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2. Nick, deberás casarte con mi hermana

Un horrible silencio se hizo en la habitación por lo que fueron largos segundos.

Calioppe tenía el vestido desgarrado. Nick estaba medio desnudo de la parte de arriba y a ambos los habían encontrado en una posición bastante cuestionable de la que no cualquiera podría librarse tan fácil.

— Nick, Calioppe… ¿Qué diablos significa esto? — preguntó Thiago a su hermana y a amigo… aunque todo le resultaba bastante esclarecedor, pues ella se había convertido en una jovencita rebelde después de la muerte de sus padres y la creía capaz de cualquier cosa con tal de librarse de su prometido.

Lo que no entraba en su cabeza era como su viejo amigo había caído en las tretas de una jovencita que era casi diez años menor que él.

— Estoy esperando una respuesta — continuó, y entrelazó sus dedos a los de su mujer y madre del hijo que venía en camino.

Junto a ellos, aguardaban también dos camareras.

— Thiago, no es lo que parece — Calioppe intentó explicarse.

¡Por supuesto que no es lo que parece! Pensó Nick, desencajado.

— Thiago, amigo, ¿esta es tu hermana? ¿La hermana que dices que va a casarse?

— ¡Iba! — intervino Marcelo— ¡No voy a casarme con esta, pero si espero que se me reconozco por el daño y el bochorno que representa!

— ¡Eres un infeliz! — lo señaló la joven, enojada — ¡Tú planeaste esto! ¡Admite que fui yo quien te encontró con otra! ¡Admite que tú me encerraste aquí y me tendiste esta trampa!

Marcelo soltó una risa amarga.

— ¡Claro! ¡He planeado que mi futura esposa se acueste con otro una hora antes de nuestra boda! ¡Qué inteligente de mi parte! ¡Lo bueno de todo esto es que tengo testigos! — dijo y miró a las dos camareras — Señoritas, ¿es cierto que ustedes vieron a mi prometida entrar aquí?

Las dos jóvenes se miraron aterradas la una a la otra, y bajo la cruda amenaza de los ojos del hombre, terminaron por responder un firme aunque bajito: — Sí.

Marcelo sonrió y tragó el sabor de la victoria.

— ¡Espero tu familia me compense por este daño, porque definitivamente no voy a contraer matrimonio con una…!

Antes de que pudiera ser capaz de completar aquella frase, Thiago abrió los ojos de par en par y tomó al hombre del cuello.

— ¡No te atrevas a insultar a mi hermana con tu boca! — lo amenazó con fiereza y después lo soltó de mala gana —. ¡Fuera todos de aquí!

— ¡Pero…!

— ¡He dicho fuera! — bramó.

Las camareras fueron las primeras en salir, secundadas por un “indignado” Marcelo.

Nick colocó los brazos en jarra y echó la cabeza hacia atrás buscando el aire que de pronto le faltaba. Ahora eran menos en la habitación.

— Thiago — sollozó Calioppe, corriendo hasta su hermano, pero este la miró con tanta crudeza que tuvo que detenerse de forma abrupta —. Todo esto fue planeado por Marcelo, lo juro, yo fui quien lo encontró a él con otra mujer. ¡Tienes que creerme!

— ¿Creerte? ¿En serio, Calioppe? ¿Creerte? ¿Cómo has podido hacer esto? — preguntó decepcionado — ¡Carajo! ¿Cómo has podido actuar de forma tan irresponsable? ¿Hasta cuándo seguirás haciéndonos esto?

Ella negó.

— No, no lo he hecho, tienes que escucharme, tienes que dejar que te lo explique por la memoria de nuestros padres.

— ¡No uses a nuestros padres para librarte de esto!

— Thiago…

— Basta, basta.

— Es injusto, Thiago, por favor…

— ¡Dije basta!

— ¡Suficiente! — intervino Nick, que de pronto no pudo soportar la forma en la que su amigo le hablaba a su hermana y se metió en medio de los dos, sintiendo rabia. Calioppe ahogó un asombro ante la postura y el tono que usó el hombre — Thiago, aquí no ha pasado absolutamente nada, y si a ella no vas a escucharla, tendrás que hacerlo conmigo.

Thiago miró a su hermana por última vez sin poder creer hasta donde había llegado y después tomó una respiración profunda para pedirle al que todavía consideraba su amigo que lo siguiera.

Calioppe los miró marcharse con la vista empañada.

— No he tocado a tu hermana — aseguró Nick con gesto implacable una vez que entraron a un pequeño y privado estudio.

— Eso no es lo que parecía — replicó Thiago y Nicholas bufó.

— Por Dios, Thiago, me conoces y sabes que no me van las niñas.

— Calioppe tiene veintitrés, está en la edad para casarse.

— Y por lo que veo… a la fuerza — refutó con agallas y el hermano de la comprometida entornó los ojos — Escucha, Thiago, yo no sé de qué va esto porque hace muchos años no nos vemos, pero si aquí no habrá boda, lo mejor será que me marche y resuelvas tu problema familiar. Yo aquí sobro.

Se dio la media vuelta, y con el pomo entre las manos, Thiago habló:

— Habrá boda — decidió —. Nick, deberás casarte con Calioppe.

— ¿Qué? — A Nicholas solo le tomó un par de segundos reaccionar ante semejante chiste. Se giró — Estás de broma.

