Una sola orden, una sola orden le dio el señor lobo y por distraerse, ahora Esmeralda se encontraba sola, en ése pueblo mientras las personas iban y venían sin parar y algunos la volteaban a ver.
Ahora se encontraba sentada en el suelo, afuera de un negocio mientras la noche se acercaba mas y mas.
Estaba asustada y no sabía que hacer, no sabía a dónde huir.
El lobo podía no ser el mejor ser pero le dio un techo donde vivir, comida deliciosa para comer y una calida cama donde dormir, pero ahora lo perdió todo por no hacerle caso, como siempre.Estuvo felíz por tener mucha ropa nueva y por éso se relajó mucho en ése lugar tan peligroso, en ése lugar repleto de personas.
-Señor lobo...
La pequeña sumergió su rostro entre sus brazos temblorosos de miedo mientras las lágrimas empezaban a brotar.
El lobo era orgulloso y solitario, seguro que no le daría importancia el haberla perdido y se iría sin mas, después de todo, ¿por qué alguien regresaría por alguien como ella?
-¿Qué pasa pequeña? ¿No sabes donde está tu mami?
Un frío recorrió el cuerpo de la niña y levantó la mirada para ver a dos guardias que vigilaban el pueblo.
Su respiración pareció detenerse, su corazón empezó a palpitar muy rápido y su cuerpo se puso a temblar aun mas de miedo.
Entre todos los humanos, quienes llevan uniformes son los que mas miedo daban.
-Tiene que venir con nosotros a nuestra estación, no esta muy lejos y seguro tu familia pasará por ti.
Varios niños se pierden con frecuencia.- habló el otro guardia que tenía mirada mas seria y era veterano.La ojiazul, intentó hacerse para atrás para alejarse de ésos hombres, pero estaba contra la pared así que no se movía mas.
No quería ir con ellos, eran aterradores, eran gente mala que se divierten con el sufrimiento ajeno, su sufrimiento.
Eran personas que no les importaba la vida de los demás mientras ellos puedan estar bien.-Tu cara le asusta.
Ven pequeña.El primer guardia que habló, lo volvió a hacer y a pesar de que se veía amable y tenía una sonrisa carismática, era quien más miedo le daba.
El hombre acercó su mano al de ella y la agarró, no pudiendo ni gritar ella del mismo miedo.
Quería gritar y pedir ayuda pero el miedo se lo impedía, además, no había nadie en quien pudiese confiar.
Ése sería su fín, su sufrimiento volvería a comenzar.
Alguien, agarró el brazo del guardia y el hombre levantó la mirada para ver a un tipo rubio de ojos azules que lucía algo enojado.
-Me disculpo, mi hija se alejó de mí.
Les prometo que no volverá a pasar.La pequeña levantó su mirada y vio al lobo con forma humana, dándole la espalda, protegiendola de ésas malas personas que le querían hacer dañó.
-¿Por qué parece tan asustada?- preguntó el veterano, con seriedad mientras su compañero soltaba a la niña tras ser soltado.
-Es la primera vez que se pierde, es normal que tenga tanto miedo sí no me ve.- respondió el rubio, mientras la niña se aferraba a su pierna derecha, no queriendo soltarlo.
Los guardias al ver que la niña parecía querer a ése hombre, dieron un suspiro aliviados.
-Tiene una hija muy bonita, me recuerda a mi nieta.
Y tras decir éso el mayor de los hombres, los guardias se retiraron para así el lobo feroz, mirar a ésa humana con enojó.
Una sola cosa le oredeno y una muy sencilla, pero no le hizo caso.
¿Tan difícil le era a ésa niña hacerle caso por una sola vez?
Listo para gritarle por no hacerle caso, vio como ella lo abrazaba asustada, con sus ojos cerrados y gruño.
No podía creer que estuvo corriendo por todo el pueblo, buscando a ésa humana que merecía ser disciplinada, pero aún así, decidía no hacerle nada.
Los años parecían estar volviendolo muy blando hasta con los humanos.
