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La mujer PROHIBIDA del CEO millonario
La mujer PROHIBIDA del CEO millonario
Por: Miliana Idler
Capitulo 1. El nuevo jefe; Damián.

Damián Treviño había salido con una gran sonrisa en su rostro de la oficina de su padre. Por fin había recibido la gran noticia de que la cadena de hoteles sería heredada hacia su único primogénito; Damián.

El anuncio oficial saldrá mañana a todos los socios y empleados de la cadena de hoteles, para que así, el padre de Damián, el señor Santos Treviño con sus casi setenta y dos años pueda jubilarse en paz y hacer lo que siempre quiso; navegar en barcos por todo el continente.

Afuera del edificio se encuentra su mejor amigo Axel, lo esperaba recostado de su auto último modelo, con los brazos cruzados y mirada intimidante.

—Hermano— advierte Damián con sus brazos extendidos.

—Hermano— responde Axel, extendiendo sus manos.

Ambos se abrazan y se dan palmadas en la espalda.

—¿Ya eres el nuevo dueño?— pregunta Axel.

—Ya soy el nuevo dueño, hermano.

Ambos chocan las manos y hacen su saludo habitual de cuando eran niños, darse las palmas, chocar puños y luego chasquear sus dedos.

—Esto hay que celebrarlo

—Oh no— niega con la cabeza— debo dormir temprano, mañana será la reunión donde oficialmente me presenten ante todos los miembros.

—No seas aguafiestas hermano, no te hacen dueño de una cadena de hoteles todos los días.

Damián lo ve con mirada dudosa, desconfía totalmente de la sinceridad de Axel, él es el alma de la fiesta, un hombre de casi veintiocho años lleno de alcohol y diversión en sus venas. Damián sabe que si accede a salir con él no regresará por la mañana.

Axel era capaz de hacer fiestas que duraban semanas, Damián podía seguirle el juego, pero ahora las cosas cambiarían, sería el nuevo CEO de los hoteles más reconocidos del mundo, no podía darse el lujo de fallarle a su padre.

—Solo serán un par de horas ¿Ok?— amenaza a Axel.

—Lo prometo— con sarcasmo.

Ambos se montan en el auto y se marchan al club de la zona más costosa del lugar. El club "Nightwish". A pesar de ser a penas las cinco de la tarde ya estaba lleno de personas sentadas en sus respectivas zonas, bebiendo tranquilas.

Hasta que Axel llegó y encendió todo el ambiente ordenandole al DJ que cambiara la canción más aburrida que tocaba por las de tendencia.

Damián ordenó dos martinis, quería empezar suave y terminar temprano, pero Axel cambió la orden y pidió dos tequilas en las rocas.

—Hermano, hoy es momento de emborrachar al CEO de hoteles Wings Delux— alzo el vaso de tequila y ambos chocaron sus bebidas para luego beber a fondo blanco.

Pasadas las ocho de la noche ya Damián estaba ebrio, pero no totalmente, aún quedaban rastros de sobriedad que le repetían en la mente que debe estar en casa máximo a las once de la noche.

En medio del alboroto de las personas bailando sudadas y ebrias llega una mujer con un par de amigas. Todas las miradas iban a esa mujer de cabello negro azabache, ojos azules como el amor y un cuerpo de reloj de arena.

Damián no pudo evitar observarla de arriba abajo, llama demasiado la atención incluso sin querer. Su vestido rojo resalta todos sus atributos.

Sus amigas la llevan al bar donde se encontraba Damián y Axel, ambos intentando disimular que está hermosa.

—¡Vamos bebe un poco!— le gritaban las amigas, las cuales empujaban shots de ron en su boca.

—Más despacio, por favor— negaba la chica de rojo.

—Es tu cumpleaños, tonta, no siempre cumples veintidós.— exclamó una de las amigas.

Axel obsevó a Damián.

—¿Ves lo que yo veo?— susurrándole al oído.

—Un grupo de mujeres que quieren divertirse.

—No, idiota, veo a una noche casual usando un vestido rojo.

—No digas esas tonterías Axel.— molesto.

—Ve a hablarle— insiste.

—No...

—Si no le hablas tu, le hablaré yo y creeme que terminará en mi cama— yendo a dónde estaban las chicas, Damián lo sujeta del brazo, termina de beber su bebida a fondo blanco y respira profundo.

