En el bosque, no hay presa más fácil de capturar para un lobo, que una dulce niña indefensa que jugaba con las flores, de espalda.
Sigilosamente, perdiéndose el sonido de sus pasos en el aire, la bestia se acercó a ésa niña rubia que recogía flores, de cuclillas.
Preparando sus manos, abrió sus dedos mientras pequeñas garras surgían y en su boca, sus colmillos nacían.
No era algo personal, era la supervivencia del más fuerte, en ése caso, él.
Listo para atacar, la niña se volteó, viendo a un niño pelirrojo, con piel algo bronceada y ojos grises.
-Hola, soy Esm
El tiempo es algo pasajero y cuando alguien lo disfruta, parece pasar a mayor velocidad. Tan sólo parecía que ayer, Terence vio por primera vez a Esmeralda, con la mirada sin ganas de vivir, en aquella noche de lluvia y ahora, la tenía delante de él, con la mirada inocente de una niña de su edad, sonriendo con alegría mientras estrenaba su uniforme de la escuela. -¿Qué tal me veo? ¿Linda? ¿Muy linda? ¿Hermosa? ¿Preciosa? ¿Cómo una adulta bella y responsable?- preguntó la pequeña, con entusiasmo. El lobo con forma humanoide, por un leve segundo se vio triste, pero pronto fingió fastidio. -No sé porque me preguntas, yo te veo igual de fea que siempre, pero con otros trapos.- respondió el rubio, mientras la niña lo veía con enojó.
La tormenta era fuerte, las ramas de los árboles eran sacudidas y el cielo resplandecia una y otra vez, pero aun así, una pequeña silueta caminaba por el bosque, en el peligroso territorio de los lobos, con la cabeza gacha.Entre las oscuras sombras de unos árboles, un par de aterradores ojos vieron a la humana.El lobo, el rey de los lobos, clavo sus garras en la tierra mojada, abrió levemente su hocico, revelando sus grandes y peligrosos colmillos y salió al ataque.Sólo era una niña, no tenía posibilidades de huir de el.-¡Grrrrrr!El lobo gruño, mostrando sus feroces colmillos, deteniendose delante de la
En un gran castillo, algo aterrador, la niña se encontraba en una habitación que parecía ser una oficina, sentada en el sofá negro, mirando en dirección del fuego de la chimenea que había, estando tapada con una manta.El hombre que decía ser el lobo, le aseguro que ése era su castillo, el lugar donde ella sería felíz para luego poder comerla.¿Entonces ésos rumores qué el lobo feroz se podía convertir en humano, eran reales?La puerta de la habitación se abrió y la niña se arrodilló en el sofá y volteó, para ver al hombre que la acogió, recién bañado, con una bata puesta y una toalla sobre su cabeza.
Era un día algo caluroso, los pájaros cantaban, las plantas seguían mojadas por la lluvia de la noche anterior y en el misterioso y abandonado castillo que yacía en lo profundo del bosque, el solitario hombre que decía ser el lobo feroz, estaba acostado en un sofá gris de la sala, en completa oscuridad, disfrutando de la paz.A muchos les gustaba dormir cuando llovía pero a él, luego de la lluvia.El hombre sintió como luz entró a su casa y abrió sus ojos molestó antes de sentarse y ver como ésa niña humana abrió las cortinas de una ventana.-¿Qué crees que haces, mocosa?- preguntó, enojado y esperando una explicación.Ésa niña era muy silenciosa y en gran parte de ése día ni la notó, pero ahora sí y le molestaba.El hombre, se deshizo de su enojó y miró con sorp
Por el bosque, el lobo feroz caminaba a pasó rápido en su forma humana, teniendo mirada sería.No podía creer que él, un orgulloso alfa tenga que ir a comprar ropa con una niña humana que no valora su vida.¿Por qué hacía éso exactamente?El comerla mientras ella sea felíz o infeliz no cambiaba en nada.El hombre se detuvo al no oír pasos cerca suyo y vio como ésa niña humana se acercaba corriendo, ya cansada.El lobo la miró con despreció y dio un suspiro antes de acercarse y alzarla en sus brazos, dando ella un suspiro de alivió.-Sí sabía que eras tan lenta, no iba a ir a ése tonto pueblo llenó de inútiles humanos.- dijo el rubio, para nada de buen humor.La pequeña que vestía ropa de niño, pantalones azules y una remera blanca y aún así llevando s
Una señora de edad algo avanzada, rellenita, con cabello pelirrojo y anteojos, vio como un apuesto hombre alto, rubio y de ojos azules, se acercaba a su negoció, cargando a una pequeña niña rubia, con ojos azules y que tenía uno cerrado.-Buenas tardes, ¿venden ropa para moc... niñas de su edad?- preguntó el hombre, intentando sonar educado.No podía permitir que los humanos de ése pueblo descubran quien es en verdad, así que actuaría como uno de ellos.No podía creer que estaba haciendo éso, sólo por una patética cria humana que fue abandonada.-Sí, tenemos ropa para niños y grandes.- respondió la señora, de manera amable.El lobo con forma humanoide al oír éso, bajo a la pequeña que de manera asustada, se ocultó detrás de él.La mujer al creer que la niñ
Una sola orden, una sola orden le dio el señor lobo y por distraerse, ahora Esmeralda se encontraba sola, en ése pueblo mientras las personas iban y venían sin parar y algunos la volteaban a ver.Ahora se encontraba sentada en el suelo, afuera de un negocio mientras la noche se acercaba mas y mas.Estaba asustada y no sabía que hacer, no sabía a dónde huir.El lobo podía no ser el mejor ser pero le dio un techo donde vivir, comida deliciosa para comer y una calida cama donde dormir, pero ahora lo perdió todo por no hacerle caso, como siempre.Estuvo felíz por tener mucha ropa nueva y por éso se relajó mucho en ése lugar tan peligroso, en ése lugar repleto de personas.-Señor lobo...La pequeña sumergió su rostro entre sus brazos temblorosos de miedo mientras las lágrimas empezaban a brotar.El lobo era orgulloso y solit
El carruaje se movía por el bosque, estando el sol dando sus últimos rayos por ése día y la pequeña niña que tenía su peluche sobre su regazo y ahora un parche blanco donde no tenía un ojo, miraba fijamente a ése hombre serio que guiaba a los caballos.El hombre, como era de poca paciencia, dio un suspiro profundo y miró a su compañera en ése viaje, con enojó.-¿Qué tanto me mirás, mocosa?Tu mirada ya me esta incomodando.- dijo el rubio, sin ocultar su fastidio.Lo único que le faltaba, sería que ésa niña lo empiece a ver como a un tonto humano que la quiere, así que mejor dejaba las cosas bien en claro desde ya.Sólo eran un depredador y su presa, nada más.-¿Por qué Esmeralda?- preguntó la pequeña.El hombre recordó que le dio ése nom