Ojo por ojo

En cuestión de segundos en la entrada principal de la casa de Fedor se había desatado una terrible balacera; Dmitriy un experto a mano armada con sus dos pistolas derribaba hombres sin temor a morir.

Dmitriy ingresó a través de la puerta principal quedando frente a unos cuantos hombres que apuntaban directo a su cabeza con armas de largo alcance.

—Quietos, quietos todos —ordenó Fedor con aquel tono de voz ronca.

Dmitriy con la mirada lo buscó, allí se encontraba él sentado cómodamente en el sofá disfrutando de una botella de whisky.

—Maldito hijo de puta, ¿cómo pudiste acabar con mi esposa?, ¿por qué lo hiciste maldito desgraciado? —cuestionó Dmitriy mientras que su cuerpo temblaba de coraje.

»Ya habíamos repartido el territorio, habíamos quedado que ninguno se pondría en el camino del otro, pero lo que has hecho ha condenado tu vida al igual que la de toda tu familia, porque juro que hasta que no vea al último integrante de tu familia tirado en el piso sin vida no me iré de este maldito lugar.

Dmitriy se acercó dando pasos cortos, tomó el sobre y lo lanzó sobre una pequeña mesa, Fedor estiró el brazo y al observar el contenido recostó la espalda y exhalo con fuerza, dio una fuerte bocanada su puro y luego sonrío de medio lado.

—Ahora lo comprendo —espetó en medio de murmullos.

—¿Comprendes?, lo único que vas a comprender es que te has metido con la persona equivocada, lamentarás haber nacido, borraré tu estúpida sonrisa para siempre —Dmitriy levantó el brazo y apuntó directo a su cabeza.

—¡Hazlo!, así estaré junto a ella y una vez más la haré sufrir, o mejor le haré lo que nunca le pudiste hacer —agregó Fedor mostrando repudio en contra de Dmitriy—. Por más que lo desees nunca podrás acabar con mi familia.

Fedor habló, él nunca se arrepentía de lo que hacía y menos si era por la traición, el dolor y sobre todo los celos. La esposa de Dmitriy había muerto pagando las consecuencias por querer engañarlo, y la muerte era según él el castigo justo, sin importar lo que sintiera por ella.

—¡Fedor!, ¿qué sucede, qué han sido esos disparos y qué hace este hombre aquí? —interrumpió Alina, la esposa de Fedor, quien ingresó dando pasos largos mostrando fuerte molestia por lo que estaba sucediendo.

—¡Vete mujer! —exclamó Fedor alzando el tono de su voz—. Nadie te ha llamado, este asunto no te incumbe, largo ahora mismo —gruñó mientras se levantaba de aquel sofá.

—¿Qué no me incumbe?, esta es mi casa y claramente estás ebrio —bufó observándolo de medio lado—. Sabía que algo malo vendría cuando note que aumentaste la seguridad de la casa, ¿le debes dinero o acaso has robado su mercancía? —ella cuestionó a su esposo y luego giró su cuerpo fijando la mirada directo con la de Dmitriy.

»Soy la esposa de Fedor y puedo responder por sus acciones, lo que menos conviene es que este problema se salga de control, dentro de poco estará mi hijo aquí y él no es un hombre que suele dialogar, los problemas los resuelve a su manera.

—Te dije que no te entrometieras, vete a tu cuarto antes de que te arrepientas de haber metido las narices donde no debes —insistió Fedor, pero ella pasó por alto sus advertencias.

—Habla ahora o vete al carajo, ya es suficiente con mi esposo como para tener que soportar tu silencio y tu mirada de desprecio, sé perfectamente quien eres y te juro que no logras intimidarme —aseguro Alina.

—En ese caso, ha sido un placer —Uno de los hombres de Dmitriy levantó el brazo y sin pensarlo dos veces disparó acabando con la vida de la esposa de Fedor.

—No, no, no... —lamentó Fedor entre dientes.

—Este ha sido el inicio de tu desgracia, no debiste asesinar a mi esposa, estás condenado a muerte, no quedará un solo miembro de tu familia y tu serás el último, lo aseguro —habló Dmitriy mientras que tensaba la mandíbula lleno de odio y coraje.

Dmitriy observó el cuerpo sin vida de aquella mujer, sus hombres y los hombres de Fedor se mantuvieron a la distancia, Fedor estaba acorralado en ese momento.

Fedor miró a su esposa, él sabía que su error había sido muy grande, no obstante, no se arrepentía. Acabar con la esposa de Dmitriy era algo que tenía que hacer, porque de él nadie se burlaba.

Él llevó la mano hasta su cintura, empuñó la pistola y apuntó en contra de Dmitriy, pero él fue más ágil y disparó en su mano logrando que la pistola cayera al piso.

—Aún no es tu hora, date por bien servido que tu hijo no se encuentra en este lugar y tendrias que ver como muere —Aseguro Dmitriy.

—Mamá, papá...

Fedor al escuchar esa voz su ebriedad desapareció por un instante, conectó la mirada con la de Dmitry y negó con su cabeza.

—Ella no, por favor a ella no —suplicó Fedor.

