En la intimidad de su habitación, Ámbar se dejaba llevar por el deseo y la presión de extrañar a Julián. Los rayos de sol de la tarde se filtraban por las cortinas, iluminando la pequeña mesa donde descansaba su portátil. Con los dedos bailando sobre el teclado, escribía mensajes llenos de corazones y caritas tristes. El sonido de las teclas era el único que rompía el silencio de la habitación.Julián respondía a sus mensajes con la misma intensidad de amor y muchos mensajes de muchos, te extraño.Ámbar no pudo aguantar más y decidió hacer una videollamada. Julián, quien se encontraba en su habitación. Estaba arreglándose para viajar a Argentina a continuar con sus proyectos, solo tenía puesto sus pantalones, mostrando ante su lobita su torso desnudo y muy provocativo para él. Ámbar mordió su labio inferior sin poder decir una sola palabra, su mirada recorría cada parte de su cuerpo. Deseando estar ante él y acariciar cada parte de él.—¿Cómo estás, mi lobita? —interrumpió Julián con
Mientras Julián tomaba un vuelo a Argentina. Cristina paseaba por el jardín de su casa, perdida en sus pensamientos. El canto de los pájaros y el suave murmullo del viento creaban una atmósfera relajante.Con una taza de té en la mano, hojeaba un catálogo de vuelos a Italia. Cada vez estaba más convencida de que tenía que viajar y hablar con su hija sobre Julián.No cabía duda de que Julián y Ámbar, tenían una relación secreta, sin ver las consecuencias de eso, en cuanto Leonel y Braulio se enterasen, no estarían contentos de que Julián, siendo amigo y socio de la familia, se atreviera a tocar a lo más preciado de Braulio.Después de pensarlo bien, decidido llamarla e interrogarla, tal vez le sacaba la verdad de una vez por una llamada.Cristina marcó el número de Ámbar y esperó a que contestara. Después de unos segundos, la voz de Ámbar sonó al otro lado de la línea.—Hola, mamá —dijo Ámbar, con una voz alegre.Después de pasar un rato tan subido de tono con su novio, recibía una lla
Ya habían pasado un par de días. Julián y ámbar se sentían respaldados, ya que cristina sabía de su relación, pero eso no quitaba la presión que sentía, debían tomarse un tiempo y hablar con toda la familia de Ámbar y así evitarse problemas a ellos y los demás involucrados aunque no lo quisieron.En esos días, estaban concentrados en sus proyectos, Ámbar se dedicó completamente a sus estudios y ese proyecto del cual estaba tan enamorada, dándole a Julián su espacio de meterse de lleno en sus negocios, ya que tenía mucho trabajo atrasado.Su relación no era descuidada, por el hecho de que no podía faltar un mensaje de buenos días y otra de buenas noches, aunque la diferencia de horario fuese mucha.Rodeados de un aroma a libros y solo pequeños murmullos, Ámbar conversaba con Rocco, sobre las nuevas investigaciones que había hecho.El chico no le quedo de otra que tomarse en serio las investigaciones o Ámbar hablaría con el profesor para qué cambiarán de pareja.Dispuesto a permanecer a
Después de insistir un poco más, Enzo pudo convencer a su primo de que le permitiera llevar a una chica a su lujoso apartamento. Ya que no deseaba que se obsesionara y lo buscara como loca. También porque no era ya el mismo de antes.—Es bien odioso, tu primo —comentó Aitana.—No mucho, solo que ya le agarró miedo a las acosadoras —habló Enzo riendo.Aitana se contagió, riendo también, el camino al edificio no fue tan largo, disfrutando de la compañía y las anécdotas de ambos. Aitana estaba sorprendida por la belleza del edificio y su hermoso interior. Subieron al ascensor, hablando de todas las preguntas que tenían para hacerle a su primo.Estando ya frente al apartamento, Enzo tocó y espero que abriera. La puerta se abrió y una señora mayor salió con una cartera en su hombro.—El joven está tomando un baño, que lo esperen en la sala —Dijo la señora de aseo antes de salir.Aitana se quedó con la boca abierta al ver la lujosa decoración y la vista impresionante de la ciudad. Justo
