Luego de la conferencia, todos aplaudieron el nuevo ascenso de Damián, todos le dieron la mano estrechando así los nuevos planes y direcciones que tomaría la mente fresca de Damián.
Sin embargo, detrás de ese éxito, detrás de esos cumplidos y buenas palabras de los socios, la mente de Damián aún pensaba en Amaranta. —Señor Santos— se acercó uno de los socios— ¿No lo volveremos a ver por aquí? —Ppr supuesto que sí, mi muchacho está listo para esto, pero aún hay cosas que pulir— afirma el señor Santos, mientras que toma el hombro de su hijo el cual se encontraba pensativo. El socio se marcha y el señor Santos aprovecha para enfrentar a su distraído hijo. —Tu no estás bien, ¿Qué ocurre? Damián se vió acorralado por su padre, lo conocía muy bien. No tuvo más opción que contarle lo que estaba pasando. —Es que anoche tuve un encuentro... —¿Usaste protección?— interrumpe el señor Santos —No se trata de eso, padre —¿Entonces? —Es que la chica despertó y se marchó casi que corriendo, como si hubiese dormido con un fantasma, no puedo dejar de pensar en ella. —Ay hijo, eso es una tontería— le dice— la mujeres son confusas, están llenas de hormonas y pensamientos contradictorios. —En serio estoy preocupado. —Ya te llamará, deja de pensar en eso, más bien vamos a celebrar. —No, no— niega— necesito ir a dormir, anoche fue una locura. El señor Santos asiente y se despide de su hijo. Damián se va en su limosina hasta su casa, pensando en que hacer. Recibe una llamada de su mejor amigo Axel. —¿Estás vivo? —¿Que pasa? —Anoche desapareciste —Lo siento hermano, tuve que irme. —Bueno, no te perdiste de mucho, aunque la chica hermosa de vestido rojo también se fue. —Si, ella se fue conmigo.— confesó. —¿¡Qué!?— exclamó emocionado.— ¿De verdad? No puedo creerlo hermano. —No grites, me duele la cabeza.— acariciando su cien con cuidado, sentía puntadas fuertes. —¿Follaron?— cuestionó sin ningún tipo de pena, así es Axel; directo. —¿Que preguntas son esas? —No me dejes con la curiosidad. —Todo fue increíble, pero está mañana paso algo raro, ella se fue despavorida. —Suele pasar cuando haces mal tu jugada. —No creo que haya sido por eso, dijo algo como "no puedo estar en este hotel". —¿A qué hotel la llevaste? —Al mío, y lo peor no es eso, es que cuando se enteró que yo era el dueño corrió más rápido. —Mierda, normalmente suele ser lo opuesto, cuando les dices que eres el dueño de quieren casar— en medio de risas. —Hablo en serio, Axel. Esa chica me dejó preocupado, ¿Debería buscarla? —Pues si eso es lo que sientes, búscala. Colgó la llamada y fue a buscar una pastilla para el dolor, se prometió a sí mismo no volver a beber de esa manera, ya no era tan joven como para soportar esas terribles fiestas sin control, aunque todo eso vino con el maravilloso recuerdo de Amaranta. Damián la imaginaba encima de él cuando estaban en el jacuzzi, como se movía, como lo besaba, lo extasiaba demasiado pensar en ella. Así que sin más decidió ir al club para hablar con el dueño y pedirle las camaras de seguridad y así dar con la identidad de la chica. El dueño del club llamado Mateus se quedó algo perplejo al ver lo que le pedía Damián. —¿Cámaras de seguridad? —En serio necesito encontrarla— insiste Damián. —Esta bien, vamos— Mateus lo llevo a la oficina de vigilancia y reprodujo los videos de esa noche. Damián observo con detenimiento las grabaciones hasta que dió con ella. —Ahí está, es ella— emocionado. —Oh, Amaranta.— susurró Mateus. —¿La conoces?— curioso. —No sabía que hablabas de esa mujercita. —¿A qué te refieres?— algo desesperado. —Pues, es una mujer prohibida. —¿Cómo que prohibida? —¿En qué mundo vives Damián? — tomando asiento en su silla — esa chica es hija del mafioso más peligroso del país. Al mafioso le dicen "El diablo". —¿Qué?— perplejo. —Yo te recomiendo que te alejes, no sé que hacía en mi club, hasta yo corro peligro por dejarla entrar. —¿Por qué no puede estar aquí? ¿Por qué no puede estar conmigo?