Capitulo 4

Las horas pasadas fueron las mejores para ámbar y Julián, pero ya daba inicio completamente a un nuevo día. El cuerpo de Ámbar sentía un gran dolor que la hacía quejarse al querer ir al baño. Así que mejor decidió aguantar un poco más.

Habían pasado ya más de 5 horas y sus padres llamaban sin cesar a su teléfono. Ella de inmediato recordó que no le había avisado que se quedaría en casa de Aitana y que por supuesto habían llegado temprano.

Su amiga también despertaba por el ruido del teléfono, con su cabello desordenado y sus manos estrujando sus ojos, tratando de acostumbrarse a la luz del sol que se adentraba por la ventana de la habitación. Se preguntaba si había sido ella quien había dejado abierta esperando impacientemente la llegada de Ámbar.

Ámbar atendió la llamada de su padre explicando que se había quedado con Aitana y que sí habían regresado a la hora estipulada.

La insistencia de Braulio de que le dijera la verdad hizo que Su madre interviniera para que Braulio dejará de atosigar a Ámbar. Y de esa manera que siguiera durmiendo un par de horas más.

Pero la mirada acusadora de Aitana, le hizo entender que no era momento de dormir y que debía explicarle todo con lujos y detalles lo sucedido de la madrugada.

La vida me dejará en paz en cuanto llegue porque no aguantaba el sueño.

Ámbar, sonreía al recordar que se entregó en cuerpo y alma a Julián, dándole su virtud y demostrando que lo amaba como a nadie en el mundo.

—¿Qué quieres que te diga? —Pregunto Ambar.

Se sentó en la cama, con el teléfono aún en la mano, y miró a Aitana con una sonrisa nerviosa.

—¿Qué pasó en la madrugada? —preguntó Aitana, su voz aún ronca por el sueño—. ¿Arreglaron las cosas?

Ámbar suspiró y se recostó en la cama.

—Si, hicimos de todo —dijo, cerrando los ojos con un poco de vergüenza por lo sonrojada que se puso al recordarlo.

Aitana se sentó junto a ella y la tomó de la mano.

—Cuéntame —insistió. Esperando más detalles.

Ámbar abrió los ojos y miró a su amiga.

—Me entregué a él —Dijo con su voz apenas un susurro.

Los ojos de Aitana se abrieron de sorpresa. No imagino que las palabras de Ámbar de qué se quería entregar a Julián, fueran tan ciertas.

—¿Qué?, no lo puedo creer —gritó Aitana.

Ámbar sonrió y comenzó a contar, con detalles y emociones, todo lo que había pasado con Julián. Lo caballero, delicado y pasional que era.

Mientras hablaba, Aitana escuchaba con atención, su rostro reflejando sorpresa, emoción y sonrojo de solo imaginarse cosas.

—¿Y cómo te sientes ahora? —preguntó Aitana, cuando Ámbar terminó de contar.

Ámbar se encogió de hombros.

—Dolorida — dijo sonriendo, —pero feliz —Continuó, haciendo que Aitana volteara los ojos riendo.

El sol entraba por la ventana aún más fuerte, iluminando el cabello desordenado de Aitana y los ojos cansados de Ámbar.

La cama estaba deshecha, con sábanas y almohadas dispersas por todas partes. No estaba nada agradable para seguir durmiendo.

Aitana se levantó y se dirigió al baño.

—Vamos a tomar un baño y a desayunar.

—Suena perfecto — dijo Ámbar.

Moria tenía hambre en esos momentos.

Mientras se levantaba, Ámbar sintió un dolor agudo en su cuerpo, pero sonrió, recordando la noche anterior.

—Ve otra vez a entregarte a él —se burló Aitana.

—Y lo voy hacer, nena —declaró Ambar.

Aitana le dedicó una mirada de sorpresa con la boca abierta.

—Eres muy descarada —acusó Aitana.

—Soy Sincera, nena —aseguró Ámbar mientras veía a su amiga desaparecer en el baño.

El gigante espejo que adornaba la sala de videojuegos de Julián, le daba una hermosa vista de todo el cuerpo a Julián, quien sonreía, viendo su cuerpo marcado por las uñas de Ámbar.