Aitana llegó al apartamento, la respiración acelerada y las mejillas ardiendo. Ámbar, que acababa de entrar, la encontró apoyada contra la puerta, con una expresión que no dejaba lugar a dudas de que algo andaba mal.—¿Qué pasa, Aitana? Te ves… diferente.Aitana negaba con la cabeza, pero una sonrisa nerviosa traicionaba su intento de disimular. Ámbar se acercó a ella, sus ojos llenos de preocupación.—¿Quieres contarme qué te sucede? —indago Ámbar más preocupada.Aitana se sentó en el sofá, sintiendo cómo su corazón latía a mil por hora. ¿Cómo le explicaba a su mejor amiga lo que había pasado? Era algo tan íntimo, tan personal…—Bueno, es que… Lucas me besó —balbuceó, sintiendo cómo la vergüenza la inundaba.Ámbar abrió los ojos muy grandes, sorprendida.—¿Lucas?, ¿pero no estabas con Enzo?Aitana asintió tímidamente, sintiendo cómo sus mejillas se ponían aún más rojas. —Enzo me llevo a su apartamento, Lucas en su primo —explicó ella.—Ya entiendo, ¿pero por qué estás tan sonrojada,
Un par de días después, el chico se acostumbraron al silencio acompañado de solo pequeños murmullos, la concentración buscando la perfección en cada paso que daban y de vez en cuando una miradita a sus teléfonos. El proyecto de ambos, era todo un éxito y del agrado del profesor, eso sin duda los tenía muy emocionados y concentrados en todo lo relacionado con ello. Aitana sacó muchas excusas para no ir al apartamento de Lucas, sabía que él no se conformaría con solo verla, y ella luchaba con la presión de su padre. Enzo decidió cubrirla y no decir la verdad sobre lo que realmente pasaba y el porqué, ella se negaba a ir. Eso tenía a Lucas un poco inquieto, aun así decidió darle su espacio pensando que se trataba de lo ocurrido ese día en su apartamento. Por su timidez y lo conservada que era. Eso era lo que él quería pensar, pero cierto pensamiento de duda le venía a su cabeza.Salió del baño secando su cabello, pensando cosas positivas y repitiéndose una y otra vez que todo estaba b
Los sentimientos en ese momento estaban a flor de piel. No solo para Julián y Ámbar, quienes seguían esperando el momento adecuado para hablar sobre su relación.También para Pamela Fuente. Madre de Aitana, quien seguía pensando en las decisiones que tomaba su esposo sin medir el sufrimiento que le causaba a su hija. Dispuesta a brindarle su apoyo. Pamela tomó la decisión de hablar con su hija y expresarle sus sentimientos, dándole la confianza, para que decidiera lo que más le hacía feliz.La luz tenue del restaurante bañaba suavemente la figura de Pamela, quien aguardaba con una sonrisa nerviosa. Al ver a Aitana acercarse, su corazón dio un vuelco. Su hija, radiante como siempre, llevaba un vestido color pastel que resaltaba la luminosidad de sus ojos. Con un paso ligero y seguro, se dirigió a la mesa.—Mamá, qué hermosa estás —expresó Aitana, depositando un beso suave en ambas mejillas de su madre.Pamela le devolvió la sonrisa, sintiendo una mezcla de alegría y nostalgia. —Tú t
Las horas fueron pasando y la cena había acabado en una conversación amena y muy productiva para madre e hija. No solo eran las palabras de Pamela hacia Aitana, sino el momento compartido entre ellas.Aitana llegó al apartamento. Pero En todo el camino pensó la conversación que tuvo con su madre. Lo mucho que la ayudaba.Su corazón no paraba de latir de emoción. Sentía tanta libertad de pensar en Lucas, y en las sensaciones que le hacía sentir, tocó sus labios recordando esos besos que se habían dado, los cuales, le habían enseñado muchas cosas que jamás imaginó sentir.Tu piel se erizó y sus ganas de verlo aumentaron sin parar. Eso le hizo recordar que lo había dejado en visto varias veces y que tal vez había molestado por eso. Sonrió y decidió calmarse para escribirle las mejores palabras de disculpas.Aitana abrió la puerta del apartamento y Ámbar rápidamente La observó. Al verla tan feliz supo que le había ido de maravilla con su madre. Ámbar pensó en su madre y entendió La sonri