— angustiado. —El diablo es muy celoso con su hija, es su tesoro más preciado, muchos han muerto por solo acercarse. Ese mafioso Diablo lleva más muertos encima que bendiciones de su madre. —Anoche estuvo conmigo— susurró confesando. —Ay amigo, estás muerto si te descubren— le dió un par de palmadas en la espalda a Damián y se marchó, dejándolo pensativo sobre todo. «¿Ese es el problema? Su padre es un mafioso peligroso, pero... ¿Qué tiene que ver eso conmigo y con los hoteles? ¿Por qué ella no podía estar en el hotel de mi familia? Todavía no entiendo nada, pero sé que debo hacer las cosas con cuidado. La verdad no le tengo miedo a ningún mafioso» pensó Damián mientras veía la parte del video donde ambos bailaban sin preocupaciones. Se notaba la química que había en ellos, eso no se podía ignorar. Damián nunca se había imaginado en algun compromiso o emparejado con nadie, luego de su primera y última relación decidió que los romances estaban descartados en su vida, pero con Amaranta todo pasó tan rápido y tan intenso que no puede dejar de pensar en ello.Amaranta despertó ese día siendo una chica de veintidós años forzada por sus amigas a ir a un club prestigioso a pasarla bien por su cumpleaños.—¡Por Dios, nunca sales de esas cuatro paredes lujosa!— gritaba una de sus amigas en una nota de voz por teléfono.Siempre le recriminaban que, aunque era mayor de edad, la trataban como adolescente de catorce años.Amaranta estaba muy cansada de tener esas conversaciones incómodas con su padre. Donde ella suplicaba por salir un rato de fiesta y él le respondía un tajante "NO".El día de su cumpleaños ella decidió escaparse, huir como quinceañera que estaba presa por la ventana cuando su padre no estuviese en casa.Sería difícil porque hay guardaespaldas por cada esquina en toda la mansión, cámaras de vigilancia y demás.Se encerró en su habitación, se puso la pijama encima del vestido rojo, se puso una mascarilla encima de su maquillaje y se acostó.Su padre entró a la habitación.—¿Vas a dormir tan temprano?—Estoy algo enferma.— preocupada
Damián seguía con la búsqueda incansable de Amaranta. Solo conocía de ella su nombre y llevaba consigo la foto que se robó de las cámaras de seguridad del club. Con esas dos cosas contrato a un detective privado para que le ayudase a encontrarla.Se reunieron en un café en el centro de la ciudad para hablar del contrato y todo lo que lleva pagar su servicio.Damián con cuidado deslizó la carpeta con la foto impresa del video de las cámaras de seguridad donde ambos salían bailando. El detective la tomó y observo, de inmediato reconoció el rostro de Amaranta.—¿Qué quieres saber de esa chica?— cuestiona el detective cambiando su semblante amigable a serio.—Bueno, quiero contactarla, ella y yo estuvimos juntos anoche y en la mañana se fue casi que corriendo.—Tiene buenos motivos— mantiene la seriedad —¿De que va todo esto? ¿Cuál es el misterio con ella?—Esa chica de ahí es Amaranta Valcoba, hija del mafioso más peligroso del país. Nadie se le acerca a más de un metro sin antes recib
Amaranta se había bebido la pastilla del día siguiente con muchos nervios. Tania la observaba un poco más relajada por haberse "encargado" de la situación.—No puedo creer que hicieras algo así con un esconocido— susurra— no te creí capaz de hacer nada.—Yo no sé que pasó— se acaricia la cien— fueron demasiados shots y cerveza.—¿Llevas escondiendo esa parte de tu todo el tiempo o qué?—Nunca me había completado así, Tania. —¡Lo sé!— exclamó— solo quiero entender.Amaranta comenzó a recordar a Damián, como se acercó a ella con su traje elegante, con su sonrisa pícara y su mirada intimidante.Dejó salir una sonrisa inevitable.—¡No puede ser! ¿Te gustó?— exaltada.—Si— confiesa Amaranta enrojecida— es que no pude evitarlo, él me trató tan diferente. No sé si fue la química del momento, o si fue atracción a primera vista.—¿Lo verás de nuevo?Amaranta cambio su expresión de emoción a miedo.—No, eso jamás...—Estoy confundida, dices que fue la mejor noche que te pudo pasar, que fue per
Luego de la discusión con su padre se marcha a su habitación con los nervios a millón. Por fortuna su padre solo la regaño y no hizo preguntas al respecto de su escapada. Amaranta no se podía imaginar tener que explicarle a su padre que se fue al club más prestigioso de la ciudad; una zona claramente prohibida para ella desde que tiene uso de razón.Amaranta tomó asiento en su cama, intentando bajar los nervios terribles que tenía encima. «No puedo decirle nada de lo que pasó a mi padre, lo mejor será que a partir de ahora yo empiece a fingir que nada de eso pasó; que nunca conocí a Damián, que nunca me escapé con él, que nunca amanecí en el hotel con él, y que nunca estuvimos juntos. Hacer como si nada de eso nunca pasó y quizás solo así este a salvo» pensaba Amaranta mientras miraba por la ventana sentada desde su cama.En eso suena su teléfono, es un mensaje de texto de un número desconocido, Amaranta procede a abrir el mensaje y queda perpleja, sorprendida al ver lo que decía el
