La noche entre Ámbar y Julián había sido maravillosa. Con una sonrisa radiante, Ámbar llegó a la universidad junto a Aitana. El sol brillaba en el cielo y el aire estaba lleno de la dulce fragancia de las flores.Las amigas conversaban de la sorpresa que le dio Julián a Ámbar y lo magnífico que fue pasar la noche con él. Aitana seguía sin poder creerlo, estando muy emocionada por ella.—Me alegra que haya venido —Dijo Aitana por tercera vez.—Yo estoy más que feliz. Deseo salir rápido y pasar el día junto a él —habló soltando un suspiro de enamorada.Aitana vio a Rocco, quien puso su cara de enamorado al ver llegar a Ámbar y se acercó con una gran sonrisa en su rostro. Besó sus mejillas y le dio un fuerte abrazo que hizo que Ámbar se quejara de dolor.—Ay, Rocco, suave —dijo Ámbar, riendo—. Me duele todo el cuerpo.Rocco se disculpó y se apartó un poco, mirándola con preocupación.—¿Qué pasa? ¿Te duele algo? —preguntó.Aitana se rió.—Creo que mejor me voy —dijo Aitana.Rocco la miró
El silencio reinó entre Aitana y Lucas, solo sus miradas decían lo mucho que lo habían disfrutado. Lucas tocó sus labios sin dejar de mirar a Aitana. Qué no supo qué decir y salió corriendo en busca de sus cosas.Sorprendiendo a Ámbar y Julián, quienes preguntaban qué había pasado y ella no decía nada.Su cerebro seguía procesando lo que había ocurrido y su cuerpo continuaba temblando. Sus pasos agigantados, con deseo de llegar rápido a su habitación y poder expresar de cualquier manera lo que estaba sintiendo.Ella se fue y más atrás llegó Lucas con una sonrisa que no se la quitaba a nadie. Tomando asiento y echando su cuerpo hacia atrás, expresando lo mucho que había disfrutado.—¿Qué le hiciste? —Interrogó Ámbar. —Le di su primer beso —respondió Lucas dejando a Ámbar atónita. Sus palabras sonaron tan tranquilas y llenas de satisfacción.—¡Qué imbécil eres! —exclamó recibiendo susurros de las demás personas quienes deseaban estar en total silencio.Ámbar salió molesta en busca de
El día había acabado con una conversación entre amigos y amigas. Julián sabía que no le quedaba mucho para marcharse y deseaba pasar lo poco que quedaba con su amada lobita.Estaba consciente de que Aitana esa noche dormiría en el apartamento, así que optó por reservar una habitación de hotel y hacerle una pequeña sorpresa a Ámbar.Lucas era quien no estaba apoyando, llevándolo a donde él quisiese, recalcando en cada segundo que se pasaba de romántico.—Ve aprendiendo, eso es algo importante para una relación —aseguró Julián.—El sexo lleno de placer, es lo que mantiene la llama —recalco con una sonrisa.—Estás muy mal de la cabeza —Aseguro con un tono serio —. El sexo no es todo en una relación, si así fuese, no existieran matrimonios de verdad.—no me veo estando con una persona sin tener sexo. —No eres el indicado para Aitana —aseguró Julián negando con la cabeza. —No veo por qué no la nombras.—Porque hablas como si nunca quisieras enamorarte o formar una familia. Y cabe destaca
El sol empezaba a asomar por la ventana. Ámbar y Julián seguían abrazados, aún envueltos en la calidez de la noche. La respiración de ambos era lenta y acompasada, como si quisieran detener el tiempo en ese preciso instante. Los pensamientos solo estaban en disfrutar cada minuto que pasaba, dejando atrás todo lo que implicaba que ellos estuviesen juntos. No solo una relación a larga distancia también oculta ante los padres de ámbar y ante el mundo entero.Julián, deseaba decirle a su lobita, que en su ausencia evitara a ese chico, el cual no paraba de llamarla, porque aunque ella no contestara, a Julián le molestaba un poco.Ámbar fue la primera en romper el silencio que los acompañaba.—Tengo miedo —musito en el pecho de Julián.—¿Miedo? —indago Julián.—Sí, miedo de cómo tome mi familia, nuestra relación —explico Ámbar.Julián besó la coronilla de su cabeza, apretándola más hacia su cuerpo.Él también sentía miedo sobre eso, no solo porque ambas era única hija y algo menor que él.
