La discusión entre ellos se llevó casi media hora y para Ámbar el tiempo en ese momento era primordial, recordó que su tiempo estaba medido por su padre y decidió mencionarlo a Julián en ese momento tan cómodo.
—Solo me queda una hora y media para estar contigo —susurro en su pecho. —¿Cómo así lobita? — levantó el rostro de ella para que respondiera viéndolo a los ojos. —Le pedí a mis padres que me dieran permiso para ir a un club con mis amigos, pero me pidieron que regresara a las 4 —respondió. —Bien vayamos a jugar un rato entonces —Julián la levantó y cruzó las piernas de Ámbar en sus caderas, caminó lentamente a su sala de videojuegos y la sentó en su regazo. Llevaba unos 5 minutos jugando, y Ámbar no esperaba que solo fueran a jugar y como toda una traviesa empezó a moverse delicadamente para que pareciera inconsciente. —Lobita, no te muevas —le pidió Julián tomándola por la cintura. Tenerla en su regazo era suficiente para despertar el deseo y que ella se moviera se le hacía difícil aguantarse. Ámbar se dio la vuelta para sentarse a horcajadas. —Quiero entregarme a ti —susurró viéndolo a los ojos, acariciando su cabello. Julián se quedó en silencio sintiendo, como su corazón latía aceleradamente. Lo que le estaba confesando Ámbar, era algo muy delicado y de lo que él había pensado mucho para no lastimarla. —¡Lobita! —Ámbar interrumpió sus palabras besando sus labios, sus manos traviesas viajaban a su cuello y bajaban a su abdomen. Julián se levantó con ella en su cadera y caminó a la habitación, de manera delicada la acostó en la cama y subió sobre ella sin hacer presión. —Si sabes que aún no te pido que seas mi novia ¿cierto? —habló Julián acariciando la nariz de Ámbar con la de él. —Tú eres mío desde el momento en que te vi —declaró Ámbar dejando a Julián atónito y con una sonrisa. —Me gusta lo obsesiva y segura que eres, mi lobita —susurró Julián en sus labios, besándose de manera tierna, saboreando cada centímetro de ellos, su lengua tocó el labio inferior de Ámbar dándole la señal que abriera más su boca y sacara su lengua. Chupando mientras levantaba sus piernas para hacer presión de su erección en el centro de Ámbar. El dolor placentero que eso manaba en todo el cuerpo de Ámbar, era inexplicable, cada beso y cada caricia no menguaba en ningún momento. Julián se encargó de que ella sintiera todas las ganas que le tenía, El pequeño vestido que cargaba dejó de estar en su cuerpo, revelando sus senos y su pequeña panty. Julián se levantó un momento para apreciar lo que para él era el cuerpo más hermoso y natural. Sus senos que cabían perfectamente en sus manos, su cinturita se amoldaba a su cuerpo, su largo cabello dorado hacía juego con su piel blanca. —Eres perfecta, mi lobita —habló viéndola con tanto deseo. Ámbar sonrió nerviosa, Julián no se quitó el bóxer para no asustarla más. Se acercó para volver a besar sus labios bajar a su cuello y llegar a sus senos, donde masajeó y acarició con su lengua, arrancando fuertes gemidos de ella, el centro de Ámbar dolía de lo excitada que estaba, la mano derecha de Julián fue bajando por todo su abdomen junto a sus besos llegando hasta su panty donde la fue quitando lentamente hasta dejarla sin nada que cubriera su hermoso cuerpo. —Juli —musitó agitada. —Haré que te sientas bien, mi lobita —sin más Julián fue bajando hasta quedar a la altura de su vagina, levantó su pierna y las abrió para observar su rosado centro. —¡Juli! —susurró nuevamente con algo de pena. —Déjate llevar lobita, disfruta tanto como yo voy a disfrutar haciéndolo —le habló de manera suave dejando un beso en su monte de venus. Llegó en ese punto donde aparecieron sus pliegues y clítoris con sus dedos que mojó con su saliva, fue acariciando haciendo círculos hasta ir adentrando solo uno, las piernas de Ámbar buscaban cerrarse y Julián las habría acariciándose. Sus ganas de probarla pudieron más y dejó de jugar con su dedo metiendo esta vez su lengua, arrancando un fuerte gemido de Ámbar y haciéndola halar su cabello con fuerza. Julián adentró su lengua y eso