Mientras, Julián y Ámbar disfrutaban completamente de una tarde maravillosa y llena de placer.Aitana seguía discutiendo con Lucas alegando que era el hombre con el que ella nunca en su vida se casaría. Mientras que Lucas solo se reía de ella. Jurando por su propia vida también, que era de las mujeres la cual jamás fijaría su mirada. —Qué bueno que estemos de acuerdo —Replicó Aitana marchándose de la sala yendo a la cocina. Sus pasos eran gigantescos, deseando desaparecer de la presencia de Lucas lo más rápido posible.Pero Lucas no estaba dispuesto a dejarla en paz. Así que fue tras ella en busca de seguir molestándola preguntando cosas que en realidad tenía curiosidad. —¿Cuántos novios has tenido, Aitana —Preguntó con una sonrisa burlona? —Eso no es asunto tuyo —habló cortante.—Anda, dime. Tengo curiosidad de cuántos idiotas se han fijado en ti —dijo Lucas ofendiendo Aitana con sus palabras.—Gracias por tu cumplido —dijo ella saliendo de la cocina pero siendo interceptada por
El día llegó. Ese en el cual ninguno deseaba despedirse de Ámbar, tenerla a una distancia tan larga. Siendo la pequeña de todos, la niña La consentida de su padre y de su tío. La primogénita de sus padres.Ya estaban en el hangar privado de aviación, donde se encontraba estacionado el jet privado que llevaría a Ámbar y Aitana, a su nuevo destino. La familia completa estaba reunida allí para despedirse de ella, con el ambiente cargado de emoción.El sol brillaba a través de las ventanas del hangar, proyectando un cálido resplandor sobre la escena. El sonido de las máquinas del jet privado se escucha suavemente en el fondo, mientras que la familia de Ámbar habla en voz baja, compartiendo momentos y recuerdos.Ámbar, vestida con un traje de viaje elegante, estaba en el centro de la escena, rodeada por su familia. Braulio, con su altura y sus brazos fuertes, con ojos brillantes, la abraza fuertemente.—Mi pequeña —susurro, su voz llena de sentimientos. —Siempre estaré contigo, no importa
Las horas pasaron lo más lento posible, por lo menos así lo vieron las chicas. Ahora tendrán que acostumbrarse a otro horario y a distancia de sus seres queridos, un gran detalle que pondría a prueba el amor, la constancia y la paciencia.Ámbar y Aitana se sentaron en la terraza de su apartamento, disfrutando del delicioso aire de Italia. Sus pieles se sintieron rejuvenecidas por el sol y la brisa suave.—¿Te puedes creer que estamos aquí? —preguntó Ámbar, sonriendo.—No —respondió Aitana, riendo—. Me siento como si estuviera soñando.—Yo también —dijo Ámbar—. Pero es real. Estamos aquí, en Italia, viviendo una aventura.Aitana asintió con la cabeza, su sonrisa desapareciendo por un momento.—¿Sabes? —dijo—. Me siento un poco triste. Extraño la soledad de mi casa y siento que mi vida va a cambiar aquí.Ámbar se acercó a Aitana y la abrazó.—Lo sé —dijo—. Yo también extraño a los míos. Pero estamos aquí, juntas, para alcanzar un sueño y eso es lo que importa.Aitana asintió con la cabe
Los días de la universidad comenzaron y Ámbar y Aitana estaban emocionadas de empezar esa nueva etapa de sus vidas. Se sentaban en el café de la universidad, rodeadas de estudiantes que charlaban y reían. Ámbar y Aitana se adaptan rápidamente al horario y al idioma, también estaban conociendo a nuevas personas. Más que todo Ámbar, quien deseaba poder aprender más de ese hermoso país. Para Aitana, estudiar era su meta, no buscaba tener amigos que la sacarán de su zona de confort y mucho menos le trajeran problemas con sus padres.Dos chicos, Rocco y Enzo, se acercaron a ellas para presentarse. Rocco, era alto y delgado, con ojos azules y cabello rubio. Enzo, era más bajo y musculoso, con ojos oscuros y cabello negro.—Hola, soy Rocco —dijo, sonriendo—. Y este es Enzo.—Hola —respondió Ambar, sonriendo—. Soy Ambar, y ella es mi amiga Aitana.Enzo se sentó al lado de Aitana y comenzó a charlar con ella, aunque Aitana no se sentía cómoda. Rocco, por otro lado, no podía dejar de mirar a Á
