Un majestuoso salón estaba terminando de ser adornado con colores plateado y dorado. Mesas y arreglos elegantes, un piano, el cual sería el encargado de hacer que el salón fuera más hermoso con una suave música.Faltaban solo horas para la fiesta de Ambar, comenzaba una nueva vida lejos de su familia. Su decisión de estudiar en Italia se debía a su ambición por ser una gran empresaria como sus padres. Una decisión muy difícil para ella, ya que su amor o su obsesión por Julián la tenía con dudas de por fin decidir lo mejor para su futuro. Sabía que dar esa noticia la tendría difícil con Julián, aunque ya tenía un plan, una idea que para Aitana, su mejor amiga, era la más loca e irresponsable de las que se le pudo haber ocurrido. —¡Por Dios, Ámbar!, eso no es un juego —exclamó Aitana anonadada. Escuchar a Ámbar decir que se entregaría a Julián esa misma noche lo vio como el fin del mundo.—Aitana entiende, yo lo quiero y quiero experimentarlo con él —dijo Ámbar tomando las manos de
Los minutos pasaban y Julián trataba de olvidar las palabras que le había dicho Ámbar, pero seguían resonando en su cabeza una y otra vez, aumentando su rabia y decepción, su lobita se iba a Italia, a una distancia sumamente larga, y lo que más le dolía era que no se lo había dicho antes. Eso sin duda lo llenaba de rabia.En ese momento no sabía si sus palabras eran una despedida y una finalización a lo que apenas empezaba. Seguía pensando esperanzado que no tuviese que tenerla a 17 o 13 horas de distancia.La rabia seguía consumiéndose y sus dedos se movían sin querer detenerlos, sus amigos, Lucían y Luciano quienes se encontraban en línea, reconocieron ese modo de jugar y recordaron que él les había cancelado el juego porque era una fecha importante para él. No perdieron tiempo y empezaron a bombardear su teléfono para saber, pero Julián no estaba de ánimos para satisfacer el chisme de sus amigos.Solo deseó olvidar esas palabras que le había dicho su lobita y que le hacían oprimi
La discusión entre ellos se llevó casi media hora y para Ámbar el tiempo en ese momento era primordial, recordó que su tiempo estaba medido por su padre y decidió mencionarlo a Julián en ese momento tan cómodo. —Solo me queda una hora y media para estar contigo —susurro en su pecho.—¿Cómo así lobita? — levantó el rostro de ella para que respondiera viéndolo a los ojos. —Le pedí a mis padres que me dieran permiso para ir a un club con mis amigos, pero me pidieron que regresara a las 4 —respondió. —Bien vayamos a jugar un rato entonces —Julián la levantó y cruzó las piernas de Ámbar en sus caderas, caminó lentamente a su sala de videojuegos y la sentó en su regazo. Llevaba unos 5 minutos jugando, y Ámbar no esperaba que solo fueran a jugar y como toda una traviesa empezó a moverse delicadamente para que pareciera inconsciente. —Lobita, no te muevas —le pidió Julián tomándola por la cintura. Tenerla en su regazo era suficiente para despertar el deseo y que ella se moviera se le hac
Las horas pasadas fueron las mejores para ámbar y Julián, pero ya daba inicio completamente a un nuevo día. El cuerpo de Ámbar sentía un gran dolor que la hacía quejarse al querer ir al baño. Así que mejor decidió aguantar un poco más.Habían pasado ya más de 5 horas y sus padres llamaban sin cesar a su teléfono. Ella de inmediato recordó que no le había avisado que se quedaría en casa de Aitana y que por supuesto habían llegado temprano.Su amiga también despertaba por el ruido del teléfono, con su cabello desordenado y sus manos estrujando sus ojos, tratando de acostumbrarse a la luz del sol que se adentraba por la ventana de la habitación. Se preguntaba si había sido ella quien había dejado abierta esperando impacientemente la llegada de Ámbar.Ámbar atendió la llamada de su padre explicando que se había quedado con Aitana y que sí habían regresado a la hora estipulada.La insistencia de Braulio de que le dijera la verdad hizo que Su madre interviniera para que Braulio dejará de at