logró que Ámbar volviera a jalar su cabello y gritara de placer. Su vaivén con su lengua seguía hasta sentir como su lobita llegaba a su orgasmo. Su cuerpo había quedado totalmente agotado, Julián subió hasta sus labios y la besó, continuó con sus besos en su cuello llegó a sus senos y volvió a subir a sus labios. La entretuvo entre besos y caricias mientras él se quitaba el bóxer, abrió más sus piernas y con cuidado se fue adentrando. —¡Aaah! —gimió con dolor. Julián besó nuevamente sus labios y se detuvo un momento. Acarició sus senos con una mano sin dejar de besarla, tragando sus gemidos de dolor al seguir intentando invadir su centro apretado. Ámbar arañaba su espalda y halaba su cabello, hasta sentir que Julián lo había metido todo. —¿Estás bien, lobita? —Ámbar asintió con una sonrisa, aunque una lágrima bajaba por sus mejillas. Julián las secó con un beso. Continúa besando sus labios y acariciando su cuerpo intentando moverse lentamente, al principio sus quejidos eran de un poco de dolor hasta que se fueron convirtiendo en placer. Julián tomó un preservativo, salió de ella un momento mientras colocaba para cuidarse, no quiso usarlo desde el principio porque deseaba tanto sentir sus partes unidas completamente, Ámbar sintió miedo cuando quiso volver a entrar, pero los toques y besos de Julián le hacían olvidar todo el dolor convirtiéndolo en placer. Nuevamente entró en ella y se movía lentamente, poco a poco Ámbar se sentía gustosa por todo lo que estaba sintiendo, Julián estaba por llegar a su límite, asegurándose que su lobita tuviera otro orgasmo y juntos llegan al placer. Agitado se dio vuelta para que Ámbar quedara arriba de él, estaban disfrutando tanto el momento que no se habían dado cuenta que las horas habían pasado y ya era más de las 4 de la mañana. El teléfono de Ämbar empezó a sonar repetidamente y eso sin duda la alertó. Quiso levantarse de inmediato pero sus piernas inmediatamente fallaron, Julián se levantó y la tomó en brazos para llevarla al baño. —Lobita, acabas de hacer mucho ejercicio —bromeó Julián besando su frente. —Son más de las cuatro —susurró con preocupación. —Nos damos un baño y vamos de inmediato donde tu amiga —la calmó él besando su frente. Julián no se cansaba de tocar el cuerpo de Ámbar y mientras se bañaba se dedicaba acariciarlo queriendo grabarse cada parte de él, Pero eso solo lograba que Ámbar se excitara más. Julián colocó sus manos a la pared y se acercó a su oído pegado completamente a su cuerpo. —Vamos con calma, habrá bastante tiempo para disfrutar —susurró chupando el lóbulo de su oreja. Ámbar gimió y se dio vuelta mordiendo su labio inferior. —Sabes cómo convencerme —acusó Julián por como lo estaba seduciendo. —No he hecho nada —musito apenada. Julián la estaba viendo completamente desnuda tocándose sin parar y haciéndola excitar cada momento. —Conmigo nunca te avergüences, quiero sacar lo peor de ti lobita, quiero verte manejarme a tu antojo —susurró en sus labios mordiendo suave su labio inferior. —¡Juli! —susurró excitada respirando agitada. —Lo siento lobita, debemos irnos —Julián la sacó de la regadera en brazos hasta llegar a la cama, la secó y la veía vestirse mientras él lo hacía. No esperaba pasar la mejor noche de su vida y tampoco deseaba detenerse, iría hasta Italia detrás de ella y sacar todo lo que ella tenía para dar. Aitana estaba desesperada porque el Ámbar no llegaba rápido y los padres llamaban sin parar. Julián bajó directamente el estacionamiento con ella en brazos y de esa manera no la vieran, él subió a su auto mientras Ámbar al de Aitana y en minutos llegaron a la mansión de su amiga, qué rápidamente contestó la llamada de Braulio para decirles que ya habían regresado y que se quedaron en su casa. Eso sí, Ámbar debía contarle a su amiga todo con lujos y detalles y explicarle el por qué no había regresado a la hora estipulada, dejándola a ella en vela hasta casi el amanecer. Mientras que Julián regresó a su apartamento y se acostó en la inmensa cama donde había quedado la manchita de sangre que demostraba