Claus levantó la mirada y vio que era Salomé quien le sostenía de su mano izquierda para evitar que cayera a aquel funesto destino.
—Claus… —le llamó la loba— Se terminó, perdiste. Pero está bien, por favor, sólo ríndete y entréganos el anillo. No tiene que terminar así.
El lobo gris le miró. Primero inexpresivo y luego… sonriendo.
—No hay marcha atrás en el camino que yo mismo elegí, cachorra —respondió bajando la cabeza y cerrando los ojos—. Después de todo, traicioné a mi manada con el único objetivo de obtener un deseo egoísta para mi corazón.
Ante esas palabras, sorprendida, Salomé levantó las cejas. Claus abrió los ojos y continuó:
—La única forma que tengo para salir de esta es entregarte el anillo, ¿y luego qu&eac
Varios días ya habían pasado desde que Salomé y Carolos se habían ido de su villa.En la entrada de esta, al lado de varios cazadores, Daniel y Barak esperaban ansiosos. Tan sólo el día anterior un mensajero de los lobos grises les había llevado el aviso de que Tyrone en persona iría a verles.Tanto el alfa como el beta de los negros estaban nerviosos pues no sabían qué significaba la visita del alfa gris y si tendría que ver con las acciones de sus hijos. Pronto, saliendo del bosque, se hicieron visibles las figuras de varias personas; eran en su mayoría cazadores grises, encabezados por Tyrone, veía que venía su beta con ellos y aunque no había rastro de Kimaris o Claus, sí notó en cambio otras cuatro personas a su lado: una pelirroja, Carolos… y a sus dos hijas.Nada más verle a la distancia, Nicole no aguantó las ganas y
Y listo, con esto he completado lo que sería el volumen 1 de las aventuras de Salomé.Un poco de trivia: la idea original era empezar esta historia por todo lo alto, haciendo que Salomé dejara su hogar y se fuera por el mundo enfrentando poderosos enemigos. Todo pintaba a ser una saga larga que podría expandirse a varios volúmenes… pero entonces recordé que no he tenido suerte con sagas largas y decidí un inicio un poco más modesto para mi loba: una aventura que se pudiera considerar auto conclusiva y pudiera cerrar con un “Fin” y no un “continuará…” en caso de que no me fuera conveniente seguirla.Ahora, ¿voy a trabajar en la siguiente parte? Bueno, si bien el recibimiento que tuvo la obra no fue el que esperaba, me parece que fue uno bastante bueno, lo suficiente para motivarme a continuar la historia, tal vez no como una de mis prioridades, pero sí esta
Durante casi toda su existencia, las personas han mirado al cielo nocturno tratando de desentrañar su futuro o su objetivo en la vida.Pero al hacerlo nunca se han puesto a pensar que tal vez, desde las estrellas…Algo les mira de vuelta***Arcadia es una isla en los mares del sur del planeta Aeés, llena de bosques, ríos y un volcán semi activo en su parte oeste al que los locales llamaron monte Licaón en honor a un antiguo rey. Una gran cantidad de seres vivos habitan ahí, desde pequeños roedores hasta enormes osos, pasando por jabalíes que pese a sus gruesas carnes, son rápidos y fuertes… como ese con el que nuestra historia inicia.Un jabalí corría desesperado y no era para menos: temía por su vida. J
Una vez Claus y Kimaris desaparecieron entre los árboles, Salomé se dejó caer en el suelo para respirar más relajada ahora que la confrontación se había evitado, pero se dio cuenta de que sus problemas estaban lejos de terminar cuando notó que sus compañeros ya se habían puesto de pie y se plantaron frente a ella. Vio sus rostros; Carolos se notaba preocupado pero los otros tres se veían sorprendidos.La loba marrón pasó saliva debido a que no sabía qué esperar. Había mostrado eso que tanto había tratado de ocultar: que estaba desarrollando una fuerza física que no era normal, ni siquiera en un hombre lobo. ¿Cómo reaccionarían ellos? ¿La tratarían como un bicho raro? ¿Le temerían? ¿Provocarían que la exiliaran como el monstruo que era?Finalmente Orien habló para decir lo que s
Con el corazón en un puño, Salomé bajó hasta la villa, llegó a su casa, entró sin anunciarse con Nicole detrás de ella y lo que vio ahí le indicó que su mal presentimiento era correcto: sentados alrededor de la mesa estaban Daniel, Barak… y Carolos. El beta fue el primero en hablar:—Bienvenida Salomé, toma asiento por favor.Pero Salomé no se movió de su lugar.—¿Qué está pasando? —preguntó ella mientras deseaba con todo su ser que no fuera a ser lo que se temía.—Queremos hablar sobre lo que ocurrió ayer —respondió Daniel sin darle más rodeos, con la cabeza apoyada en su puño y mirando fijamente a su hijastra—. De su encuentro con Claus Obelidis.El alma de Salomé se le fue hasta los pies; su mal presentimiento había estado en lo correcto todo el
Con todo eso arreglado, Daniel y Barak les pidieron a los jóvenes que salieran de la casa para que ellos pudieran afinar los últimos detalles en privado y para que Salomé tuviera tiempo de respirar y procesar lo que acababa de ocurrir.Una vez que estuvieron en la calle, Salomé se detuvo, se cruzó de brazos y mirando a Carolos preguntó:—¿Y bien?El joven lobo se detuvo en seco, bajó las orejas y se giró despacio para ver a la loba. Era casi adorable y gracioso verlo pasar de aquel lobo valiente a ese cachorro asustado, pero Salomé tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para no sonreír y mantener su cara de enojo.Carolos evadió la mirada de su amiga por un corto periodo de tiempo, luego la miró y recuperando algo del aplomo que había demostrado dentro de la casa, dijo:—Mantengo lo que dije ahí dentro: era necesario que se supiera
Salomé y Barak continuaron con su práctica por gran parte de la mañana. Por ese día ya no combatieron, pues el beta pensó que lo mejor sería que la loba practicara algunas posiciones de pelea antes de comenzar a practicar con ellas y después seguir viendo formas de controlar su fuerza.Al llegar el medio día Nicole se dio cuenta de que pronto sería hora de comer, por lo que regresó a casa para preparar comida tanto para su hermana como para Barak y para cuando regresó a la arena, justo el beta había autorizado un descanso, por lo que la niña aprovechó para acercarse a ellos con la cesta donde había guardado la comida que había preparado y dijo:—Espero que tengan hambre.Salomé vio a su hermana y sonrió. La verdad es que aunque Nicole le había hecho desayunar pesado, luego de todo el día de entrenamiento tenía b
Los días pasaron con esa nueva rutina, con Salomé no sólo entrenando posturas de combate, sino también haciendo ejercicios físicos para aumentar su fuerza (si es que eso era posible) y otros más con el objetivo de ayudarla a controlarla. Ella no diría que ya era combatiente experta, pero al menos podía decir que ya tenía una mejor técnica que esa con la que había iniciado a entrenar. Ahora sólo le quedaba dar lo mejor de sí misma para reclamar los mejores territorios de caza de vuelta a los lobos negros.Llegó un día en que terminó su entrenamiento y se retiró a su casa a bañarse. Pero en lugar de cenar y subir a su habitación para descansar, subió pero a cambiarse con lo que consideraba eran sus mejores ropas para luego bajar y ver también a Daniel y Nicole arreglados lo mejor que podían. Había llegado el día