—Así que tienes un hijo más, ella también tendrá que correr con la misma suerte —Aseguro Dmitriy.

El sonido de los tacones se aproximó a la sala, el tono de piel de Fedor cambió al instante.

—No vengas, por favor no vengas, es una trampa y tu vida corre peligro, vete, vete ahora mismo y ponte a salvo —él gritó con todas sus fuerzas.

Fedor tragó saliva con fuerza, no podía dejar que acabaran con Irina, eso lo metería en un problema muy grande.

Uno de los hombres de Dmitriy se acercó y cubrió su boca para que no continuara gritando.

—¡Papá!, ¿eres tú papá? —ella cuestionó pasando por alto las advertencias y fue directo hasta la sala.

Al llegar allí quedó estática al observar la situación que se estaba presentando, unos cuantos hombres al servicio de su padre apuntaban en contra de varias docenas de hombres armados y con mala pinta.

—Mamá, ¿qué te ha sucedido? —preguntó con la voz entrecortada y luego se lanzó sobre ella cayendo de rodillas.

Al mover su cuerpo observó que ya no había nada que hacer, recostó su cabeza contra su pecho y rompió en llanto— ¿Qué ha sucedido papá, qué has hecho, cómo permitiste que acabaran con mi madre de esta manera? —le reclamó en medio del llanto.

—Irina, hija; por favor márchate de aquí, estás corriendo un grave peligro, no quiero que mueras por mi culpa —ordenó su padre mientras sostenía su mano herida—. Hablaremos luego, ahora solo vete te lo suplico —Irina negó con su cabeza.

—No papá, no voy a dejar el cuerpo de mi madre en este lugar, no me interesan tus asuntos, pero sabía que nada bueno traería tus malditos negocios —ella le reclamó mientras que las lágrimas rodaban por sus mejillas—. ¿Quién lo ha hecho?

Fedor tan solo levantó la mirada y la fijó en Dmitriy y en sus hombres.

Dmitriy no le quitaba la mirada de encima, una mujer joven y sin gracia alguna... una más que iba a pagar por lo que había hecho Fedor.

Irina no podía pensar con claridad, su mayor temor se había hecho realidad, ver el cuerpo de su madre tendido en el suelo, inerte y destrozado. Y a su padre, acorralado, sin una pizca del hombre fuerte que solía ser, con un desenlace igual al de su madre.

Irina giró la cabeza y fijó la mirada en Dmitriy, tomó aliento y se levantó yendo directo hasta donde se encontraba él, sin mediar palabra alguna levantó el brazo y le propinó una fuerte bofetada, la cual no causó ninguna reacción en él.

—¡Maldito desgraciado! —Dmitriy sonrió cuando la escuchó hablando así, con esa desesperación en su voz— ¿Cómo le hiciste eso a mi madre? —Irina le reclamó y luego escupió en su rostro, pero Dmitriy tan solo la observaba con frialdad, en él había tanto dolor que ya nada le podía hacer daño.

Dmitriy con el ceño fruncido se acercó aún más a Irina, levantó una de sus manos, tomó el borde de su vestido y luego limpió su rostro.

Irina con temor lo observó fijamente a los ojos buscando la manera de desquitarse por la muerte de su madre, pero lo que noto en él fue algo que la dejó congelada, en aquella mirada Dmitriy dejaba claro que estaba dispuesto a morir.

—¿Quién demonios eres y por qué lo hiciste? —en medio de su dolor se lanzó a golpes contra su pecho.

—Asi que quieres respuestas, aquí las tienes —Dmitriy dobló la cintura y entregó la carta en sus manos, Irina fijó la atención en aquel documento y luego de manera sigilosa recostó la mirada nuevamente en su rostro siendo inevitable no hacerlo.

—Pero, ¿qué es esto, de que se trata esta carta? —Ella giró su cuerpo.

—Tu padre asesinó a mi esposa... y no solo a mi esposa, también al hijo que llevaba en su vientre.

—¿Qué?, pero, ¿por qué lo has hecho? —el cuerpo de Irina se atrofió soltando al piso aquel documento que sostenía en sus manos.

—Mi esposa estaba embarazada... lo único que merece tu padre es sufrir de la misma manera en la que lo estoy haciendo, de la manera en la que ella sufrió. —Irina negó moviendo su cabeza mientras que su mirada se fijaba en aquella carta que se encontraba justo al lado de sus pies.

—¿Qué has hecho papá?, tus acciones han logrado acabar con la vida de mamá, gracias a ti todo se ha ido al carajo —le reclamó con un tono de voz vidrioso.

—Ahórrate tus reclamos, recuerda que soy tu padre y te exijo que no te involucres —Irina bufó.

—Acaso no te das cuenta de lo que has probado, mamá ha muerto, entiéndelo, podrías ser un poco más humano y dejar de actuar como un maldito robot sin sentimientos, ¿acaso ella no era el amor de tu vida?

Dmitry la observó, allí se dio cuenta que matarla de una sola vez no era suficiente, que había otra manera... una en donde Fedor sufriera lentamente cada día e Irina era la respuesta y de esa manera, poder disfrutar del dolor de su enemigo.

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