aún más la virtud de su amada lobita. Decidió escribirle un mensaje a su lobita y advertirle que al despertar, amanecerá como si hubiese corrido un maratón.Las horas pasadas fueron las mejores para ámbar y Julián, pero ya daba inicio completamente a un nuevo día. El cuerpo de Ámbar sentía un gran dolor que la hacía quejarse al querer ir al baño. Así que mejor decidió aguantar un poco más.Habían pasado ya más de 5 horas y sus padres llamaban sin cesar a su teléfono. Ella de inmediato recordó que no le había avisado que se quedaría en casa de Aitana y que por supuesto habían llegado temprano.Su amiga también despertaba por el ruido del teléfono, con su cabello desordenado y sus manos estrujando sus ojos, tratando de acostumbrarse a la luz del sol que se adentraba por la ventana de la habitación. Se preguntaba si había sido ella quien había dejado abierta esperando impacientemente la llegada de Ámbar.Ámbar atendió la llamada de su padre explicando que se había quedado con Aitana y que sí habían regresado a la hora estipulada.La insistencia de Braulio de que le dijera la verdad hizo que Su madre interviniera para que Braulio dejará de at
El tiempo avanzaba y El encuentro entre ámbar y Julián no se había podido dar por muchos motivos. Uno de tantos era la apretada agenda que tenía Julián junto a Noelia por el lanzamiento de su marca de relojesAun así. Julián sabía que debía pasar rato con su lobita, ya que se acercaba el día donde ella se iría a Italia y estaría a mucha distancia de él. Después de un sinfín de planes que siempre fallaban, ambos lograron tener la oportunidad de verse a solas, donde pudieran disfrutar de su amor. Aunque para eso debieron sacrificarse dos personas más, quienes no soportaban verse por mucho tiempo. —¿Quieres que pase todo el día y parte de la noche con este idiota? —Exclamó Aitana.—Ja, Mira niña, aquí el que más va a sufrir soy yo —replicó Lucas.—Se pueden ignorar, mi apartamento es grande —aseguró Julián. Aitana volteó los ojos sin poder creer que tendría que callar la arrogancia de Lucas. Tener que verlo por mucho tiempo y soportar escuchar cómo le respondía lo mismo a varias muje
Mientras, Julián y Ámbar disfrutaban completamente de una tarde maravillosa y llena de placer.Aitana seguía discutiendo con Lucas alegando que era el hombre con el que ella nunca en su vida se casaría. Mientras que Lucas solo se reía de ella. Jurando por su propia vida también, que era de las mujeres la cual jamás fijaría su mirada. —Qué bueno que estemos de acuerdo —Replicó Aitana marchándose de la sala yendo a la cocina. Sus pasos eran gigantescos, deseando desaparecer de la presencia de Lucas lo más rápido posible.Pero Lucas no estaba dispuesto a dejarla en paz. Así que fue tras ella en busca de seguir molestándola preguntando cosas que en realidad tenía curiosidad. —¿Cuántos novios has tenido, Aitana —Preguntó con una sonrisa burlona? —Eso no es asunto tuyo —habló cortante.—Anda, dime. Tengo curiosidad de cuántos idiotas se han fijado en ti —dijo Lucas ofendiendo Aitana con sus palabras.—Gracias por tu cumplido —dijo ella saliendo de la cocina pero siendo interceptada por
El día llegó. Ese en el cual ninguno deseaba despedirse de Ámbar, tenerla a una distancia tan larga. Siendo la pequeña de todos, la niña La consentida de su padre y de su tío. La primogénita de sus padres.Ya estaban en el hangar privado de aviación, donde se encontraba estacionado el jet privado que llevaría a Ámbar y Aitana, a su nuevo destino. La familia completa estaba reunida allí para despedirse de ella, con el ambiente cargado de emoción.El sol brillaba a través de las ventanas del hangar, proyectando un cálido resplandor sobre la escena. El sonido de las máquinas del jet privado se escucha suavemente en el fondo, mientras que la familia de Ámbar habla en voz baja, compartiendo momentos y recuerdos.Ámbar, vestida con un traje de viaje elegante, estaba en el centro de la escena, rodeada por su familia. Braulio, con su altura y sus brazos fuertes, con ojos brillantes, la abraza fuertemente.—Mi pequeña —susurro, su voz llena de sentimientos. —Siempre estaré contigo, no importa