Al día siguiente amaranta se levantó muchísimo antes que sonara su alarma de las 7 de la mañana, estaba ansiosa no pudo dormir casi la noche anterior Por estar pensando en su encuentro con Damián en qué le diría Y cómo actuaría frente a él. Se bañó se acomodó desayunó y luego empezó a hacer vigilancia en la oficina de su padre que estaba ahí mismo en la casa. Su padre notó que su hija estaba algo extraña pasando de un lado a otro enfrente de la oficina de él, así que decidió llamarla. —¿Tienes algo que decirme?Amaranta tenso todo su cuerpo pensó que la había descubierto.—¿A qué te refieres papi? —Pareces un tiburón nadando de un lado a otro enfrente de mi oficina. ¿Tienes algo que decirme? Amaranta se calmó un poco ya que simplemente su actitud la que la está delatando. —Ah, no, no nada de eso— tartamudeando— no hay nada que tenga que decirte, simplemente estoy muy aburrida de estar aquí encerrada. —¿Por qué no le dices a Tania que te venga a ver?— manteniendo sus ojos en los
Amaranta desconcertada de que se hayan metido en un baño un poco pequeño, viéndose forzados de estar un poco más cerca de lo normal. Damián la miro fijamente. —¿Qué pasa entre tu familia y la mía? ¿ Por qué no podemos estar juntos? —Ese es el problema, yo no sé qué pasa pero no puedo estar contigo— intenta no hacer contacto visual con Damián.—¿Cómo que no sabes?— insistiendo.El baño es individual, por ende el poco espacio que hay entre ellos cada vez se hace más estrecho.—Mi padre siempre me ha recalcado que no puedo estar en tus hoteles, ni mucho menos cruzarme con la familia Treviño, más nunca me ha dicho el porqué. —Pues que yo sepa yo no conozco ni el apellido de tu familia ni la historia que tenga que ver con tu familia— la tensión comienza a subir.—Damián no hagas esto por favor...—Y si me estás confundiendo a lo mejor no soy ese enemigo de tu padre— le coloco los dedos en la barbilla para que lo viera fijamente. —Es imposible confundirme.— mirándolo fijamente— Si dice
Damián llegó a casa con una sonrisa de oreja a oreja. Su padre, quien llegó a visitarlo algo molesto por su poca participación en la empresa desde que tomo el puesto de CEO, lo miró con decepción sentado en el sofá.—¿Padre?— extrañado de verlo sentado ahí.—Al menos uno de los dos está feliz— con un tono profundo y serio.—¿A qué te refieres?— confundido.—¿Todavía tienesa osadía de preguntar? — se levanta furioso del sofa.— ¡No has asistido a ninguna conferencia pautada con tus socios, llevas dos días como CEO y pareciera que no te importara nada!Damián comprendió de inmediato a lo que su padre se refería. Había estado tan obsesionado con encontrar a amaranta que se le olvidó por completo su responsabilidades en la empresa. Muy apenado y avergonzado baja la cara y le responde a su padre. —Tienes razón padre, lo lamento, es que he estado haciendo algunas cosas importantes.El señor Santos lo miró con desagrado.—¿Qué puede ser más importante que el legado que te acabo de dejar?
Tania observaba con orgullo y algo de ternura como Amaranta se expresaba de Damián.—En todos los años que te conozco jamás te había escuchado tan enamorada y menos de alguien que conociste solo una noche— admite Tania.—Si, hasta yo me desconozco. ¿Te ha pasado?— le pregunta a Tania, colocando sus manos en su barbilla prestando atención.Tania le iba a comentar pero se quedó pensando en Axel y lo bien que la pasaron esa noche que se conocieron y el día de ayer. Amaranta al ver el rostro iluminado de Tania comenzó a reírse.—¿Estás enamorada ahora? No puede ser.—¡No sé si enamorada sea la palabra correcta!— exclamó.—¿A qué te refieres? Mira como se te iluminan los ojos.—Es que Axel y yo somos tan diferentes que no creo que nos lleguemos a enamorar, solo estoy disfrutando el momento.—¿Cómo que diferentes?—Bueno, él es muy descomplicado, extrovertido y bastante libre... Y yo quiero una relación.Amaranta abrió su boca del asombro.—Tania ¿Ya estás lista para pensar en una relación