Damián es tímido, nunca se le ha dado con facilidad hablar con mujeres. Su primera relación duro seis años y acabo por una infidelidad por parte de ella, pero fue la ex la que inició todo, la primera cita, el primer beso. Damián es demasiado tímido con las mujeres.

A diferencia de Axel, que es todo un Don Juan y sabe cómo llevar a cada chica a la cama sin tanto palabreo.

Las chicas seguían obligando a la mujer de rojo a beber, pero Damián las interrumpe.

—Quizá el ron no es lo de ella— todas lo miraron.

Damián no estaba mal, es alto, fornido y con unos ojos verdes que enamoran a cualquiera.

—¿Ah sí?— pregunta una de las amigas — ¿Y tú qué sabes que le gusta a ella?

—¿Por qué no se lo preguntamos? — observando a la mujer de vestido rojo.

Ella lo miró como su salvador, le sonrió y respondió.

—Una cerveza.

Las amigas comenzaron a burlarse y a reírse, estaban demasiado ebrias como para socializar. Damián se acercó a aquella mujer para poder hablar.

Le ordenó al bartender una cerveza bien fría.

—Gracias por eso— dijo la chica algo apenada.

—No te preocupes, yo también tengo un amigo así.

Ella sonríe.

—¿Cómo es el nombre de mi salvador?

— Damián ¿Y el de la princesa en apuros?

—Amaranta— con una sonrisa resplandeciente.

Damián parecía hipnotizado por la belleza y amabilidad de aquella mujer; Amaranta.

—Cuentame, ¿Qué te trae a este lugar?— preguntó curioso Damián.

—Es mi cumpleaños.

—Ah,— se quejo depecionado— no tengo ningún regalo.

—No seas tonto, no nos conocíamos hasta hace cinco minutos.

—Cierto— se miraban fijamente.

Ese juego de miradas y bebidas, y sonrisas terminó llevándolos a sudar en la pista de baile.

Damián es un buen bailarín cuando está ebrio y Amaranta le seguía cada paso, como si estuviese conectados a un nivel que nadie podía desifrar.

Amaranta movía su cuerpo al ritmo de la canción electrónica, brincando de un lado a otro, su cabello parecía que tenía vida propia, moviéndose libremente. Damián no podía dejar de verla, estaba detallandoa belleza de Amaranta.

—¿Qué?— preguntó ella.

La canción paró de la nada y se cambió a una melodía suave, Damián aprovecho esta oportunidad para acercarse a ella, tomarla de la cintura y bailar la canción.

Sus miradas se cruzaron nuevamente.

—Eres más guapo de cerca — confesó Amaranta.

Damián sonrió y se sonrojo.

—Puedo decirte lo mismo, eres preciosa.

—Estoy muy ebria— sus palabras chocaban entre si, se le dificultaba hablar con claridad.

Esto Damián lo tomo como una señal para llevarla a su casa.

—Llevame contigo— susurró Amaranta al oido de Damián.

Él sintió un cosquilleo desde el abdomen hasta su cuello.

—¿Estás segura?

Amaranta respondió con un beso, la tensión había estado en medio de ellos desde que hablaron. Las miradas pícaras iban y venían, pero Damián aún no daba el primer paso del beso, así que Amaranta aprovechó su valentía bajo los efectos del alcohol y lo besó.

Damián continúo el beso, haciendo casi imposible resistirse a llevarla a casa.

Luego del beso ambos se miraron fijamente.

—Le diré a Axel que me voy— afirmo Damián.

—No,— lo tomó por el brazo— es mi cumpleaños, y siempre he querido desaparecer de la vista de todos por una noche, ¿Puedes hacer eso por mí?

Damián la miró confundido.

—¿De verdad?

—Que ese sea mi regalo de tu parte.

Damián acepto sin dudar más, esa mujer hermosa le suplicaba por escaparse juntos. Y en medio de la noche, entre copas, el frenesí de la borrachera y la emoción de hacer algo nuevo se marcharon de la fiesta sin despedirse de nadie.

Axel terminó besandose en el baño con una de las amigas de Amaranta, la más odiosa. La que lo miraba con desprecio y rechazaba a cada instante, luego de varios tragos comenzaron a verse diferente. Vivía su propia historia de amor en el baño del club.

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