El tiempo avanzaba y El encuentro entre ámbar y Julián no se había podido dar por muchos motivos. Uno de tantos era la apretada agenda que tenía Julián junto a Noelia por el lanzamiento de su marca de relojesAun así. Julián sabía que debía pasar rato con su lobita, ya que se acercaba el día donde ella se iría a Italia y estaría a mucha distancia de él. Después de un sinfín de planes que siempre fallaban, ambos lograron tener la oportunidad de verse a solas, donde pudieran disfrutar de su amor. Aunque para eso debieron sacrificarse dos personas más, quienes no soportaban verse por mucho tiempo. —¿Quieres que pase todo el día y parte de la noche con este idiota? —Exclamó Aitana.—Ja, Mira niña, aquí el que más va a sufrir soy yo —replicó Lucas.—Se pueden ignorar, mi apartamento es grande —aseguró Julián. Aitana volteó los ojos sin poder creer que tendría que callar la arrogancia de Lucas. Tener que verlo por mucho tiempo y soportar escuchar cómo le respondía lo mismo a varias muje
Mientras, Julián y Ámbar disfrutaban completamente de una tarde maravillosa y llena de placer.Aitana seguía discutiendo con Lucas alegando que era el hombre con el que ella nunca en su vida se casaría. Mientras que Lucas solo se reía de ella. Jurando por su propia vida también, que era de las mujeres la cual jamás fijaría su mirada. —Qué bueno que estemos de acuerdo —Replicó Aitana marchándose de la sala yendo a la cocina. Sus pasos eran gigantescos, deseando desaparecer de la presencia de Lucas lo más rápido posible.Pero Lucas no estaba dispuesto a dejarla en paz. Así que fue tras ella en busca de seguir molestándola preguntando cosas que en realidad tenía curiosidad. —¿Cuántos novios has tenido, Aitana —Preguntó con una sonrisa burlona? —Eso no es asunto tuyo —habló cortante.—Anda, dime. Tengo curiosidad de cuántos idiotas se han fijado en ti —dijo Lucas ofendiendo Aitana con sus palabras.—Gracias por tu cumplido —dijo ella saliendo de la cocina pero siendo interceptada por
El día llegó. Ese en el cual ninguno deseaba despedirse de Ámbar, tenerla a una distancia tan larga. Siendo la pequeña de todos, la niña La consentida de su padre y de su tío. La primogénita de sus padres.Ya estaban en el hangar privado de aviación, donde se encontraba estacionado el jet privado que llevaría a Ámbar y Aitana, a su nuevo destino. La familia completa estaba reunida allí para despedirse de ella, con el ambiente cargado de emoción.El sol brillaba a través de las ventanas del hangar, proyectando un cálido resplandor sobre la escena. El sonido de las máquinas del jet privado se escucha suavemente en el fondo, mientras que la familia de Ámbar habla en voz baja, compartiendo momentos y recuerdos.Ámbar, vestida con un traje de viaje elegante, estaba en el centro de la escena, rodeada por su familia. Braulio, con su altura y sus brazos fuertes, con ojos brillantes, la abraza fuertemente.—Mi pequeña —susurro, su voz llena de sentimientos. —Siempre estaré contigo, no importa
Las horas pasaron lo más lento posible, por lo menos así lo vieron las chicas. Ahora tendrán que acostumbrarse a otro horario y a distancia de sus seres queridos, un gran detalle que pondría a prueba el amor, la constancia y la paciencia.Ámbar y Aitana se sentaron en la terraza de su apartamento, disfrutando del delicioso aire de Italia. Sus pieles se sintieron rejuvenecidas por el sol y la brisa suave.—¿Te puedes creer que estamos aquí? —preguntó Ámbar, sonriendo.—No —respondió Aitana, riendo—. Me siento como si estuviera soñando.—Yo también —dijo Ámbar—. Pero es real. Estamos aquí, en Italia, viviendo una aventura.Aitana asintió con la cabeza, su sonrisa desapareciendo por un momento.—¿Sabes? —dijo—. Me siento un poco triste. Extraño la soledad de mi casa y siento que mi vida va a cambiar aquí.Ámbar se acercó a Aitana y la abrazó.—Lo sé —dijo—. Yo también extraño a los míos. Pero estamos aquí, juntas, para alcanzar un sueño y eso es lo que importa.Aitana asintió con la cabe