Esmeralda se encontraba caminando por ésa inmensa casa, yendo de un lugar a otro, buscando algo.
El lobo estaba acostado en el sofá de la sala, disfrutando la tranquilidad hasta que sintió como ésa niña se acercaba y fruncio el ceño.
-Señor lobo, ¿dónde escondió mi peluche?- preguntó la pequeña, revelando qué era lo que buscaba.
-No sé.- respondió el hombre de manera cortante.
No tenía ganas de lidiar con ésa niña ahora, sólo quería disfrutar de su paz.
La pequeña al ver que el hombre no le daba atención en lo mas mínimo, fruncio el ceño, apretó sus puños y le dio un golpe al hombre en las costillas.
-¡Oye! ¡Que yo no fui esta vez, mocosa!
¡A lo mejor tu tonto peluche se aburrió de ti, cobró vida y se fue lejos para no volver¿Cuál es el primer recuerdo que tienes?No importa tu respuesta por que lo que hoy es un vago recuerdo, mañana puede ser otro recuerdo olvidado ya que el cerebro se deshace de la información innecesaria.La mayoría de las personas no recuerdan su primer palabra pronunciada, su primer regalo, su primer regaño, su primer golpe, su primera risa, todo con el tiempo queda en el olvido ya que no es algo útil, y aveces olvidar puede ser bueno, puede ser lo mejor para aquellos que no quieren dejar de vivir del pasado.La lluvia una vez más caía y esta vez Esmeralda se encontraba sola en casa, sentada en los primeros escalones que daban al siguiente piso, viendo fijamente la puerta principal que estaba a unos metros de ella.La pequeña sintió como algo se acercó a ella y agachó la mirada para ver a una pequeña rata que no le asustó.-Señor rata, s
Terence estaba acostado en el sofá, con sus brazos detrás de su cabeza y con sus ojos cerrados, disfrutando de la paz.Lo que más le gustaba de vivir alejado de todos era el silencio, pero todo lo bueno tiene algo malo y éso era un largo y fastidioso viaje cada vez que necesitaba algo.-¡Jojojojojo!La risa de una niña, intentando sonar gruesa se oyó y el hombre lo ignoró, intentando que su mundo de paz no sea derrumbado por alguien que ni siquiera sabe atar agujetas.La pequeña al ser ignorada, se acercó sigilosamente a lado del hombre, acercó su rostro al oído de él y lo hizo.-¡Jojojojo!Rió más fuerte que antes, aturdiendo al rubio que se sentó, intentando contener su enojó.¿Alguien le podía recordar por qué no dejó que se la lleven?Abriendo los ojos, listo para darle un s
En la profundidad del bosque, Esmeralda se encontraba dormida, sentada debajo de un árbol, abrazado su peluche y con una canasta a su lado, la cual tenía un par de manzanas, estando una a medio comer.La pequeña abrió levemente su ojo y al darse cuenta donde estaba durmiendo, se asustó un poco.-El señor lobo me va a regañar sí…La rubia que se estaba por poner de pie, recordó que estaba enojada con ése hombre y se quedó sentada.-Cierto, el señor lobo es un tonto.- murmuró, con enojó.Los adultos siempre hacen lo que quieren y aveces dicen que es por el bien de los niños, pero no, sí a un niño no le gusta algo, obligarle no ayudará a que le guste, sólo va a adquirir más desagrado.Las aves de alrededor de los árboles volaron a dirección contraria de donde se encontraba la peque&ntil
Lobo y niña, ya estaban en su nueva casa en el pueblo humano, con los muebles ya acomodados.El hombre que tenía cara de pocos amigos, dio un gruñido y se acercó a ésa niña que ya llevaba hora y media sentada en el suelo, en un rincón, con la cabeza gacha.-¡¿Se puede saber qué te pasa?!¡¿Sí sabes qué estoy haciendo esto por tu bien?!¡Yo, un lobo solitario, vino a vivir en el pueblo humano, en una casa de dos pisos, con vecinos seguramente fastidiosos y todo por ti, una mocosa humana mal agradecida!- gritó el hombre mientras sus ojos se tornaban dorados.La pequeña, apretó su vestido con fuerzas y miró a ése furioso hombre, con enojó y un leve puchero.-Yo no le pedí que lo haga.- dijo la pequeña.El lobo con forma humanoide, tuvo un tic en el ojo, sintió su sangre hervir pe
Una mudanza era cansador, fingir ser amable con los vecinos de le daban la bienvenida, también, pero definitivamente éso era lo más agotador de todo para Terence.-Entonces Colette nos llevó a su casa y nos mostró tooodas sus muñecas las cuales eran feas pero tenían bonitos vestidos.- dijo Esmeralda, algo animada, caminando a un costado del agotado hombre.Nada era más cansador para él que tener que oír algo que no le importaba en lo más mínimo, pero la culpa en cierto punto por preguntarle a Esmeralda cómo se llevó con los demás niños, listo para ir tras cualquier mocoso humano que se haya atrevido a ser amable o grosera con ella.Los niños humano eran los verdaderos lobos hambrientos, así que tenían prohibido acercarse a su ahora hija.-¿Ah, sí?- pregunto el rubio, sin interés y con mucho sueño.
La lluvia, el momento donde en el pasado, para Esmeralda marcaba malos momentos pero que ahora marcaban buenos momentos, pero ¿y sí las cosas volvían a ser como antes?No lo iba a negar, ella tuvo ése pensamientos muchas veces, teniendo miedo de que todos ésos agradables momentos que había logrado, se derrumben cuando menos lo esperé.El señor lobo dijo que la cuidaria, dijo que ahora era su padre y siempre la protegeria, pero no era la primera vez que le decían algo así, ésa mala mujer una vez se lo dijo con una sonrisa antes de arrebatarle su ojo, su madre se lo dijo y terminaron siendo separadas por malas personas que la querían lastimar.¿Por qué Terence sería la excepció
"Hace años, un apuesto hombre que decía ser un noble, llegó a un pequeño pueblo donde vivía gente muy amable pero temerosa de lo desconocido.Ése hombre supuestamente estaba en ése lugar para tomar unas pequeñas vacaciones, confiando la gente del pueblo en él, sobre todo una mujer, una bella mujer rubia que era hija de una familia con un pequeño negocio de zapatos, del cual estaban orgullosos.Algo que no debe suceder nunca es que una chica de pueblo, se enamoré de un noble ya que era algo imposible, pero éso no le importó a aquélla inocente mujer rubia que cayó perdidamente enamorada de ése noble, quien le correspondió y le prometió que un día, la llevaría con él y se casarian, cosa que ella creyó sin dudar.Los días pasaron y el noble tuvo que regresar a casa, con la prom
Terence buscaba en ése ruidoso pueblo humano, un lugar donde pudiese encontrar alguna niñera para Esmeralda.Ya había salido hace casi una hora y nada.Podía preguntarle a algún humano, pero su orgullo se lo impedía.-Señor Terence.El lobo con forma humanoide oyó como fue llamado y volteó para ver a aquella mujer que la ayudó a elegir un regaló para Esmeralda la otra vez, regaló que ésa mocosa mal agradecida no había usado hasta ahora.-Hola… ¿señora de las caperuzas?- saludo el hombre, sin ocultar su fastidio.No tenía ganas de lidiar con nadie, sobretodo con una humana tan rara como ésa.-Me llamó Ruby.- se presentó la mujer con una gran sonrisa amable mientras le extendía su mano a Terence, para saludarlo.-Ah.- dijo el hombre, evadiendola.La mujer, tuvo un leve ti