Las horas pasaban lentamente para mí, que rezaba fervientemente por qué pasaran, y llegara la mañana, para que mi Julián apareciera. Las campanadas del viejo reloj, se estuvieron escuchando toda la noche, así como aquellas pisadas gruesas que se detenían frente a la puerta donde yo estaba justo detrás de ella. Por fin con las primeras horas de la mañana, dejaron de escucharse con el ruido que comenzaron a hacer los sirvientes al llegar para prepararlo todo. Me asomé por una ventana y estaba todo blanco, había nevado la noche completa. Al ver que todos estaban dormidos, salí despacio dirigiéndome a la cocina, con la esperanza de ver a Dolores. Solo estaban las trabajadoras del pueblo que me saludaron sorprendidas al verme.—Buenos días, señorita, ¿qué hace levantada tan temprano?—Buenos días, tengan ustedes —les respondí sin dejar de mirar alrededor en busca de mis sirvientes. — No he podido dormir bien y por eso me levanté. Me quedé cuidando de los chicos, para que las he
Me quedé un momento pensando cómo actuaría mi Julián en estos casos. No perdía la calma y se dedicaba a ordenar a hacer todo lo relacionado con el funcionamiento de la granja. Lo había visto hacer montones de veces, así que decidida, contesté.—Por el momento mandé a los obreros hacer el ordeño porque necesitamos de la leche, luego veré si mando a buscar o no a ese capitán. El problema es que no hay ninguna huella de haber entrado a la fuerza, tampoco se ve ninguna de los caballos en la nieve. Por lo que me imagino que quién lo sacó tuvo que hacerlo anoche en cuanto nosotros llegamos había comenzado a nevar. Los obreros juran que ellos cerraron muy bien antes de irse, no sé qué pensar.—¿No sería Tata Julián que se los llevó para otro lugar?— preguntó la hermana Inés pensativa.—También se me ocurrió esa idea, por eso esperaré un poco para ver si fue él o alguno de los trabajadores antiguos, antes de mandar a buscar al capitán. ¿Me acompañas a mi habitación a cambiar de ropa?
Me quedé mirando detenidamente al capitán que realmente estaba muy nervioso y eso de cierta manera me causaba gracia. Sin embargo, no se lo di a entender. Aunque estaba realmente preocupada por lo que había sucedido, pues no creo que mi Julián hubiese llevado los caballos para allá para el cuartel, ya que estoy segura que querría mantener lejos de mí al capitán. Tampoco sabía porque le creía a éste, pues podía ser una estratagema de él para venir a verme muy temprano y tener un motivo para entrar y salir a la finca con la justificación de que estaba investigando el asunto. Él me miraba, en espera de que yo le dijera lo que creía. Me puse de pie para caminar despacio hasta mi buró y justo al pasar por su lado, mis prendas se prendieron todas de verde, lo cual me causó una gran preocupación. ¿Qué significaba eso? Nunca antes antes a su lado había sucedido. Por lo que se me ocurrió una idea que no sabía si iba a ser buena, pero decidida lo hice. Me detuve y giré hasta colocarm
Al terminar de desayunar, ya todos los niños estaban en el salón de baile. No sé porque no quería dejar ir al capitán. Ver que el monstruoso ser lo seguía persiguiendo a donde quiera que nos dirigimos me daba mucho miedo, no estaba segura si mi pulso lo iba a proteger de que lo volviera a poseer.—Capitán, me gustaría que me acompañara a la capilla, si no está muy apurado —le pedí.—¿En verdad está usted muy asustada por mí persona hoy, señorita del Castillo? — preguntó mirándome otra vez fijamente,—Sí, lo estoy capitán, no se lo voy a negar. Estoy aterrada de que lo haya poseído un demonio, por eso es que no quiero que se marche, y quiero llevarlo a la capilla para que entre los dos recemos un padre nuestro y unas cuantos Ave María, que lo protejan contra cualquier tipo de posesión.—Me agrada saber que aunque sea por esto, se preocupe por mí señorita Baronesa del Castillo. La acompañaré para que se quede usted tranquila, y le doy mi palabra que en cuanto llegue al pueblo, iré
