El feroz lobo caminaba lentamente por el bosque, con su respiración agitada y su mirada de depredador latente, tan aterradora en ése momento que hasta las aves de alrededor huían.
Otros lobos se aliaron y le quisieron tender una trampa a él, el dueño de ése bosque, el ser más peligroso, para así tener su territorio pero logro acabar con todos, como siempre.
Saliendo de la parte llena de árboles, diviso su hogar, donde en la entrada, en los tres escalones que había antes de la puerta principal, estaba sentada ésa niña humana, con su habitual caperuza roja puesta mientras abrazaba su tonto juguete de peluche.
Se acercó más y más hasta quedar delante de ésa niña que lo ve
Un hombre con barba y bigotes, de cabello castaño, ojos azules, vestido de leñador y de gran altura, caminaba por el bosque con un rifle en manos.Se dice que en ése bosque nadie dentra por que es acechado por un temible lobo solitario que reclamó todo el lugar como parte de su territorio.Cuando era niño la historia decía que era el territorio de una bruja, pero ahora al parecer la historia fue cambiada y era un lobo.No sabía cual era verdad o sí una lo era, lo único que sabía es que era su deber acabar con cualquier posible amenaza que pueda acercarse a su familia un día.El hombre oyó leves sonidos y camino lentamente, evitando hacer ruido mientras
Una fuerte tormenta había dado inició, el viento era muy violento y el cielo era ilimitado una y otra vez.En ése punto la luz había cortado y el lobo feroz caminaba por su casa, con expresión seria y hasta algo de fastidio, con una vela que imulinaba levemente su camino.-Mocosa, fue sólo una broma, esta tormenta no la ocasiona ninguna malvada bruja que va tras las niñas que no quisieron comer todas sus verduras, llegandole de atrás en la oscuridad, rodeandole con sus manos, acariciando sus rostros con sus largas uñas para luego meterlas a una bolsa, llevársela a su casa y comerlas, siendo el viento, los estruendo y los rayos, el camuflaje perfecto para que nadie oiga los gritos de socorro de las niñas.- dijo el hombre, aguantando un poco la risa.Sólo se lo dijo por que no quiso terminar de comer todas sus verduras, pero casi al instante comenzó ésa tormenta y la
En el pueblo humano.El lobo con forma humanoide se encontraba en una panadería, con cara de disgusto al ver que exactamente cuando llegó, la mujer que atendía subió el precio de las cosas y fingió que era lo más normal del mundo.Tenía el suficiente dinero para pagar pero no podía aceptar éso.No era para presumir pero sabía que su apariencia era muy atractiva y no usarlo sería un desperdicio.Por suerte la cría humana se quedó en el carruaje con los caballos y no lo vería hacer éso.Acercándose a &
Lobo con forma humanoide y niña humana iban de regresó a casa, caminando tranquilamente los caballos que movían el carruaje.El silencio era hasta algo incómodo para Esmeralda que como todo niño, ya estaba muy aburrida por tanta calma.-Señor lobo, ¿está enojado?- preguntó la pequeña, mirando al rubio.-No.- respondió el hombre de manera seca y cortante, con su ceño fruncido.Claro que estaba enojado con ésa niña por ser tan pequeña y ya andar seduciendo a niños.Los niños humanos de hoy en d&
Por el bosque corría una niña con caperuza roja, lo mas rápido que podía mientras era seguida por dos grandes lobos, uno un poco mas grande que el otro.La verdad podían calzarla cuando quieran pero era tan divertido ver correr a su presa, intentando cuidar su patética vida, intentando negar que ése era su fín.La niña se detuvo al estar delante de una gran roca, sin salida ni escapatoria de sus cazadores.Volteo mientras recuperaba el aliento luego de tanto correr y vio a ésas bestias mirandola con hambre.Bueno, ya no tenía donde huir y aceptaba su destino, después de todo, renunció a su vida hace tiempo, cuando fue separada de su madre, pero… sería algo bueno que pudiese despedirse del señor lobo y darle las gracias por devolverle por un momento, un poco las ganas de vivir.-¿Por qué tu mirada no refleja miedo
Esmeralda se encontraba caminando por ésa inmensa casa, yendo de un lugar a otro, buscando algo.El lobo estaba acostado en el sofá de la sala, disfrutando la tranquilidad hasta que sintió como ésa niña se acercaba y fruncio el ceño.-Señor lobo, ¿dónde escondió mi peluche?- preguntó la pequeña, revelando qué era lo que buscaba.-No sé.- respondió el hombre de manera cortante.No tenía ganas de lidiar con ésa niña ahora, sólo quería disfrutar de su paz.La pequeña al ver que el hombre no le daba atención en lo mas mínimo, fruncio el ceño, apretó sus puños y le dio un golpe al hombre en las costillas.-¡Oye! ¡Que yo no fui esta vez, mocosa!¡A lo mejor tu tonto peluche se aburrió de ti, cobró vida y se fue lejos para no volver
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes?No importa tu respuesta por que lo que hoy es un vago recuerdo, mañana puede ser otro recuerdo olvidado ya que el cerebro se deshace de la información innecesaria.La mayoría de las personas no recuerdan su primer palabra pronunciada, su primer regalo, su primer regaño, su primer golpe, su primera risa, todo con el tiempo queda en el olvido ya que no es algo útil, y aveces olvidar puede ser bueno, puede ser lo mejor para aquellos que no quieren dejar de vivir del pasado.La lluvia una vez más caía y esta vez Esmeralda se encontraba sola en casa, sentada en los primeros escalones que daban al siguiente piso, viendo fijamente la puerta principal que estaba a unos metros de ella.La pequeña sintió como algo se acercó a ella y agachó la mirada para ver a una pequeña rata que no le asustó.-Señor rata, s
Terence estaba acostado en el sofá, con sus brazos detrás de su cabeza y con sus ojos cerrados, disfrutando de la paz.Lo que más le gustaba de vivir alejado de todos era el silencio, pero todo lo bueno tiene algo malo y éso era un largo y fastidioso viaje cada vez que necesitaba algo.-¡Jojojojojo!La risa de una niña, intentando sonar gruesa se oyó y el hombre lo ignoró, intentando que su mundo de paz no sea derrumbado por alguien que ni siquiera sabe atar agujetas.La pequeña al ser ignorada, se acercó sigilosamente a lado del hombre, acercó su rostro al oído de él y lo hizo.-¡Jojojojo!Rió más fuerte que antes, aturdiendo al rubio que se sentó, intentando contener su enojó.¿Alguien le podía recordar por qué no dejó que se la lleven?Abriendo los ojos, listo para darle un s