Las horas seguían pasando, siendo horas hasta llegar a Una larga semana. Muy difícil para todos, en especial para Julián, quien seguía eliminando la falsa información, dejando claro la versión real.—¿Has hablado con Ámbar? —Preguntó Luciano.—Sí, se me ha hecho difícil convencerla de que espere un poco, a que su padre y Leonel acepten nuestra relación.—Tienes mucha paciencia. —Dijo Luciano con una sonrisa. —Yo me llevé a mi prometido, ya que es hija única y no me querían, por la mala fama de Lucas.—¿Y como aceptaron la relación? —indago Julián, sorprendido.—Los amenacé, les dije que me aceptarán o me la llevaba para Asia —confeso Luciano riendo.—Eres un duro.—Sí, y ahora haré sufrir a Leonel, me llevaré a su esposa para Italia —hablo riendo.—Es una ayuda para mí, así se olvida de Ámbar. —bromeo Julián.Julián continuo junto a Luciano y enseguida le entro una llamada. No espero mucho para contestar la llamada. Mientras Luciano seguía arreglando todo el caos que hizo Rocco.Por o
Días después Un cálido sol de la tarde bañaba la sala, iluminando la escena de la familia reunida. Después de días tensos, una frágil calma se había asentado. Carlota, observando a sus hijos, yerno y nieta, quienes tenían su mirada en Julián, incomodando su presencia. Carlota decidió que era el momento de poner fin a las especulaciones y los malentendidos.—Sé que todos ustedes han pasado por momentos difíciles —comenzó Carlota, su voz suave pero firme. —Y quiero que sepan que yo estaba al tanto de la relación entre Ámbar y Julián desde hace tiempo.Un silencio sepulcral se apoderó de la habitación. Todos los ojos se dirigieron hacia ella, sorprendidos.Ya a Braulio no le sorprendía nada, solo pudo suspirar por otra verdad revelada.—Confíe en la madurez de Julián —continuó Carlota, —y creí que ambos eran lo suficientemente grandes para tomar sus propias decisiones. Sin embargo, no podía imaginar que esto se saldría de control de esta manera.—Eso no cambia lo que hizo mal. Se burló
Dos años después Los días se deslizaban como hojas en un otoño dorado. Ámbar y Julián, aferrados el uno al otro, construían un mundo propio, un refugio donde el amor florecía en silencio. La discreción era su aliada. Julián, con una paciencia admirable, había sabido esperar el momento adecuado para que su relación saliera a la luz.Braulio se encargó de mantener a Julián muy ocupado en los nuevos proyectos y eso le facilitaba mantenerlo siempre cerca, de esa manera no se escapaba para Italia a buscar a Ámbar.Así que a Ámbar no le quedaba de otra, que viajar a Argentina seguido, aunque no se vieran como querían.En la mansión, la atmósfera era más tranquila. Braulio y Leonel, aunque al principio reticente, habían empezado a aceptar a Julián como parte de la familia. La herida causada por las acciones de Rocco, había dejado una cicatriz, pero también había fortalecido los lazos familiares.Después de mucho hablar, Julián y ámbar pudieron estar solos, aunque en el patio, donde no pudie
La ausencia había agudizado el anhelo. Los días sin el calor de sus cuerpos se habían vuelto interminables para ambos. Julián, con la complicidad de Lucas, había preparado una escapada romántica con su chica, sin importar que tuviera consecuencias, un refugio donde podrían reencontrarse y celebrar su amor.Al llegar al lugar, Ámbar quedó maravillada. Una pequeña casa en la playa, rodeada del océano.—Es perfecto —susurró Ámbar, abrazando a Julián por la cintura.Julián la besó en la frente. —Quería traerte a un ligar especial para nosotros. Pensé en una cabaña, pero luego pensé en querer ver tu piel completamente y quemarme en ella.—Robas mi inocencia.—Tú has sacado de mí, lo que no sabía que tenía y sentía, mi lobita. —susurro besando sus labios para luego cargarla como princesa.Entraron a la casa, dejando que el viento los envolviera. El interior era acogedor y cálido. Julián tomó una botella de vino y dos copas, y las colocó sobre una pequeña mesa junto a la ventana.—Brindo po
