"Querida mamá del señor lobo, mucho gusto en conocerla; yo soy Esmeralda, bueno... de hecho es mi mami quien escribe la carta ya que yo no sé escribir.
Mi mami es la mejor del mundo y me dio la idea de escribir cartas para usted, a pesar de que el señor lobo dijo que no lo haga por ser una pérdida de tiempo y por el hecho de que no puedo mandar ninguna ya que no sé donde se encuentra, pero... lo siento, me desvíe del tema ya que estoy emocionada por ser la primer carta que le escribo a la mamá del señor lobo.
¿Cómo se encuentra usted?
Yo estoy muy bien, gracias al cuidado de mi mami y el señor lobo.
Seguramente s
Esmeralda se encontraba caminando por un lugar desolado, oscuro e invadido por neblina, pérdida.-¿Mami?... ¿Señor lobo?Con cuidado, caminaba en ése aterrador lugar, buscando a uno de sus tutores.-Señor lobo, si me oye, por favor, detenga a mi mami y no dejé que me asusté.- exclamó la pequeña.Entre el lobo con forma humanoide y la mujer que la cuidó, le daba más miedo la mujer, por conocerla bien.La pequeña oyó un raro ruido y se estremeció, dándose vuelta.-&iq
Alguien llamaba en la entrada y Esmeralda fue a atender al estar pasando cerca.Seguía teniendo miedo de los adultos, pero lo quería superar para ya no tener que vivir de su pasado.Al abrir la puerta, la niña vio a una mujer bonita, de cabello rubio con rulos hasta los hombros, ojos azules y que llevaba una túnica púrpura.-Yo... ¿aquí vive Terence?- preguntó la mujer, sorprendida por ver a ésa niña pequeña, que no mostraba extorsión alguna.Usualmente le suelen tener miedo, pero ésa niña... sentía algo diferente en ella.-Si, el señor lobo ahora es mi papá.- respon
En el bosque, no hay presa más fácil de capturar para un lobo, que una dulce niña indefensa que jugaba con las flores, de espalda.Sigilosamente, perdiéndose el sonido de sus pasos en el aire, la bestia se acercó a ésa niña rubia que recogía flores, de cuclillas.Preparando sus manos, abrió sus dedos mientras pequeñas garras surgían y en su boca, sus colmillos nacían.No era algo personal, era la supervivencia del más fuerte, en ése caso, él.Listo para atacar, la niña se volteó, viendo a un niño pelirrojo, con piel algo bronceada y ojos grises.-Hola, soy Esm
El tiempo es algo pasajero y cuando alguien lo disfruta, parece pasar a mayor velocidad. Tan sólo parecía que ayer, Terence vio por primera vez a Esmeralda, con la mirada sin ganas de vivir, en aquella noche de lluvia y ahora, la tenía delante de él, con la mirada inocente de una niña de su edad, sonriendo con alegría mientras estrenaba su uniforme de la escuela. -¿Qué tal me veo? ¿Linda? ¿Muy linda? ¿Hermosa? ¿Preciosa? ¿Cómo una adulta bella y responsable?- preguntó la pequeña, con entusiasmo. El lobo con forma humanoide, por un leve segundo se vio triste, pero pronto fingió fastidio. -No sé porque me preguntas, yo te veo igual de fea que siempre, pero con otros trapos.- respondió el rubio, mientras la niña lo veía con enojó.
La tormenta era fuerte, las ramas de los árboles eran sacudidas y el cielo resplandecia una y otra vez, pero aun así, una pequeña silueta caminaba por el bosque, en el peligroso territorio de los lobos, con la cabeza gacha.Entre las oscuras sombras de unos árboles, un par de aterradores ojos vieron a la humana.El lobo, el rey de los lobos, clavo sus garras en la tierra mojada, abrió levemente su hocico, revelando sus grandes y peligrosos colmillos y salió al ataque.Sólo era una niña, no tenía posibilidades de huir de el.-¡Grrrrrr!El lobo gruño, mostrando sus feroces colmillos, deteniendose delante de la
En un gran castillo, algo aterrador, la niña se encontraba en una habitación que parecía ser una oficina, sentada en el sofá negro, mirando en dirección del fuego de la chimenea que había, estando tapada con una manta.El hombre que decía ser el lobo, le aseguro que ése era su castillo, el lugar donde ella sería felíz para luego poder comerla.¿Entonces ésos rumores qué el lobo feroz se podía convertir en humano, eran reales?La puerta de la habitación se abrió y la niña se arrodilló en el sofá y volteó, para ver al hombre que la acogió, recién bañado, con una bata puesta y una toalla sobre su cabeza.
Era un día algo caluroso, los pájaros cantaban, las plantas seguían mojadas por la lluvia de la noche anterior y en el misterioso y abandonado castillo que yacía en lo profundo del bosque, el solitario hombre que decía ser el lobo feroz, estaba acostado en un sofá gris de la sala, en completa oscuridad, disfrutando de la paz.A muchos les gustaba dormir cuando llovía pero a él, luego de la lluvia.El hombre sintió como luz entró a su casa y abrió sus ojos molestó antes de sentarse y ver como ésa niña humana abrió las cortinas de una ventana.-¿Qué crees que haces, mocosa?- preguntó, enojado y esperando una explicación.Ésa niña era muy silenciosa y en gran parte de ése día ni la notó, pero ahora sí y le molestaba.El hombre, se deshizo de su enojó y miró con sorp
Por el bosque, el lobo feroz caminaba a pasó rápido en su forma humana, teniendo mirada sería.No podía creer que él, un orgulloso alfa tenga que ir a comprar ropa con una niña humana que no valora su vida.¿Por qué hacía éso exactamente?El comerla mientras ella sea felíz o infeliz no cambiaba en nada.El hombre se detuvo al no oír pasos cerca suyo y vio como ésa niña humana se acercaba corriendo, ya cansada.El lobo la miró con despreció y dio un suspiro antes de acercarse y alzarla en sus brazos, dando ella un suspiro de alivió.-Sí sabía que eras tan lenta, no iba a ir a ése tonto pueblo llenó de inútiles humanos.- dijo el rubio, para nada de buen humor.La pequeña que vestía ropa de niño, pantalones azules y una remera blanca y aún así llevando s