En un gran castillo, algo aterrador, la niña se encontraba en una habitación que parecía ser una oficina, sentada en el sofá negro, mirando en dirección del fuego de la chimenea que había, estando tapada con una manta.
El hombre que decía ser el lobo, le aseguro que ése era su castillo, el lugar donde ella sería felíz para luego poder comerla.
¿Entonces ésos rumores qué el lobo feroz se podía convertir en humano, eran reales?
La puerta de la habitación se abrió y la niña se arrodilló en el sofá y volteó, para ver al hombre que la acogió, recién bañado, con una bata puesta y una toalla sobre su cabeza.
-¿Aun no te duermes, mocosa?- preguntó el hombre, viendo a la mirada apagada y muy inquietante de ésa niña.
-Señor lobo, el hecho de que me permito conocer un castillo y me haya obligado a bañarme primero mientras usted corría el riesgo de enfermar, me hace muy felíz, ya puede convertirse en monstruo y devorarme.- exclamó la pequeña sin mostrar ningún tipo de expresión.
El hombre, gruño levemente mientras fruncia el ceño.
Ésa pequeña era una descarada para decir tal cosa con la mirada tan apagada y muerta.
Con fastidio, se acercó a la niña que extendió sus brazos y cerró su ojo, como esperando ser devorada pero sólo fue alzada.
-Ya es tardé, debés dormir.
Y la pequeña abrió el ojo mientras suspiraba agotada por no lograr su objetivo mientras el hombre la llevaba alzada, posiblemente a una habitación.
Cuando llegó, no le dio importancia pero ahora veía que el castillo del lobo parecía abandonado, lleno de telarañas, polvo, paredes despintadas de su color gris y hasta moho en algunas partes, siendo la oficina el único lugar medio limpió de la mansión.
Bien que era de muy de noche pero el lugar estaba muy oscuro y no había señal de que alguien mas viva.
El hombre abrió una puerta que hizo un chirrido molestó, para verse en la habitación una gran cama.
El rubio pasó y cerró la habitación antes de acercarse a la cama y bajar a la niña.
-Bueno... no sé como le hagan lo niños pero no me importa, sólo cállate y duerme, ¿entiendes?
El hombre estiró sus brazos, algo agotado mientras que la niña que estaba arrodillada en la cama, se dio cuenta de lo que sucedía y se paró, lista para irse.
-¿Qué sucede? ¿A dónde crees que vas?- preguntó el ojiazul, con el ceño fruncido.
La pequeña, lo miró con seriedad, mas de lo usual.
-Iré a dormir al sofá de la habitación de hoy, no quiero pasar la noche, acostada con un hombre que apesta a perro mojado.
Y en ése momento, la mirada del dueño del castillo quedó en blanco.
¿Qué fue lo que le dijo ésa pequeña mocosa?
-A la cama, es una orden.
Y nuevamente volvió a hablar con la voz aterradora que usaba cuando era lobo mientras sus ojos se tornaban amarillos.
Ningún humano le hablaría así al rey del bosque, al temible lobo feroz.
-No quiero.- se atrevió a responder la niña, sin inmutarse mientras fruncia el ceño y le hacía frente al hombre.
El de ojos amarillos sonrió de manera malvada, muy molestó.
Los niños humanos son un dolor de cabeza, no como los lobos que siempre obedecen al líder, al alfa.
Un par de minutos después.
La pequeña niña estaba profundamente dormida, en la cama mientras el hombre estaba a su lado, leyendo un libro, teniendo anteojos puestos.
Por suerte, la niña humana estaba tan cansada que se cayó dormida, no teniendo que alargarse la discusión.
El hombre apartó la mirada de su libro y miró a la pequeña que se movía, como sí tuviese una terrible pesadilla.
Con cuidado, acercó su mano y se puso a darle palmadas a la niña que se fue calmando.
-Los humanos son tan asquerosos.
¿Cómo se atreven a dañar a su cría de está manera?Su simple existencia es una molestia.Susurro, con el ceño fruncido mientras veía a la niña y el sueño también empezaba a llegarle.
Ya era hora de que él también duerma un poco.
..
