactarla, ella y yo estuvimos juntos anoche y en la mañana se fue casi que corriendo.

—Tiene buenos motivos— mantiene la seriedad

—¿De que va todo esto? ¿Cuál es el misterio con ella?

—Esa chica de ahí es Amaranta Valcoba, hija del mafioso más peligroso del país. Nadie se le acerca a más de un metro sin antes recibir una bala en la cien. No tengo que investigarla, es un punto rojo en mi mapa.

—¿Hija de un mafioso?— seguía incrédulo

—No tienes que pagarme, no haré esto.

—Solo quiero saber donde vive o un número de teléfono para llamarla, me siento mal por como acabo todo— confesó— a demás un poco confundido. Necesito encontrarla.

—Amigo, esa es zona peligrosa, esa mujer es prohibida para cualquiera. Si de algo te sirve ella suele asistir al centro comercial más grande del sur de la ciudad— desliza de nuevo la carpeta hacia Damián— es todo lo que diré, me marcho de aquí.

El detective se levantó de la mesa y se fué.

Damián quedó con más preguntas que respuestas, que fuese hija de un mafioso no le preocupaba en nada. Pero que esa chica tuviese prohibido tocar los hoteles de la familia Treviño es algo que no termina de encajar.

Axel algo preocupado de no recibir llamadas o mensajes de su amigo comenzó a llamarlo de vuelta.

Damián le contesta de inmediato.

—¿Qué sucede?

—Te puedo preguntar lo mismo, ¿Qué está pasando contigo? Hoy teníamos que vernos y no me has escrito.

—Estaba investigando algo, hermano. Lo siento.

—No me digas que sigues pensando en esa mujer.

—No empieces con tus bromas.— obstinado.

—No, tranquilo, te ayudaré en lo que necesites.

—Bien, porque necesito que me acompañes, te espero en el café de siempre.

Axel se apresuró en ir hasta donde su amigo, sabía que está obsesión no desaparecería fácil, pero estaba orgulloso de que por fin dejase en el pasado el tormentoso recuerdo de su ex mujer.

Aquella que le fue infiel y lo dejo plantado el día que le iba a pedir matrimonio.

Si Damián se enfrasca en encontrar a esta chica misteriosa pues él estaría dispuesto a ayudarle en lo que sea.

Llegó al café y ahí estaba Damián, con la carpeta en la mano.

—¿Qué es eso?— cuestionó con una sonrisa burlona.

—Es una foto de ella...— se la entrega.

—¿Qué? ¿Dónde la sacaste?— confundido. Al abrir la carpeta observa que es del club.—¿Cómo conseguiste esto?

—Escucha, descubrí que es hija de un mafioso.

Axel casi se ahoga con la tasa de café y escupe un poco, Damián lo observa desconcertado.

—¿Qué m****a dices?

—Baja la voz.

—¿Y sabiendo eso sigues queriendo encontrarla?— confundido.

Damián asintió, jamás había estado tan decidido de algo.

—Ella mencionó algo que aún no entiendo, "si se enteran que estuve en este hotel", ¿Que tiene que ver el hotel de mi familia?— seguía insistiendo Damián.

Axel tenía sus mejillas enrojecidas, está situación se escapaba de sus manos.

—¿A dónde necesitas ir?—cuestiona Axel intentando cambiar el tema.

—Me enteré que Amaranta visita un centro comercial en el sur y necesito ir.

Ambos se van en el auto de Damián directo al centro comercial donde se supone que estaría Amaranta.

Tania esperaba con ansias a su amiga, sujetaba con fuerza la bolsa donde llevaba la pastilla del día siguiente.

Amaranta llega apurada, ambas se abrazan.

—Lamento tanto no haber estado contigo— se disculpa Tania.

—No, no te preocupes, yo decidí irme con él— ambas toman asiento en los bancos del centro comercial.— Damián fue mi irresistible error.

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