Después de hablar con la Madre Superiora, estoy realmente asustada y ansiosa. He recorrido toda la mansión en busca de mis sirvientes y de mi Julián, sin resultado alguno. El único lugar en el que no he entrado es en el cuarto que me prohibió, el cual está cerrado con llave y que Julián se llevó, el de los sirvientes. La casa se ha llenado de adornos y luces por todas partes, mientras no para de nevar. A la hora del almuerzo apenas pude pasar un bocado preocupada, al sentirme cada vez más sola y abandonada. Las hermanas se esmeran por sacarme conversación, pero yo no puedo concentrarme en otra cosa que no sea en que regrese mi Julián. O ver aparecer en cualquier momento a todos mis sirvientes, pero las horas pasan y no sucede, sigo sin saber dónde están. Al llegar las tres de la tarde, es tanto mi desespero, que me encuentro parada en el portón, sin darme cuenta qué era la hora en que me había citado con el capitán, que al verme, sonrió satisfecho y me doy cuenta que cree que lo
Nos quedamos otra vez en silencio mirando el fuego sin saber que decir, tomé despacio mi té y pude ver cómo él miraba las botellas de licor a su lado, por lo que le dije.—Puede beber usted si desea algún trago fuerte capitán, de cualquiera de las bebidas que ve a su alrededor o de allí del bar aquel que se muestra en la esquina. Sé que hace mucho frío y los hombres prefieren tomar un trago de ron que de té.—Estoy llegando a pensar que usted lee mi pensamiento señorita Ángel. Aceptaré un trago de ron de este mismo que tengo aquí a mi lado, aunque no fumaré como me apetece para no molestar. — Muchas gracias capitán, muchas gracias.—No hay nada que agradecer, señorita Ángel. Su hospitalidad y consideración son verdaderamente apreciadas. Y en cuanto a fumar, si no le molesta que lo haga al aire libre, estaré más que contento de respetar sus preferencias en su hogar.Mientras hablamos, no puedo evitar notar la calidez y la comodidad que se siente en esta habitación. A pesar de l
Ha transcurrido una semana desde que mis asistentes y mi querido Julián desaparecieron sin dejar rastro, dejándome en soledad y siendo acosada por este capitán y la criatura monstruosa que nunca se aleja de él, así como la enigmática Ángel que siempre le acompaña. Mis días se consumen entre la lectura y el trabajo en el despacho, dado que no poseo la paciencia necesaria para inventar historias para los niños.Las hermanas me invitan constantemente a sus actividades, pero siempre encuentro excusas para no acompañarlas. Pasan el tiempo realizando excursiones por la finca, observando los animales y jugando en la nieve, ya que no ha cesado de nevar durante toda la semana. Esta constante nevada ha sumido todo en un silencio cada vez más profundo y solitario.Cada noche, cuando la oscuridad se cierne sobre la casa, siento un escalofrío recorrer mi espina dorsal. Los ruidos comienzan, suaves al principio, pero creciendo en intensidad y frecuencia. El sonido de la criatura monstruosa paseando
El niño era realmente hermoso y se veía muy bien cuidado, sus regordetes cachetes eran prueba de ello. Al poco rato, entraron las hermanas que ayudaban a las obreras en la preparación y el servicio del desayuno. Se quedaron emocionadas al ver al bebé que les sonreía de una manera tan encantadora.A pesar de la sorpresa y la preocupación inicial, sentí una extraña sensación de paz y alegría al tener al bebé en mis brazos. No sabía qué futuro le esperaba a este pequeño, pero estaba decidida a hacer todo lo posible para asegurarle un hogar seguro y amoroso en nuestra casa. —¿Qué creen que debemos hacer con él?—, pregunté, mirando a las hermanas y a las obreras.—¿Qué quieres decir, Ángel?—, preguntó la Madre Superiora, quien acababa de entrar al comedor donde todas nos encontrábamos. —Lo recibiremos como uno más de la familia, como siempre hacemos en estos casos. Me pregunto si no será de uno de tus sirvientes, por su color negro. No he visto familia de ese color por esta zona.La obser