— No, no lo estoy. Lo que acaba de suceder es delicado para mi familia.

— ¡No ha sucedido absolutamente nada y tampoco estamos en la era prehistórica, Thiago, por favor, no me hagas pensar que has perdido completamente la cabeza! — volvió a girarse, no iba a quedarse allí a seguir escuchando más tonterías.

En primeras instancias, ni siquiera tuvo que aceptar la invitación. Detestaba los eventos públicos.

— ¡Una vez me dijiste que cuando necesitara cobrarte aquel favor… no dudara en pedírtelo! ¡El momento ha llegado! — habló Thiago con determinación y los ojos de Nicholas se abrieron desmesuradamente.

— ¿Qué? No, no puedes estar hablando en serio.

Thiago respiró hondo y se acercó.

— El tamaño del favor que te hice es el mismo que ahora te pido.

— Thiago…

— Escucha… desde que murieron mis padres he perdido el completo control de Calioppe, y a raíz de eso, se convirtió en una jovencita rebelde que no ha parado de darme problemas — comenzó a decir. Nick no comprendía nada —. No solo ha derrochado su fideicomiso durante el último año y se ha metido incluso en problemas legales, sino que ha tenido enfrentamientos muy fuertes con mi mujer y ella está embarazada de nuestro primer hijo.

Nicholas negó, ofuscado.

— ¿Y yo que tengo que ver con todo esto?

— Nada, pero ahora debo resarcir el daño con el hombre que había escogido como su marido, entregándole un peligroso porcentaje de las acciones de la empresa por este bochorno.

— Te dije que no ha pasado nada entre tu hermana y yo, fue solo un malentendido. ¡Ni siquiera sé por qué ella terminó en mi habitación!

— Es la palabra de ustedes dos contra Marcelo y las camareras — le recordó, después lo miró con súplica —. Solo un año, Nick, por favor, cásate con mi hermana durante un año y después pueden pedir el divorcio ante un juez. Calioppe necesita enderezar su camino y aprender sobre el valor del dinero que despilfarró estos últimos meses, y yo necesito que mi esposa tenga un embarazo saludable. Además, Marcelo no se quedará quieto, y aunque ella crea que la odio, la verdad es que me preocupo por su dignidad como mujer luego de todo esto.

— ¿Cómo yo podría enderezar el camino de tu hermana? ¿Cómo podría enseñarle el valor del dinero? ¡Esto no es más que una tontería, Thiago, por Dios! ¡Para ya!

— No, no lo es. Te conozco y sé que a tu lado no tendrá más opciones ni podrá revelarse como lo hace constantemente conmigo, ya que he sido demasiado flexible ante su comportamiento.

— La hacienda no es vida para una mujer como… ella — dedujo en seguida.

— Tendrá que acostumbrarse — le dijo —. Tendrá incluso que trabajar y ganarse el pan que se lleva a la boca si así tú lo decides, pero, Nick, por favor… necesito que hagas esto por mí.

Nick negó y comenzó a caminar de un lado a otro. Casarse nunca había sido una opción, ni a corto ni a largo plazo… no después de lo que había hecho en el pasado.

Mierd4. No, no podía. ¡Era una completa locura!

— Thiago, amigo, lo siento pero… — de pronto, antes de que pudiera negarse, la puerta se abrió.

Calioppe hipaba angustiada y a su lado estaba su detestable cuñada.

— Thiago… — musitó la jovencita con voz pastosa.

Su hermano la miró con dolor y frialdad entremezclada, después suplicó a su amigo en silencio. ¡Todo dependía de él!

— Por favor…

Nick apretó los ojos y negó con la cabeza. No podía ayudarlo, de verdad que no. No era una buena idea. Esa chiquilla de la alta alcurnia jamás se acostumbraría a su vida en la Villa.

Thiago asintió, resignado, y después volvió la vista a su rebelde hermana. Estaba muy indignado con ella.

— ¡Lo que has desatado con tu rebeldía es imperdonable, Calioppe! — señaló, molesto — ¿Sabes lo que tendré que hacer ahora? ¡Entregar a Marcelo la mitad de nuestra empresa! ¡El patrimonio de nuestra familia!

Los ojos de Calioppe se abrieron.

— ¡¿Qué?! ¡No, no puedes entregar así todo por lo que han trabajado nuestros abuelos y padres!

— ¡Eso lo hubieses pensado antes!

— ¡Yo no quería casarme! ¡Deja de culparme a mí!

— ¿Y a quién si no, eh?

La mirada de Calioppe se desvió roja hasta donde se encontraba su cuñaba, quien la miró con evidente amenaza para que no dijese ni una sola palabra de la que se pudiera arrepentir.

— ¡Ojalá y hubieses muerto tú y no nuestros padres! ¡Ojalá…!

La mano de Thiago se alzó por impulso para golpear la mejilla de Calioppe. ¡No iba a tolerar aquella escena un segundo más! Pero, antes de que siquiera se atreviese a tocarle un centímetro de piel, una mano firme lo detuvo en el aire.

Los ojos de Nicholas Dos Santos se oscurecieron dos tonos, y miró a su amigo con ultimato.

— No consentiré que le pongas una mano encima a mi futura esposa — escupió, sabiendo en lo que acababa de meterse con aquella confesión.

Y Calioppe abrió los ojos de horror.

— ¡¿Qué?!

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