El hombre levantó la mirada para ver la vidriera detrás de la pequeña y gruño.
-Quédate aquí por un momento.
Es tu castigo por desobedecerme.Ordenó el ojiazul, separando a la asustada niña que nuevamente lo iba a abrazar pero el hombre ingresó a ése negocio.
La rubia miró a su alrededor y esta vez permaneció de pié, siguiendo la orden del lobo.
¿Por qué regresó por alguien como ella?
¿No sería mejor para él deshacerse de una carga como lo es ella?
Fue una niña mala que no e hizo caso y aún así no la quiso dejar atrás, ¿por qué?
La puerta del negocio se volvió a abrir y Esmeralda se dio media vuelta para recibir a un oso de peluche con una caperuza roja, de manera un tanto brusca.
La pequeña agarró el peluche, confundida y levantó la mirada para ver a ése orgulloso hombre, con la mirada en alto y enojado.
-Compre un carruaje y cuatro caballos, dos hembras y dos machos, antes de darme cuenta que me desobedeciste, para que nos sea mas fácil movernos.
Tú te harás cargo de ellos, así que camina que nos esperan y no digas nada por que no quiero oír tu molesta voz.- dijo el hombre, agarrando la mano de la niña y caminando al encuentro de su transporte.La pequeña que estaba sorprendida, viendo como ése hombre que le tomaba de la mano regresó por ella, agachó la mirada y la sumergió en la cabeza de su peluche, para llorar en silencio.
Estuvo tan asustada, pero él, el temible, orgulloso y solitario lobo feroz, regresó por ella y le tomaba de la mano para que no se vuelvan a separar.
Entonces, ¿por qué lloraba?
¿Eran lágrimas de tristeza por lo que acababa de suceder o... eran sus primeras lágrimas de felicidad?
El carruaje se movía por el bosque, estando el sol dando sus últimos rayos por ése día y la pequeña niña que tenía su peluche sobre su regazo y ahora un parche blanco donde no tenía un ojo, miraba fijamente a ése hombre serio que guiaba a los caballos.El hombre, como era de poca paciencia, dio un suspiro profundo y miró a su compañera en ése viaje, con enojó.-¿Qué tanto me mirás, mocosa?Tu mirada ya me esta incomodando.- dijo el rubio, sin ocultar su fastidio.Lo único que le faltaba, sería que ésa niña lo empiece a ver como a un tonto humano que la quiere, así que mejor dejaba las cosas bien en claro desde ya.Sólo eran un depredador y su presa, nada más.-¿Por qué Esmeralda?- preguntó la pequeña.El hombre recordó que le dio ése nom
Los primeros rayos de sol estaban resplandeciendo en ése nuevo día y Esmeralda ya estaba levantada, con un delantal algo grande puesto, guantes de hule y su cabello recogido algo mal en una coleta.Ése día, quería limpiar toda la casa del lobo como muestra de agradecimiento por todo lo que hizo por ella.Su madre le enseñó que sí alguien te cuida y ayuda como lo hizo el señor lobo hasta ahora, debía mostrarle lo agradecida que estaba y ¿qué mejor que limpiando ésa casa tan sucia y abandonada?Con cuidado, se acercó a la gran cama del hombre y asomó su cabeza para ver como él seguía completamente dormido, con su ceño fruncido y sus brazos cruzados.Una forma rara de dormir pero sí era cómoda para él, no le diría nada.Con cuidado, agarró su peluche, una linterna vieja que encontró y l
La lluvia caía, el viento era fuerte y gritos de dolor y sufrimiento se oían mientras que por el bosque, una mujer pelirroja, con ojos grises, vestido rojo y una caperuza blanca, corría con cara de pavor, cargando a una pequeña niña rubia, con una caperuza roja y sólo un ojo.Debía huir, alejarse lo máximo posible de ése lugar para darle a ésa inocente niña lo que se merecía, una vida normal, tranquila y alejada de todos los que la quieran herir.-¡Ya!Un gritó varonil se oyó no muy lejos, junto al sonido de caballos corriendo.La mujer abrazo con fuerzas a la pequeña y siguió corriendo.Perdió mucho en la vida, hizo cosas que quizás merezcan un castigo y lo aceptaba, pero ésa niña era inocente, no cargaba maldad ni pecado en ella, no merecía sufrir.La mujer se detuvo al estar al borde de u
