No está en venta, es mía

Irina lamentaba lo que había sucedido, lo que pretendía que sería una visita corta había terminado en su peor pesadilla, las lágrimas rodaban por sus mejillas mientras observaba fijamente al que según ella era el asesino de su madre.

Nunca antes había sentido aquella sensación de querer atacar a alguien, tal y como lo estaba haciendo en aquel momento; aquel sentimiento de odio en contra de Dmitriy era tan fuerte que las uñas se enterraron en sus manos provocando que sangrara.

—No importa cuanto me estas odiando, aprecio tu sinceridad al demostrar tus sentimientos, entre más crezca el desprecio en mi contra me sentiré orgulloso, porque así sabré que estoy haciendo bien mi trabajo, me encargaré de arruinar tu vida.

»Tu destino a mi lado será sufrir hasta el último segundo de vida, lamentarás haber nacido en medio de aquella familia, antes de morir desearás con todas tus fuerzas no ser la hija del asesino de mi esposa —hablo Dmitriy con el tono de voz neutro mientras que con sus manos masajeaba sus piernas tragando aquel dolor de haber perdido a su amada.

—No importa lo que hagas conmigo, nunca podrás recuperarla, ella está muerta igual que mi madre —respondió Irina sollozando y luego rompió en llanto.

Dmitriy exhaló con fuerza, recostó la espalda en la silla, lamentaba no haber podido compartir con su amada el tiempo que ella merecía, todo lo que había construido para brindarle un mejor futuro había sido en vano.

Ya nada tenía sentido, el valor que tenía su esposa era irremplazable, golpes de pecho y gritos de dolor demostraba Dmitriy en su mirada.

La vida de los demás no era importante para él, no tenía sentido, pero entender que la vida de ella se había ido tan fácil de sus manos sin poder hacer algo, lo hacía sentir completamente impotente.

Mientras tanto, en casa de Fedor, Nikolay se movía de un lugar a otro, se encontraba desesperado y ansioso por recuperar a su hermana; más que eso se sentía burlado e insignificante. Su poder había sido pisoteado y necesitaba recuperar su grandeza a como diera lugar.

—Papá, ¿por qué lo permitiste?, estoy seguro que las cosas no hubiesen terminado nada bien, pero por lo menos hubiera acabado con la vida del asesino de mi madre, los dos sabemos lo que sucederá con Irina, en pocas horas, a más tardar en unos días la traerán dentro de unas cuantas bolsas en pequeños trozos, cuando ese momento llegue tu grandeza y tu orgullo no podrá traerla de regreso a la vida —reclamó Nikolay a su padre.

—No te preocupes —Nikolay bufó ante el comentario y la manera de actuar de su padre—. Tendremos tiempo de sobra para terminar de acabarlo, solo estaba haciendo tiempo para que pudieras llegar y él supiera que no somos débiles como lo es él, ya estoy viejo y eso lo puede tomar como burla, pero sé que los dos podemos contra una basura como él —Nikolay arrugó las cejas observando a su padre con sorpresa como si fuera otro hombre.

—¿Terminar de acabarlo, a qué te refieres de qué diablos estás hablando? —él bufó totalmente indignado—. ¿Qué le hiciste y por qué asesinó a mamá? —Nikolay cuestionó sintiendo una fuerte presión en el pecho ante la noticia de la muerte de su madre.

—Es una larga historia hijo, quisiera ponerte al tanto, pero aún no es hora, adicional Dmitriy no fue quien lo hizo —Nikolay se ubicó frente a él.

—No logro comprender lo que tramas, pero no pienso quedarme con los brazos cruzados, mi hermana no tendrá el mismo destino que mi madre. Hablaremos luego padre —Nikolay pasó por su lado y se retiró yendo atrás de él aquellos hombres que daban la vida por defenderlo.

Se subieron a las camionetas siguiendo el rastro de Dmitriy, tomó su teléfono y se puso en contacto con su socio, a quien no le agradaría ni en lo más mínimo lo que había sucedido con Irina.

Unos cuantos minutos más tarde, los autos al servicio de Dmitriy fueron interceptados, a la brevedad sus hombres rodearon aquellas camionetas que se encontraban impidiendo que pudieran avanzar con tranquilidad.

—¡Tú otra vez! —exclamó con amargura Dmitriy observando fijamente a Nikolay.

Los hombres que acompañaban a Dmitriy no mostraban temor alguno ya que eran superados en armas y en número.

La situación allí era demasiado tensa, Nikolay necesitaba recuperar a su hermana, él sabía que si no lo conseguía tendría demasiados problemas y no precisamente con su padre.

De una de las camionetas descendió un hombre que no mostraba temor alguno al enfrentarse con Dmitriy, su mirada fría ocultaba sus sentimientos.

—No me importa cual sea el asunto que tengas pendiente con Fedor, tienes algo que me pertenece, y más te vale que pienses muy bien en tu respuesta antes de continuar actuando como si fueras indestructible.

»Somos más, y claramente podremos acabar contigo y los tuyos en menos de que intenten escapar, no me interesa quien demonios eres, si me entregas la mujer que tienes en tu poder te prometo que perdonaré tu vida y haré de cuenta que esto nunca pasó —Dmitriy dibujó una sonrisa de medio lado y luego bufó.

—Claramente el único aparecido eres tú, no tengo nada que te pertenezca, y si quieren salir ilesos entonces háganse a un lado, porque tengo prisa y la paciencia la he olvidado —habló Dmitriy con un tono de voz neutro manejando sus emociones.

—Soy Andrei...

—No me importa, solo desaparezcan de mi vista, si quiero saber de ustedes los buscaré —Dmitriy se movió con serenidad mostrando su grandeza y poder.

—Irina me pertenece, la he obtenido a un precio bastante elevado y no pienso perderla y menos ante un imbécil como tú —Dmitriy guardó silencio por un instante y luego soltó una sonora carcajada disfrutando lo que había logrado.

—¿De que te ríes imbécil?

—No me importa quien demonios seas tú, ella no está en venta, ahora me pertenece, así que olvídate para siempre que ella existe, porque la haré mía cuantas veces a mí se me antoje sin que nada ni nadie lo pueda impedirlo aseguro Dmitriy.

Irina al escuchar aquellas palabras quedó atónita.

«¡Suya!, ¿a que se está refiriendo?, siempre he sido libre y no seré sometida ante él, ni ante nadie», se dijo a sí misma mientras era detenida en el interior de uno de los autos de Dmitriy.

Nikolay enfureció al escucharlo hablar de aquella manera de su hermana e intentó ir a darle su merecido, pero Andrei intervino.

—Dejalo, preparáremos un plan y así ella saldrá ilesa, pero si ella muere tu también lo harás, sabes que la amo y por ella soy capaz de hacer lo que sea necesario para tenerla a mi lado, así sea en contra de su voluntad —aseveró Andrei cerca del oído de Nikolay mientras observaba a Dmitriy con odio y deseos de arrebatar su vida.

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