Las horas pasaron lo más lento posible, por lo menos así lo vieron las chicas. Ahora tendrán que acostumbrarse a otro horario y a distancia de sus seres queridos, un gran detalle que pondría a prueba el amor, la constancia y la paciencia.Ámbar y Aitana se sentaron en la terraza de su apartamento, disfrutando del delicioso aire de Italia. Sus pieles se sintieron rejuvenecidas por el sol y la brisa suave.—¿Te puedes creer que estamos aquí? —preguntó Ámbar, sonriendo.—No —respondió Aitana, riendo—. Me siento como si estuviera soñando.—Yo también —dijo Ámbar—. Pero es real. Estamos aquí, en Italia, viviendo una aventura.Aitana asintió con la cabeza, su sonrisa desapareciendo por un momento.—¿Sabes? —dijo—. Me siento un poco triste. Extraño la soledad de mi casa y siento que mi vida va a cambiar aquí.Ámbar se acercó a Aitana y la abrazó.—Lo sé —dijo—. Yo también extraño a los míos. Pero estamos aquí, juntas, para alcanzar un sueño y eso es lo que importa.Aitana asintió con la cabe
Los días de la universidad comenzaron y Ámbar y Aitana estaban emocionadas de empezar esa nueva etapa de sus vidas. Se sentaban en el café de la universidad, rodeadas de estudiantes que charlaban y reían. Ámbar y Aitana se adaptan rápidamente al horario y al idioma, también estaban conociendo a nuevas personas. Más que todo Ámbar, quien deseaba poder aprender más de ese hermoso país. Para Aitana, estudiar era su meta, no buscaba tener amigos que la sacarán de su zona de confort y mucho menos le trajeran problemas con sus padres.Dos chicos, Rocco y Enzo, se acercaron a ellas para presentarse. Rocco, era alto y delgado, con ojos azules y cabello rubio. Enzo, era más bajo y musculoso, con ojos oscuros y cabello negro.—Hola, soy Rocco —dijo, sonriendo—. Y este es Enzo.—Hola —respondió Ambar, sonriendo—. Soy Ambar, y ella es mi amiga Aitana.Enzo se sentó al lado de Aitana y comenzó a charlar con ella, aunque Aitana no se sentía cómoda. Rocco, por otro lado, no podía dejar de mirar a Á
Los días continuaron pasando y Julián decidió aguantar sus celos y permitirle a Ámbar disfrutar de su vida y sus bailes junto a sus amigos. Aunque cada video que subiera le molestará tanto que no se soporta ni él. —Me parece que no están haciendo las cosas bien. No debes aguantar cosas que no te agradan. —Dijo Noelia. Después de escuchar a su amigo sobre sus celos, Noelia entendía perfectamente, ya que no era el único celoso. Leonel y Braulio también se quejaban ante Ámbar sobre la confianza que tenía con ese chico y esos bailes.—¿Y qué hago? Ella cree que exagero. —Respondió Julián suspirando lleno de frustración.—Deben entender que Ámbar es una chica joven, extrovertida y le gusta mucho la libertad. —dijo Luciano. —Y es ahí donde está el problema. Julián no va a soportar si algo se sale de control. Son dos personas muy diferentes y que tendrán que aprender a llevar sus diferencias —recalcó Noelia. —Ya no hablemos más de mis problemas sentimentales y continuemos con lo que es e
Las luces brillante alumbraban las calles de la ciudad, Aitana bajaba junto a su padre y madre con un hermoso vestido ceñido a su cuerpo, lo suficientemente recatado para que se diera como una mujer hermosa y joven. Su madre arregló un mechón de cabello regalándole una sonrisa radiante, cosa que llenó el corazón el alma de Aitana. —Es solo una cena cariño —le dijo su madre con cariño viéndolo nerviosa que se encontraba.Su padre se acercó acariciando sus mejillas y dejando un beso en su frente.—No tienes que preocuparte. Solo acepté por cortesía —confirmó su padre lo que su madre le había dicho. Aitana sonrió, dejó sus nervios a un lado y entró como toda una dama junto a su madre y a su padre. La cena era con la familia Portillo, quien logro convencer a él viejo Fuente, de que sus hijos se conocieran. Dos familias poderosas que lograrían mucho si sus hijos se casaban.Los tres se acercaron a la mesa donde ya se encontraba la familia esperando por ellos, el hijo de Portillo. Quien