128. DESESPERANZA

¿Qué quiso decir con eso? Es que ellas también veían el cambio en él, que yo todo el tiempo veía, lo miré interrogante y movió la cabeza negativamente. Y me hizo señal de que guardara silencio. Asentí con la cabeza y me dediqué a escuchar lo que decían.

—Bueno, vamos con los niños, el padre no puede estar con ellos mucho tiempo. Suficiente con que los cuida durante las clases. Ya hablaremos con ella después.

Y sin más se habían retirado. Al volver a mirar a Tata Julián, logré verlo de su edad, sentado en la otra silla frente a mí y me sentí de lo más aliviada. Exclamé toda emocionada.

—¡Le veo como es señor Julián! Digo, Tata Julián —pero como si de magia se tratara, al levantar su cabeza para mirarme, otra vez la imagen joven se presentó para mí.

—¡Oh, por dios, me estoy volviendo loca como todos en mi familia! —exclamé soltando el llanto realmente asustada.

—No, no señorita Ángel, no lo estás, no lo estás, por favor, deje de llorar.

Me pedía tata Julián, acariciando mi cabeza con s
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