El sonido de los tacones de Ámbar, resonaban en el pasillo, cada paso como un tambor batiendo en el corazón de Julián. Él se encontraba sumergido en un mar de papeles, pero el sonido de su llegada lo sacó de su concentración al instante. Levantó la vista y su mundo se detuvo.Allí estaba ella, radiante en un vestido que parecía hecho a medida para ella. El tejido se adhería a sus curvas, resaltando su belleza de una manera que lo dejaba sin aliento. Su cabello, siempre impecable, caía en cascada sobre sus hombros, enmarcando su rostro angelical.—Lobita… —murmuró, su voz ronca por la sorpresa.Ella se acercó a él con una sonrisa pícara y se sentó en su regazo, envolviendo sus piernas alrededor de su cintura. El contacto de su piel suave contra la suya lo electrizó.—Vine para asegurarme de que mi prometido me lleve a cenar —dijo, su voz suave como la seda.Julián la miró a los ojos, sus pupilas dilatadas. —¿Estás segura de que quieres cenar primero? No sé, podríamos hacer algo más —p
Ámbar Urrutia sentía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. la promesa de un amor que había estado cultivando en secreto durante dos largos años junto a Julián.Desde ese momento en que se conocieron, Ámbar supo que Julián era muy diferente a los demás hombres. Su mirada penetrante, su sonrisa enigmática y su presencia imponente la habían cautivado deseando lo prohibido.Su manera paciente de llevar su relación y esperarla. Aunque para ella no era obligado, le daba la seguridad de querer entregarse a él. Y aunque la distancia y la paciencia habían sido sus compañeras durante años, Ámbar sabía que valdría la pena.Mientras observaba su hermoso vestido recordaba esa primera vez que sus miradas se fijaron quedando ambos flechados. Con una sonrisa recordó ese día tan especial.Flashback Ámbar caminaba de retroceso para poder pasar desapercibida antes los guardaespaldas de su padre, deseaba salir de la empresa y justo chocó con un cuerpo, con los ojos cerrados volteo, creye
Un majestuoso salón estaba terminando de ser adornado con colores plateado y dorado. Mesas y arreglos elegantes, un piano, el cual sería el encargado de hacer que el salón fuera más hermoso con una suave música.Faltaban solo horas para la fiesta de Ambar, comenzaba una nueva vida lejos de su familia. Su decisión de estudiar en Italia se debía a su ambición por ser una gran empresaria como sus padres. Una decisión muy difícil para ella, ya que su amor o su obsesión por Julián la tenía con dudas de por fin decidir lo mejor para su futuro. Sabía que dar esa noticia la tendría difícil con Julián, aunque ya tenía un plan, una idea que para Aitana, su mejor amiga, era la más loca e irresponsable de las que se le pudo haber ocurrido. —¡Por Dios, Ámbar!, eso no es un juego —exclamó Aitana anonadada. Escuchar a Ámbar decir que se entregaría a Julián esa misma noche lo vio como el fin del mundo.—Aitana entiende, yo lo quiero y quiero experimentarlo con él —dijo Ámbar tomando las manos de
Los minutos pasaban y Julián trataba de olvidar las palabras que le había dicho Ámbar, pero seguían resonando en su cabeza una y otra vez, aumentando su rabia y decepción, su lobita se iba a Italia, a una distancia sumamente larga, y lo que más le dolía era que no se lo había dicho antes. Eso sin duda lo llenaba de rabia.En ese momento no sabía si sus palabras eran una despedida y una finalización a lo que apenas empezaba. Seguía pensando esperanzado que no tuviese que tenerla a 17 o 13 horas de distancia.La rabia seguía consumiéndose y sus dedos se movían sin querer detenerlos, sus amigos, Lucían y Luciano quienes se encontraban en línea, reconocieron ese modo de jugar y recordaron que él les había cancelado el juego porque era una fecha importante para él. No perdieron tiempo y empezaron a bombardear su teléfono para saber, pero Julián no estaba de ánimos para satisfacer el chisme de sus amigos.Solo deseó olvidar esas palabras que le había dicho su lobita y que le hacían oprimi