Ámbar Urrutia sentía que su vida estaba a punto de cambiar para siempre. la promesa de un amor que había estado cultivando en secreto durante dos largos años junto a Julián.Desde ese momento en que se conocieron, Ámbar supo que Julián era muy diferente a los demás hombres. Su mirada penetrante, su sonrisa enigmática y su presencia imponente la habían cautivado deseando lo prohibido.Su manera paciente de llevar su relación y esperarla. Aunque para ella no era obligado, le daba la seguridad de querer entregarse a él. Y aunque la distancia y la paciencia habían sido sus compañeras durante años, Ámbar sabía que valdría la pena.Mientras observaba su hermoso vestido recordaba esa primera vez que sus miradas se fijaron quedando ambos flechados. Con una sonrisa recordó ese día tan especial.Flashback Ámbar caminaba de retroceso para poder pasar desapercibida antes los guardaespaldas de su padre, deseaba salir de la empresa y justo chocó con un cuerpo, con los ojos cerrados volteo, creye
Un majestuoso salón estaba terminando de ser adornado con colores plateado y dorado. Mesas y arreglos elegantes, un piano, el cual sería el encargado de hacer que el salón fuera más hermoso con una suave música.Faltaban solo horas para la fiesta de Ambar, comenzaba una nueva vida lejos de su familia. Su decisión de estudiar en Italia se debía a su ambición por ser una gran empresaria como sus padres. Una decisión muy difícil para ella, ya que su amor o su obsesión por Julián la tenía con dudas de por fin decidir lo mejor para su futuro. Sabía que dar esa noticia la tendría difícil con Julián, aunque ya tenía un plan, una idea que para Aitana, su mejor amiga, era la más loca e irresponsable de las que se le pudo haber ocurrido. —¡Por Dios, Ámbar!, eso no es un juego —exclamó Aitana anonadada. Escuchar a Ámbar decir que se entregaría a Julián esa misma noche lo vio como el fin del mundo.—Aitana entiende, yo lo quiero y quiero experimentarlo con él —dijo Ámbar tomando las manos de
Los minutos pasaban y Julián trataba de olvidar las palabras que le había dicho Ámbar, pero seguían resonando en su cabeza una y otra vez, aumentando su rabia y decepción, su lobita se iba a Italia, a una distancia sumamente larga, y lo que más le dolía era que no se lo había dicho antes. Eso sin duda lo llenaba de rabia.En ese momento no sabía si sus palabras eran una despedida y una finalización a lo que apenas empezaba. Seguía pensando esperanzado que no tuviese que tenerla a 17 o 13 horas de distancia.La rabia seguía consumiéndose y sus dedos se movían sin querer detenerlos, sus amigos, Lucían y Luciano quienes se encontraban en línea, reconocieron ese modo de jugar y recordaron que él les había cancelado el juego porque era una fecha importante para él. No perdieron tiempo y empezaron a bombardear su teléfono para saber, pero Julián no estaba de ánimos para satisfacer el chisme de sus amigos.Solo deseó olvidar esas palabras que le había dicho su lobita y que le hacían oprimi
La discusión entre ellos se llevó casi media hora y para Ámbar el tiempo en ese momento era primordial, recordó que su tiempo estaba medido por su padre y decidió mencionarlo a Julián en ese momento tan cómodo. —Solo me queda una hora y media para estar contigo —susurro en su pecho.—¿Cómo así lobita? — levantó el rostro de ella para que respondiera viéndolo a los ojos. —Le pedí a mis padres que me dieran permiso para ir a un club con mis amigos, pero me pidieron que regresara a las 4 —respondió. —Bien vayamos a jugar un rato entonces —Julián la levantó y cruzó las piernas de Ámbar en sus caderas, caminó lentamente a su sala de videojuegos y la sentó en su regazo. Llevaba unos 5 minutos jugando, y Ámbar no esperaba que solo fueran a jugar y como toda una traviesa empezó a moverse delicadamente para que pareciera inconsciente. —Lobita, no te muevas —le pidió Julián tomándola por la cintura. Tenerla en su regazo era suficiente para despertar el deseo y que ella se moviera se le hac