Los primeros rayos de sol estaban resplandeciendo en ése nuevo día y Esmeralda ya estaba levantada, con un delantal algo grande puesto, guantes de hule y su cabello recogido algo mal en una coleta.
Ése día, quería limpiar toda la casa del lobo como muestra de agradecimiento por todo lo que hizo por ella.
Su madre le enseñó que sí alguien te cuida y ayuda como lo hizo el señor lobo hasta ahora, debía mostrarle lo agradecida que estaba y ¿qué mejor que limpiando ésa casa tan sucia y abandonada?
Con cuidado, se acercó a la gran cama del hombre y asomó su cabeza para ver como él seguía completamente dormido, con su ceño fruncido y sus brazos cruzados.
Una forma rara de dormir pero sí era cómoda para él, no le diría nada.
Con cuidado, agarró su peluche, una linterna vieja que encontró y l
La lluvia caía, el viento era fuerte y gritos de dolor y sufrimiento se oían mientras que por el bosque, una mujer pelirroja, con ojos grises, vestido rojo y una caperuza blanca, corría con cara de pavor, cargando a una pequeña niña rubia, con una caperuza roja y sólo un ojo.Debía huir, alejarse lo máximo posible de ése lugar para darle a ésa inocente niña lo que se merecía, una vida normal, tranquila y alejada de todos los que la quieran herir.-¡Ya!Un gritó varonil se oyó no muy lejos, junto al sonido de caballos corriendo.La mujer abrazo con fuerzas a la pequeña y siguió corriendo.Perdió mucho en la vida, hizo cosas que quizás merezcan un castigo y lo aceptaba, pero ésa niña era inocente, no cargaba maldad ni pecado en ella, no merecía sufrir.La mujer se detuvo al estar al borde de u
La lluvia caía con algo de potencia en el pueblo humano, no habiendo señal de ninguno de los habitantes.Un relámpago resplandecio en el oscuro cielo y un hombre rubio que estaba un poco mojado, gruño bajo el pequeño techo de un negocio.-Sí venía sólo, seguro me hubiese evitado está molesta lluvia.- dijo el hombre, pasando su mano derecha por su cabello mojado.Estaba corto de suministros así que no le quedó mas opción que ir al pueblo humano para restablecerlo un poco.-Le dije que no quería venir, la culpa es suya.- dijo la pequeña que estaba a lado del hombre, con su ceño fruncido.Ella no quería salir ya que el cielo estaba nublado, pero ése lobo feroz es terco y la obligó a salir para que tomé algo de aire.-¡¿Mi culpa?! ¡¿Mi culpa?!No es mi culpa que por ti tengamos que ve
Un día tranquilo y algo caluroso se hacía presenté y el solitario lobo, se encontraba en su forma humana, acostado en el sofá de la sala, con sus ojos cerrados mientras disfrutaba la paz.La pequeña Esmeralda, se acercó lentamente al hombre y se arrodilló en el suelo, jugando con sus manos, algo nerviosa.-Señor Telence.- llamó la pequeña al hombre que fruncio el ceño.-Me vuelves a llamar así y despidete de tus cuerdas vocales, además, es Terence.- explicó, con fastidio.Adiós paz y tranquilidad, los iba a extrañar.-Señor lobo, ¿quiere jugar conmigo a algo?- preguntó la rubia, de manera tranquila.El hombre abrió sus ojos y la miró, creyendo que lo dijo de broma para molestar un poco pero no, ella lucía sería.-¿Qué me ves cara de querer jugar?- preguntó
El medio día se acercaba y nuevamente estaba lloviendo.En el solitario y arruinado castillo, el lobo con forma humanoide subía las escaleras hacía su habitación, con sus ojos amarillos del mismo enojó.Ésa cría humana lo ignoró cuando la llamó para desayunar y ahora casi estaba el almuerzo y no se levantaba.¿Dónde rayos creía que estaba que todavía no se levantaba?Ayer fue amable y le cumplió ése capricho de enseñarle a montar a caballo, pero que no se le suba a la cabeza, ésa era su casa y tenía que obedecer sus reglas, y una de ésas reglas era respetar cada hora de comer.
Una agradable mañana daba inició y el lobo feroz con forma humanoide, estaba todavía acostado, sintiendo el canto de las aves, la pereza de la mañana y la humedad en su cama.Nada era mejor que tener un agradable desper...Un momento, ¿cama húmeda?-¿Qué rayos?- preguntó el hombre mientras despertaba completamente, abría sus ojos y se sentaba en su cama, para perder toda la calma.Una gran mancha de algo mojando su cama, arruinó completamente su mañana.-¡Mocosa!Y los pájaros que cantaban, se fueron volando, asustados por el gritó
El feroz lobo caminaba lentamente por el bosque, con su respiración agitada y su mirada de depredador latente, tan aterradora en ése momento que hasta las aves de alrededor huían.Otros lobos se aliaron y le quisieron tender una trampa a él, el dueño de ése bosque, el ser más peligroso, para así tener su territorio pero logro acabar con todos, como siempre.Saliendo de la parte llena de árboles, diviso su hogar, donde en la entrada, en los tres escalones que había antes de la puerta principal, estaba sentada ésa niña humana, con su habitual caperuza roja puesta mientras abrazaba su tonto juguete de peluche.Se acercó más y más hasta quedar delante de ésa niña que lo ve
Un hombre con barba y bigotes, de cabello castaño, ojos azules, vestido de leñador y de gran altura, caminaba por el bosque con un rifle en manos.Se dice que en ése bosque nadie dentra por que es acechado por un temible lobo solitario que reclamó todo el lugar como parte de su territorio.Cuando era niño la historia decía que era el territorio de una bruja, pero ahora al parecer la historia fue cambiada y era un lobo.No sabía cual era verdad o sí una lo era, lo único que sabía es que era su deber acabar con cualquier posible amenaza que pueda acercarse a su familia un día.El hombre oyó leves sonidos y camino lentamente, evitando hacer ruido mientras
Una fuerte tormenta había dado inició, el viento era muy violento y el cielo era ilimitado una y otra vez.En ése punto la luz había cortado y el lobo feroz caminaba por su casa, con expresión seria y hasta algo de fastidio, con una vela que imulinaba levemente su camino.-Mocosa, fue sólo una broma, esta tormenta no la ocasiona ninguna malvada bruja que va tras las niñas que no quisieron comer todas sus verduras, llegandole de atrás en la oscuridad, rodeandole con sus manos, acariciando sus rostros con sus largas uñas para luego meterlas a una bolsa, llevársela a su casa y comerlas, siendo el viento, los estruendo y los rayos, el camuflaje perfecto para que nadie oiga los gritos de socorro de las niñas.- dijo el hombre, aguantando un poco la risa.Sólo se lo dijo por que no quiso terminar de comer todas sus verduras, pero casi al instante comenzó ésa tormenta y la