La llama que no se Apaga
La llama que no se Apaga
Por: Celina González
Prólogo

Ámbar Urrutia sentía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. la promesa de un amor que había estado cultivando en secreto durante dos largos años junto a Julián.

Desde ese momento en que se conocieron, Ámbar supo que Julián era muy diferente a los demás hombres. Su mirada penetrante, su sonrisa enigmática y su presencia imponente la habían cautivado deseando lo prohibido.

Su manera paciente de llevar su relación y esperarla. Aunque para ella no era obligado, le daba la seguridad de querer entregarse a él.

Y aunque la distancia y la paciencia habían sido sus compañeras durante años, Ámbar sabía que valdría la pena.

Mientras observaba su hermoso vestido recordaba esa primera vez que sus miradas se fijaron quedando ambos flechados.

Con una sonrisa recordó ese día tan especial.

Flashback

Ámbar caminaba de retroceso para poder pasar desapercibida antes los guardaespaldas de su padre, deseaba salir de la empresa y justo chocó con un cuerpo, con los ojos cerrados volteo, creyendo que era uno de los de seguridad.

—Perdón —habló en un susurro

—¿Estás escapando? —la voz de un hombre joven la hizo abrir los ojos y quedó observándose sin parpadear.

Unos ojos verdes casi grises, cejas pobladas y arqueadas, un cabello desordenado y barba apenas visible.

—¡No! —reaccionó Ámbar, sacando una sonrisa del hombre, quien ya había observado a la chica, sus ojos grises con un círculo negro, su piel blanca y casi rosada como sus labios.

Fin del Flashback

Ámbar sonreía tiernamente al recordarlo, seguía sintiendo el olor a colonia de Julián, su aroma fresco y masculino que la hacía sentir un cosquilleo en su estómago. Su voz, profunda y suave, que la hacía estremecer.

Y es que en la misma situación se encontraba Julián.

Recordando no solo el día en que la conoció, también lo sucedido dos años después. Porque de algo estaba seguro, su intención con ella, iban más allá de enseñarle cualquier cosa que tuviese que ver con el se*o.

Sus ganas de enseñarle que el amor y la pasión debían ir de la mano siempre, lo llevó a mantener la distancia de ella para aguantarse en darle lo que su lobita tanto buscaba con desdén.

Recordaba aún ese día en esa fiesta donde su amiga se estaba casando con el amor de su vida.

Sabía que su lobita estaba molesta por las veces que rechazó la oferta de verse a solas. Pero se conocía perfectamente, aunque él fuese un caballero, también tenía un lobo feroz en su interior, ese que sacaba cuando algo le importaba lo suficiente para saciar su deseo.

Flashback

—¿Qué haces aquí? —Reclamo de brazos cruzados Ámbar, en el baño de mujeres.

—Lobita, no te enojes.

—Puedo dar mi primer y cómo tú no quieres, pues busco a otro —Declaró pasando por su lado, pero antes que llegara a la puerta, Julián la detuvo.

—Ambar, no me hagas molestar, te puedes asustar —amenazó Julián.

—Yo solo deseo un beso y espero mucho por ti, porque me gustas —hablo Ámbar con una carita triste.

—No soy un chico que da un beso normal, Lobita —le dijo Julián oliendo su cuello.

—No importa —aseguró Ambar, sintiendo el fresco aliento en su cuello.

La pegó a la pared y se acercó a sus labios, acarició su nariz con la de él y la beso, un pequeño toque que lo hizo suspirar, su piel se erizó y su cuerpo despertó miles de emociones juntas, tan suaves y con un sabor a fresa.

La agarró por el cuello suave y abrió su boca, Ámbar gimió al sentir la lengua de Julián invadir su boca, algo lento para enseñarle.

Sus manos bajaron a su cintura para pegarla a él, como no fue suficiente, la subió a su cintura y se pegó más a la pared, sin cortar el beso que para ambos era lo más rico del momento.

—No me puedo controlar, Lobita y tú me la pones difícil.

Ámbar gemía por la dureza de Julián en su centro, aun con ropa, sentía que le dolía.

El lobo abriendo que Julián llevaba dentro se descontroló, besando su cuello y bajando a sus pequeños senos, saco uno y lo metió a su boca, chupando con deleite y masajeando con su lengua, pasó al otro y hacía lo mismo.

Los gemidos de ámbar empezaban a subir de tono y Julián le tapó la boca, sus manos apretaban y alaban el cabello de Julián, se estrujaba en la erección de Julián sin control, buscando más para liberarse. Eso lo sintió él y la estrujaba más, sintiendo como se desesperaba y buscaba gritar de placer.

Dejó sus senos quietos y beso sus labios suave hasta sentir como se desvanecía en su cuerpo. Se metió a un cubículo y se sentó con ella en su regazo.

—Lobita ¿estás bien? —indago arreglando su cabello. Ámbar asintió avergonzada y muy agitada.

—Querías un beso y ¿ahora te avergüenzas? No tengo control, yo soy el control y me cuesta parar —declaró Julián. Dejó un corto beso en sus labios para no incomodarla más.

Fin del flashback

Julián Guedel dejó de pensar en esos recuerdos maravillosos que le hacían imaginar miles de cosas para hacerle a su lobita y decidió prepararse para ir al evento.

Ámbar estaba lista para enfrentar su destino, soltar la pasión que llevaba dentro y el deseo de sentirla junto a Julián. Ese que con solo besos y caricias la estremecía, llevándola a sentir la necesidad y el deseo de probar más.

Julián, el hombre que había capturado su corazón, estaba listo para reclamar como suya.

Porque aunque Julián luchaba por controlar su deseo, Ambar buscaba sentir su pasión, su fuego interior que la hacía arder.

Julián ya no se podía detener y estaba listo para dejarse llevar por el deseo y la pasión. Estando consciente de lo que podría ocurrir cuando eso se diera a conocer entre la familia.

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