La lluvia caía con algo de potencia en el pueblo humano, no habiendo señal de ninguno de los habitantes.Un relámpago resplandecio en el oscuro cielo y un hombre rubio que estaba un poco mojado, gruño bajo el pequeño techo de un negocio.-Sí venía sólo, seguro me hubiese evitado está molesta lluvia.- dijo el hombre, pasando su mano derecha por su cabello mojado.Estaba corto de suministros así que no le quedó mas opción que ir al pueblo humano para restablecerlo un poco.-Le dije que no quería venir, la culpa es suya.- dijo la pequeña que estaba a lado del hombre, con su ceño fruncido.Ella no quería salir ya que el cielo estaba nublado, pero ése lobo feroz es terco y la obligó a salir para que tomé algo de aire.-¡¿Mi culpa?! ¡¿Mi culpa?!No es mi culpa que por ti tengamos que ve
Un día tranquilo y algo caluroso se hacía presenté y el solitario lobo, se encontraba en su forma humana, acostado en el sofá de la sala, con sus ojos cerrados mientras disfrutaba la paz.La pequeña Esmeralda, se acercó lentamente al hombre y se arrodilló en el suelo, jugando con sus manos, algo nerviosa.-Señor Telence.- llamó la pequeña al hombre que fruncio el ceño.-Me vuelves a llamar así y despidete de tus cuerdas vocales, además, es Terence.- explicó, con fastidio.Adiós paz y tranquilidad, los iba a extrañar.-Señor lobo, ¿quiere jugar conmigo a algo?- preguntó la rubia, de manera tranquila.El hombre abrió sus ojos y la miró, creyendo que lo dijo de broma para molestar un poco pero no, ella lucía sería.-¿Qué me ves cara de querer jugar?- preguntó
El medio día se acercaba y nuevamente estaba lloviendo.En el solitario y arruinado castillo, el lobo con forma humanoide subía las escaleras hacía su habitación, con sus ojos amarillos del mismo enojó.Ésa cría humana lo ignoró cuando la llamó para desayunar y ahora casi estaba el almuerzo y no se levantaba.¿Dónde rayos creía que estaba que todavía no se levantaba?Ayer fue amable y le cumplió ése capricho de enseñarle a montar a caballo, pero que no se le suba a la cabeza, ésa era su casa y tenía que obedecer sus reglas, y una de ésas reglas era respetar cada hora de comer.
Una agradable mañana daba inició y el lobo feroz con forma humanoide, estaba todavía acostado, sintiendo el canto de las aves, la pereza de la mañana y la humedad en su cama.Nada era mejor que tener un agradable desper...Un momento, ¿cama húmeda?-¿Qué rayos?- preguntó el hombre mientras despertaba completamente, abría sus ojos y se sentaba en su cama, para perder toda la calma.Una gran mancha de algo mojando su cama, arruinó completamente su mañana.-¡Mocosa!Y los pájaros que cantaban, se fueron volando, asustados por el gritó
El feroz lobo caminaba lentamente por el bosque, con su respiración agitada y su mirada de depredador latente, tan aterradora en ése momento que hasta las aves de alrededor huían.Otros lobos se aliaron y le quisieron tender una trampa a él, el dueño de ése bosque, el ser más peligroso, para así tener su territorio pero logro acabar con todos, como siempre.Saliendo de la parte llena de árboles, diviso su hogar, donde en la entrada, en los tres escalones que había antes de la puerta principal, estaba sentada ésa niña humana, con su habitual caperuza roja puesta mientras abrazaba su tonto juguete de peluche.Se acercó más y más hasta quedar delante de ésa niña que lo ve