Recordaba esas horas antes, donde probó cada parte de su Lolita y su piel se erizaba. Deseaba tanto que esa primera vez fuese un poco diferente, que su cuerpo amaneciera junto al de él recibiendo ambos su calor.

En sólo boxer caminó por la sala adentrándose a la habitación para recordar nuevamente ese magnífico momento.

—Juro que no importa la distancia mi lobita —susurró acostado en la cama—. Iré a donde estés y seguiré probando de ti —aseguró cerrando los ojos y recordando su hermosa figura.

Después de un buen rato decidió levantarse y tomar un baño para ir a casa de Noelia y seguir con los preparativos del lanzamiento de la marca de relojes.

No sin antes enviarle un par de mensajes a tu Lobita.

Chat

—Lobita, ¿cómo te sientes?.

—Feliz, quiero verte —respondió Ambar. Esperando su turno para entrar al baño.

Julián mandó varios emojis riendo y de besitos. Aunque recibió de ámbar varios emojis de molestia.

—Te quiero lobita, te escribo luego —le escribió Julián. Antes de entrar a la casa de Noelia

Eso fue suficiente para que Ámbar se sintiera feliz y olvidará qué Julián no le dio respuesta para que se vieran de nuevo.

En casa de la familia Urrutia, se encontraba Braulio inquieto por no ver a su hija llegar a casa. Le había advertido que llegase temprano y aunque ella aseguró haberlo hecho no estaba tan seguro.

—Ya Braulio, por favor, a la edad de Ámbar. yo me desaparecía contigo por días —Le recordó Cristina

Eso aumentaba más los celos de Braulio.

—Amor, ya deja de aumentar mis celos —suplico con cara de cachorro regañado.

—Deberías tener lástima por quién caiga en las garras de tu hija. —Le dijo Cristina.

Dejando a su esposo confundido.

—¿Por qué debo tener lástima de quién quiera llevarse a mi bebé? — Cuestionó Braulio.

—Porque tu bebé, es una chica muy caprichosa y a veces manipuladora —aseguró Cristina.

La voz de ámbar entrando a casa llamó la atención de la pareja, ámbar caminó como si nada hubiese pasado horas antes. Llegó al comedor y besó la mejilla de sus padres.

—¿Cómo la pasaste mi vida? —Preguntó Cristina

—De lujo mamá, me duele todo el cuerpo —respondió ámbar como si se estuviera refiriendo a un baile.

—No lo dudo, seguro Se pasaron de la hora —reprocho Braulio.

—Papá, sabes cómo son los padres de Aitana —Habló ámbar mostrando seguridad.

Eso bastó para que su padre creyera en sus palabras.

La conversación quedó ahí, permitiéndole a Ambar, comer un poco de sopa para luego ir a dormir nuevamente. Eso sí dejaba de pensar en Julián y todo lo sucedido en la madrugada.

Mientras ámbar estaba feliz por ser amada profundamente. Aitana pensaba en su vida y cómo terminaría.

Con lágrimas en sus ojos, recordó su duro pasado y por el cual era una chica tímida y muy conservadora.

Años atrás

Aitana vivió en un orfanato desde su nacimiento hasta sus 7 años que la familia Fuente, tomó la decisión de adoptarla.

Muchos cuestionaron a la pareja a no adoptar a un niño y así heredar su gran fortuna.

Pero para la familia fuente, Aitana se había robado su corazón al ser una niña bien portada, conservadora y tímida.

Su agenda no les daría la oportunidad de mantenerse en casa para cuidarla y sabían que ella sola lo haría.

Los años pasaron y Aitana se acostumbró a vivir la vida de rico, pero llevando siempre su humildad dentro. Conoció a ámbar en la secundaria y se volvieron mejores amigas.

Dos chicas totalmente diferentes pero que siempre estaban la una para la otra.

Presente.

Aitana dejó de pensar en su pasado y trató de seguir viviendo el hermoso presente que le daba la vida, su único miedo era llegar a escuchar a sus padres que la casarían con algún hombre para seguir haciendo crecer su fortuna.

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