Al amanecer.La niña, abrió su ojo al sentir un aroma delicioso y se sentó para mirar en dirección de la puerta que estaba abierta.
Se levantó de la cama y fue rumbo en busca de ése delicioso aroma.
No conocía la mansión y se podía perder fácilmente, pero en ése momento tenía dos guías, su nariz y su panza.
Bajo las escaleras, pasó una habitación, otra mas, luego otra mas y así por un rato hasta que llegó a su objetivo, donde el hombre estaba, sentado delante de una gran mesa, desayunando.
-Siéntate y come en silencio.- ordenó, sin mirar a la niña.
La de ojo azul, lo miró con sorpresa pero no dijo nada y se acercó a la mesa para tomar asiento, a lado del dueño del lugar para así desayunar.
La niña agarró el tenedor de manera un tanto torpe, lo llevó al plato y luego lo levantó para probar su desayuno y lagrimear, alterando al hombre que la vio.
¿Por qué lloraba?
La niña se puso a comer de manera rápida, haciendo que el rubio entienda todo y sienta algo de lástima.
¿Cuándo habrá sido la última vez que comió algo?
Con una sonrisa en su rostro, continuó desayunando.
-Come tranquila, hay mas sí quieres.
Quizás él nunca pasó hambre y no entendía lo que la niña sentía, pero haría lo posible para que nunca mas vuelva a sufrir éso, después de todo, alimentarla era un paso para que ella sea felíz.
Era un día algo caluroso, los pájaros cantaban, las plantas seguían mojadas por la lluvia de la noche anterior y en el misterioso y abandonado castillo que yacía en lo profundo del bosque, el solitario hombre que decía ser el lobo feroz, estaba acostado en un sofá gris de la sala, en completa oscuridad, disfrutando de la paz.A muchos les gustaba dormir cuando llovía pero a él, luego de la lluvia.El hombre sintió como luz entró a su casa y abrió sus ojos molestó antes de sentarse y ver como ésa niña humana abrió las cortinas de una ventana.-¿Qué crees que haces, mocosa?- preguntó, enojado y esperando una explicación.Ésa niña era muy silenciosa y en gran parte de ése día ni la notó, pero ahora sí y le molestaba.El hombre, se deshizo de su enojó y miró con sorp
Por el bosque, el lobo feroz caminaba a pasó rápido en su forma humana, teniendo mirada sería.No podía creer que él, un orgulloso alfa tenga que ir a comprar ropa con una niña humana que no valora su vida.¿Por qué hacía éso exactamente?El comerla mientras ella sea felíz o infeliz no cambiaba en nada.El hombre se detuvo al no oír pasos cerca suyo y vio como ésa niña humana se acercaba corriendo, ya cansada.El lobo la miró con despreció y dio un suspiro antes de acercarse y alzarla en sus brazos, dando ella un suspiro de alivió.-Sí sabía que eras tan lenta, no iba a ir a ése tonto pueblo llenó de inútiles humanos.- dijo el rubio, para nada de buen humor.La pequeña que vestía ropa de niño, pantalones azules y una remera blanca y aún así llevando s
Una señora de edad algo avanzada, rellenita, con cabello pelirrojo y anteojos, vio como un apuesto hombre alto, rubio y de ojos azules, se acercaba a su negoció, cargando a una pequeña niña rubia, con ojos azules y que tenía uno cerrado.-Buenas tardes, ¿venden ropa para moc... niñas de su edad?- preguntó el hombre, intentando sonar educado.No podía permitir que los humanos de ése pueblo descubran quien es en verdad, así que actuaría como uno de ellos.No podía creer que estaba haciendo éso, sólo por una patética cria humana que fue abandonada.-Sí, tenemos ropa para niños y grandes.- respondió la señora, de manera amable.El lobo con forma humanoide al oír éso, bajo a la pequeña que de manera asustada, se ocultó detrás de él.La mujer al creer que la niñ