Los días continuaron pasando y Julián decidió aguantar sus celos y permitirle a Ámbar disfrutar de su vida y sus bailes junto a sus amigos. Aunque cada video que subiera le molestará tanto que no se soporta ni él. —Me parece que no están haciendo las cosas bien. No debes aguantar cosas que no te agradan. —Dijo Noelia. Después de escuchar a su amigo sobre sus celos, Noelia entendía perfectamente, ya que no era el único celoso. Leonel y Braulio también se quejaban ante Ámbar sobre la confianza que tenía con ese chico y esos bailes.—¿Y qué hago? Ella cree que exagero. —Respondió Julián suspirando lleno de frustración.—Deben entender que Ámbar es una chica joven, extrovertida y le gusta mucho la libertad. —dijo Luciano. —Y es ahí donde está el problema. Julián no va a soportar si algo se sale de control. Son dos personas muy diferentes y que tendrán que aprender a llevar sus diferencias —recalcó Noelia. —Ya no hablemos más de mis problemas sentimentales y continuemos con lo que es e
Las luces brillante alumbraban las calles de la ciudad, Aitana bajaba junto a su padre y madre con un hermoso vestido ceñido a su cuerpo, lo suficientemente recatado para que se diera como una mujer hermosa y joven. Su madre arregló un mechón de cabello regalándole una sonrisa radiante, cosa que llenó el corazón el alma de Aitana. —Es solo una cena cariño —le dijo su madre con cariño viéndolo nerviosa que se encontraba.Su padre se acercó acariciando sus mejillas y dejando un beso en su frente.—No tienes que preocuparte. Solo acepté por cortesía —confirmó su padre lo que su madre le había dicho. Aitana sonrió, dejó sus nervios a un lado y entró como toda una dama junto a su madre y a su padre. La cena era con la familia Portillo, quien logro convencer a él viejo Fuente, de que sus hijos se conocieran. Dos familias poderosas que lograrían mucho si sus hijos se casaban.Los tres se acercaron a la mesa donde ya se encontraba la familia esperando por ellos, el hijo de Portillo. Quien
Las horas serían avanzando y con eso pasaba días tras días en los que Aitana trataba de dejar de pensar en lo sucedido con Lucas y Ámbar se había resignado a que Julián ya no llegaba.Era dos largas semanas en la que no se habían visto desde que ella llegó a Italia. Molesta, discutía con el teléfono imaginándose a Julián. Su voz, su sonrisa, su mirada. El teléfono permanecía en silencio, sin respuesta, y Ámbar se sentía cada vez más frustrada.—Si sigues así te dará algo —dijo Aitana, interrumpiendo a su amiga, que seguía con su cabeza hacia abajo esperando que el teléfono sonara.—¿Puedes creer que lleva dos días sin escribir? —se quejó Ámbar.—Seguro se cansó de ver esos videítos con ese chico —Aseguró Aitana haciendo que ámbar acomodar a su cuerpo.—¿Tú sigues con que Rocco está enamorado de mí? —indagó Ámbar.—Y seguiré hasta que te des cuenta —Dijo muy segura de sus palabras. —Estás peor que Julián. —Te diré una cosa Ámbar, ese chico te traerá problemas con Julián —advirtió Ait
La noche entre Ámbar y Julián había sido maravillosa. Con una sonrisa radiante, Ámbar llegó a la universidad junto a Aitana. El sol brillaba en el cielo y el aire estaba lleno de la dulce fragancia de las flores.Las amigas conversaban de la sorpresa que le dio Julián a Ámbar y lo magnífico que fue pasar la noche con él. Aitana seguía sin poder creerlo, estando muy emocionada por ella.—Me alegra que haya venido —Dijo Aitana por tercera vez.—Yo estoy más que feliz. Deseo salir rápido y pasar el día junto a él —habló soltando un suspiro de enamorada.Aitana vio a Rocco, quien puso su cara de enamorado al ver llegar a Ámbar y se acercó con una gran sonrisa en su rostro. Besó sus mejillas y le dio un fuerte abrazo que hizo que Ámbar se quejara de dolor.—Ay, Rocco, suave —dijo Ámbar, riendo—. Me duele todo el cuerpo.Rocco se disculpó y se apartó un poco, mirándola con preocupación.—¿Qué pasa? ¿Te duele algo? —preguntó.Aitana se rió.—Creo que mejor me voy —dijo Aitana.Rocco la miró