Terence buscaba en ése ruidoso pueblo humano, un lugar donde pudiese encontrar alguna niñera para Esmeralda.
Ya había salido hace casi una hora y nada.
Podía preguntarle a algún humano, pero su orgullo se lo impedía.
-Señor Terence.
El lobo con forma humanoide oyó como fue llamado y volteó para ver a aquella mujer que la ayudó a elegir un regaló para Esmeralda la otra vez, regaló que ésa mocosa mal agradecida no había usado hasta ahora.
-Hola… ¿señora de las caperuzas?- saludo el hombre, sin ocultar su fastidio.
No tenía ganas de lidiar con nadie, sobretodo con una humana tan rara como ésa.
-Me llamó Ruby.- se presentó la mujer con una gran sonrisa amable mientras le extendía su mano a Terence, para saludarlo.
-Ah.- dijo el hombre, evadiendola.
La mujer, tuvo un leve ti
Un lobo solitario y amargado, temido por todos y autoproclamado como el rey de los lobos, el guardián de ésas tierras que muchos otros lobos querían poseer.Las relaciones eran una pérdida de tiempo, tener el más mínimo afecto por alguien, no era nada más que una abertura hacía la debilidad.Dormir, pelear, cazar, proteger su territorio y disfrutar de su paz era todo lo que él necesitaba, todo lo que quería, hasta que la conoció a ella.Fue en un día de tormenta, estando la noche cerca y él explorando su territorio para asegurarse de que ningún invasor haga de las suyas, que la conoció a ella.Ésa niña no tenía
Terence iba caminando por el bosque, listo para adquirir su forma de lobo en un lugar donde nadie lo viese, pero todavía no lo hacía al no estar tan lejos del pueblo y por sentir a alguien que lo seguía.-Mocosa, ya sé que me estás siguiendo.- dijo el lobo con forma humanoide, volteando, muy enojado.De detrás de un árbol, salió una nerviosa Esmeralda, con su mirada gacha y con sus manos detrás de su espalda.-¿A dónde vamos?- pregunto de manera inocente, mientras levantaba la mirada hacia el hombre.Terence, cerró sus ojos, conteniendo su enojó.Debía admitir que era elogiable el hecho
Era la hora de almorzar y Terence comía junto a Esmeralda y la nueva empleada, Ruby, a quien permitía comer con ellos.-¿Todavía no te gustan las zanahorias?- preguntó el lobo con forma humanoide, viendo como la pequeña había separado las zanahorias de las demás cosas de su plato.La primera vez que Esmeralda comió zanahoria, la vio hasta lagrimear, pero aún así comió lo que tenía en la boca y dejó lo demás.Realmente no le dio importancia ya que todo el mundo puede tener algo que no le gusta comer, por lo que dejó de comprar zanahorias, pero al parecer ésa mujer humana volvió a comprarlas y las ponía en la comida.
"Querida mamá del señor lobo, mucho gusto en conocerla; yo soy Esmeralda, bueno... de hecho es mi mami quien escribe la carta ya que yo no sé escribir.Mi mami es la mejor del mundo y me dio la idea de escribir cartas para usted, a pesar de que el señor lobo dijo que no lo haga por ser una pérdida de tiempo y por el hecho de que no puedo mandar ninguna ya que no sé donde se encuentra, pero... lo siento, me desvíe del tema ya que estoy emocionada por ser la primer carta que le escribo a la mamá del señor lobo.¿Cómo se encuentra usted?Yo estoy muy bien, gracias al cuidado de mi mami y el señor lobo.Seguramente s
Esmeralda se encontraba caminando por un lugar desolado, oscuro e invadido por neblina, pérdida.-¿Mami?... ¿Señor lobo?Con cuidado, caminaba en ése aterrador lugar, buscando a uno de sus tutores.-Señor lobo, si me oye, por favor, detenga a mi mami y no dejé que me asusté.- exclamó la pequeña.Entre el lobo con forma humanoide y la mujer que la cuidó, le daba más miedo la mujer, por conocerla bien.La pequeña oyó un raro ruido y se estremeció, dándose vuelta.-&iq
Alguien llamaba en la entrada y Esmeralda fue a atender al estar pasando cerca.Seguía teniendo miedo de los adultos, pero lo quería superar para ya no tener que vivir de su pasado.Al abrir la puerta, la niña vio a una mujer bonita, de cabello rubio con rulos hasta los hombros, ojos azules y que llevaba una túnica púrpura.-Yo... ¿aquí vive Terence?- preguntó la mujer, sorprendida por ver a ésa niña pequeña, que no mostraba extorsión alguna.Usualmente le suelen tener miedo, pero ésa niña... sentía algo diferente en ella.-Si, el señor lobo ahora es mi papá.- respon
En el bosque, no hay presa más fácil de capturar para un lobo, que una dulce niña indefensa que jugaba con las flores, de espalda.Sigilosamente, perdiéndose el sonido de sus pasos en el aire, la bestia se acercó a ésa niña rubia que recogía flores, de cuclillas.Preparando sus manos, abrió sus dedos mientras pequeñas garras surgían y en su boca, sus colmillos nacían.No era algo personal, era la supervivencia del más fuerte, en ése caso, él.Listo para atacar, la niña se volteó, viendo a un niño pelirrojo, con piel algo bronceada y ojos grises.-Hola, soy Esm
El tiempo es algo pasajero y cuando alguien lo disfruta, parece pasar a mayor velocidad. Tan sólo parecía que ayer, Terence vio por primera vez a Esmeralda, con la mirada sin ganas de vivir, en aquella noche de lluvia y ahora, la tenía delante de él, con la mirada inocente de una niña de su edad, sonriendo con alegría mientras estrenaba su uniforme de la escuela. -¿Qué tal me veo? ¿Linda? ¿Muy linda? ¿Hermosa? ¿Preciosa? ¿Cómo una adulta bella y responsable?- preguntó la pequeña, con entusiasmo. El lobo con forma humanoide, por un leve segundo se vio triste, pero pronto fingió fastidio. -No sé porque me preguntas, yo te veo igual de fea que siempre, pero con otros trapos.- respondió el rubio, mientras la niña lo veía con enojó.