Una sola orden, una sola orden le dio el señor lobo y por distraerse, ahora Esmeralda se encontraba sola, en ése pueblo mientras las personas iban y venían sin parar y algunos la volteaban a ver.Ahora se encontraba sentada en el suelo, afuera de un negocio mientras la noche se acercaba mas y mas.Estaba asustada y no sabía que hacer, no sabía a dónde huir.El lobo podía no ser el mejor ser pero le dio un techo donde vivir, comida deliciosa para comer y una calida cama donde dormir, pero ahora lo perdió todo por no hacerle caso, como siempre.Estuvo felíz por tener mucha ropa nueva y por éso se relajó mucho en ése lugar tan peligroso, en ése lugar repleto de personas.-Señor lobo...La pequeña sumergió su rostro entre sus brazos temblorosos de miedo mientras las lágrimas empezaban a brotar.El lobo era orgulloso y solit
El carruaje se movía por el bosque, estando el sol dando sus últimos rayos por ése día y la pequeña niña que tenía su peluche sobre su regazo y ahora un parche blanco donde no tenía un ojo, miraba fijamente a ése hombre serio que guiaba a los caballos.El hombre, como era de poca paciencia, dio un suspiro profundo y miró a su compañera en ése viaje, con enojó.-¿Qué tanto me mirás, mocosa?Tu mirada ya me esta incomodando.- dijo el rubio, sin ocultar su fastidio.Lo único que le faltaba, sería que ésa niña lo empiece a ver como a un tonto humano que la quiere, así que mejor dejaba las cosas bien en claro desde ya.Sólo eran un depredador y su presa, nada más.-¿Por qué Esmeralda?- preguntó la pequeña.El hombre recordó que le dio ése nom
Los primeros rayos de sol estaban resplandeciendo en ése nuevo día y Esmeralda ya estaba levantada, con un delantal algo grande puesto, guantes de hule y su cabello recogido algo mal en una coleta.Ése día, quería limpiar toda la casa del lobo como muestra de agradecimiento por todo lo que hizo por ella.Su madre le enseñó que sí alguien te cuida y ayuda como lo hizo el señor lobo hasta ahora, debía mostrarle lo agradecida que estaba y ¿qué mejor que limpiando ésa casa tan sucia y abandonada?Con cuidado, se acercó a la gran cama del hombre y asomó su cabeza para ver como él seguía completamente dormido, con su ceño fruncido y sus brazos cruzados.Una forma rara de dormir pero sí era cómoda para él, no le diría nada.Con cuidado, agarró su peluche, una linterna vieja que encontró y l
La lluvia caía, el viento era fuerte y gritos de dolor y sufrimiento se oían mientras que por el bosque, una mujer pelirroja, con ojos grises, vestido rojo y una caperuza blanca, corría con cara de pavor, cargando a una pequeña niña rubia, con una caperuza roja y sólo un ojo.Debía huir, alejarse lo máximo posible de ése lugar para darle a ésa inocente niña lo que se merecía, una vida normal, tranquila y alejada de todos los que la quieran herir.-¡Ya!Un gritó varonil se oyó no muy lejos, junto al sonido de caballos corriendo.La mujer abrazo con fuerzas a la pequeña y siguió corriendo.Perdió mucho en la vida, hizo cosas que quizás merezcan un castigo y lo aceptaba, pero ésa niña era inocente, no cargaba maldad ni pecado en ella, no merecía sufrir.La mujer se detuvo al estar al borde de u
La lluvia caía con algo de potencia en el pueblo humano, no habiendo señal de ninguno de los habitantes.Un relámpago resplandecio en el oscuro cielo y un hombre rubio que estaba un poco mojado, gruño bajo el pequeño techo de un negocio.-Sí venía sólo, seguro me hubiese evitado está molesta lluvia.- dijo el hombre, pasando su mano derecha por su cabello mojado.Estaba corto de suministros así que no le quedó mas opción que ir al pueblo humano para restablecerlo un poco.-Le dije que no quería venir, la culpa es suya.- dijo la pequeña que estaba a lado del hombre, con su ceño fruncido.Ella no quería salir ya que el cielo estaba nublado, pero ése lobo feroz es terco y la obligó a salir para que tomé algo de aire.-¡¿Mi culpa?! ¡¿Mi culpa?!No es mi culpa que por ti tengamos que ve